Mostrando entradas con la etiqueta Letra M. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Letra M. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de noviembre de 2021

Malala: Premio Nobel de la Paz

 


Malala Yousafzai nació el 12 de julio de 1997 en Mingora (Pakistán). Primogénita de Ziauddin Yousafzai, un joven de 28 años de origen humilde que había conseguido crear una escuela, y de su esposa, Tor Pekai, sus padres le pusieron Malala en honor a Malalai de Maiwand, famosa poetisa y guerrera del siglo XIX que se ganó el apelativo de la "Juana de Arco de Afganistán". Aunque familiares y amigos le expresaron su pesar porque el bebé no hubiera sido un varón, Ziauddin les pidió que lo celebraran. "Malala será libre como un pájaro", repetía este profesor que era uno de los pocos hombres en Pakistán que defendían el derecho de la mujer a la educación. La familia se amplió en los siguientes años con el nacimiento de dos chicos: Khushal y Atal. Los cinco vivían en la escuela, en unas dependencias habilitadas como vivienda.

Excelente oradora desde que era una niña

En el centro educativo, el progenitor realizaba casi todas las tareas: director, profesor, contable y limpiador. Con todo, sacaba tiempo para compartir conocimientos con su primogénita, a la que le enseñó inglés siendo una niña. Con 3 años, Malala ya destacaba por su interés por aprender y solía escuchar las clases que su padre daba a alumnos más mayores y enseguida se reveló como una excelente oradora. "Di mi primer discurso en la escuela con 9 años. Mi padre lo escribió para mí. Cuando empecé, temblaba, no podía pronunciar más de tres palabras seguidas, pero cuanto más avanzaba, más segura me sentía. Luego, participé en muchos concursos de elocuencia. Mi padre y mi abuelo, un imán conocido por sus sermones, son grandes oradores. ¡Debe ser genético!", ha explicado.

Talibanes en el poder


En el 2007, cuando Malala tenía 10 años, los talibanes se hicieron con el poder en el valle de Swat, donde se encontraba la localidad en la que vivía la niña. Los excesos de los radicales cambiaron la tranquila vida que habían llevado los Yousafzai hasta entonces. "Los talibanes arrasaron nuestra ciudad y mataron a muchas personas. Los cuerpos aparecían decapitados en la plaza principal. También prohibieron que las niñas fueran a la escuela. Había mucha gente en contra de eso, pero tenían miedo, así que pocos se atrevieron a hablar en voz alta en pro de sus derechos. Uno de ellos fue mi padre. Y yo le seguí", explica.


A pesar de la prohibición, Malala y otras compañeras continuaron yendo a clase aunque sin el uniforme escolar y escondiendo los libros de texto bajo la ropa. En el 2008, un amigo de su padre que trabajaba como corresponsal de la BBC en el país le contó que la emisora estaba interesada en ofrecer al público el testimonio diario de cómo los ciudadanos de la zona vivían bajo la dominación talibán y buscaban a alguien para que escribiera un blog con sus impresiones. La niña, de 11 años, se ofreció para hacerlo y su progenitor accedió. Para preservarse, firmaba con el pseudónimo Gul Makai (antigua heroína pakistaní). "Sólo 11 de las 27 alumnas que éramos, han ido hoy a la escuela. Tres de mis amigas emigraron después del edicto que prohibía la educación a las chicas", relató en su primera entrada, el 3 de enero del 2009. El blog contó con muchos seguidores, tanto en Pakistán como en otros países del mundo. Aunque por sus reflexiones en Internet se había convertido en una voz de referencia en la defensa de los derechos de las mujeres, en su tiempo libre Malala era una adolescente que escuchaba a Justin Bieber y veía la serie "Betty la fea". Estas diversiones también eran un peligro, ya que los talibanes habían prohibido escuchar música y ver la tele, que la familia había escondido en un armario.


Protagonista de un documental


Cuando el blog dejó de funcionar, un reportero del "New York Times" les propuso a Malala y a su padre que aparecieran en un documental que estaba rodando sobre la realidad de aquella región de Pakistán. A pesar de que no se dijo que la niña había sido la autora del blog, cosas que dijo la señalaron como tal. Para entonces, a Ziauddin le habían cerrado la escuela y había recibido amenazas de muerte, pero, tras la emisión del reportaje, empezó a temer por su hija, que intentaba tranquilizarlo recordándole que los talibanes nunca habían disparado contra una niña.


Poco después, Malala apareció en varias cadenas pakistaníes defendiendo a cara descubierta el derecho femenino a la educación. Su firmeza hizo que el arzobispo Desmond Tutu la propusiera, en el 2011, para el Premio Internacional de los Niños por la Paz. Ese mismo año, el Gobierno pakistaní le otorgó el Premio Nacional por la Paz. Con el inicio del 2012, la adolescente planeaba crear una fundación que trabajara para que las niñas más pobres fueran a la escuela.


Un disparo en la cabeza que casi la mata


Aunque involucrada en muchas iniciativas, Malala no descuidaba su educación y continuó yendo al colegio a diario. El 9 de octubre del 2012, cuando volvía en autobús a casa, el vehículo fue obligado a detenerse y un hombre con la cara tapada subió y preguntó: "¿Quién es Malala?". Sin pensarlo, las niñas se giraron hacia ella y el agresor le disparó en la cabeza. La bala entró por debajo del ojo izquierdo y descendió hasta la mandíbula para alojarse en el cuello. "Estuvo a 4 centímetros de causarle la muerte", aseguraron los médicos. La niña fue atendida en estado crítico en el hospital militar de Peshawar, donde, tras una operación de tres horas, lograron extraerle la bala. Los profesionales pakistaníes contaron con la ayuda de dos médicos británicos que estaban en el centro. Estos recomendaron que Malala prosiguiera el tratamiento en Gran Bretaña. Tras una semana en coma inducido, la adolescente despertó en el hospital Queen Elizabeth de Birmingham. "No ha perdido la memoria y ha sido capaz de expresar su gratitud", anunciaron los doctores. Pese a estas esperanzadoras palabras, fueron necesarias más intervenciones. Se le colocó una placa de titanio en el cráneo, así como un implante coclear en el oído izquierdo para recuperar la audición. La más complicada fue la que reparó el nervio facial, totalmente seccionado, que le había paralizado la mitad izquierda de la cara. Por fin, el 8 de febrero del 2013 recibió el alta.


Durante su convalecencia, Malala ya había empezado a darse cuenta de que, tras el atentado, se había ganado la admiración y el apoyo de millones de ciudadanos, así como de jefes de Estado y personajes famosos. Instalada con su familia en Birmingham, la joven siguió estudiando, pero decidió volcarse en el activismo proeducación femenina y, entre otras iniciativas, creó la Fundación Malala. El 12 de julio del 2013, el mismo día en el que cumplía 16 años, pronunció un discurso en las Naciones Unidas. "Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo", aseguró en su intervención.


"He visto la muerte de frente y no tengo miedo"


En el mes de octubre fue recibida en el despacho Oval por el presidente Barack Obama y su familia. Lejos de sentirse cohibida, Malala le pidió al mandatario que el ejército estadounidense no lanzara más drones en las zonas de guerra porque causaban la muerte de muchos inocentes. Consciente de que su activismo la volvió a colocar en el punto de mira de los radicales islámicos , la joven se ha reafirmado en sus propósitos. "Si me ocurriera otra vez algo, si me dispararan dos , tres veces, eso no me impediría continuar con mi lucha. He visto la muerte de frente y no le tengo miedo", afirmó en una entrevista.


En el 2013, recibió una decena de galardones, algunos tan prestigiosos como el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, concedido por la Unión Europea, o el Premio Embajador de Conciencia, de Amnistía Internacional, cuyos fondos económicos han sido destinados a proyectos de su fundación. La adolescente fue elegida premio Nobel de la Paz 2014, conjuntamente con el activista indio Satyarthi, que lucha contra la explotación infantil. Esta decisión la convierte en la persona más joven que recibe este galardón.

 


miércoles, 4 de agosto de 2021

Michael Caine: El "gentleman" del cine británico

 


Maurice Joseph Micklewhite, verdadero nombre de Michael Caine, nació el 14 de marzo de 1933 en un humilde hogar de un barrio del sur de Londres (Gran Bretaña). Su padre, Maurice, era mozo en un mercado de pescado y su madre, Ellen Frances Marie, asistenta. Durante los bombardeos alemanes de la segunda guerra mundial, él y su hermano Stanley, tres años menor, fueron evacuados y trasladados a una granja en Norfolk. Acabada la guerra, toda la familia se trasladó al East End, barrio obrero por excelencia. En la biografía que escribió en 1992, Caine recordaba que los dos únicos lujos de su infancia los tuvo por dos taras físicas: "Unas botas ortopédicas como remedio a una cojera producida por el raquitismo y unas gafas que necesitaba debido a una enfermedad llamada blefora, que tenían los cristales tan gruesos como su montura de concha negra".

Fascinado por el cine y las lecturas, Maurice vivió una infancia llena de privaciones y una primera juventud bastante conflictiva ya que se integró en una banda, de la que llegó a ser cabecilla. Por suerte, cuando tenía 14 años conoció a un sacerdote que le permitió salir del entorno de "hooligans" y le abrió las puertas al teatro de aficionados.

Soldado en la guerra de Corea y actor teatral

En 1949, con 15 años, dejó la escuela para desempeñar trabajos poco cualificados hasta que cumplió el servicio militar en Corea con los Fusileros Reales. Cuando lo licenciaron, continuó con el mismo tipo de ocupaciones, pero empezó a estudiar interpretación por las tardes. Su primer trabajo en teatro fue como ayudante de regidor y, al poco, ingresó en el Lowestoft Repertory Theatre de Suffolk, como joven protagonista con el nombre artístico de Michael Scott. Allí se enamoró de la primera actriz, Patricia Haines, con la que se casó en 1955 y tuvo una hija, Dominique. Su confianza en sí mismo y un cambio de apellido, tomado de "El motín del Caine", película que vio anunciada en la marquesina de un cine, le animaron a regresar a Londres, donde ingresó en la compañía Theatre Workshop de Joan Littlewood. Hizo un pequeño papel en la película "Un infierno en Corea" y trabajó como figurante en montajes del West End, pero todo eso no era suficiente para llegar a fin de mes. En 1958, ya divorciado de Patricia con la que la relación no había funcionado, Michael se fue a París, intentando una nueva vida. Al cabo de unos meses, volvió a Londres y, con la ayuda económica de su madre, siguió en el teatro, trabajando por todo el Reino Unido.

Después de muchas obras y televisión de segunda fila, suplió a Peter O'Toole en una obra teatral que tuvo mucho éxito en Londres y que le supuso una larga gira.

Disimuló su acento de barrio para ser teniente

Pero el gran giro en su carrera se produjo cuando, a los 30 años, obtuvo el papel del degenerado y aristocrático teniente Bromhead en "Zulú" (1964), para el que tuvo que disimular su acento "cockney" (típico de barrio y considerado muy vulgar en Londres, pero del que él se siente muy orgulloso). Los críticos se fijaron en un excelente trabajo y, traspasada la barrera del anonimato, encarnó a dos de sus personajes favoritos: Harry Palmer, el antihéroe triste y laborioso de "Ipcress" (1965) y el mujeriego y derrochador profesor de "Alfie" (1966), film que le convirtió en estrella y le valió su primera candidatura al Oscar. En lo que quedaba de años 60 y principios de los 70, Caine aumentó su prestigio como actor versátil, dando vida a personajes muy diversos en películas dirigidas por realizadores de la talla de Vittorio de Sica, Joseph Losey, Robert Aldrich, John Huston, Otto Preminger, John Frankeheimer o Joseph L. Mankiewicz. Su trabajo en un film de éste último, "La huella" (1972) -en magistral duelo con el gran Laurence Olivier -le valió una nueva nominación para el Oscar, premio que le arrebataría Marlon Brando con "El padrino".

Miembro activo de una pandilla de seductores y bebedores del calibre de Peter O'Toole, Richard Harris, Oliver Reed y Terence Stamp (con el que compartió piso), la bebida llegó a ser un serio problema para Caine en los años locos del "swinging London", hasta que un día vio un anuncio de café en televisión. No es que decidiera sustituir el "gin tonic" por los cortados, sino que se quedó fascinado con la protagonista. Removió cielo y tierra hasta dar con la que creía una bellísima brasileña. Resultó ser Shakira Baksh, una joven de ascendencia india nacida en la Guyana Británica, que, conocedora de su fama de crápula, se negó a salir con él. "Ella vivía en la zona de Fulham con su madre, que me cogía el teléfono y me decía que su hija no podía salir conmigo porque en ese momento se estaba lavando el pelo...Tras varias negativas idénticas, pensé que era la chica con el pelo más limpio de Londres", ha explicado el actor con su proverbial ironía. Tras dos semanas de insistencia, se conocieron y, en 1973, se casaron. Ahí acabó la vida disoluta de Caine, que, al poco, fue padre de su segunda hija, Natasha Halima. "Si solo me hubiera dedicado a actuar me habría vuelto loco", ha dicho, reconociendo que encontró en su segundo matrimonio una estabilidad emocional que aun dura. 

Dos Oscar para un caballero de la Reina

Amante de la jardinería, la vida hogareña y el "fish and chips", este actor, propietario de siete restaurantes y un productora de cine, se marchó en 1979 a EEUU para escapar de la presión fiscal británica. Logró su primer Oscar en 1987 por su trabajo en "Hannah y sus hermanas", de Woody Allen, mientras que el segundo llegó 13 años más tarde por su entrañable médico de "Las normas de la casa de la sidra". Ese mismo año 2000, Isabel II le nombró "sir". "Lo considero una victoria de mi gente, la clase obrera", declaró este hombre que ha trabajado en más de un centenar de películas. 

En 1997 encarnó al expresidente de Sudáfrica, Frederik de Klerk, que sacó a Nelson Mandela de la cárcel en la película "Mandela and the Klerk".

En 2000 la Corte Real británica le nombró caballero, lo que le convirtió en Maurice Micklewhite. Él escogió recibir su caballería bajo su verdadero nombre como un signo de respeto por su padre, que se llama de la misma manera. En el interior del Actors Studio en 1998, indicó que se trataba de una tradición gitana la de poner el nombre Maurice al primogénito en la familia. Contrariamente a la costumbre generalizada entre los actores, Caine siempre ha utilizado su nombre verdadero en la vida real.

En 2013, a sus 80 años interpretó a Matthew Morgan en la película "Mr. Morgans Last Love" junto a Clemence Poesy, personificando a un viudo octogenario que entabla una cercana relación con una mujer joven (Pauline). En la película aparecen también Gillian Anderson y Justin Kirk.

Recientemente ha explicado que la muerte (natural o por algún cáncer) es su principal preocupación y está librando una batalla para prolongar su longeva existencia mejorando drásticamente su estilo de vida siendo apoyado por su esposa. Michael Caine se ha posicionado a favor de la separación de Reino Unido de la Unión Europea, votando a favor del "Brexit".



miércoles, 7 de julio de 2021

Marqués de Sade: Escritor y filósofo francés

 


Donatien Alphonse François de Sade nació el 2 de junio de 1740. Fue el único hijo del matrimonio formado por Jean-Baptiste François Joseph de Sade, descendiente de una de las familias aristocráticas más antiguas de Francia, y de Marie Eleonore de Maille de Carman, también noble y emparentada con la dinastía Borbón. Vino al mundo en el palacio de los príncipes de Condé, en París, donde pasó los primeros años de su vida, ya que su madre era dama de compañía de la princesa. Tarea que dejó cuando el pequeño tenía 4 años para acompañar a su esposo en sus viajes diplomáticos, por lo que Donatien quedó a cargo de su abuela paterna en la Provenza. Por indicación de su progenitor, la educación del niño recayó en los monjes del monasterio benedictino de Saint-Léger d'Ebreuil, donde fue su tutor el abad Amblet. La figura de este religioso fue clave en la vida de Donatien. En 1750, el abad lo acompañó a París, ciudad en la que el menor se instaló con su padre después de que su madre decidiera ingresar en un convento. En la capital francesa, prosiguió su formación en el colegio jesuita Louis-le-Grand. Enseguida mostró gran interés por la lectura, el teatro y la pintura. El niño tenía gran facilidad para los idiomas y aprendió italiano y alemán.

Con 14 años, ingresó en la academia militar y, a los 16, entró en batalla, participando en varias batallas. Su valentía en el campo de batalla hizo que lo trasladaran al frente de Prusia. Gracias a su carrera militar, Donatien pudo viajar por toda Europa llegando hasta Constantinopla. En 1763, año del fin de la Guerra de los Siete Años, el joven regresó a París, donde su padre negoció su boda con Renèe-Pelagie Cordier de Launay de Montreuil, hija de una familia noble con gran influencia en la Corte. El joven accedió al matrimonio, que se formalizó el 17 de mayo de 1763 en la iglesia de Saint-Roch de París.

Arrestado y encarcelado por actos de libertinaje

Tras la boda, los Sade se instalaron en Normandía, en el castillo de Echauffour, propiedad de la familia de Renèe-Pelagie. Cinco meses después, Donatien realizó un viaje a París en el que acabó siendo arrestado por actos de libertinaje y pasó dos semanas en prisión. Meses después, se instaló con su esposa en la capital francesa, donde dirigió un teatro y actuó en varias obras. El joven recurrió de manera habitual al servicio de prostitutas y tuvo varias amantes, algunas compartidas con otros nobles porque no tenía suficiente dinero para pagárselas. De su licenciosa vida dio cuenta el inspector Marais, un policía encargado de investigar las intimidades menos respetables de la nobleza.

Padre de tres hijos y amante de su cuñada

En 1765, el aristócrata abandonó el domicilio conyugal para marcharse a su castillo de La Coste, en la Provenza, con una de sus amantes, la actriz Beauvoisin, a la que presentaba como su esposa. Tras la muerte de su padre, el 24 de enero de 1767, se convirtió en marqués de Sade. En agosto de ese año, nació su primer hijo, Louis-Marie. La paternidad no sólo no le hizo cambiar de costumbres, sino que aumentó su lista de amantes.

En abril de 1768, protagonizó un nuevo escándalo: contrató los servicios de una prostituta, Rose Keller, a la que ató e inflingió heridas en la espalda con un objeto cortante. El episodio, que le costó siete meses de cárcel, consternó a los franceses y fue comentado en otros países.

Al recuperar la libertad, el marqués y su esposa se instalaron en La Coste, donde nació su segundo hijo, Donatien-Claude, en junio de 1769. La familia se completó en 1771 con la llegada de una niña, Madeleine-Laure. En estos años, estuvo viviendo con ellos Anne-Prospère, hermana pequeña de Renèe-Pelagie que era monja, a la que Donatien sedujo e hizo su amante.

Durante un viaje a Marsella en 1772, el aristócrata y su criado realizaron una orgía con tres chicas, quienes, al día siguiente, presentaron un grave cuadro de vómitos. Donatien, que había huido a Italia con su cuñada, fue acusado de haberlas envenenado y sentenciado a muerte por sodomía y envenenamiento. Su suegra, cuya influencia cruzaba fronteras, logró que fuera encarcelado en tierras italianas, pero fue la esposa del marqués quien lo ayudó a escapar. Los hábitos "censurables" de su esposo eran aceptados por Renèe-Pelagie, quien, según algunos biógrafos de Sade, organizó diversas orgías para su marido en el castillo de La Coste. 

 De la Bastilla al manicomio de Charenton

Sabiendo que su madre estaba agonizando, el aristócrata viajó hasta París para visitarla en febrero de 1777. Allí, fue arrestado y confinado en la fortaleza de Vincennes, donde permaneció preso hasta 1784, año en que lo trasladaron a la Bastilla. Durante su encierro, pasó la mayor parte del tiempo escribiendo (dio forma a la novela "Las 120 jornadas de Sodoma o la escuela de libertinaje") y leyendo los libros que le pedía a su esposa.

Dos semanas antes de que la Revolución Francesa se iniciara con la toma de la Bastilla, en 1789, el marqués fue trasladado al manicomio de Charenton, del que salió en 1790 por orden de la Asamblea Revolucionaria. Tras el largo encierro, Donatien se había convertido en un hombre obeso, con dificultades para moverse, sin apenas vista y con los pulmones muy maltrechos. El aristócrata intentó reunirse con su esposa, pero, para su sorpresa, ésta había dejado París tras iniciar los trámites de separación.

Predecesor de Freud y de la psicopatología

Sin recursos económicos, sobrevivió como pudo hasta que se emparejó con la actriz Constance Quesnet. Sade participó en el proceso revolucionario, escribiendo discursos para actos muy significativos. En esos años, siguió escribiendo y consiguió que se imprimiera "Justine o los infortunios de la virtud", una novela con un alto contenido sexual y violento, motivo por el que fue encarcelado en 1801. Sus hijos lograron que lo llevaran de nuevo al manicomio de Charenton, donde siguió escribiendo piezas teatrales que representaba con otros internos. Allí murió, con 74 años, el 2 de diciembre de 1814.

Una vez fallecido, su obra fue prohibida por "infame", pero circuló clandestinamente durante el siglo XIX y la mitad del XX, influyendo en autores como Flaubert, Dostoyevsky, Rimbaud o Apollinaire, quien la rescató del ostracismo calificándolo como "el espíritu más libre que jamás ha existido". André Breton, por su parte, lo consideró "el auténtico predecesor de Freud y de toda la psicopatología moderna". La escritora Simone de Beauvoir dijo que Sade tuvo el mérito de "haber destapado lo que cada hombre oculta vergonzosamente". Su figura ha sido llevada al teatro y al cine. La última película es "Quills".

Durante años, sus descendientes se avergonzaron de su nombre, pero la actual generación -representada por los hermanos Hugues y Thibault de Sade-, reivindica el legado del noble y, a los dos siglos de su muerte, ha promovido la publicación de un libro sobre su polémico antepasado.


domingo, 16 de mayo de 2021

Maribel Verdú: Popular actriz española

 


María Isabel Verdú Rollán nació el 2 de octubre de 1970 en Madrid. Fue la primera de las tres hijas de Gregorio, un vendedor de coches e Isabel, ama de casa y modelo ocasional. El 2 de noviembre de 1975, pocos días antes de que Francisco Franco muriera, nacieron sus hermanas gemelas, Carlota y Marina. "En mi familia fui la primera nieta, la primera sobrina, la primera hija. De repente, nacieron mis hermanas y toda la atención se desvió hacia ellas", ha desvelado la actriz en "Maribel Verdú", biografía escrita por la periodista Nuria Vidal y editada por Plaza & Janés. Pero, por suerte, Bel, como la llaman en casa, superó pronto sus celos. Estudió en el Colegio Santo Ángel de la Guardia, donde habían estudiado su madre, sus tías y su abuela. Eso motivó que, como sus padres vivían a las afueras de Madrid, Maribel se fuera a vivir a casa de sus abuelos, que estaba al lado del cole. La rigidez de su abuelo, militar, se contrarrestaba con la dulzura de su abuela. Estudiante poco aplicada pero artista precoz, en diciembre de 1978 "se subió al escenario de su colegio para representar "Los habladores", uno de los "Entremeses" de Cervantes, dirigido ¡por ella misma! a sus 8 añitos", sigue explicando el libro. Ávida lectora de clásicos de la literatura española y espectadora de las series que entonces hacían furor -le gustaba especialmente "Los ángeles de Charlie"-, la adolescente Maribel Verdú soñaba con ser maniquí, como su madre. Con sólo 13 años, Maribel empezó como modelo publicitaria y, tras protagonizar varios anuncios, le dieron un papel en "El crimen del capitán Sánchez", episodio de "La huella del crimen" dirigido por Vicente Aranda.

Primer desnudo en el cine a los 14 años

Su debut en la gran pantalla se produjo al año siguiente, con "El sueño de Tánger", de Ricardo Franco, en la que compartió cartel con Fabio Testi y donde, pese a su juventud, dio cuenta de su aplomo ante las cámaras, ya que hizo su primer desnudo. "Con 14 años, no sólo era virgen, sino que no había tenido ningún novio. Yo lo he hecho todo antes en el cine que en la vida", ha explicado, añadiendo que "Ricardo me sacó cosas que ni yo misma sabía que tenía dentro". El fallecido realizador la volvió a dirigir en "La buena estrella" y se convirtió en uno de sus mejores amigos en el mundo del cine.

Tras dejar la escuela a los 15 años, Maribel Verdú tuvo un pequeño papel como niña-prostituta en "El orden cómico", de Álvaro Forqué, pero su primera interpretación de calado fue la de una yonqui en "27 horas" (1986), de Montxo Armendáriz. Ese mismo año, intervino en "El año de las luces", película sobre la Guerra Civil española donde trabó dos de las grandes amistades de su vida: el director Fernando Trueba y el actor Jorge Sanz. De éste último siempre ha dicho que es su "hermano del alma. Nunca le gusté y eso fue fantástico porque hemos podido ser amigos de verdad". Gracias a la película "La estanquera de Vallecas" (1987), de Eloy de la Iglesia, Maribel se convirtió en una de las actrices jóvenes con más tirón de la época. Durante el rodaje tuvo muy buena relación con la actriz Emma Penella, que le dio un sabio consejo: "Cuando estés trabajando con otra actriz piensa que eres mucho mejor... que eres Meryl Streep. Tienes que pensar que eres la única, la mejor, porque si no, te comen". Para entonces, había ganado popularidad gracias a series como "Segunda enseñanza" (1985) o "Turno de oficio" (1986). Un año después, durante la grabación de "Soldadito español" (1988), surgió el amor entre la actriz y el director Antonio Giménez Rico, que tenía 50 años. Al principio, la diferencia de edad no fue un problema, pero, poco a poco, acabaron por distanciarse. Rompieron, pero siguieron conservando una buena amistad. Dos años más tarde, se la relacionó con el tenista Emilio Sánchez Vicario, si bien ninguno de los dos lo confirmó oficialmente.

El duro golpe de la muerte de su abuela

"Amantes" (1991), que coprotagonizó con Jorge Sanz y Victoria Abril bajo dirección de Vicente Aranda, se convirtió en el filme más importante de su primera etapa cinematográfica, pero su rodaje coincidió con uno de los peores golpes de su vida, ya que falleció su abuela Isabel, lo que le supuso el "primer encuentro con la muerte. Me aterra hablar de ella. Me dio mucha pena que mi abuela no llegara a ver esta película. Se fue pensando que yo daba los besos en el cine a través del cristal. Que me besaran no lo llevaba bien".


En el plano sentimental, Maribel vivió seis años con el cámara Pablo Hernández, del que decía que se había "convertido en la persona más estable de mi vida y espero que dure mucho tiempo". Pero no fue así, ya que la actriz se enamoró del productor Pedro Larrañaga, al que conocía por la estrecha relación que siempre ha tenido con Amparo Larrañaga y Luis Merlo, y los padres de estos, Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo. "Yo siempre había pensado que no quería hijos ni casarme, pero surgió. Pedro me lo pidió y me hizo ilusión", por lo que en 1999 se convirtió en esposa de Pedro Larrañaga. Aunque claudicó a la idea de casarse, no lo hizo a la de tener hijos. Paradójicamente, el verano del 2011 se convirtió en abuela, ya que Carlos, el hijo que Larrañaga tuvo a los 17 años, fue padre. "Me hace ilusión, lo llevo muy bien. Es muy lindo", ha explicado en su biografía esta mujer vitalista, que asegura que el pesimismo hay que dejarlo para tiempos mejores.


Tras ser nominada al Goya por primera vez por su trabajo en "Amantes", Maribel participó en "Belle Époque", de Trueba, que se alzó con el Oscar a la mejor película extranjera en 1992. Aquel éxito hizo pensar que Verdú se convertiría en una de las estrellas del cine internacional, pero no fue así, si bien en la década de los 90 esta mujer alegre, práctica y obsesionada con la limpieza y la puntualidad, vivió un momento de gran popularidad en España gracias a la serie "Canguros" (1994 y 1997). Aunque sus actuaciones en el teatro y el cine eran cada vez más espaciadas, estuvo en filmes de calidad como "La celestina" (1996), de Gerardo Vera; "Carreteras secundarias" (1997) de E. Martínez Lázaro; "Frontera sur" (1998), de G. Herrero; "Goya en Burdeos" (1999), de Carlos Saura o "El portero" (2000), de Gonzalo Suárez, entre otros.


Una segunda época dorada en América Latina


Con el cambio de siglo, Maribel Verdú vivió una segunda época dorada haciendo películas en América latina, la primera de las cuales fue "Y tu mamá también", del mexicano Alfonso Cuarón, que tuvo una excelente acogida de público y crítica. Pero sería "El laberinto del fauno", (2006), una coproducción hispanoamericana dirigida por Guillermo del Toro, el éxito más rotundo de esta prolífica etapa, ya que se convirtió en el filme rodado en castellano más taquillero de la historia. Maribel obtuvo en México el Premio Ariel a la mejor actriz por su papel de Mercedes. Nominada de nuevo al Goya por esta película, el premio español se le seguía resistiendo. Lo consiguió dos años después por "Siete mesas de billar francés", de Gracia Querejeta.


"No me iría a Hollywood por nada del mundo"


Fuerte y vulnerable al mismo tiempo, Verdú ha trabajado con la mayoría de los mejores directores de cine españoles, con la excepción de pedro Almodóvar, pero eso, dice, "jamás me ha quitado el sueño". Como tampoco se lo quita Hollywood. "Por nada del mundo me trasladaría a vivir allí. Mi felicidad personal está por encima de todo, el trabajo viene después". Respetuosa con el medio ambiente, defensora de la causa saharaui y admiradora del movimiento 15-M, ha cedido su imagen para campañas de adopción de galgos o contra la violencia de género. Mala cocinera, el bocadillo de leche condensada y rodajas de plátano es uno de sus mejores recuerdos de la infancia. "Me lo daban cuando era buena, y cuando me portaba mal, lo que más odio del mundo, que es el membrillo", ha explicado esta mujer que, si sólo pudiera comer una cosa, elegiría "queso, pan y vino tinto". Imagen de Yves Saint Laurent, reconoce que se cuida yendo al gimnasio y usando "muchas cremas y potingues". El interés que siempre ha tenido por la medicina le llevó a entrar como socia en el hospital Xanit Internacional, en Benalmádena (Málaga), donde estuvo ingresado su suegro.


Tras un tiempo en el que los directores y productores parecían haberse olvidado de ella, la actriz madrileña, que el pasado 2 de octubre cumplió los 43 años, vuelve a estar presente en el panorama cinematográfico español. En este momento saborea la excelente acogida de "Blancanieves" película en blanco y negro y muda del director bilbaíno Pablo Berger, por la que recibió un Goya como mejor actriz de reparto, y que fue escogida como candidata española para los Oscar.