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lunes, 17 de enero de 2022

David Bowie: Artista camaleónico e icono del pop

 


David Robert Jones nació el 8 de enero de 1947 en Brixton, distrito del sur de Londres. Su padre, Haywood Stenton Jones, era un relaciones públicas que ya tenía una hija, Annette, de un matrimonio anterior. En 1946, tras haber roto con su mujer, pero sin haberse divorciado, conoció a Margaret Mary Burns, una acomodadora de cine que también tenía otro hijo, Terry. La pareja se casó a los ocho meses del nacimiento de David.

Hasta los 6 años, estudió en la Stockwell Infants School y, en 1953, después de que la familia se mudara a un barrio cercano —Bromley—, fue alumno de la Burnt Junior Scholl, de cuyo coro formaba parte y donde destacó por su manera de bailar. «Sorprendente», según sus profesores, para un niño de su edad. A los 9 años, su vida cambió cuando su padre le regaló una colección de discos de artistas como The Platters, Fats Domino, Little Richard y Elvis Presley. El impacto que le produjo éste último fue enorme, como si hubiera «escuchado a Dios»,
explicó años más tarde, todavía impresionado por «el enorme poder de la música». A los 12 años, después de que su hermano le hubiera introducido en el jazz, sus padres le regalaron un saxofón, uno de los muchos instrumentos que aprendería a tocar.

En 1962, vivió un grave incidente. En una pelea por una chica con uno de sus mejores amigos, George Underwood, éste le propinó un puñetazo, con tan mala suerte que el anillo que llevaba impactó en su ojo izquierdo. Estuvo a punto de perder la visión de ese ojo, pero, tras una operación y cuatro meses de hospitalización, se lo salvaron, aunque la pupila le quedó permanentemente dilatada, dándole un aspecto muy característico a sus ojos, que parecen de distinto color.

A los 15 años, formó su primera banda, la Konrads, entre cuyos componentes estaba Underwood, con el que mantuvo la amistad. Sería la primera formación de una larga lista —David Jones and The King Bees, Manish Boy y Lower Third— con las que intentó hacerse un espacio en el mundo de la música, tras decirles a sus padres que dejaba los estudios. La suerte se le mostró esquiva hasta que, en 1966, conoció a Ken Pitt, un mánager que le consiguió su primer contrato en solitario y le sugirió que cambiara de nombre, ya que había otro artista llamado Davy Jones, el líder de The Monkees. Adoptó el apellido Bowie en honor a un personaje del filme «El Álamo», Jim Bowie.

«Space Oddity», su primer single de éxito

Pitt y él vivían en la misma casa y surgieron rumores de que mantenían una relación. El mánager lo negó, pero una vez comentó que «a David le gustaba quitarse la ropa y sentarse en el suelo con las piernas cruzadas rodeado de altavoces o andar desnudo por el piso». Su primer disco de larga duración, «David Bowie» (1967), no tuvo éxito comercial, pero llamó la atención de Lindsay Kemp. El prestigioso mimo y coreógrafo le enseñó al músico, según explicó el propio Kemp, a «exteriorizarse más a sí mismo. Le permití liberar su ángel y demonio interiores». Se rumoreó que fueron amantes y debieron serlo, aunque, al mismo tiempo, Bowie se emparejó con Hermione Farthingale, guitarra de una de sus bandas. En 1969, Bowie logró su primer éxito con «Space Oddity», un single sobre un astronauta que salió cinco días antes de que el Apolo XI llegara a la Luna y fue el tema que usó la BBC para cubrir el alunizaje, encaramándose en la lista de los más vendidos.

Un año antes, en 1968, había conocido a Angie Barnett, una actriz y modelo que se sintió inmediatamente atraída por el cantante. «Era muy guapo, hermoso, con una cara de ángel rodeada de rizos. Y, encima, era un semental», aseguró tiempo después. La noche antes de su boda, en marzo de 1970, compartieron cama con un amigo, actividad que practicaron durante toda su relación, acostándose  indistintamente  con hombres y mujeres. Al año siguiente, tuvieron a su único hijo en común, Duncan Zowie. Angela fue un puntal decisivo en la carrera del artista, quien escogía la ropa, asesoraba cómo moverse en el escenario e incluso le animó a potenciar su «look» andrógino. Su esposa también cuidó del hermano de Bowie, aquejado de esquizofrenia, enfermedad que aterraba al artista. Ambiguo por antonomasia, Bowie iba a encontrar en ese rasgo de su personalidad su característica como artista. En 1971, sorprendió a los críticos musicales de EEUU durante la promoción de «The Man Who Sold the World» dando las entrevistas con el vestido de mujer que lucía en la portada de ese disco. Pero su gran momento llegó el 6 de julio de 1972, cuando intervino en «Top of the Pops», un programa de la BBC de enorme audiencia. Hacía sólo cinco años que se había legalizado la homosexualidad en Gran Bretaña y apenas seis días de la celebración de la primera marcha del Orgullo Gay en Londres, cuando Bowie salió por la tele convertido en Ziggy Stardust, interpretando el tema «Starman», del álbum «The rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars», editado un mes antes. Y estalló el escándalo ante la visión de aquel supuesto extraterrestre bisexual que proclamaba haber venido para salvar al mundo. Bowie había construido el que durante unos años fue su álter ego mezclando a Vince Taylor —un roquero que decía ser el evangelista Mateo—, las «drags queen» de Andy Warhol y la estética de «La naranja mecánica». El resultado fue un ser delgadísimo, maquillado al estilo del teatro japonés, vestido con apretados y coloridos monos y unas aparatosas botas de plataforma. Una imagen tan rompedora en lo visual que se convirtió en referencia del «glam-rock», un movimiento musical que intentaba aunar las esencias del pop con la contundencia del punk y que marcó la música de artistas contemporáneos y de muchos venideros. Pero, conforme acumulaba polémicas con sus apariciones, Ziggy empezaba a «comerse» a Bowie. El extremado abuso de alcohol, drogas y sexo que el artista hizo esos años ayudaron a que la personalidad del cantante se viera muy afectada. «Ziggy no me dejó solo durante años. Entonces fue cuando todo empezó a ir peor», reconocería más tarde. Hasta que, en 1973, tras una gira llena de escándalos como cuando simuló una felación al guitarrista Michael Ronson, Bowie decidió deshacerse del personaje antes de que el extraterrestre de pelo panocha acabase con él.

Vivió el infierno de la cocaína y el alcohol

«Muerto» Ziggy, Bowie se fue a EEUU y, con su capacidad camaleónica para transformarse, dio el primero de los muchos giros que efectuaría en el transcurso de su carrera. Grabó con John Lennon el tema «Fame» (1975), en una época de descenso a los infiernos: aumentó el consumo de drogas, no dormía, apenas se alimentaba de leche y empezaba a obsesionarse con el ocultismo y el nazismo. Decía que el demonio vivía en su piscina y que «Hitler fue una de las primeras estrellas del rock. Fíjate en algunas de sus apariciones y mira cómo se mueve. Era tan bueno como Jagger». Años después admitió que sus abusos le habían pasado factura. «Tengo agujeros increíbles en mi memoria, por ello cuando estoy en un concierto necesito leer las letras de mis canciones», decía. En 1976, se mudó a Suiza para concentrarse en la música y allí empezó a dedicar parte de su gran fortuna a coleccionar arte contemporáneo. Aunque más enganchado a las drogas que nunca, siguió sacando discos. Afortunadamente, en 1976, decidió trasladarse a Berlín para desintoxicarse. En la capital alemana compartió piso con Iggy Pop, para quien escribió la letra y la música de su disco debut «The idiot». Desde allí lanzó su conocida «Berlin Trilogy».

Tras dejar Alemania, Bowie y Angie se divorciaron en 1980. Uno de los motivos de la ruptura fue el romance que, según se dice, Bowie tuvo con Jagger. Tras una dura batalla judicial, el juez dio la custodia del hijo al cantante, quien se refería a su exesposa como «la mujer que más he odiado en mi vida». En esa nueva década su estilo fue más discreto y reposado, con grandes éxitos como «Let's dance», «Modern Love» y «China Girl». En el teatro destacó con la obra «El hombre elefante» y, en el cine, ha intervenido en filmes como «El ansia», «Feliz Navidad, Mr. Lawrence», «Principiantes», «Dentro del laberinto» y «Zoolander», entre otras. En 1989, abandonó su carrera como solista para formar el cuarteto de pop rock Tin Machine, experimento que duró un par de años.

Casado con la bella modelo somalí Imán

En 1990, tras dos años de relación con la bailarina Melissa Hurley, su peluquero le montó una cita a ciegas con otra clienta, la exótica modelo somalí Imán, 10 años más joven que él y de la que se enamoró a primera vista. «Aquella misma noche empecé a pensar en el nombre de nuestros futuros hijos», confesaría años después, asegurando también que «menos mal que la conocí cuando tenía encarrilados mis pasos. Antes llevaba una vida de auténtica locura». Dos años después de iniciar su convivencia, el cantante le propuso matrimonio mientras navegaban por el Sena. Se casaron en abril de 1992 y, desde entonces, no ha vuelto a probar las drogas. En agosto del 2000 nació su primera y única hija en común, Alexandria Zahra, a la que llaman Lexi. La ex modelo tiene otra hija de una unión anterior, Zulekha, de 35 años.

Rechazó la Orden del Imperio Británico

Tras la publicación, en el 2003, de «Reality», su último álbum hasta la fecha, el cantante se negó a ser condecorado como comandante de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II: «No me he pasado la vida trabajando para eso», aunque si aceptó ser galardonado por el Gobierno francés. Al año siguiente, interrumpió su gira por un infarto y, desde entonces, decidió tomarse la vida de forma relajada. En el 2006, recibió el Grammy por toda su carrera.

Con mansiones en Londres, Beverly Hills y Bahamas, Bowie vive en su lujoso apartamento de Nueva York con su mujer y su hija. Su matrimonio con Imán sigue igual de sólido que al principio. «El nuestro es un amor de los que surgen una vez cada millón de años», asegura un hombre que su esposa define como «un caballero de los pies a la cabeza». Aunque retirado de los escenarios, el cantante apareció en noviembre del 2007 en un episodio especial de la serie de dibujos animados «Bob Esponja»; ha acompañado a músicos muy famosos en actuaciones puntuales, como Lou Reed; intervino en la película «El truco final», de Christopher Nolan; se le ha visto en alguna que otra fiesta y acudió al estreno de «Moon» (2009), la película de ciencia ficción de su hijo, Duncan, quien, quizás por los excesos de su padre, ni bebe ni fuma ni ha probado las drogas y hace del anonimato, militancia.

A principios de octubre de 2015, saltó la noticia de que Bowie había grabado, por primera vez en veinte años, una canción para la serie de televisión «The Last Panthers». Unas semanas después, John Giddings, su agente, aseguraba a un medio que Bowie no volvería a actuar nunca más. A finales del mismo mes, el propio David anunció en su página web el lanzamiento de su nuevo álbum de estudio, Blackstar, que coincidiría con su cumpleaños, el 8 de enero de 2016.

El 10 de enero de 2016, dos días después de su 69 cumpleaños y la publicación de Blackstar, murió de un cáncer de hígado en su apartamento de Nueva York. Se le había diagnosticado dieciocho meses antes, pero no lo había hecho público. El director de teatro belga Ivo van Hove, quien había trabajado con el cantante en el musical Off-Broadway Lazarus, explicó que Bowie no pudo asistir a los ensayos debido a la enfermedad. Comentó que Bowie siguió trabajando durante el proceso de la misma.


miércoles, 12 de enero de 2022

Doris Lessing: Una de las grandes escritoras del siglo XX

 


Doris May Tayler nació el 22 de octubre de 1919 en Kermanshash (Irán, antigua Persia), Fue la primera hija de una pareja marcada por la I Guerra Mundial, en la que el padre, Alfred Cook Tayler, perdió una pierna, y la madre, Emily Maude McVeagh, al verdadero amor de su vida. Con el paso de los años, Doris describió a sus padres como "ese tipo de ingleses que creían que Dios había designado al Imperio británico para dominar el mundo". A los seis años, ella, sus padres y su hermano Henry emigraron al sur de Rodesia (la actual Zimbabue), atraídos por la promesa de la abundancia. La realidad fue muy diferente: la tierra que consiguió el padre era poco productiva y la granja estaba en un lugar remoto. A golpe de fracasos, quiebras y enfermedades, el padre se sumió en una amargura de la que sólo salía cuando recordaba sus días en el campo de batalla. La madre, por su parte, intentaba mantener vivos los ecos de la grandiosidad de su juventud en la Inglaterra victorina.

Marcada por su madre, una mujer muy estricta

Uno de los recuerdos de infancia de Doris era la imagen de sus padres sentados delante de la casa, en medio de una nube de tabaco y de resentimiento, encadenados el uno al otro por una vida de desilusiones y escasez. "No, no seré como ellos", se repetía una y otra vez. Le encantaba caminar por el bosque, ayudar en las tareas de la granja y leer los libros que su madre se hacía traer de Londres. La aspiración de ésta. amante de la música, era que Doris aprendiera a tocar algún instrumento, pero la pasión de la niña era la escritura. "Tengo la impresión de haber escrito desde siempre", ha comentado. Hipersensible y rebelde -la apodaban "tigresa"-, Doris quedó marcada por su madre, una mujer muy estricta -tanto como luego lo ha sido la propia escritora- con la que estableció complejas relaciones de amor y odio. Su infancia en la África colonizada la puso en contacto con los crueles fenómenos sociales que se convertirían en elementos recurrentes de sus futuras novelas: la discriminación racial, la pobreza, las crudas desigualdades sociales sobre las que se sustentan los poderes que rigen el mundo y el dominio de los fuertes sobre los débiles.

A los 14 años dejó la escuela, pero ella siguió leyendo con voracidad. Dos años después, Doris se puso a trabajar en una central telefónica en Salisbury, una ciudad a cien kilómetros de la granja de sus padres. Tres años después, se casó con Frank Wisdom, un funcionario 10 años mayor que ella con el que tuvo dos hijos: John y Jean. En esa época, pasaba con facilidad del té de la tarde a las primeras copas de la noche y en ese ambiente conoció a muchos intelectuales europeos con los que adquirió conciencia política. Uno de ellos fue Gottfried Lessing, un refugiado alemán que la "convirtió" al comunismo y con el que se casó en 1945, dos años después de haberse divorciado de su primer marido. Con Lessing, del que adoptaría el apellido para su carrera artística, tuvo otro hijo: Peter. Aquel segundo matrimonio tampoco fue bien y, en 1949, firmaron el divorcio.

Dejó a su dos hijos mayores en Rodesia

Ese mismo año, antes de cumplir los 30 años, se embarcó en un buque que navegaba hacia Inglaterra. Dejaba atrás dos maridos, a sus dos hijos mayores (algo que le ha hecho sentir culpable toda la vida) y se llevó sólo al más pequeño, una maleta con libros y ropa, 100 libras esterlinas y el manuscrito de su primera novela "Canta la hierba". Aquella extraordinaria narración, ambientada en una granja de Rodesia, que mostraba la ambigua, estrecha y letal relación entre una dama blanca y su criado negro fue muy bien recibida en los ambientes literarios. El Londres de la posguerra era un lugar difícil para una madre sola, pero enseguida contactó con escritores y artistas bohemios que frecuentaban los clubs del Soho. "El ambiente era muy atractivo, con gente maravillosa e ingeniosa. Podría haber estado en estos lugares todas las tardes, pero eso me hubiera hundido. Tenía una responsabilidad ineludible: no podía salir de noche, no podía permitirme pagar una canguro. Gracias a Dios", escribió. Su siguiente novela, "Marta Quest" (1958) fue un éxito y primera de las cinco obras de la serie "los hijos de la violencia": "Un casamiento convencional", "Al final de la tormenta", "Cerco de tierra" y "La ciudad de las cuatro puertas".

"El cuaderno dorado", una "biblia" feminista

Socialmente comprometida, Lessing militó tres años en el Partido Comunista británico, del que se salió en 1956, tras la invasión de Hungría, "cayendo como los demás en una profunda desconfianza hacia el mundo". Le indignó también que un partido "revolucionario" se reprodujeran los modelos de desigualdad de sexos. El drama de las militantes comunistas fue uno de los temas de "El cuaderno dorado", libro que, en 1960, se convertiría -pese  a la propia autora- en una de las "biblias" del emergente movimiento feminista. Pero el libro que le dio fama más allá de las fronteras del Reino Unido era mucho más que un texto de convicciones feministas. Novela escrita con la estructura de un complejo diario femenino, es la reflexión de una mujer que se interroga sobre los nuevos modelos sociales y sobre las exigencias y las contradicciones del amor, El libro recibió el Premio Médicis a la mejor novela extranjera y ha sido considerado una de las obras fundamentales de la literatura inglesa de los años 60 y 70. Durante esas décadas siguió interrogándose sobre la vida y la política con novelas como "Un hombre y dos mujeres", "En busca de un inglés", "Instrucciones para un descenso al infierno" o "El último verano de Mrs. Brown". También es autora de magníficos cuentos en los que, como en sus novelas, recrea temas como el miedo, la muerte, el dolor, el amor, el odio, la solidaridad... A partir de 1975, Lessing abordó el género de la ficción científica, a través del que construyó una alegoría del mundo sometido a la amenaza de la guerra nuclear.

En los años 80, esta mujer de inteligencia privilegiada, verbo apasionado y fama de mal carácter comenzó una lenta aproximación a la secta sufí y, tres años más tarde, ya bendecida por la fama y para probar la desidia del mundo editorial, envió a su editor dos novelas con el seudónimo de Jane Somers. Tanto "El diario de una buena vecina" como "Si la vejez pudiera" fueron rechazadas y publicadas en otra editorial con absoluta indiferencia de la crítica. En 1987, publicó "La buena terrorista", descripción de la vida cotidiana de una muchacha londinense que se integra en un grupo terrorista. 

Amante de los gatos, antipática y cocinera

Autora de una cuarentena de obras, ha escrito varios trabajos sobre gatos -unos animales a los que adora-, piezas teatrales y su autobiografía: "Dentro de mí" y "Un paseo por la sombra". En el 2001, esta mujer con tanta fama de huraña como de buena cocinera recibió el Premio Príncipe de Asturias, uno de los muchos galardones que le han concedido. Eterna candidata al Nobel de Literatura, en octubre de 2007 la Academia Sueca le otorgaba el codiciado premio "por su épica narrativa de la experiencia femenina". "No sé a qué se refieren con eso. Los hombres y las mujeres no son tan diferentes", aseguró, comentando con sarcasmo que le habían dado el premio porque "estoy muy mayor". A los 87 años, con su hijo Peter inválido y abuela de dos nietas que vivían en Sudáfrica, entregó una novela a su agente sobre sus padres, "Alfred y Emily". "Podría ser la última", dijo quien necesitaba de la escritura como del aire que respiraba.

Su salud se deterioró tras sufrir varios derrames cerebrales, de forma que no pudo ya viajar, y falleció en Londres el 17 de noviembre de 2013 a los 94 años.



miércoles, 24 de noviembre de 2021

Dalai Lama: Líder espiritual de tibetanos y budistas

 


Lhamo Dhondrub -más tarde llamado Tenzin Gyatso- nació en la aldea de Takster el 6 de julio de 1935, pocos días después de la muerte del anterior Dalai Lama (palabras que en tibetano significan "océano de sabiduría"). Allí lo encontraron, dos años después, los monjes que, desde la muerte del anterior Dalai Lama, buscaban una casita de tejas de color turquesa junto a un monasterio budista de jade y oro. Según una visión del lama regente, el Dalai Lama se había reencarnado en un niño nacido allí. Los monjes de la comitiva se vistieron como mercaderes y Kewtsang Rinpoché, el dignatario que encabezaba la expedición, como criado. Pero el niño reconoció al sirviente, adivinó su nombre y dijo que era "un monje de de Sera". Como es costumbre, realizaron unas pruebas físicas para comprobar que el niño tenía una serie de rasgos únicos en los Dalai Lama y también exámenes como el del reconocimiento de pertenencias. El resultado fue positivo y los monjes determinaron que Lhamo era la reencarnación del 13º Dalai Lama, Thubten Gyatso. Ante la pregunta de un periodista sobre si creía ser realmente la encarnación del anterior lama, dijo: "De pequeño demostré que reconocía con gran exactitud los objetos pertenecientes a mi antecesor, pero creo que en 54 años de vida he conseguido ser de alguna utilidad a mi pueblo. ¡Eso es lo importante! Por tanto, que sea o no la auténtica reencarnación, poco importa".

Mal recuerdo del monasterio de Kumbum

Tras las pruebas, el pequeño Lhamo fue trasladado al monasterio de Kumbum, de cuya estancia no guarda un grato recuerdo, ya que lo separaron de sus padres. Más tarde, junto a un enorme séquito formado por su familia, los monjes que le habían encontrado y numerosos fieles, Lhamo fue trasladado al palacio sagrado de Potala, en Lhasa, donde fue coronado a los cinco años como Tenzin Gyatso. Según le explicó el propio Dalai Lama a su fotógrafo, el suizo Manuel Bauer, "pasé entre la multitud y los tibetanos bajaban la vista cuando yo pasaba". Y es que los budistas tienen prohibido mirar a los ojos de su líder político, al que llaman "Kundun" (la presencia) y consideran un dios en la Tierra.

Aunque venerado como la máxima autoridad religiosa del budismo, Tenzin tuvo que acudir a la escuela como los demás niños. Allí aprendió filosofía, las escrituras sagradas budistas, las plegarias y los oráculos de la tradición, así como inglés, matemáticas y geografía. Dicen sus maestros que era excepcionalmente inteligente, pero él mismo ha confesado que, de niño, era inquieto e indisciplinado y que se aburría soberanamente cuando tenía que presidir las reuniones de gobierno o con algunas de las asignaturas más pesadas. Tenzin prefería ver las películas de John Wayne o Tarzán, hacer pompas de jabón, arrancar un coche a escondidas o estudiar el mecanismo de diferentes aparatos, ya que, de no haber sido Dalai Lama, le habría gustado ser ingeniero. Apasionado por la mecánica, tiene una colección de relojes, entre los que hay uno que perteneció al presidente Roosevelt.

En 1950, la plácida vida del Dalai Lama se vio truncada por la ocupación de la China comunista de Mao Zedong. Proclamado Dios Rey del Tíbet en diciembre de ese mismo año, con sólo 15 años, Tenzin se convirtió en líder político y religioso de su pueblo. Cuatro años después viajó a Pekín para entrevistarse con Mao y pedirle que respetase al pueblo tibetano. El líder comunista le rindió grandes homenajes y le prometió que sus tropas no harían nada indebido, pero a su vuelta al Tíbet, el Dalai Lama descubrió que Mao Zedong le había mentido. Las violaciones de los derechos humanos eran continuas y la ocupación se convirtió en un genocidio que acabó con una sexta parte de la población, además de la casi total destrucción de la fauna y la flora locales y la relegación de las costumbres, la religión y el idioma tibetanos. 

Ante tanta injusticia, en 1956, apareció en el Tíbet una guerrilla de liberación a la que el Dalai Lama no pudo apoyar, ya que la religión budista prohíbe ejercer o justificar cualquier tipo de violencia. La situación se hizo insostenible. Según cuenta el propio Dalai Lama, cuatro años después, el 17 de marzo de 1958, un oráculo le ordenó que huyera de Lhasa porque lo iban a secuestrar. A su predicción también ayudó que, extrañamente, dos emisarios chinos lo habían invitado a una representación teatral en el campamento militar de Lhasa y que las revueltas eran cada vez más sangrientas. El Dalai Lama dejó inmediatamente el palacio de Potala y huyó bajo la nieve, disfrazado de soldado y junto a su familia y sus leales más cercanos, atravesando los elevados riscos que separan el Tíbet de la India. "Fue el peor día de mi vida -recuerda en un artículo de 'Time Asia'-". "Cuando llegamos a la frontera, estábamos exhaustos y enfermos de fiebre y disentería. Yo estaba tan mal que no podía ni montar a caballo".

Instalado en la ciudad india de Dharamasala

Como refugiado político, el Dalai Lama se instaló en Dharamasala, una pequeña población de la región india de Punjab que, actualmente ya es conocida como "el pequeño Tíbet". Desde allí, Tenzin Gyatso ha viajado a todo el mundo para pedir ayuda para la liberación pacífica de su tierra, pero ningún país occidental ha querido apoyarle oficialmente, ante el miedo a enemistarse con el gigante que es China. Sólo Suecia se atrevió a darle cierto apoyo al concederle el Premio Nobel de la Paz en 1989. Su vida actualmente se centra en viajar y reunirse con todos los mandatarios internacionales, para dar a conocer al mundo la situación de su país, pero no por eso rompe con su rutina de monje.

Rezos, meditación y noticias de la BBC

Se levanta a las 3:30 de la madrugada. Reza y medita durante un rato, toma una taza de agua caliente y realiza genuflexiones devotas durante 10 minutos, para luego, seguir meditando. Tras una ducha, el Dalai Lama vuelve a rezar, desayuna, pasea y oye las noticias en tibetano en "Voice of America" y la de la BBC. Luego, es el momento del estudio y de despachar los asuntos pendientes. Tras la comida -controlada por sus sirvientes más fieles, ya que alguna vez quisieron envenenarle-, el Dalai Lama vuelve a meditar, toma el té, ve la televisión si hay algún programa y, antes de acostarse a las nueve, medita, estudia o reza un poco más.

El Dalai Lama es un hombre de su tiempo, pero con ciertas particularidades. Dicen que no sabe usar un ordenador, pero su pasión es la física cuántica; cree en los antiguos oráculos de adivinación y reza mientras camina una cinta de gimnasio; en contra de lo que recomienda su religión, no es vegetariano; si hubiera elecciones en el Tíbet, votaría a los ecologistas; como el budismo no le permite hablar mal de nadie, dicen que se ha convertido en un maestro de la ironía, y, aunque asume la idea de la muerte con serenidad, tiene pánico cerval a los aviones.

Según los oráculos budistas, Tenzin Gyatso vivirá hasta los 112 años. Él, optimista incansable, cerca ya de los 80, sigue soñando con poder volver a su querido Tíbet natal regido por un gobierno democrático. 


Dan Brown: Escritor contemporáneo que ha batido todos los récords de ventas

 


Dan Brown llegó al mundo el 22 de junio de 1964 en Exeter (New Hampshire, Estados Unidos). Nacido en el seno de una familia episcopaliana, fue el mayor de los tres hijos que tuvieron Richard G. Brown, escritor y profesor de matemáticas, y Constance, compositora de música sacra que tocaba el órgano en la iglesia. El trabajo de su padre motivó que toda la familia fijara su residencia en el campus de la Universidad de Exeter, donde Dan estudió hasta los 14 años. De pequeño se interesó por los puzles, anagramas y crucigramas y descubrió su pasión por los códigos secretos a raíz de que su padre les montara a él y a sus hermanos -Valery y Gregory- acertijos y juegos de pistas para encontrar los regalos navideños y de cumpleaños.

Aquellos pasatiempos se convirtieron en la semilla del éxito que, años después, obtendría con la literatura, pero antes de dedicarse a ello sus inquietudes irían por otros derroteros. Tras estudiar en la Phillips Exeter Academy, se matriculó en Literatura en la Universidad de Amherst, fue miembro de la hermandad Psi Upsilon, jugaba al squash, cantaba en el club Amherst Glee y asistió a las clases de escritura que impartía el novelista Alan Lelchuk.

Estudiante en Sevilla


En 1985, abandonó temporalmente la universidad y se trasladó a Sevilla, en cuya universidad asistió durante un año como oyente a clases de Historia del Arte. En la capital hispalense aprendió a bailar sevillanas, se apasionó por las tapas y se quedó asombrado por la gran opresión religiosa que se vivía. "Nunca antes había experimentado nada parecido. Los hijos de la familia con la que residí luchaban por encontrar un equilibrio entre el mundo moderno y la antigua estructura de poder de la Iglesia en sus vidas. Los padres creían que la Iglesia tenía que dirigir sus vidas y los hijos sentían que eso era el viejo mundo y querían vivir el nuevo. De ahí que siempre existieran fricciones", afirma el autor, que utilizó aquella experiencia en su novela "La fortaleza digital".


Después de su regreso a Estados Unidos, se licenció en 1986 y, tras un tiempo como profesor de Inglés, se decantó por la música. Empezó a mezclar efectos sonoros con aparatos electrónicos, fundó su propio sello discográfico llamado Dalliance y editó "Perspective", un disco para niños en el que se imitaba los sonidos de los animales de la selva. Todas sus ilusiones se fueron al traste debido al escaso éxito de ventas, así que hizo las maletas y en 1991, se marchó a Hollywood para intentar triunfar como letrista y pianista.


Se enamoró de una mujer mayor que él


Pero las cosas no salieron como él pensaba y acabó dando clases en la Beverly Hills Preparatory School y colaborando en la Academia Nacional de Compositores, asociación que ayuda a músicos jóvenes. Allí conoció a Blythe Newton, una pintora e historiadora de arte 12 años mayor que él, con la que desde el primer momento hubo una excelente relación que se transformó en amor. Blythe le ayudó en su carrera musical montando eventos promocionales y poniéndole en contacto con personas de la industria. Editó varios discos, entre ellos "Angels & Demons" y "Dan Brown", que pasaron sin pena ni gloria. En 1993, regresó a New Hampshire acompañado de Blythe y empezó a trabajar como profesor de Literatura Inglesa al mismo tiempo que daba clases de español para niños. Todo cambió durante unas vacaciones en Tahití cuando Dan leyó la novela de Sydney Sheldon "La conspiración del juicio final". "Fue una revelación porque hasta ese momento, sólo había leído a clásicos como Shakespeare o Dostoyevsky. Ahí me di cuenta de que quería ser escritor", explicaría años más tarde. En 1997, se casó con Blythe, con la que no ha tenido hijos, y juntos escribieron bajo el seudónimo Danielle Brown un libro humorístico titulado "187 hombres a los que evitar; guía para las mujeres frustradas románticamente". Pero fue en una de sus clases cuando se dio cuenta del rumbo que iba a tomar su vida. Uno de sus alumnos fue investigado por la inteligencia estadounidense al interceptar uno de sus correos electrónicos, en el que decía que le gustaría matar a Bill Clinton. La información que Brown obtuvo sobre cómo la Agencia Nacional de Seguridad había actuado le sirvió para escribir "Fortaleza digital", su primera novela llena de acción y códigos y ambientada parcialmente en la Sevilla que había conocido en su juventud. Poco después escribió "Ángeles y demonios" y "La conspiración", donde ya aparecía el profesor de simbología Robert Langdon, inspirado en el Indiana Jones buscador de secretos y cosas perdidas. Con sus tres primeras obras sólo había conseguido vender 10.000 ejemplares, por lo que se puso a promocionarlas él mismo.


Jesucristo, un hombre casado y con hijos


Decepcionado, pero no vencido, Dan Brown se puso a escribir "El código Da Vinci" (2003), que de la noche a la mañana, se convirtió en un éxito de ventas en todo el mundo así como en uno de los mayores escándalos. El argumento del libro consiste en la teoría de que el cristianismo habría vivido conscientemente una mentira fraguada por la Iglesia católica durante los últimos dos milenios al encubrir la verdadera historia de Jesucristo y su matrimonio con María Magdalena, con la que habría tenido descendencia. Pese a la polémica, o quizás por ella, vendió 81 millones de ejemplares, la obra se tradujo a 44 idiomas y la adaptación cinematográfica interpretada por Tom Hanks y Audrey Tatou, recaudó casi 500 millones de euros. Dan se embolsó algo más de 160 millones de euros en concepto de ventas y royalties. "A pesar del éxito, mi vida no ha variado. Llevo una existencia sencilla, tengo un coche muy normalito, sigo haciendo las cosas de siempre y mi privacidad no se ha resentido. Sin embargo, la fama atrae cosas negativas, te conviertes en el centro de la diana, todo el mundo critica lo que haces y no sabes cuándo alguien se te acerca por lo que eres o por lo que tienes", asegura este escritor que es tan amado por el público como denostado por los críticos literarios. Críticas negativas que no inmutan a Brown, que sigue imperturbable con su rutina a la hora de crear: se levanta a las 4 de la mañana para escribir los siete días de la semana durante ocho horas al día, si bien en vacaciones reduce la jornada a tres o cuatro horas. Tiene un reloj de arena que le marca los descansos que aprovecha para jugar al tenis, hacer abdominales y charlar con su esposa y, si durante el proceso creativo se bloquea, se cuelga boca abajo del techo con unas botas especiales en lo que él llama "terapia de inversión".


Absuelto de una demanda de plagio


En marzo del 2006, un tribunal británico le absolvió de la demanda de plagio interpuesta por los investigadores Michael Baigent y Richard Leigh, dos de los tres autores de la obra "La sangre sagrada y el Santo Grial", publicada en 1982, que denunciaban que el célebre escritor les había copiado su argumento para escribir "El código Da Vinci".


Después de seis años sin publicar, Brown sacó al mercado su trabajo titulado "El símbolo perdido", del que vendió un millón de ejemplares en su primer día a la venta en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra y que, en España, ha llegado a las librerías con una tirada récord de un millón  y medio de copias. Su novela retoma el personaje del profesor de simbología Robert Langdon y la trama transcurre en Washington con un trasfondo de masonería, rituales religiosos y alguna que otra muerte, que mantendrán en ascuas al lector. "Esta ciudad es el inicio de América, carece de una historia antigua, pero para nosotros es el corazón de la tradición y para los europeos será un shock lo que descubrirán". 


En el 2013 publica "Inferno" y, en el 2017, su última novela hasta el momento, titulada "Origen".





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martes, 11 de mayo de 2021

Daniel Day-Lewis: Actor ganador de 3 Oscar

 


Daniel Michael Blake Day-Lewis nació el 29 de abril de 1957 en Londres (Inglaterra). Fue el segundo hijo del matrimonio formado por el laureado poeta Cecil Day-Lewis y la actriz Jill Balcon, hija de sir Michael Balcon, director de los estudios Ealing y uno de los hombres más importantes en la historia del cine británico. A los pocos meses de su nacimiento, la familia se mudó a Greenwich, donde Daniel creció bajo la sombra protectora de su hermana mayor, Lydia Tamasin. Los dos hermanos estaban muy unidos, jugaban al aire libre, creaban sus propias obras de teatro, se inventaban personajes y navegaban en los lagos cercanos a su hogar. Daniel siempre ha recordado con nostalgia los veranos en Irlanda, tierra de su padre, donde montaban a caballo a orillas de la playa y donde vivió su primer amor. Aquella infancia idílica quedó truncada por el débil estado de salud de su padre, hospitalizado en diferentes ocasiones a causa de varios ataques al corazón, por lo que la idea de la muerte influyó en gran medida en el pequeño Daniel.

Internado en un colegio de férrea disciplina

Su origen irlandés, judío y de clase alta propició que la relación con sus amigos fuera difícil. No encajaba en el grupo y tuvo que cambiar su acento y su forma de ser. Muy pronto se rodeó de malas compañías y se convirtió en un chico rebelde: faltaba a clase, fumaba, bebía y participaba en peleas y pequeños robos. Por este motivo, sus padres le internaron en Sevenoaks, en Kent, un exclusivo colegio con una férrea disciplina que el joven Daniel odió desde el principio. Pero allí descubrió sus dos grandes pasiones: la actuación y la carpintería. Al poco, ingresó en otro internado, Bedales, en Petersfield, donde estaba su hermana y aquello cambió su vida. El director John Schlesinger estaba rodando "Domingo, maldito domingo" y Daniel, con 14 años, consiguió un papel como extra por el que cobró cinco libras diarias. Aquello le motivó, se involucró en el teatro del colegio, participó en la elaboración de los decorados y el vestuario e incluso logró que su padre fuera a verle una vez. Unos meses después, Cecil murió de cáncer y Daniel cayó en una gran depresión. Empezó a sufrir migrañas, le recetaron calmantes y los tomó en tal cantidad que llegó a sufrir alucinaciones. Las autoridades creyeron que era un drogadicto, le encerraron en una habitación de una institución pero, al poco, le dejaron salir "porque hice una de mis mejores actuaciones al interpretar a una persona sana y con juicio", confesaría años después.

En 1974, las cosas empezaron a ir mejor. Inició una relación sentimental con Sarah Campbell que duraría 10 años, dejó Bedales en 1975, olvidó momentáneamente la actuación, se decantó por la ebanistería e hizo una solicitud en una escuela especializada donde fue rechazado por falta de experiencia.

Un primer Oscar por "Mi pie izquierdo"

Entonces cambió de estrategia: le aceptaron en la Bristol Old Vic Theatre School y, durante los siguientes tres años, participó en innumerables producciones teatrales. "Mi padre ni me animó ni me desanimó porque nunca le dije que quería ser actor, pero mi madre y mi abuelo -productor de las primeras películas de Hitchcock- no me apoyaron demasiado porque ambos sabían que esta profesión no era una forma fácil de ganarse la vida". Aún así, siguió luchando por su sueño y obtuvo una colaboración en "Ghandi" (1982) y, posteriormente, intervino en "Una habitación con vistas" (1985) y en "Mi hermosa lavandería" (1985), con la que obtuvo un gran reconocimiento. Cuatro años más tarde, recibió su primer Oscar al Mejor Actor por "Mi pie izquierdo" y se convirtió en uno de los grandes "sex symbols" de la década, con lo que empezaron a llegarle guiones interesantes. Por aquel entonces inició una relación intermitente y tormentosa con la actriz francesa Isabelle Adjani, convirtiéndose en el centro de atención de los paparazzi franceses y americanos, algo que desagradaba profundamente al actor. "No me interesa saber lo que la gente piensa de mí, nunca me ha gustado exponerme en las revistas de cotilleo, detesto las murmuraciones y cuchicheos y espero que  se me respete", repite en cada una de las pocas entrevistas que concedió.

Daniel se compró una casa de campo en Irlanda huyendo de una Inglaterra marcada por el "thatcherismo" y una izquierda decepcionante. Allí pasó largas temporadas con Isabelle, aislado de la actuación, y creó un mundo paralelo al que muy pocos tenían acceso. En 1992, protagonizó "El último mohicano" y, al año siguiente, intervino en "La edad de la inocencia" y "En el nombre del padre", por la que volvió a ser nominado a la estatuilla dorada. Tras tener un fugaz romance con Wynona Ryder, se retiró del ajetreo de Hollywood, cansado de meterse en la piel de los personajes. Apostó nuevamente por el teatro, rechazó guiones importantes y fue fiel a su filosofía de hombre hermético, introvertido, solidario y con una especial sensibilidad. A principios de 1995, poco antes del nacimiento de su primer hijo, Gabriel Kane, fruto de su relación con Adjani, se rumoreó que Daniel había dejado a la actriz por fax, algo que ella negó posteriormente. Acto seguido, mantuvo breves romances con Julia Roberts, hecho que hirió profundamente a la intérprete francesa, y con su entrenadora personal Deya Pichardo. En 1996, mientras se preparaba para un papel en "Las brujas de Salem", acudió a casa del dramaturgo Arthur Miller, autor de la obra, y conoció a su hija, Rebecca. Tras aquel flechazo, la pareja se casó en secreto pocos meses después y se instalaron en Irlanda. Después de  protagonizar "The boxer" (1997), Daniel se retiró nuevamente del cine durante cinco años y en su tiempo libre devoró libros de James Joyce, recorrió con su motocicleta numerosos países, disfrutó de las películas de John Huston o Charles Laughton y se volcó en su matrimonio.

Aprendiz de zapatero en Florencia

En 1998, Daniel y Rebecca tuvieron su primer hijo en común, Ronan y, cuatro años más tarde, nació Cashel Blake. Con fama de excéntrico, tímido y nada dado a hablar de su vida privada, Daniel se trasladó junto con su familia a Florencia, donde trabajó como aprendiz de un zapatero a las órdenes de Stefano Bemer. Allí saboreó el anonimato y se permitió el lujo de rechazar guiones tan importantes como "El señor de los anillos". Además, como fan de Valentino Rossi, cogía su moto y recorría miles de kilómetros en busca de aventuras, como cuando visitó España y coincidió con la Vuelta Ciclista.

Admirador de Perico Delgado e Induráin

En Salamanca vio de cerca a sus ídolos, Indurain y Perico Delgado, pero no se atrevió a hablar con ellos. "Me apasiona el ciclismo y lo que hacía Induráin era algo increíble. Es un hombre íntegro y entregado a su profesión. Su retirada fue un momento muy triste para mí", recordó años después. Martin Scorsese logró rescatarle de su retiro para protagonizar en el 2002, "Gangs of New York", por la que fue nominado de nuevo al Oscar. Se retiró otros tres años para volver antes las cámaras bajo las órdenes de su mujer son el filme "La balada de Jack y Rose".

En 2012 protagonizó el largometraje Lincoln de Steven Spielberg, quien lo calificó como uno de "los más grandes actores" en cualquier etapa de la historia del cine. Day-Lewis pidió al director el tiempo de un año para la preparación de su personaje, leyó más de 100 libros sobre Lincoln y tuvo largas sesiones de maquillaje para obtener un aspecto similar. En febrero de 2013 ganó su tercer Óscar por el papel protagonista del presidente estadounidense Abraham Lincoln. Se convierte así en el primer hombre en conseguir tres Óscar al Mejor actor principal en toda la historia de la ceremonia.

El actor anunció que tomaría su clásico periodo de descanso, ahora de una duración de 5 años tras su participación en Lincoln antes de aparecer en otra película, se retiró a una pequeña granja en County Wicklow.

En enero de 2017 comenzó el rodaje de su última película en Inglaterra y Londres, bajo la dirección de Paul Thomas Anderson que ya lo dirigió en "Pozos de ambición", donde ganó el segundo de sus tres Oscar. La película se estrenó diciembre de 2017 con el nombre de Phantom Thread, fue nominado al Globo de Oro en la categoría de mejor actor dramático.Cinta en la que además está nominado a los Premios BAFTA en la categoría de mejor actor.

El 20 de junio de 2017, a la edad de 60 años, Daniel Day-Lewis anuncia que se retira de forma definitiva de la actuación. Así lo ha confirmado Leslee Dart, su representante, a Variety: "Daniel Day-Lewis ya no trabajará como actor. Él está inmensamente agradecido con todos sus colaboradores y a su público por todos estos años. Se trata de una decisión personal y ni él ni ninguno de sus representantes harán más comentarios al respecto", ha comentado Dart al mencionado medio de forma escueta.