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jueves, 25 de noviembre de 2021

Earl Silas Tupper: Inventor del Tupperware

 


Earl Silas Tupper nació en 1907 en Berlín, New Hampshire, (Estados Unidos). Fue el hijo de Earnest Leslie, dueño de una pequeña granja, y Lulu Clark, encargada de una casa de huéspedes. Desde muy pequeño, Earl demostró tener una gran imaginación que dejaba estupefactos a familiares y vecinos. A los 10 años descubrió que podía vender muchos más productos de la granja familiar si lo hacía puerta por puerta, llevando directamente el producto al consumidor. Obsesionado por ser millonario, se propuso ganar su primer millón de dólares antes de los 30. Durante el día ejercía como granjero y, por la noche, dibujaba en sus cuadernos los inventos que esperaba patentar: un bote propulsado por peces, un cucurucho de helado que no se vertía o un cinturón con fotos de sus amigas, entre otros.

Tras su graduación en el instituto en 1925, Earl siguió trabajando durante dos años más en los invernaderos de Shirley, Massachussets. A los 20 años dejó de estudiar. encontró trabajo como empleado de correos y, después, en la compañía de ferrocarril y se matriculó en un curso nocturno de enfermería con el objetivo de montar un negocio. Creó la Tupper Tree Doctors y, en 1931, se casó con Marie Whitcomb, con quien tuvo cinco hijos que colmaron de felicidad al matrimonio. A pesar de la Gran Depresión que sufrió el país, el negocio médico y de guarderías que creó se fue consolidando, si bien cinco años más tarde entró en bancarrota.

Obstinado, valiente y seguro de sí mismo

Su optimismo no menguó y desarrolló algunos de sus nuevos inventos. Al ser un hombre obstinado, valiente y seguro de sí mismo, que odiaba la pobreza, trató de venderlos para ganar el suficiente dinero con el que poder mantener a su familia. En 1936 conoció a Bernard Doyle, inventor del viscoloide, un tipo de plástico, que trabajaba en la empresa DuPont. Earl trabajó allí durante un año y adquirió tanta experiencia que, tiempo después, confesaría que "gracias a esta compañía descubrí que mi verdadera educación había empezado".

La industria de plásticos estaba creciendo, así que, en 1938, decidió crear su propia empresa, la Earl S. Tupper Company. Sus primeros productos fueron jaboneras, pitilleras, máscaras de gas y otros artilugios que pudieran ser útiles en la vida cotidiana. Sin embargo, los plásticos tenían fama de ser grasientos, frágiles y malolientes. A lo largo de los años 40 fue puliendo todos estos inconvenientes y durante la guerra se inventó el polietileno, un tipo de plástico con el que Earl empezó a investigar ya que, al principio, se usaba como un método de aislamiento y para la fabricación de radares y equipos médicos. La empresa DuPont creía que ese tipo de plástico no se podía moldear, pero Earl utilizó sus máquinas para crear un sistema que le permitiera hacerlo y, en 1947, patentó el Tupper Seal y el Wonderbowl (tazón maravilla). Éste era un recipiente plástico hermético para llevar comida, aislado del agua y el aire, inspirado en los botes de pintura ya que su cierre se basó en una tapa puesta al revés.

Brownie Wise, la clave de su éxito

Aquel fue el origen del tupperware y sus productos empezaron a comercializarse en tiendas y centros comerciales, aunque con un éxito relativo. No fue hasta 1951 que su invento se popularizó en todo el país gracias a Brownie Wise, una vendedora de Stanley Home Products. Brownie era una mujer menuda y con un gran desparpajo que se dedicó a vender grandes cantidades de productos en reuniones caseras entre amigos, vecinos y familiares. Ella cambió la imagen de la mujer en una sociedad que le relegaba a la cocina sin tener ningún reconocimiento. A Earl le picó la curiosidad por el sistema de trabajo de Brownie y la contrató. Fue tal la revolución que causó, que muchas de sus coetáneas afirmaron años después: "Me causó la impresión de ser una mujer poderosa, por delante de su tiempo" o "liberó e independizó a la mujer de sus ataduras sociales, les dio la oportunidad de poder realizarse".

Reuniones caseras para personas conocidas

Earl fue un genio con el producto y Brownie lo fue con la gente, ya que posicionó el tupperware en la escena internacional. Las amas de casa vieron que los alimentos se conservaban muchísimo mejor que en el papel de cera o con los paños húmedos. Así que, de la noche a la mañana, miles de mujeres formaron reuniones caseras para vender estos productos de plástico a sus más allegados. Las ventas fueron millonarias y Earl dividió su empresa en dos, nombrando a Brownie vicepresidenta de la Tupperware Home Products. Earl era perfeccionista, reservado, sin don de gentes, siempre estaba inventando objetos y su vida estaba centrada en el trabajo, unas cualidades que se complementaban con la personalidad extrovertida de Brownie. Eran la pareja perfecta pero, de repente, tras una agria pelea y sin dar explicaciones públicas, en 1958 Earl despidió a la mujer que le había hecho ganar una fortuna. Meses después, vendió la empresa a Rexall Corporation por 16 millones de dólares de la época. A los 51 años decidió cambiar de vida. Se jubiló, se divorció de su mujer, se mudó a Costa Rica donde compró una isla y dejó de ser ciudadano americano para no pagar impuestos. 

Pesca, paseos y la compañía de sus nietos

En la tranquilidad de su nuevo hogar, continuó dibujando en su libreta nuevos inventos, que jamás llegó a patentar. Earl decidió tener una vida solitaria, se dedicaba a pescar, a pasear por la playa, a contemplar los atardeceres y pasaba, de tanto en tanto, algunas temporadas con sus hijos y nietos, a los que dejó gran parte de su fortuna. A los 71 años, escribió en el borrador de su autobiografía que "aún tengo ganas de seguir haciendo cosas porque de esta manera los viejos no parecemos inútiles o estúpidos". En 1983 falleció de un ataque al corazón en San José de Costa Rica. Un año más tarde su patente caducó, la Tupperware Corporation fue comprada por otras empresas y, en 1996, se convirtió en una compañía independiente con unas ventas de 760.000 millones de euros anuales. Actualmente, los Tupper están en todos los hogares del mundo, se usan para almacenar, congelar o refrigerar comidas e, incluso, para cocinar al microondas.


miércoles, 24 de noviembre de 2021

Dan Brown: Escritor contemporáneo que ha batido todos los récords de ventas

 


Dan Brown llegó al mundo el 22 de junio de 1964 en Exeter (New Hampshire, Estados Unidos). Nacido en el seno de una familia episcopaliana, fue el mayor de los tres hijos que tuvieron Richard G. Brown, escritor y profesor de matemáticas, y Constance, compositora de música sacra que tocaba el órgano en la iglesia. El trabajo de su padre motivó que toda la familia fijara su residencia en el campus de la Universidad de Exeter, donde Dan estudió hasta los 14 años. De pequeño se interesó por los puzles, anagramas y crucigramas y descubrió su pasión por los códigos secretos a raíz de que su padre les montara a él y a sus hermanos -Valery y Gregory- acertijos y juegos de pistas para encontrar los regalos navideños y de cumpleaños.

Aquellos pasatiempos se convirtieron en la semilla del éxito que, años después, obtendría con la literatura, pero antes de dedicarse a ello sus inquietudes irían por otros derroteros. Tras estudiar en la Phillips Exeter Academy, se matriculó en Literatura en la Universidad de Amherst, fue miembro de la hermandad Psi Upsilon, jugaba al squash, cantaba en el club Amherst Glee y asistió a las clases de escritura que impartía el novelista Alan Lelchuk.

Estudiante en Sevilla


En 1985, abandonó temporalmente la universidad y se trasladó a Sevilla, en cuya universidad asistió durante un año como oyente a clases de Historia del Arte. En la capital hispalense aprendió a bailar sevillanas, se apasionó por las tapas y se quedó asombrado por la gran opresión religiosa que se vivía. "Nunca antes había experimentado nada parecido. Los hijos de la familia con la que residí luchaban por encontrar un equilibrio entre el mundo moderno y la antigua estructura de poder de la Iglesia en sus vidas. Los padres creían que la Iglesia tenía que dirigir sus vidas y los hijos sentían que eso era el viejo mundo y querían vivir el nuevo. De ahí que siempre existieran fricciones", afirma el autor, que utilizó aquella experiencia en su novela "La fortaleza digital".


Después de su regreso a Estados Unidos, se licenció en 1986 y, tras un tiempo como profesor de Inglés, se decantó por la música. Empezó a mezclar efectos sonoros con aparatos electrónicos, fundó su propio sello discográfico llamado Dalliance y editó "Perspective", un disco para niños en el que se imitaba los sonidos de los animales de la selva. Todas sus ilusiones se fueron al traste debido al escaso éxito de ventas, así que hizo las maletas y en 1991, se marchó a Hollywood para intentar triunfar como letrista y pianista.


Se enamoró de una mujer mayor que él


Pero las cosas no salieron como él pensaba y acabó dando clases en la Beverly Hills Preparatory School y colaborando en la Academia Nacional de Compositores, asociación que ayuda a músicos jóvenes. Allí conoció a Blythe Newton, una pintora e historiadora de arte 12 años mayor que él, con la que desde el primer momento hubo una excelente relación que se transformó en amor. Blythe le ayudó en su carrera musical montando eventos promocionales y poniéndole en contacto con personas de la industria. Editó varios discos, entre ellos "Angels & Demons" y "Dan Brown", que pasaron sin pena ni gloria. En 1993, regresó a New Hampshire acompañado de Blythe y empezó a trabajar como profesor de Literatura Inglesa al mismo tiempo que daba clases de español para niños. Todo cambió durante unas vacaciones en Tahití cuando Dan leyó la novela de Sydney Sheldon "La conspiración del juicio final". "Fue una revelación porque hasta ese momento, sólo había leído a clásicos como Shakespeare o Dostoyevsky. Ahí me di cuenta de que quería ser escritor", explicaría años más tarde. En 1997, se casó con Blythe, con la que no ha tenido hijos, y juntos escribieron bajo el seudónimo Danielle Brown un libro humorístico titulado "187 hombres a los que evitar; guía para las mujeres frustradas románticamente". Pero fue en una de sus clases cuando se dio cuenta del rumbo que iba a tomar su vida. Uno de sus alumnos fue investigado por la inteligencia estadounidense al interceptar uno de sus correos electrónicos, en el que decía que le gustaría matar a Bill Clinton. La información que Brown obtuvo sobre cómo la Agencia Nacional de Seguridad había actuado le sirvió para escribir "Fortaleza digital", su primera novela llena de acción y códigos y ambientada parcialmente en la Sevilla que había conocido en su juventud. Poco después escribió "Ángeles y demonios" y "La conspiración", donde ya aparecía el profesor de simbología Robert Langdon, inspirado en el Indiana Jones buscador de secretos y cosas perdidas. Con sus tres primeras obras sólo había conseguido vender 10.000 ejemplares, por lo que se puso a promocionarlas él mismo.


Jesucristo, un hombre casado y con hijos


Decepcionado, pero no vencido, Dan Brown se puso a escribir "El código Da Vinci" (2003), que de la noche a la mañana, se convirtió en un éxito de ventas en todo el mundo así como en uno de los mayores escándalos. El argumento del libro consiste en la teoría de que el cristianismo habría vivido conscientemente una mentira fraguada por la Iglesia católica durante los últimos dos milenios al encubrir la verdadera historia de Jesucristo y su matrimonio con María Magdalena, con la que habría tenido descendencia. Pese a la polémica, o quizás por ella, vendió 81 millones de ejemplares, la obra se tradujo a 44 idiomas y la adaptación cinematográfica interpretada por Tom Hanks y Audrey Tatou, recaudó casi 500 millones de euros. Dan se embolsó algo más de 160 millones de euros en concepto de ventas y royalties. "A pesar del éxito, mi vida no ha variado. Llevo una existencia sencilla, tengo un coche muy normalito, sigo haciendo las cosas de siempre y mi privacidad no se ha resentido. Sin embargo, la fama atrae cosas negativas, te conviertes en el centro de la diana, todo el mundo critica lo que haces y no sabes cuándo alguien se te acerca por lo que eres o por lo que tienes", asegura este escritor que es tan amado por el público como denostado por los críticos literarios. Críticas negativas que no inmutan a Brown, que sigue imperturbable con su rutina a la hora de crear: se levanta a las 4 de la mañana para escribir los siete días de la semana durante ocho horas al día, si bien en vacaciones reduce la jornada a tres o cuatro horas. Tiene un reloj de arena que le marca los descansos que aprovecha para jugar al tenis, hacer abdominales y charlar con su esposa y, si durante el proceso creativo se bloquea, se cuelga boca abajo del techo con unas botas especiales en lo que él llama "terapia de inversión".


Absuelto de una demanda de plagio


En marzo del 2006, un tribunal británico le absolvió de la demanda de plagio interpuesta por los investigadores Michael Baigent y Richard Leigh, dos de los tres autores de la obra "La sangre sagrada y el Santo Grial", publicada en 1982, que denunciaban que el célebre escritor les había copiado su argumento para escribir "El código Da Vinci".


Después de seis años sin publicar, Brown sacó al mercado su trabajo titulado "El símbolo perdido", del que vendió un millón de ejemplares en su primer día a la venta en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra y que, en España, ha llegado a las librerías con una tirada récord de un millón  y medio de copias. Su novela retoma el personaje del profesor de simbología Robert Langdon y la trama transcurre en Washington con un trasfondo de masonería, rituales religiosos y alguna que otra muerte, que mantendrán en ascuas al lector. "Esta ciudad es el inicio de América, carece de una historia antigua, pero para nosotros es el corazón de la tradición y para los europeos será un shock lo que descubrirán". 


En el 2013 publica "Inferno" y, en el 2017, su última novela hasta el momento, titulada "Origen".





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domingo, 21 de noviembre de 2021

Barack Obama: Primer Presidente negro de la Casa Blanca

 


Los antepasados de Barack Obama fueron familias trabajadoras. Su abuelo materno, Stanley Dunham, se ganaba la vida en los pozos petrolíferos de Kansas y luego se alistó en el Ejército, mientras que su abuela, Madelyn, trabajaba en una fábrica de bombarderos. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, un programa gubernamental les permitió mudarse a Hawai donde se establecieron. Tuvieron una hija, Stanley Ann Dunham -la madre de Obama-, que estudió Antropología en la Universidad de Hawai, donde conoció al padre de Obama, llamado Barack.

Nacido en Kenia en el seno de una familia de pastores, este joven de gran inteligencia y mejor oratoria obtuvo una beca para poder estudiar. "Acudía a la escuela local y destacó como una gran promesa por lo que logró una beca para ir a Nairobi", ha explicado el propio Barack Obama hijo. Tras la independencia de Kenia, el nuevo Gobierno le envió a estudiar  a EEUU para adquirir conocimientos que ayudasen a modernizar su país. Tras dejar atrás a Kezia, su primera mujer -que estaba embarazada del segundo hijo de la pareja-, la beca lo llevó hasta la Universidad de Hawai. Allí, en una clase de ruso, conoció a Ann, quien, con sólo 18 años, se casó con él desafiando a una sociedad donde el matrimonio interracial estaba proscrito en 22 estados.

El 4 de agosto de 1961 nació Barack Hussein Obama en Honolulú, capital de las islas Hawai. Barack significa en suahili -lengua materna de su padre- "el que ha sido bendecido", pero enseguida empezaron a llamarle "Barry" y su segundo nombre -Hussein- fue olvidado, especialmente cuando entró en política.

Sus padres se separaron cuando tenía 3 años

Pero el matrimonio de sus padres duró poco. Ann y Barack se separaron cuando el niño tenía 3 años y, al poco, se divorciaron. El padre regresó a Kenia y apenas volvió a ver a su hijo. Murió en accidente de tráfico en 1982, tras dos matrimonios, varios hijos más y habiendo visto frustrada su carrera política. Ann, que siempre habló a Barack bien de su padre, se volvió a casar, esta vez con el indonesio Lolo Soetoro, y tuvo una hija, Maya. Obama ha comentado muchas veces lo peculiar de su familia: siete hermanos kenianos por parte de padre, una hermana indonesia por parte de madre -casada con un chino canadiense-, aparte de su abuela Madelyn, blanca como la leche. "Si nos reuniéramos, pareceríamos las Naciones Unidas", ha dicho.

En 1967, cuando Obama cumplió los 6 años, toda la familia se trasladó a Yakarta, la capital de Indonesia. Durante cuatro años estudió en las escuelas locales hasta que su madre decidió que siguiera sus estudios en EEUU y, con 10 años, le envió a vivir con la abuela, Madelyn, a quien Barack ha considerado siempre "una de las personas más importantes de mi vida". Ann se volvió a Hawai al año siguiente pero, al poco, regresó a Indonesia donde murió de cáncer en 1995. No haber pasado con ella los últimos días de su vida es, para Obama, uno de los mayores errores de su vida. Por eso, cuando su abuela enfermó de gravedad, no dudó en interrumpir su campaña para visitarla.

Estudiante de Ciencias Políticas en Nueva York

Tras acabar el bachillerato, siguió estudios en Los Ángeles durante dos años, donde desarrolló una gran afición por el baloncesto aunque no llegó a destacar por su habilidad con la pelota. Por el contrario, Obama se había revelado como un magnífico estudiante y, con 20 años, llegó a Nueva York, transferido a la Universidad de Columbia, donde se licenciaría en Ciencias Políticas en 1983. Su paso por la ciudad de los rascacielos no fue especialmente festivo y siempre ha hablado de Nueva York como un entorno hostil, por donde vagaba en solitario sin amigos ni conocidos. "Pasé aquellos años en la biblioteca. No me relacionaba. Vivía como un monje", ha explicado. Recién licenciado, encontró trabajo como consultor en la empresa Business International Corporation, lo que, de repente, le llevó a tener "una secretaria, un despacho y dinero en la cuenta". Cuando todo parecía apuntar a que Obama sería un joven tiburón de los negocios, en 1985, un anuncio en las páginas del diario "The New York Times" cambió el curso de su vida. Lo había puesto Gerald Kellman, un asistente social que trabajaba con personas desempleadas por la grave crisis de la siderurgia en Illinois e Indiana. Muchos de estos afectados vivían en el South Side de Chicago, un barrio considerado junto con el Harlem neoyorquino, la capital negra de EEUU. Como su equipo era sobre todo blanco, Kellman quería contratar a un negro. Cuando se vio con Barack, "en lugar de entrevistarle yo, fue él quien me entrevistó a mí", ha dicho Kellman de aquel joven entusiasta y magnético, a la búsqueda de su identidad Kellman le preguntó: "Qué es lo que más te enfada en el mundo" y él respondió: "La injusticia".

Jeremiah A. Wright, su mentor político

Aunque el sueldo era bajo, aceptó aquel empleo que le iba a permitir contactar con la crudeza de unos prejuicios raciales que él, negro educado en un amable entorno blanco, no había vivido. Se instaló en Chicago, ciudad donde encontró dos cosas fundamentales en su vida: primero a su mentor durante años -Jeremiah A. Wright, un pastor de la iglesia Trinity United con un discurso brillante y radical sobre el orgullo de ser negro- y, segundo, su vocación política. Para dar curso a esta segunda, a finales de 1988 -tras dejar el trabajo social y viajar en verano a Kenia para conocer a su familia paterna (allí le hicieron la famosa foto vestido con el traje típico somalí que a punto estuvo de costarle la carrera política)-, Obama se matriculó en la Facultad de Derecho de la prestigiosa Universidad de Harvard, donde le esperaba una carrera académica llena de éxitos. Convencido de que había que cambiar el mundo cambiando las leyes que lo regían, Obama fue el primer afroamericano elegido presidente de la prestigiosa revista "Harvard Law Review". En 1991, se graduó magna cum laude con el título de doctor en Jurisprudencia y volvió a Chicago para trabajar brevemente en Project Vote, una organización cuya finalidad era que el mayor número de personas se registrase para votar en las elecciones presidenciales de 1992. El equipo de Obama consiguió algo inaudito: que 150.000 votantes se dieran de alta, la mayoría negros.

Michelle, la jefa de la que se enamoró

Ese mismo año, en el mes de octubre, Obama contrajo matrimonio con la mujer de su vida: Michelle La Vaughn Robinson. Nacida en 1964 en un barrio obrero de Chicago en una familia de extracción humilde, Michelle había llegado a licenciarse en Sociología por la refinada Universidad de Princeton -donde los negros no eran nada bien vistos- y como abogada en Harvard. Alta, elegante y muy inteligente, se había convertido en una importante ejecutiva de la firma de abogados Sidley & Austin. Allí fue donde Barack la conoció. En el bufete de abogados, Michelle se encargó de dirigir a un becario hawaino llamado Barack Obama. La primera vez que lo vio, a Michelle le pareció solo "un tipo negro con un buen pico". Pero fue precisamente la labia del joven, que se enamoró de ella en cuanto la vio, lo que acabó conquistándola. Pero a Obama le costó que su jefa aceptara salir con él. Durante más de un mes estuvo insistiéndole para que le acompañase a las reuniones que tenía en las comunidades pobres. Ella, pese a que también había hecho trabajo social, se estuvo negando sistemáticamente hasta que se rindió y aceptó ir con él al cine para ver la película "Haz lo que debas", de Spike Lee, que trata sobre la violencia racial en un barrio neoyorkino. Fue el inicio de un gran amor.

"Me robó el corazón la manera en que es capaz de conectar con la gente", ha reconocido Michelle, que cuando aceptó casarse con Obama no podía sospechar ni remotamente que aquella decisión la llevaría, casi dos décadas después, a ser candidata a "primera dama" de la nación. "Nos complementamos como pareja, amigos y amantes - ha declarado esta mujer a la que Barack llama 'mi roca'-. Lo que más me gusta es tenerlo a mi lado, tanto para ver cómo me regala una sonrisa, cómo cautiva a su público o habla con personas mayores en una residencia".

Un libro de memorias que ha sido "best-seller"

Tras instalar su hogar en un apartamento cercano al Hyde Park de Chicago, la pareja tuvo a sus dos hijas: Malia Ann y Sasha, de 10 y 7 años, respectivamente. Tres años después, en 1995, Barack Obama daba clases de Derecho Constitucional en la Universidad y concluyó su primer libro: "Sueños de mi padre". Planteado inicialmente como una reflexión sobre las relaciones raciales, acabó convirtiéndose en unas memorias personales. Fue, y sigue siendo, un éxito de ventas que permitió a la familia Obama, junto al elevado sueldo de Michelle (durante mucho tiempo ella ganó bastante más dinero que su marido), vivir con holgura y comprarse una enorme casa de estilo georgiano en el mismo South Side de Chicago. Pese a su dedicación a la política, Obama ha seguido con su carrera literaria, escribiendo un segundo libro: "La audacia de la esperanza".

En lo personal, una de sus grandes aficiones sigue siendo el baloncesto y cada mañana acude a la cancha para entrenarse. Aunque alto y delgado (1.87 de altura y entre 77 y 80 kilos de peso), dicen de él que es un buen comedor -eso sí, un tanto quisquilloso- y él mismo explica que le encanta tomarse unas cervezas en el bar con los amigos. Le gusta escuchar música con su Mp3, en el que lleva canciones de Stevie Wonder, Bob Dylan y Bruce Springteen (el primer famoso que apoyó decididamente su candidatura), así como leyendas del jazz como Miles Davis o John Coltrane.

Como miembro del Partido Demócrata, siempre se ha mostrado especialmente sensible con los temas de los derechos humanos y el racismo, aunque no ha hecho bandera de su "negritud", que es más bien un mestizaje. Desde 1996, cuando inició su carrera política en el Senado de Illinois y durante los ocho años siguientes, luchó por incluir en la agenda de los políticos asuntos como la reforma de la asistencia médica, la pobreza, el crimen y el medio ambiente, así como el de la transparencia en la oscura financiación de las campañas electorales de Illinois. Junto a otros senadores, trabajó en la promulgación de 823 leyes, entre ellas la que creaba un grupo de agentes que investigaba si algunas de las detenciones de la policía de Chicago obedecían a motivos raciales. Con el tiempo, fue perdiendo su inicial imagen de político radical (se distanció hasta la ruptura de Jeremiah Wright) para adoptar un estilo más conservador y conciliador.

En el año 2004, Obama se convirtió en el senador más joven de EEUU al ser elegido para ser representante por Illinois en la Cámara Alta. En la convención demócrata de ese año había dejado claro que era partidario de abolir la pena de muerte, criticó abiertamente la política de Bush en la guerra de Irak y pronunció una frase que le hizo muy popular en su país: "No existe una América conservadora y otra liberal; sólo existen los Estados Unidos de América", reclamando la unidad de todos los americanos en su diversidad. En el Senado defendió el uso de la ética para impedir la corrupción, el empleo de energías alternativas y la introducción de automóviles eléctricos, abogó por la reducción de tropas en Irak y luchó por los derechos de los veteranos de esta guerra y de la de Afganistán.

El 16 de enero del 2007 anunció que se presentaba como candidato a las primarias demócratas para las elecciones presidenciales del 2008. Tras cinco meses de batalla con un "peso pesado" de su partido (la veterana senadora Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill Clinton) se aseguró el número de delegados necesario para ser proclamado candidato de su partido. Se convirtió, así, en el rival de John McCain -el blanco representante republicano- en los comicios nacionales que mayor repercusión tienen en el mundo, tanto en lo mediático como en lo político.

Meticuloso, nada modesto y muy inteligente

Apoyado por un nutrido grupo de celebridades (desde George Clooney a Steven Spielberg, pasando por Jennifer López o Robert de Niro), el primer aspirante negro a ocupar la Casa Blanca parece haber conectado con el deseo de cambio de muchos de los estadounidenses. Meticuloso, nada modesto, con una mente rapidísima que aprende a toda velocidad y con un estilo personal muy "kennediano", Obama derrocha un carisma que ha seducido a millones de personas, incluidos algunos republicanos.

En 2008 Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos de América.

El 9 de octubre de 2009, el líder del Comité Nobel Thorbjørn Jagland anunció que el Premio Nobel de la Paz había sido otorgado al presidente Barack Obama «por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos» destacándose por su «visión de un mundo sin armas nucleares».

Barack Obama recibió el Collar del Rey Abdul Aziz de Arabia Saudita en 2009 y la Medalla Presidencial de Distinción (Israel)

El 6 de noviembre de 2012 Obama consiguió ser reelegido como presidente de los Estados Unidos para un segundo mandato.Contradiciendo todos los pronósticos y las encuestas previas, según las cuales entre ambos candidatos existía un empate técnico, logró una diferencia holgada de un 30 % en el número de delegados, 303 de Obama frente a 206 de Romney, y dos puntos porcentuales de ventaja (casi tres millones) en el recuento de voto popular, 50 % frente a 48 %.


viernes, 19 de noviembre de 2021

Al Pacino: Uno de los grandes actores de Hollywood

 


Alfredo James Pacino nació el 25 de abril de 1940 en el East Harlem de Manhattan (Nueva York, EEUU). Su padre, Salvatore Alfredo Pacino, tenía sólo 17 años cuando se casó con su madre, Rose Gerard, de 22, y el matrimonio se divorció cuando el pequeño Al apenas había cumplido 2 años. Salvatore se enroló como soldado, mientras que Al y su madre se mudaron al barrio del Bronx para vivir con sus abuelos maternos -oriundos del siciliano pueblo de Corleone- en un pequeño apartamento que compartían con dos ancianas tías sordas. Cuando dejó el Ejército, Salvatore (al que todos conocían como Sal) se instaló en Covina (California). Allí abrió un restaurante, en el que solía animar a sus clientes cantando y actuando. Dotado de un gran atractivo, Sal Pacino volvió a casarse en cuatro ocasiones más, matrimonios de los que nacieron cuatro hijas: Josette, Roberta, Paula y Desirée. La ausencia de su padre, con el que no tuvo mucha relación durante la infancia, marcó a Al, dándole un punto retraído y tímido a su carácter, aunque su abuelo materno, James, fue para él un gran referente. Gracias a su madre, con la que cada sábado iba al cine, Pacino descubrió hasta qué punto le gustaba el cine y la facilidad que tenía para imitar a los actores en su forma de hablar y de gesticular. Tan bien lo hacía, que en su casa le apodaban "el actor". Tras ser rechazado por el Ejército debido a su baja estatura (mide 1,65), dejó los estudios y la casa de sus abuelos y se matriculó en las clases de Arte Dramático de la High School for Perfoming Arts. Para costeárselas, trabajó en empleos tan diversos como mensajero, limpiador, conserje o recitando poesías en la calle para luego pasar el sombrero. Abrirse camino le fue extremadamente duro, sobre todo, porque su madre, que enfermó gravemente, no podía ayudarle en nada. Su precariedad económica le obligó a dormir en más de una ocasión en la calle o a las puertas de los teatros.

Empezó a hacer sus primeras obras en sótanos de Nueva York y luego se unió a la Herbert Bergdof Studio, donde conoció a su amigo y mentor, el actor Charles Laughton, su principal apoyo cuando le detuvo la policía por un error y su gran consuelo cuando en 1962 murió su madre. Rose tenía sólo 43 años y no pudo ver a su hijo convertido en una de las más influyentes estrellas de Hollywood. Al año siguiente, la tragedia volvió a golpearle, ya que falleció su abuelo. A pesar de la tristeza, en 1966 consiguió pasar las pruebas de admisión del prestigioso Actor's Studio, donde estudió en el mismo curso que Dustin Hoffman, con el que se dice que desde entonces mantiene una gran rivalidad. Allí ya se vio que aquel joven de mirada penetrante y cuerpo menudo tenía futuro como actor.

Coppola le convenció para hacer "El Padrino"

Su debut en Broadway fue en 1969 con "Does the tigre wear a necktie?", con la que consiguió un premio Tony, y ese mismo año apareció en la pantalla grande en "Yo, Natalie", película que pasó sin pena ni gloria, por lo que volvió a los escenarios. En una de esas representaciones le vio Francis Ford Coppola, que preparaba una nueva película sobre la mafia y le ofreció el papel de Michael Corleone. "Yo no me veía en el papel, no creía en mis posibilidades, estaba inseguro, pero Coppola me convenció y acepté", recuerda el actor, en el que tampoco creían los productores de la cinta, que hubieran preferido a Robert Redford o Jack Nicholson. Contra todo pronóstico, su excelente trabajo en "El Padrino" (1972) le consagró como intérprete, con una nominación al Oscar como mejor actor secundario. No lo ganó, pero su nombre dejó de ser anónimo. Pacino estaba encantado porque había trabajado con su ídolo, Marlon Brando, de quien dijo que "es como de otro planeta, un planeta donde sólo surgen grandes actores. Es imposible trabajar con él y no sentirse influenciado. Su forma de actuar es la que más ha influido en mi carrera". En el rodaje conoció a Diane Keaton, con la que vivió un romance que, con altibajos, duró 15 años. En los 70, protagonizó tres de los filmes más importantes de su carrera y que le reportaron tres nominaciones a los Oscar: "Serpico" (1973), "El Padrino II" (1974) y "Tarde de perros" (!975), donde hacía de un ladrón de bancos gay en un momento en que la homosexualidad era tabú en Hollywood. Ese papel, junto con el de "A la caza" (1980), donde interpretó a un policía que se disfrazaba de homosexual para descubrir a un asesino en serie, estuvieron a punto de costarle su carrera.

Convertido en una gran estrella, en lo personal seguía siendo bastante introvertido y desconfiado, "excepto con mi familia y amigos, pero con el tiempo tuve que ir aprendiendo a bajar la guardia porque soy una persona con una gran necesidad de afecto", según ha comentado este hombre que canalizaba su ansiedad fumando hasta cuatro cajetillas diarias y bebiendo. "A veces es difícil asumir el éxito y en la bebida encontré el coraje que necesitaba. Fue una tontería y me arrepiento de ello, pero en aquel momento fue mi tabla de salvación. Con respecto a la fama, a veces me encantaría convertirme en una mosca y desaparecer", confesó hace unos años al revelar que había dejado el alcohol y el tabaco.

Muchos romances y padre de tres hijos

En 1983, protagonizó la aclamada "Scarface", mientras sentimentalmente seguía sin estabilizarse. Tras sus fracasos amorosos con las actrices Jill Clayburgh, Marthe Keller, Debra Winger o Ellen Barkin, encontró la estabilidad con la profesora de Arte Dramático Jan Tarrant, con la que en 1989 tuvo a su primera hija, Julie Marie. "Disfrutaba muchísimo jugando con ella, contándole cuentos y dándole un beso de buenas noches. Cuando su madre y yo nos separamos, nuestra relación no cambió y nos veíamos a menudo. Tenemos muy buena química entre los dos", ha explicado. En 1990, protagonizó "El Padrino III" e intervino en "Dick Tracy" y, dos años después, le dieron el Oscar al mejor actor por "Esencia de mujer", en la que daba vida a un teniente coronel ciego y jubilado. Director de tres películas -"The local stigmatic", "Looking for Richard" y "Chinese Coffee"-, en 1996 recibió un homenaje a toda su carrera en el Festival de Cine de San Sebastián y ese mismo año se emparejó con la actriz Beverly d'Angelo, que le convirtió en padre de los gemelos Anton James y Olivia Rose. De nuevo separado en el 2003 (un año después de la muerte de su padre), se refugió en el trabajo. En el 2004, recibió un Globo de Oro por "Angels in America" y el 14 de abril de 2010 estrenó su trabajo "You don't know Jack", un telefilme en el que encarnaba al Doctor Muerte. A la presentación le acompañó su novia, la argentina Lucila Polak, 36 años menor que él y con la que no piensa casarse  porque Pacino nunca se ha casado.

Sus últimos trabajos son "Son of no one" (2011), un drama policíaco, y la comedia "Jack & Jill" (2011) en la que aparece como él mismo.

El 13 de febrero de  2012 el presidente Obama le impuso la Medalla de las Artes. El presidente quiso rendir homenaje al actor por su contribución a la cinematografía del país, también como director, por ser "una figura emblemática y duradera" y participar en "una de las décadas más interesantes del cine estadounidense, la década de 1970".

"Su intensidad como actor fue perfeccionándose en el escenario, bajo la tutela de Lee Strasberg y se ha convertido en uno de los artistas estadounidenses más destacados y exitosos".


miércoles, 27 de octubre de 2021

Tom Hanks: Uno de los grandes actores de Hollywood

 


Thomas Jeffrey Hanks nació el 9 de julio de 1956 en Concord (California). Sus padres, el cocinero Amos Hanks y la enfermera Janet Frager, se divorciaron en 1960, cuando él y sus tres hermanos (Jim, actor; Larry, profesor de entomología, y Sandra, escritora) eran muy pequeños. El joven Hanks se fue a vivir con su padre, con quien recorrió varias ciudades hasta establecerse en Oakland (California). Allí, además de trabajar en el estadio de fútbol americano Oakland Coliseum vendiendo palomitas y cacahuetes, Tom cursó bachillerato en la Skyline High School donde ya mostró un gran interés por la interpretación. "Yo era un "friki", exageradamente tímido, pero también el gracioso que hacía comentarios divertidos cuando pasaban dispositivas en clase. Nunca me metía en problemas. Era un buen chaval, muy responsable", dijo en una entrevista.

Dos hijos de su primer matrimonio

El punto de inflexión de su vida llegó cuando se matriculó en el Chabot College de Hayward (California) para estudiar teatro y vio la obra "El repartidor de hielo", de Eugene O'Neill, interpretada por Joe Spano, que dejó a Tom encandilado. Tras pasar por la Universidad Estatal de Sacramento, dejó California a finales de los 70 para irse a la ciudad de Nueva York, donde conoció y se casó con la actriz Samantha Lewes. La boda se celebró en 1978 y, antes de divorciarse en 1985, la pareja tuvo dos hijos, el ahora también actor Colin Hanks (1977), que le ha hecho abuelo de dos nietas, y Elizabeth Ann (1982).

De la comedia a los papeles dramáticos

Tuvo su primera oportunidad televisiva con "Bosom Buddies" e intervino en otras series como "Vacaciones en el mar" o "Enredos de familia" y debutó en el cine con un pequeño papel en "Sabe que estás sola" (1980). A partir de entonces, su vis cómica le valió el título de rey de la comedia y protagonizó cintas como "1,2,3... Splash" (1984), en la que trabajó con Daryl Hannah; "Esta casa es una ruina" (1986) y "Big" (1988), donde era un niño atrapado en el cuerpo de un adulto, papel con el que ganó el Globo de Oro y fue nominado por primera vez al Oscar. Entre filme y filme, Hanks se casó en segundas nupcias con la actriz y productora Rita Wilson, a la que había conocido en 1985 en el rodaje de "Voluntarios". La pareja ha tenido dos hijos, Chester (1991) y Truman (1996)

Al final de los 80, el actor dio un giro a su carrera buscando papeles más profundos y complejos. En 1989, rodó "La hoguera de las vanidades", y, tres años más tarde, dio un impulso definitivo a su faceta dramática con el papel de un abogado enfermo de sida en "Philadelphia", con el que ganaría su primer Oscar. Al año siguiente, repitió el éxito de crítica y público con la inolvidable "Forrest Gump", gracias a la cual se llevó a casa su segunda estatuilla al mejor actor. La conquista de dos Oscar consecutivos (ha sido el segundo actor de la historia en lograrlo, tras Spencer Tracy) hizo que su cotización aumentara hasta convertirse en uno de los actores mejor pagados del cine.

Duro teniente en la Segunda Guerra Mundial

Tom no paraba de trabajar. En 1995, hizo "Apolo 13" y, en 1998, a las órdenes de Steven Spielberg, protagonizó "Salvar al soldado Ryan", que le supuso una nueva nominación. Ese año -1998- trabajó con Meg Ryan en la comedia romántica "Tienes un e-mail", repitiendo fórmula con la actriz, con la que en 1993 ya había rodado otro éxito de taquilla: "Algo para recordar". "Náufrago" (2001) supuso una nueva nominación y su cuarto y último Globo de Oro hasta el momento. En 1996, después de participar en la serie "Historias de la cripta", debutó como guionista y director con "The Wonders" y, en el 2011, repitió detrás de las cámaras con "Larry Crowne". Esa experiencia como realizador no le ha impedido seguir eligiendo buenos papeles y formando parte de producciones como "Camino a la perdición", "Atrápame si puedes", con Leonardo DiCaprio; "La Terminal", "El Código da Vinci", "Ángeles y Demonios", "Capitan Phillips", "El puente de los espías", y la última que se ha estrenado, "Esperando al rey", donde Hanks da vida a un empresario que viaja a Arabia Saudí por negocios.

La lista de filmes de Tom, que han recaudado más de 8.500 millones de euros en todo el mundo, es inacabable y sigue creciendo. En otoño llegó "Inferno", tercera parte de "El Código da Vinci").

Problemas de drogas de su hijo Chester

Pero este éxito en la gran pantalla y su sólido matrimonio con Rita Wilson no le han protegido contra una de las peores pesadillas para un padre: la caída en el infierno de las drogas de su hijo Chester, que ha tenido serios problemas con la cocaína. A pesar de la gran discreción con la que el actor siempre ha llevado su vida privada, el año pasado se supo que su hijo estuvo supuestamente más de un mes desaparecido. Después, el joven admitió públicamente sus adicciones. "Hace un par de meses estaba vendiendo coca, y esnifando hasta que no podía más", confesó el joven, que señaló que había ingresado en un centro de desintoxicación y que por eso no había dado señales de vida en tanto tiempo. El apoyo de su padre ha sido y sigue siendo constante para lograr que Chester pueda rehacer su vida lejos de las drogas.

En el 2013, el actor anunció en un conocido programa de TV que padece diabetes del tipo 2, circunstancia que sospechaba desde que, a los 36 años, sus niveles de azúcar en sangre empezaron a ser más altos de lo normal. El protagonista de "Big" ha sido capaz de mantener su peso a raya a pesar de lo difícil que es siendo diabético, especialmente cuando, por exigencias de algunos guiones, ha tenido que engordar y adelgazar en varias ocasiones. En "Ellas dan el golpe", que protagonizó con Geena Davis y Madonna, tuvo que aumentar 15 kilos, mientras que en "Náufrago", primero ganó 20 kilos de peso en dos meses y después, en cinco meses, perdió 30.

Tom saltó a las páginas de los diarios al anunciar que, el 12 de julio de 2016 -tres días después de su 60º cumpleaños- su madre, Janet Frager, había fallecido a los 84 años de edad. "Ella marcaba la diferencia en muchas vidas. Le dijimos adiós ayer. Buen viaje, mamá", escribió en las redes sociales.

El asteroide número 12.818 lleva su nombre

Entre las aficiones del actor está la de coleccionar máquinas de escribir antiguas, de las que tiene unas 80. Aparte, es un gran apasionado de la historia espacial. De hecho, además de intervenir en la serie de la HBO "De la tierra a la luna", tiene un asteroide, el 12.818, que lleva su nombre. Como dato curioso hay que decir que está emparentado con uno de los presidentes más importantes de EEUU, Abraham Lincoln. Lo explicó cuando fue el narrador del telefilme "Matar a Lincoln" y dijo que su relación con el político le viene por parte de la madre del mandatario, Nancy Hanks, que se casó con Thomas Lincoln en 1806. 


domingo, 5 de septiembre de 2021

Jordan Belfort: El lobo de Wall Street

 


Jordan Ross Belfort nació el 9 de julio de 1962 en el seno de una familia judía de clase media. Sus padres, Leah y Max, eran contables. Desde pequeño, este niño que tenía una gran capacidad intelectual, se obsesionó con la idea de amasar una fortuna y vivir rodeado de los lujos que escaseaban en su hogar, ubicado en el barrio de Queens, en Nueva York. Con esta motivación, se inició en los negocios estando en el colegio cuando, durante un verano, vendió tantas palas de tenis en las playas que, en una sola temporada, ya sacó suficiente dinero para ir a la universidad. Primero, estudió Biología en la American University, pero después empezó Odontología, ya que tenía la impresión de que en esa profesión se ganaba mucho dinero. Pero la ilusión le duró poco. En el primer día de clases, el decano de la facultad desinfló sus sueños cuando dijo que la era dorada de la profesión de dentista ya había pasado y que, si pensaban hacerla para enriquecerse, habían escogido la carrera equivocada. Belfort dejó la universidad y montó un negocio de venta de carne y mariscos, que funcionaba porque es un genio en la venta, pero no iba a reportarle la fortuna con la que soñaba.

De conector de llamadas a corredor de bolsa

Todo cambió cuando conoció la historia de un joven del Bronx que, trabajando como corredor de bolsa en Wall Street, se estaba convirtiendo en millonario. Jordan decidió dejar su negocio y, el 4 de mayo de 1987, con sólo 7 dólares en el bolsillo, aterrizó en Wall Street para trabajar en L.F. Rothchild, firma donde empezó como conector, pasando llamadas de clientes a los corredores de bolsa. Allí, el ambicioso Belfort se sintió atraído por la adrenalina y el desenfreno que generaban las ventas, pero, cuando dejó de ser un novato y ascendió, la empresa quebró. Lejos de dejarlo, Jordan, que ya se conocía al dedillo la mecánica de los mercados, fundó una franquicia de Stratton Securities, otra firma de corredores que negociaban con bonos y valores. Su poder persuasivo hizo que sus ingresos subieran como la espuma y, a los pocos meses, había ganado tal suma de dinero que compró toda la empresa, que rebautizó con el nombre de Stratton Oak-mont. Pronto el ansia de obtener dinero le llevó a estrategias de dudable legalidad: Jordan compraba grandes paquetes de acciones basura y las revendía a clientes incautos que localizaba a través de la guía telefónica, ya que su empresa funcionaba como un "call center".

Una versión pervertida de Robin Hood

Cuando las ventas subían el valor de las acciones, Belfort vendía las suyas en el mercado, cosechando enormes dividendos y provocando el desplome de su valor dejando a sus clientes sin un dólar. Su actitud de tiburón financiero se hizo famosa. "Es una versión pervertida de Robin Hood, que roba a los ricos para quedárselo él mismo y su alegre banda de corredores de bolsa", dijeron de él en la prensa. Acompañado por amigos sin escrúpulos a los que hizo socios -Danny Porush, Andy Green "Choza" y Kenny Green-, Jordan hizo que su empresa funcionara como un cohete mientras, abducido por el poder, las drogas -que tomaba sin control alguno- y el lujo en el que vivía, se transformó en un auténtico lobo de los negocios. "Wall Street te va deformando y se va perdiendo la sensibilidad. En un abrir y cerrar de ojos, la gente se convirtió en números. Era joven y perdí el norte", reconoce Jordan en una de las dos autobiografías que ha escrito, contando cómo sus empleados se introducían en ese mundo depravado donde sólo importa el dinero. Y es que Stratton, reconocida como una de las mayores y más poderosas empresas de Manhattan, era una auténtica locura: entre venta y venta de acciones, los 1.000 ejecutivos que llegó a tener se divertían en las oficinas practicando sexo entre ellos o con prostitutas, consumiendo grandes cantidades de cocaína o Qualuuds (una droga similar a los barbitúricos a los que Jordan, que padecía dolores de espalda, se hizo adicto), realizando actividades de lo más disparatadas (como el lanzamiento de enanos a una diana) y ganando toneladas de dinero que gastaban en carísimos trajes, coches último modelo y lujosas casas.

El yate de la diseñadora francesa Coco Chanel

Por su parte, Jordan no tenía ni 30 años cuando ya poseía una impresionante mansión a las afueras de Nueva York, un avión y un helicóptero privados y hasta un yate que había pertenecido a la célebre diseñadora francesa Coco Chanel. En lo personal, su alocada vida lo abocó al divorcio de su primera mujer, pero contrajo segundas nupcias con la supermodelo Nadine Caridi, a la que apodó "la duquesa". Con ella tuvo dos hijos, Chandler y Carter, pero eso no le hizo sentar la cabeza. De hecho, su adicción a las drogas era tal que dicen que en las fiestas de Belfort, en la que llegó a gastar hasta 700.000 dólares en una noche, la cocaína se servía en bandejas y prestaban sus servicios las prostitutas más cotizadas de la ciudad. A Belfort no le importaba que sus coches acabasen destrozados por los efectos de su conducción temeraria o que su yate se hundiera en Italia por una tormenta. El Lobo, que se sentía invencible, ganaba más de 40 millones de euros en un solo año haciendo trampas y embaucando hasta a la familia de Nadine para blanquear dinero en Suiza. Pero esta vida tuvo su final.

Cuatro años de cárcel y 80 millones de multa

Su mala prensa y las quejas de clientes estafados motivó, en 1998, una investigación por parte de la SEC, el organismo que regula los mercados financieros estadounidenses. Con el FBI pisándole los talones, Belfort tuvo que dejar su firma. En lo personal, su adicción a la cocaína lo llevó a vivir terribles episodios matrimoniales -destrozó el mobiliario de su casa y agredió a su esposa en un intento de llevarse a sus hijos con él-, tras lo que aceptó entrar en un programa de desintoxicación. Y, justo cuando empezaba a ser un hombre feliz, legal y restablecido, fue acusado de fraude financiero y blanqueo de dinero, entre otras cosas. Tras varios años de negociaciones con las autoridades, se declaró culpable y le condenaron a cuatro años de cárcel y al pago de casi 80 millones de euros para restituir lo defraudado. Gracias a su cooperación -desenmascaró a socios y a empresas que usaban iguales métodos fraudulentos-, su sentencia se redujo a 22 meses, que cumplió en el instituto penitenciario federal, donde escribió sus memorias.

De momento, parece que sólo ha pagado 8,5 millones de lo que debe restituir, pero ha prometido saldar su deuda con los beneficios de las ventas de sus libros y los derechos de la película "El lobo de Wall Street", basada en uno de sus libros. Aparentemente rehabilitado, vive en una modesta casa de Los Ángeles y se dedica a realizar charlas y conferencias motivacionales sobre cómo vender, aunque dentro de la legalidad. Nadine lo abandonó, pero comparte su vida con otra mujer. Muchos temen que la película, que consideran que es un retrato amable de este tiburón financiero, convierta a Belfort en un héroe para las jóvenes generaciones de Wall Street.


miércoles, 1 de septiembre de 2021

Glenn Close: Actriz de cine norteamericana

 


Glenn Close nació el 19 de marzo de 1947 en Greenwich, (Connecticut, Estados Unidos), localidad fundada por antepasados de su padre, que procedían de Escocia. Segunda de los cuatro hijos de William Close y Bettine Moore, la familia de su madre tenía raíces aristocráticas: su tía-abuela, Elsie Moore, se casó con Marino Torlonia, príncipe de Civitella-Cesi, y fue madre de Alessandro Torlonia -esposo de la infanta Beatriz de Borbón y Battenberg- y de Marina Torlonia, abuela de la actriz Brooke Shields. Por esta rama, también es prima segunda de la madre de Alessandro Lequio.

Glenn creció con sus hermanos -Tina, Jessie y Alexander- en el rancho de su familia. "Me pasé toda la niñez jugando en los campos, nadando en el lago, subiéndome a las pilas de heno...", ha explicado esta actriz que, con los años, se ha convertido en una de las mejores "malas" del actual Hollywood. Sin embargo, aquella idílica infancia se truncó cuando su padre, cirujano, se unió a la Moral Re-Armament (MRA), un grupúsculo cristiano con estructura de secta y asociado a la CIA, que llevó a que la familia viviera a caballo entre el Congo Belga (donde el padre montó una clínica y luego fue médico personal del dictador Mobutu Sese Seko), internados de Suiza y la casa de su abuela, en Round Hill. "Durante el primer año, a mi padre ni lo vimos porque era muy peligroso", ha dicho esta mujer pecosa, menuda, amable y de luminosa sonrisa, a la que no le gusta hablar de esa época.

Dos años en el grupo de música "¡Viva la gente!"

Atraída por la cultura y el arte, Glenn ingresó en el Rosemary Hall, un exclusivo internado de señoritas donde dio sus primeros pasos como actriz, dejando claro que poseía una excelente vis cómica y una notable voz. Sus dotes para el canto la llevaron a unirse a "¡Viva la gente!", grupo musical del MRA, con el que durante unos años recorrió América y Europa. Allí conoció al guitarrista de rock Cabot Wade, con el que se casó en 1969 y del que se divorció en el 1971. Un año antes, cansada ya de dar tumbos por el mundo, se matriculó para estudiar Arte Dramático y Antropología en el College of William and Mary, en Virginia. "Los años que pasé en la universidad fueron cruciales para formar mi personalidad. Allí sacié mi hambre de aprender ya que, salvo en geografía por los muchos viajes que había hecho, en el resto era una completa ignorante", ha dicho. En 1973, un año antes de graduarse con matrícula de honor, una entrevista en televisión de Katharine Hepburn la acabó de convencer de que su vocación era el mundo escénico, así que se plantó ante uno de sus profesores para que la incluyera en las listas de los candidatos a las audiciones para jóvenes, logrando que la contratara la compañía de teatro New Phoenix Repertory, con la que se trasladó a Nueva York. Allí, después de interpretar muchos papeles secundarios, Glenn Close tuvo su gran oportunidad cuando la actriz principal, MAry Ure, enfermó y le pidieron que la sustituyera. Era noviembre de 1974 y su éxito fue tan rotundo que, desde entonces, fue la protagonista de una serie de obras muy diferentes que le dieron mucho oficio.

Debutante a los 35 años


En 1980, tras una breve incursión en la televisión, estrenó el musical "Barnum", donde la vio el director George Roy Hill, que le ofreció ser la protagonista de "El mundo según Garp" (1982). Aquella película, que interpretó con 35 años, supuso su debut cinematográfico y le valió ser nominada al Oscar como Mejor Actriz de Reparto. En 1983, rodó su segunda película, "Reencuentro", de Lawrence Kasdan, y de nuevo fue nominada. Un año después, repitió nominación con "El mejor", que protagonizó junto a Robert Redford, y luego fue una abogada en "Al filo de la sospecha", thriller que rodó poco antes de "Maxie", una comedia en la que cantó y bailó.


De psicópata criminal a maquiavélica aristocrática


Pero el punto de inflexión en su trayectoria llegó en 1987 con "Atracción fatal", donde debía interpretar a la "mala de la película". Amante de los retos y muy trabajadora, Close no dudó en meterse en la piel de Alex Forrest, una mujer que liga con el personaje de Michael Douglas y se obsesiona con él hasta convertirse en una psicópata asesina. La película tuvo un enorme impacto en todo el mundo y su brillante actuación le valió la cuarta nominación -esta vez como actriz principal-, al tiempo que una de las escenas del filme acuñó la expresión "bunny boiler" (hervidora de conejos) con la que en el vocabulario anglosajón se designa ahora a las personas obsesivas y peligrosas. Definitivamente catapultada hacia el estrellato, en 1988 fue madre de una niña, Annie Maude, fruto de su relación con el empresario John Starke. Antes, había sufrido el fracaso de su segundo matrimonio (tres años con el multimillonario James Marlas) y había contabilizado un nutrido número de conquistas entre las que figuraban Len Cariou, Woody Harrelson y Robert Kennedy Jr. La experiencia de la maternidad, que ella ha reconocido que le suavizó el carácter, no le impidió consagrarse como villana dando vida a la maquiavélica marquesa Isabelle de Merteuil de "Las amistades peligrosas", filme que supuso su quinta nominación al Oscar. Tampoco en esta ocasión logró la estatuilla. Lejos de obsesionarse por la falta de reconocimiento de la Academia, siguió trabajando y fue la egoísta Sunny de "El misterio Von Bülow", la incestuosa reina Gertrudis de "Hamlet", el pirata rebelde de "Hook", la dura Férula Trueba de "La casa de los espíritus", la ambiciosa e implacable Alicia Clark de "Detrás de la noticia" o la mismísima Cruella De Vil, en la deliciosa película "101 dálmatas", entre otros personajes.


Ganadora de varios Emmy, Tony y Globos de Oro, Glenn Close es una mujer discreta, elegante y solidaria, que pretende mantener su vida privada apartada de los oropeles de la fama. Una estudiante de interpretación le preguntó una vez: "¿Qué se siente al pisar la alfombra roja?". Ella la miró con sus ojos de azul gélido, dibujó una de sus características sonrisas y le respondió: "¿Tú qué quieres ser, actriz o estrella? Porque son dos cosas muy distintas". Ella, desde luego, no ha apostado por ser una luminaria de Hollywood. Vive en un apartamento en Nueva York (junto a Central Park y que antes fue de Rock Hudson) con su actual esposo, el empresario David Shaw, con sus adorados perros -Jake y Billy- y cerca de su hija y de su nieta.


Una agresiva abogada en la televisión


Consciente de que la industria cinematográfica no brinda apenas papeles a mujeres de su edad, ha encontrado un buen refugio en la televisión, a la que nunca hizo ascos, y lleva cuatro temporadas dando vida a Patty Hewes, la agresiva abogada de "Daños y Perjuicios", un thriller televisivo que ella alaba -sin la menor sombra de adulación- como un producto de exquisita factura, tanto por su realización como por sus guiones. En el mundo del cine, Close ha podido hacer realidad su sueño de sacar adelante un proyecto que llevaba diez años acariciando: rodar "Albert Nobbs", en la que es protagonista, co-guionista y productora y que narra la historia de una mujer que tiene que hacerse pasar por un hombre para poder trabajar en un hotel. La película se vió en San Sebastián, donde una espléndida y elegantísima Glenn Close recogió el Premio Donostia en reconocimiento a toda su trayectoria.



domingo, 8 de agosto de 2021

Joan Báez: La reina de la música folk

 


Joan Chandos Báez nació el 9 de enero de 1941 en Staten Island, New York. Fue la hija mediana del matrimonio formado John Báez, afamado físico de origen mexicano, y Joan Bridge Báez ama de casa escocesa. Debido al trabajo del patriarca como profesor y asalariado de la UNESCO, la familia se mudó en repetidas ocasiones a diferentes ciudades americanas y a países tan diferentes como Francia, Suiza, Italia o Irak, donde vivieron hasta 1951. Con tan solo 10 años , la pequeña Joan empezó a ser consciente de la pobreza y las injusticias que sufren los más desfavorecidos. Junto a su hermana mayor, Pauline, y la pequeña, Mimi, fue testigo en Bagdad del trato vejatorio al que sometían a los ciudadanos; veía apaleamientos mortales de personas o animales, niños sin piernas mendigando...Años después, confesó que aquellas imágenes jamás se le borraron de la mente.

Sus inicios musicales

Al regresar a Estados Unidos, estudió en la Península School y la Palo Alto High School, donde empezó a desarrollar su creatividad musical. Compró por 50 dólares su primera guitarra, acudió al concierto de Pete Seeger, padre de la música folk, y en seguida empezó a cantar en público su repertorio. Para ganar un dinero extra daba clases de ukelele y organizaba pequeños conciertos en la escuela.

En 1958, se graduó y su padre aceptó un puesto como profesor en el prestigioso Massachussetts Institute of Technology, por lo que la familia se mudó a Belmont, un suburbio de Boston que era el epicentro de la música folk. Joan empezó a cantar en clubs y pequeños locales al tiempo que se matriculó en la universidad. Allí conoció a su primer novio, Michael New -él fue en 1979 su inspiración para el tema "Michael"-, pero quería concentrarse en su incipiente carrera, así que dejó la relación y los estudios.

Su primer concierto fue en el Club 47 Mount Auburn, de Cambridge, y pensó en cambiar su nombre por el de Rachel o Mariah Sandperl, en honor a su profesora y mentora pacifista Ira Sandpert, pero algunos la acusaron de renegar de su origen mexicano, así que no lo hizo. Unos meses más tarde grabó en un sótano junto a dos amigos el disco "Folksingers Round Harvard Square"; conoció a los cantantes Bob Gibson y Odetta, adalid de la música folk, y su carrera empezó a despegar. Gibson la invitó a cantar con él varios duetos en 1959 en el Newport Folk Festival, su primera gran plataforma, y en 1960 consiguió un contrato para grabar con la discográfica Vanguard.

Idilio entre cantautores

Cuando debutó en Nueva York, tenía solo 20 años, pero mostraba una gran madurez, era generosa, fiel a sus compromisos sociales, humilde y muy sensible al dolor ajeno. El rechazo de su padre a trabajar en el proyecto Manhattan para crear una bomba atómica en Los Álamos y en diferentes empresas de defensa en el momento álgido de la Guerra Fría influyó mucho en ella. En 1961, se cruzó en su camino un casi desconocido Bob Dylan, que al principio cortejó a su hermana Mimi, pero que, después, se enamoró de ella. La relación empezó a finales de 1962, cantaron juntos en el Newport Festival, y se separaron a principios de 1965, año en el que ella tuvo su primer éxito comercial con "There but for fortune". Poco después, musicó los poemas de Federico García Lorca y James Joyce, entre otros. En esa época, Dylan escribió "Blowing in the wind", que se convirtió en la canción pacifista más famosa de la historia, y ambos se ganaron los títulos de rey y reina de la canción protesta.

En 1963, se unió a Martin Luther King en la Marcha sobre Washington a favor de los derechos civiles y fundó en Palo Alto un instituto de estudios sobre la no violencia. Seguía grabando discos, realizando giras y cantando en actos políticos contra el gobierno de su país. Igual de combativa se mostró contra la guerra de Vietnam a mediados de los 60, participando en innumerables marchas y siendo arrestada en dos ocasiones por bloquear la entrada al Ejército en la sede de una organización californiana: "Nunca fui una patriota y muchos americanos me odiaron por ello. Mis prioridades y lealtades van más allá de un país o una bandera. Viajé mucho de pequeña y, aún hoy, cuando voy a Túnez, por ejemplo, y escucho parte de su folklore, me siento como en casa". 

Durante los diez días de arresto en la cárcel de Santa Rita conoció a David Harris, otro líder  antibelicista con el que se casó al cabo de tres meses por el rito episcopaliano y cuáquero en Nueva York.

Hecha para vivir sola

Compraron cuatro hectáreas de terreno que formaban parte de una comuna en Los Altos Hills y se convirtieron en vegetarianos. David fue procesado y encarcelado durante 15 meses por negarse a alistarse en el Ejército; Báez se quedó sola embarazada pero tuvo fuerzas para participar en 1969 en el archiconocido festival de Woodstock, evento que se convirtió en icono de toda una generación. Escribió las canciones "A song for David", "Prison trilogy" o "Fifteen months" en homenaje al tiempo que pasó su marido en la cárcel. En diciembre nació su único hijo, Gabriel Harris, conocido familiarmente como Gabe. Su carrera estaba consolidada, pero su matrimonio acabó rompiéndose en 1973. "Me di cuenta que estaba hecha para vivir en soledad, pero siempre mantuve una buena amistad con mi ex marido y compartimos la custodia de nuestro hijo", confesaría Báez en su autobiografía. Más tarde, a finales de los 70 y principios de los 80, vivió un romance con Steve Jobs, cofundador de la exitosa empresa informática Apple.

Unos años antes del fin de la Guerra del Vietnam, Joan se había centrado en componer canciones de estilo pop rock -en 1975 su álbum "Diamonds & Rust" sería superventas-, había rescindido su contrato con Vanguard y firmado con A&M Records. Grabó también un disco en español, "Gracias a la vida", con la canción de Violeta Parra, que se convirtió en un gran éxito en Estados Unidos y Latinoamerica. Su voz potente, aguda, próxima a la de una soprano y su dramatización de las comprometidas letras de sus canciones han dado a su música un carácter muy particular.

Orgullosa de su vida

En 1983, apareció por primera vez en la gala de los Grammy cantando "Blowing in the wind", continuó sus giras mundiales y sus compromisos sociales, visitando también antiguos países comunistas como Checoslovaquia o zonas en conflicto como Sarajevo y Bosnia-Herzegovina. En la última década, no ha bajado la guardia, pero ya no es tan activa como antes: "Durante mucho tiempo me arrepentí de no haber dedicado más tiempo a los míos, aunque me siento feliz por todo lo que hecho en la vida. Vivo en la misma casa desde hace 35 años, para los estándares de Hollywood es humilde, pero para los míos ya es bastante lujosa. Mi padre murió hace un año y mi madre, a la que adoro, vive conmigo. También quiero disfrutar de mi hijo y divertirme con mi nieta, Jasmine". Fue una de las invitadas de honor en el concierto de Nelson Mandela.

 Joan Báez eligió el Teatro Real de Madrid como el enclave donde dar su último adiós a los escenarios el 28 de julio de 2019. La artista llevaba desde el miércoles 24 ofreciendo varios conciertos en España dentro de su gira de despedida, "Fare Thee Well Tour". Durante esos días, aprovechó también su paso por Catalunya para mostrar su apoyo al movimiento independentista por su carácter no violento, así como para visitar a Carme Forcadell el pasado viernes en la prisión de Mas d'Enric, Tarragona.


lunes, 2 de agosto de 2021

Andre Agassi: Ídolo del tenis mundial

 


Andre Agassi nació el 29 de abril de 1970 en Las Vegas (Nevada, EEUU). Fue el cuarto y último hijo del ex boxeador iraní de origen armenio Emmanuel Agassian, que emigró a Chicago en 1952 con el propósito de hacerse un nombre en el mundo del boxeo. Sin embargo, en su debut en el Madison Square Garden recibió tal paliza que dejó ese deporte. Para ganarse la vida, trabajó como acomodador en un teatro de la ciudad y luego, en 1962, se fue a Las Vegas como empleado de un casino. Al año siguiente, el que ya se hacía llamar Mike Agassi, se casó con la norteamericana Elizabeth Williams e inició una meteórica ascensión social, convirtiéndose en promotor de espectáculos. La prosperidad le permitió poder realizar uno de sus sueños: que uno de sus hijos fuera campeón de tenis, deporte que había aprendido a jugar en Teherán. Lo intentó con los tres mayores (Rita, Tina y Phillip), pero ninguno destacaba.

Una pelota y una raqueta sobre la cuna

Con el menor, Andre, fue diferente. "En cuanto abrió los ojos sujeté al techo una raqueta de tenis y até una pelota a la raqueta, de forma que colgara directamente sobre la cuna. Cada vez que pasaba por allí golpeaba suavemente la pelota para hacerla oscilar arriba y abajo. De este modo, desarrollé su capacidad para seguir la pelota con la vista. Más tarde, cuando lo pudimos sentar en una trona, corté una paleta de pimpón a lo largo, para que fuera más ligera, y la sujeté a su mano con cinta adhesiva. Después, metí un poco de agua en un globo para que tuviera algo de peso y me dediqué a empujarlo hacia Andre para que aprendiera a relacionar tiempo y movimiento, o sea, para desarrollar su sentido del ritmo", explicaba Mike Agassi. A los dos años, cuando ya caminaba, le regaló su primera raqueta, con la que empezaron a jugar en la pista que tenían en el jardín de la casa. A los 4 años, Andre era un tenista precoz. En su cuarto aniversario jugó 15 minutos con Jimmy Connors, que entonces tenía 22 años, y, antes de cumplir los 12, se había enfrentado con media docena de profesionales, entre ellos Björn Borg, su ídolo junto a Connors y John McEnroe.

Su cuñado pulió con técnica su gran potencia

Con su hermano Phillip como inseparable compañero, la boda de su hermana Tina, en 1979, con el ex campeón tenista Pancho González fue determinante: su cuñado pulió los defectos de su tenis potente, pero sin técnica. En 1984, cuando ya estaba matriculado en la escuela Mike Bollettieri -una institución forjadora de campeones como Mónica Seles-, Agassi era el cuarto mejor jugador menor de 14 años. Ese mismo año acababa de superar el síndrome de Osgood Schlater: una dolencia que afecta a la articulación de la rodilla. Pero el camino para alcanzar la ansiada cima ha sido largo y con altibajos, quizás demasiados para el que, a los 15 años y sin haber acabado el bachillerato, debutó profesionalmente como el niño prodigio del tenis. Efectivamente, poseía unas cualidades innatas para jugar con la raqueta, pero lo verdaderamente significativo fue que su juego -atípico, agresivo y espectacular- despertó un circuito tenístico en decadencia. Agassi se movía sobre la pista como si jugase encima de una mesa de pimpón, con una única idea en su cabeza: pegarle a la bola más rápido, más fuerte y más colocada, buscando los ángulos y las diagonales que antes nadie se había atrevido a probar y que después empezaron a ser enseñadas en las academias de tenis. Caprichoso, impaciente y ávido de títulos, conmocionó las pistas. Primero se afeitó la cabeza, después se dejó crecer la melena a lo mohicano, luego se decidió por una permanente con mechas y el pelo largo hasta los hombros. Durante un torneo disputado en Florida apareció sobre la cancha vestido con vaqueros rotos, los labios pintados y raya en el ojo. La "agassimanía" prendió entre los jóvenes de todo el mundo para alegría de las multinacionales del sector tenístico. Maniático e imprevisible, seguía una dieta a base de hamburguesas y pizzas, aunque no probaba el alcohol, no fumaba y completaba su entrenamiento con la práctica del golf, el footing y el windsurf. Paralelamente a su fama, se consolidó su ascensión en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP): tras su entrada en el circuito profesional se clasificó en el puesto número 618. Al año siguiente, fue el 91; en 1987, alcanzó su primer éxito profesional (Itaparica-Brasil) y cerró la lista de los 25 primeros. En 1988, fue, junto con el sueco Mats Wilander y el alemán Boris Becker, el tenista que más torneos ganó, acabando en quinto lugar, con unas ganancias superiores a los 85 millones de las antiguas pesetas. Pero el número uno se le resistía y, aunque congregaba masas en sus partidos, perdió las finales   de Roland Garros (1990 y 1991) y el Open de EEUU (1990). Sin darse cuenta, se quedó descolgado del pelotón de cabeza del tenis mundial. En cinco años descendió desde el tercer puesto hasta el 32, aunque en ese período maldito conquistó su primer torneo de Grand Slam, Wimbledon (1992)

Enamorado de la actriz Brooke Shields

Decepcionado por los resultados adversos, Agassi llegó a plantearse la retirada, pero, finalmente, optó por modificar cosas de su entorno: se operó una lesión en la muñeca, cambió de entrenador y creó su propia empresa de "managering" (Agassi Enterprises), dirigida por su hermano. La relación con la actriz Brooke Shields también pareció jugar a su favor y, en agosto de 1994, ganó el Open de EEUU, su segundo Grand Slam, así como el torneo "indoor" de París. Ese año lo cerró en la segunda posición de la ATP, por detrás de Pete Sampras. La remontada había iniciado y, al año siguiente, tras lograr el Open de Australia, se alzó como el número uno. En 1996, ganó la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Un año después, el 20 de abril de 1997, el tenista, que ya no lucía su melena sino una cabeza completamente rapada, se casó con Brooke Shields en una iglesia de California. Pero el matrimonio no funcionó y, dos años más tarde, la pareja encaró un divorcio multimillonario y difícil, ya que habían acumulado juntos una fortuna de más de 7.000 millones de euros. Aficionado a coleccionar coches deportivos de colores chillones y a ver películas de acción, Agassi se entregó en cuerpo y alma al tenis durante un año, 1999, en el que ganó el Roland Garros y el Abierto de EEUU y volvió a quedar número 1 de la ATP.

La magia se prolongó hasta enero de 2000, cuando ganó el Open de Australia, pero se rompió durante los siguientes 12 meses, en los que sus derrotas, la ausencia de títulos, su edad y la noticia de que su madre y hermana Tina sufrían cáncer de mama parecieron anunciar el principio del fin de su carrera.

Boda con Steffi Graff y padre de dos hijos

Pero Agassi, cual ave fénix, volvió a resurgir de sus cenizas. Con el australiano Darren Chaill como nuevo entrenador, sumó su octavo "grande" el 26 de enero de 2003 al derrotar en la final de Australia al alemán Rainer Schuettler. Aquel año, cortó la temporada antes de lo previsto, alegando que estaba a punto de ser padre por primera vez. Agassi se casó con la ex tenista alemana Steffi Graff (retirada de las pistas en 1999) el 23 de octubre de 2001 y, tres días después, nació el niño, Jaden Gil. El segundo hijo, una niña llamada Jaz Elle, llegó al mundo el 3 de octubre de 2003. 

El 24 de junio de 2006, tras 21 años de presencia en el tenis profesional de élite, anunció su retiro. Agassi pierde el 3 de septiembre de 2006 en la tercera ronda ante el desconocido alemán Benjamin Becker por 5-7 7-6 4-6 5-7 luego de soportar tremendos dolores de espalda durante los últimos meses que requerían de cortisona para aliviarlos. En su partido de segunda ronda venció al Nº8 del mundo Marcos Baghdatis, a pesar de sufrir dolores severos en su espalda que tras finalizado el partido lo obligaron a acostarse en el piso al no poder esperar la llegada del transporte en pie. La gente llenó el estadio Arthur Ashe en cada una de sus presentaciones y lo alentó a viva voz, generando un clima parecido al de una Copa Davis en los partidos de Agassi. Luego de su derrota ante Benjamin Becker, comenzó a llorar mientras el público lo ovacionó de pie por varios minutos. Así dijo adiós uno de los tenistas más importantes de todos los tiempos.


jueves, 15 de julio de 2021

Geraldine Chaplin: Digna heredera de su padre

 


Geraldine Leigh Chaplin nació el 31 de julio de 1944 en Santa Mónica, California. Fue la primera de los ocho hijos que Charles Chaplin, «Charlot» tuvo con Oona O'Neill, la hija del dramaturgo y premio Nobel Eugene O'Neill, que tenía 17 años cuando se casó con el actor, de 57. La privilegiada infancia de Geraldine transcurrió en una gran mansión cerca del océano, a escasos kilómetros de Hollywood, donde su padre aún frecuentaba a la flor y nata de la meca del cine.

Educada en los mejores colegios suizos

Sin embargo, a los 8 años, cuando Charlot fue declarado persona non grata en Estados Unidos por sus ideas comunistas, toda la familia emigró a Suiza, un país que los acogió con los brazos abiertos. Allí, Geraldine recibió una educación exquisita, con profesores privados y en escuelas elitistas donde aprendió a hablar con fluidez el francés y el español. Su nuevo hogar, un espectacular caserón en Corsier-sur-Vevey, tenía un gran jardín donde los más pequeños jugaban y hacían perrerías al servicio. Geraldine era una niña alegre, rebelde, bromista, dicharachera y el ojito derecho de Chaplin: «Era la favorita, pero también la que abrió el camino a todas esas nulidades de hermanos. Mis padres eran tan fantásticos que nos hacían sentir a todos como el favorito, pero eso lo descubrimos después, hablándolo entre nosotros», suele recordar. En 1952, debutó en el cine en un filme de su padre, «Candilejas», y empezó a tomar clases en la Royal Ballet School de Londres.

Su sueño de ser bailarina se frustró porque su cuerpo no dio para más y tuvo que abandonar, pero encontró consuelo en la actuación, a pesar de las reticencias de Charlot. Tras hacer teatro y circo en París, su primer papel importante fue al lado de Omar Shariff en «Doctor Zhivago» (1965), que se rodó principalmente en España, y al año siguiente, intervino en la última película de su padre, «La condesa de Hong Kong», al lado de Sofía Loren y Marlon Brando.

En esa época, conoció al prestigioso director español Carlos Saura, quien, además de intentar convertirla en la nueva musa del cine español con películas tan relevantes como «Peppermint Frappé» (1967), «Cría cuervos» (1975) o «Elisa, vida mía» (1976), se convirtió en su pareja sentimental hasta 1979. Su llegada a España causó sorpresa y se la recibió con ciertas reservas, pues a la gente le llamaba la atención su aspecto frágil, su sonrisa fácil y su fuerte acento. La apodaron «la Gerarda», lo que le hacía mucha gracia y muchos creían que era hija de los hermanos Marx o del Gordo y el Flaco. Geraldine quedó encantada con nuestro país y, desde entonces, vive entre Madrid, Miami y Suiza.

Una tormentosa relación con Carlos Saura

En 1974, fruto de su relación con Saura, con quien nunca se llegó a casar, nació su primer hijo, Shane, que es toda una eminencia en el ámbito de la Psicología, pero su relación de pareja empezaba a hacer aguas: «Durante años, mi cabeza parecía un bosque de cuernos. Carlos tuvo varias aventuras, fueron momentos difíciles, pero desde la distancia todo se ve de otra manera. Y no le guardo rencor. Hace más de 20 años que no le veo, hicimos un trabajo estupendo juntos y tuvimos una relación muy íntima. No soy tan moderna como para verle y tomar el té. ¿Qué le podría decir? ¿Hola?» 

De repente, mientras nuestro cine la olvidaba, Geraldine viajaba por Europa y Estados Unidos para rodar con Martin Scorsese, Alain Resnais o Alan Rudolph. «Creo que, en España, dejaron de llamarme porque, tras mi separación de Carlos, me veían demasiado identificada con sus películas», confesó hace poco. Tras «Mamá cumple 100 años» (1979), no volvió a trabajar en nuestro país hasta 18 años después en «Finisterre» (1977).

El fallecimiento de su padre en 1977 le provocó un gran vacío. A modo anecdótico, suele recordar que «a Charlot nunca le gustó la Navidad ni disfrutar de ella y creo que murió justamente ese día para recordarnos a todos la fecha de su muerte». En los ochenta, Geraldine Chaplin estuvo a punto de comprarse una masía en Barcelona, «porque pasaba mucho tiempo en coche para ir a Suiza desde Madrid, pero vi los precios y no la compré». Parece extraño que, con su estatus, no pudiera hacerlo, pero también sorprende que, durante una de sus visitas a Barcelona, para ver a su hermana en el circo, se alojaran en una pensión de las Ramblas convertida en un prostíbulo. Poco después de dejar a Saura, se enamoró del realizador chileno Patricio Castilla, al que llama cariñosamente «el sudaca». Con Patricio, que es su marido desde hace 11 años, tuvo a su hija , Oona, de 31, que también es actriz y junto a la que comparte pantalla en el filme «Imago Mortis». «¡Es tan guapa! -dice Geraldine llena de orgullo-. Alta, morena y corpulenta. Parece más hija de Sofía Loren que mía».

Orgullosa de sus arrugas

Con espíritu de madraza suele contar que «tengo dos hijos biológicos. Luego, hay otros dos de Saura a los que crié como si fueran míos, porque, tras la separación, se vinieron a vivir conmigo. Y Patricio tiene otros dos a los que también quiero con locura. Así que ahora tengo seis hijos y cinco nietos con los que paso los mejores momentos de mi vida». Generosa, divertida, atrevida en su forma de vestir y muy con los pies en el suelo, Geraldine saborea una dorada madurez con mucho trabajo. «Estoy encantada con mi edad. Aquí, ser la única actriz con arrugas me aporta muchos papeles y fuera ocurre más o menos lo mismo. Hace unos años estuve en un "casting" en el que se requerían arrugas y sólo se presentaron tres actrices. Una de ellas era Jacqueline Bisset». Con gran sentido del humor relata  que «los hijos de mis vecinos me ven tan vieja y arrugada que cuando ven las películas de Chaplin le preguntan a sus padres si están seguros de que soy la hija de Charlot y no la madre».

Tras la muerte de su madre, Oona, en 1991, dejó de hablarse con sus hermanos, pues estaba cansada de pelearse por los derechos de imagen de su padre y se rindió. «Hemos tenido mucho amor y mucho odio. Ahora, todos me son absolutamente indiferentes, excepto una hermana. De pequeños había mucha alegría, nunca nos aburríamos, pero todo aquello se acabó y ahora pienso que hubiera sido mucho mejor ser hija única. A ellos les horroriza ver la imagen de mi padre en unos calzoncillos y a mí me hace sentir muy feliz. Son más papistas que el Papa y siempre se negaron a que pasaran sus películas por televisión. Querían que se vieran en el altar de una catedral y todos de rodillas. Me parece vergonzoso que la familia tenga los derechos. Deberían ser patrimonio universal». Muchas cosas buenas y malas se han escrito sobre Charlot, pero ella le recuerda con nostalgia: «Era un genio, mi héroe. Sé que no siempre era la persona más simpática del mundo, pero era admirable la disciplina que tenía en el trabajo. Su relación con los niños tampoco era fácil. Él necesitaba siempre público, en casa y en la calle. Una vez nos mostró "La quimera del oro" y mi hermano lloraba en ciertas escenas. Mi padre exclamó:¡Qué le pasa a este niño! ¡Que se lo lleven! Si tocaba reírse, había que reírse».

Premiada con un Goya

En los últimos años, Geraldine Chaplin se ha convertido en una de las actrices más solicitadas del panorama cinematográfico, sobre todo, europeo. Almodóvar la contrató para «Hable con ella» (2002), Juan Antonio Bayona para «El orfanato» (2007) y volvió a contar con ella para su película «Lo imposible» (2012). El cine español se ha reconciliado, por fin, con esta intérprete versátil que, entre otros galardones, atesora un premio Goya a la mejor actriz de reparto por «En la ciudad sin límites» (2002) o la Medalla de oro de la Academia del Cine en 2006.