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sábado, 4 de diciembre de 2021

Quino: Creador de Mafalda

 


Joaquín Salvador Lavado Tejón nació el 17 de julio de 1932 en Mendoza (Argentina). Fue el tercer hijo de unos inmigrantes republicanos malagueños que cruzaron el Atlántico en busca de fortuna. Su padre fue encargado de un bazar y su madre, ama de casa. Para diferenciarlo de su tío Joaquín, pintor y dibujante publicitario, empezaron a llamarle Quinito y luego Quino, que sería su nombre profesional. Siendo niño estuvo muy influenciado por sus tíos maternos, todos dibujantes, y por su abuela comunista, que le inculcó la importancia de la pintura, la música y la cultura en general. Los Lavado vivían en una casita con un patio bastante grande donde Quino se pasaba las horas jugando. No salía nunca, era un niño solitario y taciturno porque debido a su acento andaluz le costaba hacer amigos. Además, no deseaba crecer porque le daba miedo el mundo exterior, de ahí que no quisiera ir a la escuela, pero su madre le obligó.

Perdió a ambos padres siendo un adolescente

Recuerda que aprendió a dibujar a los 3 años "cuando una noche mis padres se fueron al cine y llamaron a mi tío Joaquín para que nos entretuviera a mis hermanos y a mí. Como no había televisión en esa época, él no encontró mejor idea que empezar a hacernos dibujos". En 1945, falleció su mamá de cáncer y, ese mismo año, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Cuyo, que abandonó tres años después, al morir su padre a causa de un infarto. "Recién entraba en la adolescencia y esas muertes me hicieron sentir como traicionado. Durante bastantes años viví agobiado por el luto", recuerda.

A partir de ahí quiso dedicarse al dibujo humorístico y, en 1950, vendió su primera historieta para una tienda de sedería, pero al año siguiente sufrió una gran desilusión cuando viajó a Buenos Aires pero no vendió ninguno de sus dibujos a los periódicos y revistas de la capital. "Dibujaba muy mal, tanto que hasta yo me daba cuenta. Pese a haber ido a la Escuela de Bellas Artes mi evolución fue muy lenta. Me decían que las ideas eran buenas, pero que para tener un dibujo pasable aún me faltaba mucho tiempo". Después de haber hecho la mili, en 1957, notó que su dibujo había mejorado. Decidió volver a probar suerte en Buenos Aires, pero aquellos primeros intentos no le fueron bien y su hermano mayor le tuvo que ayudar económicamente. Estaba ya casi desesperado cuando la revista de política y cultura "Esto es" le compró una primera serie de sus dibujos. Posteriormente, sus creaciones aparecieron en "Vea y Lea", "Leoplán", "Damas y Damitas", "TV Guía" y "Atlántida", entre otras publicaciones.

En 1963, editó su primer libro recopilatorio, "Mundo Quino", y su amigo Miguel Brascó le dijo que una agencia de publicidad estaba buscando a alguien que creara una historieta para Siam, una heladería muy conocida en Argentina. Los dueños querían una familia que usara unos electrodomésticos llamados Mansfield, por lo que los nombres de los personajes tenían que empezar por "M".

Una niña irreverente, antisistema y antisopa

Mientras veía la película "Dar la cara" se dio cuenta de que en una de las escenas había una bebé en la cuna: "Qué linda la niña, ¿cómo se llama? Mafalda". Así nació una de las tiras más famosas del siglo XX, protagonizada por una niña irreverente, contestona, antisistema, criticona y decididamente contestataria que odia la sopa, le encantan los Beatles y el Pájaro Loco y que hacía de las suyas junto a su hermano Guille y sus amiguitos Susanita, Miguelito, Manolito, Libertad y Felipe. "Mafalda" sigue tan joven como siempre, se ha editado en más de un centenar de países y ha sido traducida a más de 30 idiomas como el francés, italiano, chino, alemán o griego.

Para crear a estos dibujos se inspiró en figuras geométricas para que fueran más fácilmente reconocibles: Mafalda era una especie de círculo; Manolito un cuadrado; Felipe un triángulo; Susanita un óvalo... Todos ellos critican de forma ácida y cínica el abuso del poder, la obsesión del dinero o la corrupción política. Al final, la campaña no se llevó a cabo, pero Quino decidió conservar varias tiras para una posible publicación. Así, a principios de septiembre de 1964, aparecieron en "Gregorio", un suplemento de humor de la revista "Leoplán", las primeras tiras de Mafalda y, a finales de ese mismo mes, el semanario "Primera Plana" empezó a publicarlas. En 1965, el diario "El Mundo" se hizo carga de la tira, al año siguiente apareció la primera recopilación en un libro y, el 22 de diciembre de 1967, la historieta se interrumpió debido al cierre del periódico. El 2 de junio, Quino volvió a reanudar la tira en "Siete días" y viajó a Europa para promocionar a su "hijita".

Aquel contacto con el viejo continente hizo que, a partir de finales de los 70, pasara gran parte de su vida entre las ciudades de Barcelona, Milán, Madrid, Londres o París. En 1970, "Mafalda" se publicó por primera vez en España y, el 25 de junio de 1973, después de dos años meditando la idea, Quino dejó de dibujar nuevas aventuras de esta criatura inconformista. Uno de sus más grandes admiradores es el eminente escritor y filósofo italiano Umberto Eco, que define a Mafalda como "una contestataria, una verdadera heroína rebelde que rechaza al mundo tal cual es. Sólo tiene una única certeza: no está conforme". Aunque pase el tiempo y viendo cómo ha evolucionado la sociedad, Quino es consciente de una cosa: "Mafalda siempre se pregunta: ¿Por qué los adultos piden a los niños que sean buenos si ellos hacen lo contrario?"

No se ha vanagloriado de que escritores consagrados como Gabriel García Márquez o Julio Cortázar hayan hablado de él, pero se llena de orgullo cuando asegura que "lo que realmente me satisface es que una madre me cuente que su hijo le cogió gusto a leer gracias a Mafalda. Lo demás, son anécdotas". Y de éstas, tiene algunas: "Durante la elección del Papa, en el cónclave, un cardenal habló de Mafalda. ¡Lástima que saliera Ratzinger!".

Alicia, su mujer desde hace más de 50 años

A lo largo de toda su carrera ha contado con el inestimable apoyo de su mujer, Alicia Colombo, con quien se casó en 1960 y que es la encargada de administrarle el dinero "porque soy un auténtico desastre". A pesar de su felicidad estable, nunca han tenido hijos. "Lo decidimos de mutuo acuerdo. Primero, porque cuando nos casamos no teníamos dinero, mi casa era muy pequeña y no habría podido trabajar con niños corriendo alrededor. Y, además, sólo de pensar que se me podría enfermar un hijo me entraba una desesperación... Hubiera sido un desastre como padre, le hubiera malcriado y, claro, a mi esposa tampoco le interesó mucho".

Le apasiona el cine de autor como Kiarostami o Kaurismaki, es un lector acérrimo de los clásicos, seguidor de los Beatles, adora todo lo que tenga que ver con el Mediterráneo y, curiosamente, a pesar de ser argentino, detesta profundamente el fútbol.

Una escultura de Mafalda en San Telmo

Con más de 50 años de trayectoria, ha publicado numerosos libros de humor como "¡A mí no me grite!" (1972), "Bien, gracias, ¿y usted?" (1976), "Ni arte ni parte" (1981), "Gente en su sitio" (1986), "Potentes, prepotentes e impotentes" (1989), "Yo no fui" (1994) y "¿Quién anda ahí?" (2012). En los últimos años visita los festivales más famosos del mundo, acude a importantes conferencias, concede entrevistas para revivir a su criatura más famosa y se relaja viajando a países exóticos. En el 2009, inauguró en el barrio de San Telmo una escultura de Mafalda, que es una de las más visitadas de Buenos Aires. Nacionalizado español aunque sin dejar de ser argentino, Quino celebró su 80 cumpleaños con la inauguración de un museo dedicado al cómic en Buenos Aires, en el que su "hija" sopofóbica tiene lugar preferente.

Quino falleció el 30 de septiembre de 2020, tras estar internado a causa de un accidente cerebrovascular a los 88 años, un día después de haberse cumplido cincuenta y seis años de la primera publicación de su tira más emblemática, Mafalda.