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viernes, 14 de enero de 2022

Frida Kahlo: Gran pintora mexicana

 


Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, México. Tercera de las cuatro hijas del fotógrafo judío de origen húngaro-alemán Wilhelm Kahlo y de la española Matilde Calderón, su madre estaba demasiado enferma para cuidar de ella y Frida fue amamantada por una nodriza india. Sus problemas de salud empezaron a los 6 años, cuando una poliomielitis le dejó secuelas físicas en la pierna y pie derechos. En su convalecencia creó a una amiga imaginaria, de la que habló en su diario para explicar el autorretrato doble "Las dos Fridas" (1939). 

Un devastador accidente que cambió su vida

Tras cursar estudios primarios en el Colegio Alemán, donde sus compañeros la apodaron cruelmente pata de palo, fue una de las primeras 35 chicas que admitieron en la Escuela Nacional Preparatoria, el mejor instituto de enseñanza secundaria del país en el que estudiaban 2.000 alumnos. Allí se unió al grupo de izquierdas los Cachuchas, cuyo líder, Alejandro Gómez, sería su primer amor.

A los 17 años, su padre le enseñó a revelar, retocar y colorear fotografías, conocimientos que después le serían muy útiles para pintar. El talento artístico que empezaba a demostrar entonces llamó la atención de un amigo de su padre, Fernando Fernández, que la contrató como aprendiz para copiar grabados, y todo iba razonablemente bien hasta que, el 17 de septiembre de 1925, un terrible accidente cambió radicalmente su vida. Frida se dirigía a la escuela con su novio, cuando el autobús en el que viajaban fue embestido por un tranvía. Una barra de hierro que le atravesó el cuerpo quebró su columna vertebral por tres partes y la hirió en las costillas, la clavícula y el pubis. Durante los nueve meses siguientes estuvo postrada en la cama, inmovilizada por un corsé de escayola. Para mitigar el aburrimiento, empezó a pintar gracias al caballete que su madre hizo adaptar a su cama. Primero experimentó con acuarelas y luego se pasó al óleo, técnica con la que realizó su primer trabajo: "Autorretrato con traje de terciopelo". La obra fue un regalo para su novio quien, poco después, la abandonaría, asegurando que Frida le había sido infiel antes del accidente. La ruptura añadiría un nuevo dolor a los muchos que siempre le acompañarían, pero que ella supo lidiar y proyectándolos en una producción artística que la convertiría en la pintora más destacada del arte mexicano.

Diego Rivera, el gran amor de su vida

Cuatro años después del terrible accidente, cuando era militante de la Joven Liga Comunista, conoció a Diego Rivera, un pintor de murales de gran prestigio. Pese a las grandes diferencias que había entre ellos (el artista tenía 42 años, medía 1,86 y pesaba 136 kilos mientras que Frida tenía 22 años, no pasaba de 1,60 y su peso era de sólo 45 kilos), iniciaron una relación amorosa que desembocó en boda el 21 de agosto de 1929 y que convirtió a Frida en la tercera esposa de Rivera. La madre de la pintora no veía con buenos ojos aquel matrimonio, que definió como la unión de "un elefante y una paloma". Más cauto y práctico, el padre de Kahlo veía que Rivera podía aportarle a su hija la estabilidad económica necesaria para afrontar un futuro incierto por las secuelas de la treintena de operaciones quirúrgicas a las que se había sometido desde el accidente. Instalada con su marido en la casa de Coyoacán que la había visto nacer, Frida empezó a construir el personaje que iba a encandilar a millones de personas por su punto étnico, salvaje y, al mismo tiempo, refinado. Vestía las faldas largas y las enaguas con puntillas de las indias tehuanas; trenzaba su cabellera de pelo negrísimo con diferentes objetos y se adornaba con collares, anillos y aretes.

Un año después de la boda, tras haber sufrido un primer aborto, el matrimonio se trasladó a San Francisco (EEUU), donde Rivera tenía el encargo de un mural. Después se instalaron en Nueva York, convirtiéndose en centro de atracción de la intelectualidad. De allí pasarían a Detroit, donde la pintora volvió a quedarse embarazada. Supervisada por el doctor Leo Eloesser, que sería su consejero médico durante el resto de sus días, Frida perdió el bebé en el tercer mes de embarazo. En 1934, tras su tercer y último aborto, la pintora presionó a su marido para volver a México. Instalados en la casa que Rivera hizo construir en San Ángel en la periferia del DF, los Rivera se convirtieron en el pilar de la vida cultural y artística de la capital mexicana. Pero Diego, que era un hombre caprichoso y estaba gobernado por sus apetitos, convirtió la convivencia en un infierno.

La infidelidad de Diego Rivera con su hermana

Todo empeoró entre ellos cuando Frida cayó en una fuerte depresión porque tuvieron que amputarle varios dedos del pie derecho. La pintora pasaba por alto los numerosos lances amorosos de su marido (ella también los tuvo con hombres, mujeres e incluso con algunas de las amantes de Diego), pero no pudo tolerar que se hubiera acostado con su propia hermana y confidente, Cristina. Dejó el domicilio conyugal e inició una apasionada relación con el escultor americano Isamu Noguchi, con el que tuvo que romper porque Rivera los amenazó con una pistola.

En 1936, Frida reanudó sus actividades políticas, prestando apoyo a los republicanos españoles y pidiéndole al presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, asilo político para León Trotsky, al que acogió en su casa y con el que mantuvo una relación más romántica que carnal. También fue anfitriona de André Bretón. El padre del surrealismo quiso incluirla en esa tendencia artística, pero ella decía que lo que pintaba no eran sueños, sino su propia realidad. "Pinto autorretratos porque estoy sola muy a menudo y porque soy la persona que mejor conozco", afirmaba la artista que hizo su primera exposición en Nueva York en 1939. Poco después, tuvo una muestra en París, siendo la primera mexicana que exponía en el Louvre. Para entonces, vivía sola en la casa de sus padres, en Coyoacán, y los dolores de la espalda eran más insoportables que nunca. Intentaba mitigarlos pintando a todas horas. En 1940, durante un viaje a San Diego (EEUU) se reconcilió con Rivera y se casaron por segunda vez, pero con las condiciones de Frida: no tendrían relaciones sexuales y él no la mantendría económicamente.

En 1943, cuando sus cuadros empezaban a ser muy cotizados y ella vivía una temporada muy tranquila, empezó a dar clases de pintura en el Antiguo Colegio de Escultura, donde animaba a sus estudiantes a buscar inspiración en la vida diaria mexicana y en el folclore del país, sin seguir los modelos europeos. Pasados unos meses su salud se deterioró y se vio obligada a usar un corsé de acero, pero mantuvo las clases en su casa.

Alcohol, pastillas y una silla de ruedas

A finales de los años 40, su estado empeoró mucho y tuvo que someterse a ocho complicadas operaciones de columna que la minaron física y mentalmente. Uno de sus autorretratos más famosos de esa época fue "La columna rota" (1944). Mientras ella sufría, su marido escandalizaba a todos paseándose del brazo de la gran diva del cine mexicano, María Félix. Los amantes rompieron, pero el carácter de Frida se agrió, volviéndose violenta y depresiva. Reducida en su movilidad, se desplazaba en silla de ruedas, empezó a beber mucho y se hizo adicta a las drogas y fármacos que le aliviaban los dolores. En 1953, se montó la primera exposición en solitario de sus trabajos en México, a la que llegó en ambulancia. Pocos meses después, tuvieron que amputarle la pierna derecha que se le había gangrenado.

El 13 de julio de 1954, Frida Kahlo falleció en su casa de Coyoacán, convertida años después en museo y donde reposan en un jarrón precolombino las cenizas de la pintora. Nunca se supo si murió por una embolia pulmonar o por las numerosas pastillas que, según su enfermera, faltaban de un tubo de somníferos. 


viernes, 26 de noviembre de 2021

Fabiola de Mora y Aragón: La española que reinó en Bélgica

 


Fabiola Fernanda María de las Victorias Antonia Adelaida de Mora y Aragón nació el 11 de junio de 1928 en Madrid. Fue la penúltima de los siete hijos de Gonzalo de Mora y Fernández, marqués de Casa Riera, y de Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz. Antes que ella nacieron Alejandro, Gonzalo, Jaime, Nieves y Ana María y María Luz fue la benjamina de la familia. Amadrinada por la reina Victoria Eugenia, la formación de Fabiola corrió a cargo de profesores particulares y una institutriz alemana.

Pasó sus primeros años en el Palacio de Zurbano -actual sede del Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas-, que el padre de Fabiola convirtió en un pequeño Versalles: hizo construir un pórtico de acceso neoclásico, habilitó un salón de baile, un comedor de gala y un gabinete para el té co mobiliario rococó y cuadros de Goya y Rembrandt. Su madre le transmitió un profundo amor por los animales, así como una marcada religiosidad. La casa disponía de una capilla propia, donde se celebraba misa diaria a la que obligatoriamente asistían los hijos y el servicio. Los veranos los pasaban en "Villa Pilar", en Zarauz.

Joven autora de un libro de cuentos

Inteligente, dulce y alegre, Fabiola tenía afición por el dibujo, la música y la escritura. En 1952, bajo el seudónimo de Cleopatra, publicó el libro "Los cuentos maravillosos". Un año antes -el 17 de julio de 1951- el príncipe Balduino se había convertido en el rey de Bélgica tras la abdicación de su padre, Leopoldo III. Balduino tenía 20 años y su vida había estado marcada por la prematura muerte de su madre (la princesa Astrid murió en un accidente de coche cuando él tenía 5 años) y por el exilio de la familia durante la Segunda Guerra Mundial. De talante serio y carácter introvertido, Balduino aceptó su destino con resignación, aunque su verdadera vocación era la religiosa. Liliana de Rethy, la segunda esposa de su padre, habilitó para él un ala del Palacio Real de Laecken, donde Balduino residía.

Trabajo, oración, música religiosa y astronomía

De nada sirvieron los esfuerzos que hizo su madrastra para que entablara relación con chicas de su edad. Balduino vivía entregado al trabajo y a la oración. Su tiempo libre lo dedicaba a oír música religiosa y estudiar astronomía.

Pese a su proverbial timidez, el destino tenía reservado un gran amor para aquel joven que apodaban "el rey triste". Según el periodista Jaime Peñafiel, en el verano de 1956, Balduino acompañó a su abuela, la reina madre Isabel de Bélgica, a España, donde ésta era atendida por el doctor Arruga. La soberana belga solía residir en el Hotel Ritz de Barcelona o en la finca que el ilustre oftalmólogo tenía en la Costa Brava. Por su parte, aquel verano Fabiola había aceptado la invitación de su hermana, la marquesa de Aguilar, para pasar unas semanas en la villa que ésta tenía muy cerca de la del médico. Una tarde que las dos jóvenes acudieron a casa de Arruga, Balduino conoció a Fabiola. Entre los dos hubo un flechazo, aunque muy pocos se enteraron. La mala suerte se interpuso en el camino de los dos enamorados. Al poco tiempo de aquel primer encuentro, falleció el padre de Fabiola, y la chica, chapada a la antigua, se impuso un duelo de tres años durante los cuales trabajó como enfermera de Sanidad Militar en Carabanchel y colaboró activamente con el hospicio de las Hermanitas de los Pobres. La pareja volvió a verse en febrero de 1959, en el más riguroso incógnito. En el tiempo que no se habían visto, Liliana de Rethy había convencido a su hijastro para que se hiciera algunos retoques de estética que mejoraran su aspecto. Al parecer, también Fabiola se operó la nariz.

Así, contra todo pronóstico, el 17 de septiembre de 1960, se anunció públicamente el compromiso matrimonial de Balduino con una aristócrata española, de la que nadie -ni en Bélgica, ni en España ni en el resto de Europa- sabía nada.

España, el país donde buscar a la futura esposa

Pero, según otras fuentes, la gestación de aquel noviazgo tuvo un proceso muy diferente. Al parecer, después de que la revista "Paris Macht" publicase la noticia de que Balduino pensaba abdicar para ingresar en una orden trapense, el rey le dijo a su confesor, el cardenal Suenens, que había "confiado a la Virgen de Lourdes el problema de mi matrimonio" y añadió que había que buscar a su futura esposa en España, el país más católico del mundo en aquella época. Suenens se puso en contacto con verónica O'Brian, promotora de la Legión de María, que se presentó ante el nuncio de Madrid para informarle de su "misión". Finalmente, dieron con la mujer perfecta: profundamente católica -Hija de María, congregante de San Vicente de Paul y militante de Acción Católica-, sin ningún novio conocido, entregada a las obras de caridad, razonablemente culta y capaz de expresarse con fluidez en inglés, francés y alemán.

Perfecta salvo un detalle: su hermano Jaime

O'Brien se entrevistó con ella para explicarle el asunto que llevaba entre manos. Ella no se lo creyó hasta que el nuncio le confirmó que no se trataba de una broma. Así fue como se organizó un primer encuentro "clandestino" entre los dos jóvenes, que volverían a verse en el santuario de Lourdes en julio de 1960. Según esta versión fue allí donde Fabiola le dio el "sí" a Balduino. Todo era perfecto en Fabiola salvo un pequeño detalle: su hermano Jaime. Vividor, bohemio y siempre con problemas de dinero, "Fabiolo" -apodo que le pondrían tras conocerse el compromiso- no perdió un instante en rentabilizar el nuevo status de su hermana y concertó la exclusiva de un reportaje del dormitorio de Fabiola en el palacete familiar. Sería el primero de los desencuentros que la joven tendría con uno de los símbolos de la época dorada de Marbella. Su estilo de vida era tan diferente al de su hermana -fue camarero, taxista, pianista o actor- que no le invitaron a la boda de la pareja, que se celebró el 15 de diciembre de 1960 en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas. Fabiola iba vestida de Balenciaga y muchos españoles se compraron su primer televisor para poder ver la retransmisión de la ceremonia, todo un acontecimiento de aquella década. Uno de los regalos de boda más polémicos que recibió Fabiola fue una diadema-corona de plata antigua con incrustaciones de piedras preciosas que, adquirida personalmente por Carmen Polo de Franco, finalmente resultó ser falsa. Fabiola la lució en una única ocasión: la noche de su primera aparición pública en el Palacio de Lacken con motivo de la recepción dada la víspera de su boda.

Vacaciones estivales en su villa de Motril

Los recién casados disfrutaron de su luna de miel en una finca de los marqueses de Salinas en Hornachuelos, Córdoba, en la que supondría la primera de una serie de estancias del matrimonio en España, que convirtieron en su lugar de vacaciones. Primero en Zarauz, pero después se construyeron en Motril (Granada) una casa que llamaron "Villa Astrida".

Desde el primer momento de su reinado, Fabiola supo ganarse el cariño de los belgas ejerciendo de discreta y entregada consorte. La armonía que siempre reinó entre los esposos sólo se vio ensombrecida por la falta de herederos. Fabiola sufrió cinco abortos. Años de consultas ginecológicas, intervenciones quirúrgicas y tratamientos no pudieron evitar que llegase a la cuarentena sin haber sido madre. Ante esa circunstancia que privaba a Balduino de un heredero, la reina le planteó a su esposo la posibilidad de declarar nulo el matrimonio para que pudiera volver a casarse con una mujer fértil. El rey belga no aceptó esa posibilidad y ambos cónyuges se volcaron en la educación de su sobrino, el príncipe Felipe, nacido pocos meses antes de que ellos se casaran. Balduino lo educó como sucesor y, oficiosamente, se le consideraba el heredero, en detrimento de su padre, el príncipe Alberto, que había dado muchos quebraderos de cabeza a Balduino con sus escándalos conyugales con Paola de Lieja.

Alberto y Paola nuevos reyes de Bélgica

Contra todo pronóstico, fue Alberto quien subió al trono belga cuando, inesperadamente, el 31 de julio de 1993, Balduino falleció de un ataque al corazón en su casa de Motril, donde él y su esposa estaban de vacaciones. En su entierro, rigurosamente vestida de blanco, Fabiola sobrellevó el duelo con enorme entereza amparada en su fe. Tres días después, compareció ante el pueblo belga en el balcón de Laeken apoyando a sus cuñados Alberto y Paola como nuevos soberanos. Al parecer, se había alegado que el príncipe Felipe, de 33 años y todavía soltero, no estaba preparado para reinar.

Desde entonces, Fabiola dejó de ser la reina de los belgas para pasar a ser la reina viuda, sin status oficial, aunque sigue participando en las actividades de la Familia Real belga. Con una asignación anual de 1,4 millones de euros y 25 personas a su servicio (incluyendo una secretaria personal que se encarga de su agenda de compromisos), en 1998, se trasladó a vivir al palacio de Styvenberg, donde ha dedicado todos estos años a cultivar su arraigada religiosidad (sintoniza con el movimiento ultracatólico Renovación Carismática) y la memoria de Balduino, cuyas libretas personales ha guardado celosamente sin permitir que los historiadores tengan acceso a las notas que tomaba el fallecido monarca. Siempre atenta a los problemas de las mujeres del campo, los niños y los enfermos mentales mientras fue reina, Fabiola cedió el protagonismo a  Paola, la actual soberana, y a las tres princesas reales: Astrid, Claire y Matilde. El cariño que esta última, esposa de Felipe de Bélgica, siente por Fabiola le ha devuelto un gran protagonismo a esta mujer, con más carácter del que aparenta, que desde hace más de 50 años es fiel al mismo peinado: una media melena con las puntas vueltas y ligeramente cardada.

El 5 de diciembre de 2014, a los 85 años, falleció por causas naturales en su residencia, el Castillo de Stuyvenberg en Laeken. Los reyes Felipe y Matilde y los reyes eméritos Paola y Alberto visitaron la capilla ardiente instalada en el Palacio Real de Bruselas.

A su despedida final asistieron los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía de España, la princesa Beatriz de los Países Bajos, los reyes Harald V de Noruega (con su hermana Astrid), Margarita II de Dinamarca y Carlos XVI Gustavo de Suecia (con su esposa Silvia), así como el príncipe soberano Juan Adán II de Liechtenstein y el gran duque Enrique de Luxemburgo (con su esposa María Teresa), entre otros soberanos del resto del mundo, en un sencillo pero alegre funeral. De Europa no estuvieron representadas ni la Familia Real Británica ni la Familia Principesca de Mónaco.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Freddie Mercury: Cantante de rock y líder del grupo Queen

 


Farrokh Bulsara -verdadero nombre de Freddie Mercury- nació el 5 de septiembre de 1946 en la isla africana de Zanzíbar, que fue protectorado británico y actualmente forma parte de Tanzania. Hasta allí habían llegado los padres del futuro líder de Queen, Bomi y Jer Bulsara, un matrimonio de origen parsi, descendientes de los persas que emigraron a la India en el siglo VII y practicantes de la religión zoroástrica. Gente emprendedora, la pareja estuvo a cargo de varios negocios, lo que les permitió tener un buen nivel de vida. Farrokh fue un niño guapo y tímido, muy apegado a su madre y a su hermana pequeña, Kashmira, nacida en 1952.

Música y primeras experiencias homosexuales

Tras hacer parte de la primaria en Zanzíbar, a los 8 años sus padres decidieron enviarlo a la India para que recibiera una buena educación en el prestigioso Saint Peter's School, internado masculino de enseñanza británica situado en Panchgani, a unos 50 kilómetros de Bombay, la ciudad india donde vivían sus tíos y abuelos y de donde eran originarios sus padres.

Alumno aplicado, al joven Bulsara le gustaban mucho los deportes y demostró ser un buen jugador de criquet, hockey, atletismo, tenis de mesa y boxeo, pero también un excelente cantante -ingresó en el coro de la escuela- y tan buen músico que los profesores le animaron a que siguiera estudios de piano. En aquellos años en el internado vivió sus primeras experiencias homosexuales, que mantuvo en secreto para no disgustar a sus padres, cuya religión negaba toda relación sexual que no fuera para la procreación. Farrokh tampoco les habló de su primer grupo de música, "The Hectics", que montó con cuatro amigos de clase: Derrick Branche, Bruce Murray, Farang Irani y Victory Rama. Aquella primera banda era una formación amateur de rock & roll con influencias de la música hindú y la música clásica, que prodigaba sus actuaciones en todas las fiestas y bailes del colegio: "Tenía una increíble habilidad para oír una melodía por la radio y reproducirla, inmediatamente, en el piano", recordaba de él uno de sus compañeros de escuela, donde empezaron a llamarle Freddie.

Traslado a Inglaterra

En 1962, tras acabar el bachillerato con excelentes notas en historia, inglés y arte, tuvo que volver con su familia a Zanzíbar. No obstante, un par de años después, cuando en la isla se empezaron a vivir disturbios por la lucha independentista, los Bulsara -al igual que la mayoría de los indios acomodados- decidieron dejar la isla. Un poco presionados por Freddie, se trasladaron a Feltham, un apacible pueblo del condado inglés de Middlesex donde Bomi Bulsara encontró trabajo en un pequeño hotel. Freddie se matriculó en el Isleworth Polythecnic y, durante las vacaciones, se sacaba un dinerillo extra trabajando en los empleos más peregrinos. Más tarde, inició estudios en la Ealing Art School para cursar diseño gráfico pese a que seguía muy interesado por la música. De hecho, sus mejores amigos le definían entonces como un chico tímido, ingenioso y absolutamente loco por cantar. Por aquel entonces, dejó la casa de sus padres y alquiló un piso en el barrio londinense de Kensington que compartía con un amigo, Chris Smith. Tres años después, se diplomó en artes gráficas y diseño, oficio que nunca llegaría a ejercer salvo para hacer la composición de la carátula del primer disco de Queen. Para sobrevivir, vendía ropa y pinturas en un mercadillo londinense y se había hecho muy amigo de Tim Staffell, compañero de la Ealing, que había formado una banda con el joven guitarrista Brian May, a la que después se unió el baterista Roger Taylor, un estudiante de odontología. El grupo, llamado Smile, actuaba de telonero de artistas consagrados como Genesis, Yes, Jimi Hendrix y Pink Floyd. Aquel año de 1969, Staffell firmó un contrato con Mercury Records para que Smile grabase su primer disco, pero el sencillo fue un fracaso tan rotundo que Tim dejó el grupo para unirse a otra formación, aunque les recomendó a sus compañeros que incorporasen como vocalista a su amigo, Farrokh Bulsara, que era un absoluto fanático de Smile. Antes de eso, Freddie había sido intérprete en un grupo llamado Ibex, que intentaba triunfar pero que sólo logró una efímera y complicada existencia. Tras la fallida experiencia, Freddie lo intentó en otra banda, Sour Milk Sea, con la que contactó gracias a un anuncio en el que pedían un vocalista, sin embargo aquella aventura acabó en abril de 1970, cuando definitivamente se unió a Smile.

Decididos a cambiar el nombre de la banda, Brian propuso llamarla Build Your Own Boat (construye tu propia barca), pero Freddie apostaba por Queen (reina), pese a la fuerte connotación gay que esa palabra tenía. Después de muchas discusiones, Mercury -Freddie ya había empezado a utilizar ese apellido porque Mercurio era el planeta regente de su signo, Virgo- acabó saliendo con la suya y Queen quedó como el nombre de la que iba a ser uno de los grupos británicos más famosos de todos los tiempos. En 1971, John Deacon se unió a la banda, que quedó definitivamente formada. Freddie creó el logo usando los signos zodiacales de los cuatro integrantes: dos hadas para él (Virgo), dos leones para John y Roger (Leo ambos) y un cangrejo para Brian (Cáncer).

Mary Austin, su novia durante seis años

A través de Brian, Freddie conoció a una joven llamada Mary Austin, de la que se quedó absolutamente prendado. Tanto que se fueron a vivir juntos y tuvieron una relación que duró seis años, aunque nunca llegaron a casarse. Su devoción por ella fue tal que le compondría la canción "Love of my life".

En 1971, consiguieron grabar cinco canciones para una demo a la espera de lograr un contrato con una discográfica, pero éste no llegaría hasta el año siguiente, en que los Queen iban a grabar al estudio aprovechando los tiempos muertos de otras celebridades. Así fue como, el 13 de julio de 1973, salió al mercado el primer disco bajo el título "Queen", con un sonido hard rock y que llamó la atención de mucha gente. La canción "Seven Seas of Rhye", compuesta por Mercury y que formaba parte de su segundo disco, se coló en la lista de éxitos británica, aunque el verdadero primer bombazo del grupo fue "Killer Queen", y se inmortalizaron con el "single" "Bohemian Rhapsody" -del álbum "A Night At The Opera" (1975)-, canción que, además de estar considerada la mejor del siglo XX, inauguró la época del videoclip, género que a Mercury le encantaba y con el que logró reflejar su gusto por la irreverencia y la provocación. Buena prueba de ello sería el clip que, en 1984, harían para la canción "I want to break free", en el que los cuatro componentes del grupo se travistieron en una delirante parodia de "Coronation Street", una telenovela que entonces arrasaba en Inglaterra.

Cuando Freddie se convirtió en una celebridad internacional, Mary se obsesionó con que le dejaría por otra mujer. Y no fue, ciertamente, por otra fémina por quien se rompió su convivencia, sino por un hombre: el cantante mantuvo una relación con un ejecutivo de la compañía Elektra Records que supuso el abrupto final de su noviazgo. A partir de ese momento, prácticamente todas las parejas de Freddie fueron hombres, que no entendían por qué tenía a su exnovia en un pedestal. "Es la única gran amiga que tengo en la vida -solía decir de ella el cantante- y no quiero romper la química tan especial que hay entre nosotros. Le confieso todos mis miedos y compartimos montones de secretos".

Un estilo impactante

Queen nació en los tiempos del glam-rock, estilo musical que basaba su potencial artístico en la imagen impactante de músicos y cantantes y Freddie Mercury fue uno de los abanderados del movimiento con estilos que marcaron tendencia. Su cabello largo, las uñas pintadas de negro, los pantalones ajustados -especialmente sus mallas ajedrezadas al estilo arlequín- sus botas, sus zapatos de tacón o sus collares llamativos nunca pasaron desapercibidos. Luego, pasó a usar chaquetas y pantalones de cuero, gafas oscuras y, finalmente, en 1980, cambió su imagen por completo: se cortó el pelo, se dejó bigote y adelgazó bastante, un nuevo estilo que no gustó demasiado a sus fans que empezaron a enviarle esmalte de uñas y cuchillas de afeitar. Él mismo aseguró que acabó por aburrirse de tanto modelito, pero tampoco escondía que comercialmente funcionaba.

A principios de los 80, conoció a una nueva mujer, la exuberante actriz austríaca Barbara Valentin, que aparecía en el vídeo "It's a Hard Life", con la que inició una relación que no duró mucho. A finales de 1982, el grupo decidió tomarse un respiro y Freddie publicó en solitario dos discos: "Mr. Bad Guy" y "The Freddie Mercury Album", que fueron grandes éxitos en el Reino Unido. Tras unirse nuevamente, el 13 de julio de 1985 fue uno de sus días más inolvidables al participar en el Live Aid, retransmitido a todo el mundo.

"Barcelona", un éxito con Montserrat Caballé

En marzo de 1987, quiso conocer a Montserrat Caballé, a la que admiraba enormemente y para la que compuso varias canciones que la diva catalana cantó en el Covent Garden londinense. Se entendieron tan bien que Freddie -que la llamaba cariñosamente Montsy- compuso el álbum "Barcelona", cuyo tema principal, también "Barcelona", cantaron a dúo con Caballé el 8 de octubre de 1988, en una actuación que sería la última del cantante. Fue tal el éxito del tema que se convirtió en el himno oficial de las Olimpiadas de Barcelona de 1992. A finales de los 80, el aspecto de Mercury empezó a dar claros signos de que algo no andaba bien: cada vez estaba más demacrado y sus fuerzas empezaban a flaquear. Se especuló con que tenía sida, pero él lo negó rotundamente. Siguió desmintiéndolo hasta el 23 de noviembre de 1991, fecha en la que lo admitió a través de un comunicado, sin desvelar que le habían detectado la enfermedad en 1987 y pidiendo a sus fans que apoyaran la lucha contra el sida. Al día siguiente, falleció en su mansión de Kensington, víctima de una neumonía. Legó el 50% de su fortuna, su casa y los royalties de sus canciones a Mary Austin; sus padres recibieron un 25% y su hermana otro 25. A Jim Hutton, peluquero que fue su última pareja y que moriría años después también por sida, le dejó medio millón de libras.


martes, 1 de junio de 2021

Fernando Fernán Gómez: Actor, director, escritor y académico de la lengua

 


Fernando Fernández Gómez nació el 21 de agosto de 1921 en Lima (Perú), aunque fue inscrito a los siete. días en el registro civil de Buenos Aires (Argentina), nacionalidad que conservó hasta 1984, año en que consiguió la española. Fue hijo natural de la actriz Carola Fernández Gómez (aunque usaba el apellido artístico de Fernán Gómez), que se  encontraba de gira por Latinoamérica con la compañía de María Guerrero cuando dio a luz al que sería su único hijo. Con pocos meses de edad, Fernando embarcó con su abuela, Carola Gómez, rumbo a España y se instalaron en Madrid a la espera de que volviera la madre del pequeño. En los primeros, vivieron en pensiones o compartiendo habitación con otras familias hasta que la situación económica les permitió instalarse en un pequeño piso de alquiler de la calle Álvarez de Castro.

Su abuela. Carola, referente de su infancia

Allí creció Fernando, con su abuela como gran referente. "Para mí, era la ternura, el calor, la compañía", escribió el propio Fernán Gómez en su libro de memorias, "El tiempo amarillo", publicado en 1990. De la mano de su abuela aplaudió la proclamación de la República, cuando él tenía 10 años, mientras que su madre, monárquica, veía con preocupación la llegada del nuevo régimen. Estudiante en los Hermanos Maristas, este polifacético artista tuvo una infancia en la que su madre y su abuela se "esforzaban en que me pareciera natural el hecho de no tener padre y yo me esforzaba en que ellas no se dieran cuenta de que yo no me daba cuenta de que aquello no era normal", escribía. Hizo sus pinitos como actor en el colegio y, a los 16 años, cuando su abuela opinaba que tenía que tener "un oficio limpio" mientras su madre replicaba que "obrero, de ninguna manera", empezó a estudiar declamación en la Escuela de Actores de la CNT. Para entonces era un lector compulsivo, que tenía "Los Miserables", de Víctor Hugo como libro predilecto. Finalizada la guerra, y tras un breve paso por Filosofía y Letras, entró de meritorio en una compañía de teatro. Su primer actuación fue de comparsa en el teatro Pavón y, en su primera función, con una compañía de vodeviles, en el teatro Eslava, el miedo le impidió pronunciar las dos frases de su papel. Pero el dramaturgo Enrique Jardiel Poncela supo apreciar lo que valía y le dio un papel en "Los ladrones somos gente honrada". "La obra había sido un gran éxito; mi actuación mereció muchos comentarios, pero en las críticas que aparecieron al día siguiente del estreno no había ni una mención destacada para mí. (...) Más adelante sí tuve una mención elogiosa en una crítica, porque Jardiel Poncela le pidió al crítico Alfredo Marquerie el favor de que me mencionara", escribía Fernán Gómez en sus memorias. Y es que aquel pelirrojo larguirucho y delgadísimo tenía prisa por encontrarse con su destino: el de ser uno de los actores más importantes que ha habido en España. No era solo una cuestión de vanidad ni de necesidad de reconocimiento, sino que había razones sentimentales: se había enamorado de María Dolores Pradera, entonces una joven actriz que aún no había empezado cu carrera como cantante, y quería casarse.

6000 pesetas por su primer papel en cine

En 1943, estaba actuando en "Los habitantes de la casa deshabitada", de Jardiel Poncela, cuando recibió una oferta de Cifesa: 6000 pesetas por tres meses del rodaje en "Cristina Guzmán", una película de Gonzalo Delgrás. Como en el teatro ganaba 20 pesetas diarias, no dudó en aceptarlo. Aquel mismo año participó en ocho películas más, convirtiéndose en lo que se llamaba galán cómico debido a su rostro excéntrico y a su vozarrón inconfundible. Su recién iniciada carrera cinematográfica, que simultaneó con la radio y el doblaje de películas, le permitió contraer matrimonio con María Dolores el 29 de agosto de 1945. "Quiero tener 11 hijos, por lo menos, para formar un equipo de fútbol", decía entonces. Su prole, sin embargo, quedó reducida a dos hijos: Elena y Fernando. 

Celos artísticos y dos caracteres muy fuertes

En 1947, "Botón de ancla", uno de los grandes éxitos del cine español de posguerra con el Dúo Dinámico como protagonistas, le dio popularidad. El éxito llamaba a su puerta mientras su estabilidad conyugal se rompía. Al parecer, los celos profesionales y la fortísima personalidad de ambos provocaron que, doce años después de la boda, la pareja se separase.

Años antes, su papel de joven calavera en "Balarrasa" había confirmado la popularidad de este artista que, a lo largo de su carrera, participó en casi 200 películas. Actor en el Instituto Italiano de Cultura, donde se montaban obras de dramaturgos comprometidos y se organizaban las primeras proyecciones de películas del neorrealismo italiano, el cine que había entonces Fernán Gómez era más bien "alimenticio". Los productores le llamaban para personajes intrascendentes en películas insulsas, salvo honrosas excepciones como "Esa pareja feliz" (una joya del neorrealismo a la española firmada por Bardem y Berlanga), "La ironía del miedo", o "El soltero". En 1952, Fernán Gómez hizo su debut tras la cámara, codirigiendo con Luis María Delgado su primera película, "Manicomio". Al año siguiente, ya solo realizó la segunda: "El mensaje". También en aquella época se inició como director teatral con "La vida en un bloc", obra que le deparó un gran éxito. Al poco, creó su propia compañía.

En 1957, Fernán Gómez se unió sentimental y profesionalmente a la argentina Analía Gadé. Juntos obtuvieron gran popularidad protagonizando comedias producidas por José Luis Dibildos como "La vida por delante", "La vida alrededor" o "Solo para hombres", con guión y dirección de Fernando. Excelente escritor, la publicación en 1961 de su primera novela "El vendedor de naranjas", cuyo protagonista era un guionista pluriempleado, fue acogida con escaso interés por el público, lo que le llevó a aparcar esa faceta hasta los años 80, cuando resurgió con fuerza el novelista que llevaba dentro con títulos tan apreciados, entre otros, como "El viaje a ninguna parte", "El mal amor", "El ascensor de los borrachos" u "Oro y hambre", una relectura de la novela picaresca medieval. También probó suerte con la poesía y ejerció como articulista de prensa.

"El extraño viaje", su obra maestra

En 1963, firmó la carta de protesta contra las torturas a los mineros de Asturias y, a partir de entonces, quedó marcado como "rojo" con las inevitables secuelas negativas laborales. Pero, más que comunista, era un espíritu libre, bohemio y libertario. Al año siguiente, dirigió "El extraño viaje", una extraordinaria comedia negra ambientada en la sociedad rural franquista, que muchos consideran la mejor de las 25 películas de su filmografía como director. En 1968, su popularidad se afianzó con su interpretación en televisión de "El pícaro".

Fue precisamente a finales de los años 60 cuando conoció a la actriz catalana Emma Cohen, de 22 años, que ha sido la mujer de su vida y de la que ha dicho en ocasiones que le rescató del "desastre sentimental" en el que se encontraba. Así debió ser, porque el inicio de su convivencia con Cohen, en 1970, coincidió con la etapa más fructífera de su trayectoria profesional.

Numerosos premios

Requerido por excelentes directores de la época como Jaime de Armiñán, Carlos Saura, Víctor Erice, Josefina Molina, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez, Pedro Olea o Fernando Trueba, Fernán Gómez dejó su impronta de genial intérprete en películas como "Ana y los lobos", "El amor del capitán Brando", "El espíritu de la colmena", "Pim, pam, pum, fuego" o "Mamá cumple cien años", entre otras muchas. "El anacoreta", de Juan Estelrich, le permitió ganar en 1976 el Oso de Plata al mejor actor en la Berlinale. Un premio al que siguieron muchos más: siete Goyas, tres "osos" berlineses, Premio Nacional de Cinematografía, Premio Nacional de Teatro. Premio Donostia, Premio Príncipe de Asturias de las Artes y la "parte" que le corresponde del Oscar que ganó Fernando Trueba por la coral "Belle époque". En 1978, ganó el Premio Lope de Vega por "Las bicicletas son para el verano", una obra escrita y dirigida por él que fue todo un fenómeno teatral. Un mundo del que decidió retirarse en 1985, decisión que mantendría salvo contadas excepciones, como en el año 2004 cuando estrenó "Morir cuerdo y vivir loco", una aproximación melancólica al Quijote, personaje por el que sentía debilidad. Hombre de verbo rotundo, no tenía ningún empacho en proclamar que le molestaba la presencia del público en los teatros. "No me gusta que la gente me mire mientras trabajo", decía. También aseguraba que no escogía las películas en las que intervenía. Solo ponía algunas condiciones para aceptarlas: tener fechas libres, que le pagaran su sueldo, que no hubiera escenas de riesgo físico y que no tuviera que montar a caballo, cantar ni tocar un instrumento. Y nada de improvisaciones. "Y, si no, que me paguen como guionista", afirmaba. En los 80 se asomó a la tele con "Los ladrones van a la oficina", y "Mambrú se fue a la guerra", "La lengua de las mariposas" o "El abuelo" fueron algunas de las películas de los 90. De timidez casi enfermiza, le divertía cultivar la que él llamaba su "natural antipatía". Famoso se hizo el estentóreo "¡Váyase usted a la mierda!" que le soltó a un admirador pesado que intentaba conseguir un autógrafo. Pero, pese a la fama de cascarrabias malhumorado y al celo huraño con que preservaba su vida privada, sus amigos lo retratan como un excelente conversador, un pensador original y una persona tan cálida y educada que parecía salido de otro siglo. Él se definía como un hombre de pocas palabras y amante de la lectura. "Más que culto, hice un buen bachillerato", decía con sorna este hombre que copiaba a Einstein para exclamar: "No soy feliz, ni falta que hace". Polifacético en lo artístico, reconocía no saber conducir, ni nadar, ni montar en bici. Le apasionaba el whisky, el flamenco y el tango y odiaba hablar por teléfono.

Boda de un académico

En el 2000, se casó con Emma Cohen al poco de pronunciar su discurso de entrada en la Real Academia de la Lengua, donde ocupaba el sillón B. Ese mismo año. mientras rodaba "Lázaro de Tormes", le ingresaron por un cáncer. Restablecido de su enfermedad, siguió trabajando. "Mia Sarah", de Gustavo Ron, ha sido la última aparición en la pantalla grande de este actor genial e irrepetible. Galardonado con un premio otorgado por sus compañeros de profesión -para los que ha sido un maestro-, el actor fue ingresado a finales de octubre de 2007 en el hospital de La Paz, de Madrid. El 19 de noviembre fue ingresado en el área de oncología para ser tratado de una neumonía. Falleció el miércoles 21 de noviembre a los 86 años de edad, acompañado por su mujer y sus dos hijos.


jueves, 20 de mayo de 2021

Frank Sinatra: La Voz de la música norteamericana

 


Frank Albert Sinatra nació el 12 de diciembre de 1915 en un barrio de clase media de Hoboken (Nueva Jersey). Fue el único hijo de Anthony Martin Sinatra, Marty, procedente de Sicilia, y de Natalie Della Agravantes, Dolly, de origen genovés. De día, Marty trabajaba de bombero y, por las noches, regentaba una taberna y Dolly, activa militante del Partido Demócrata, ejercía de comadrona, yendo a parar a la cárcel varias veces por practicar abortos ilegales. Tanto Dolly como su bebé estuvieron a punto de morir, ya que ella era una mujer menuda que tuvo que parir una criatura de más de 6 kilos. El médico extrajo a Frank con forceps, dejando a la madre imposibilitada para tener más hijos y al niño con una cicatriz tras la oreja izquierda y una rotura de tímpano. El bebé no respiraba y su abuela, también partera, lo puso bajo un chorro de agua fría y Frank dio su primer do de pecho.

Frank Sinatra era un niño gamberrete y fanfarrón, que se acostumbró a andar solo por el barrio, ya que su madre se tenía que ausentar a menudo por su actividad política y social. No era buen estudiante pero en el David F. Rue Junior High School divertía a compañeros y profesores con sus imitaciones de los famosos del momento. Después, pasó al instituto A.J. Demarest, donde actuó por primera vez. En 1931, abandonó los estudios para trabajar como repartidor de periódicos, recadero, camionero... Eran los difíciles años de la Gran Depresión, pero gracias a la influencia política de su madre Frank tenía trabajo, a pesar de que llevaba una vida desordenada. Le gustaba el boxeo y, sobre todo, la música. Soñaba con ganarse la vida como cantante y, de noche, actuaba en clubs de medio pelo a cambio de un bocadillo, cigarrillos o nada.

A los 19 años, Frank se hizo novio de Nancy Barbato. Una noche, la pareja fue a un concierto de Bing Crosby, el ídolo de Frank, y Sinatra se dio cuenta de que «no quería imitarle a él porque todos los chicos de mi escalera copiaban su estilo. Yo sabía que mi voz era más aguda y me dije: "tengo que ser un cantante distinto"».

Empezó en la radio, con «The Hoboken Four»

En 1935, Sinatra se presentó al «casting» de un concurso radiofónico y ganó, junto a un trío llamado «The Flashes». Los responsables del programa les propusieron actuar juntos y se convirtieron en «The Hoboken Four». Su interpretación en el programa batió todos los récords de llamadas recibidas jamás y la cadena organizó una gira por todo el país para que el público lo conociese en directo. Los fans acudían a verles, enloquecidos, y hasta les llevaban comida por si echaban de menos la cocina casera. A pesar del éxito, el grupo se disolvió al acabar la gira.

Boda con Nancy, con la que tuvo tres hijos

En 1938, Frank se casó con Nancy y, al año siguiente, entró en la orquesta de Harry Arden, con la que actuaba cada noche en una emisora de Nueva York. Allí lo escuchó Harry James, el famoso trompetista de la orquesta de Benny Goodman, que lo fichó para su propio grupo. La orquesta pasó por graves problemas económicos y acabó disolviéndose. Fueron tiempos difíciles para Frank y también para Nancy. Ella lo acompañaba en sus giras a pesar de estar embarazada de su primera hija, Nancy, que nació el 8 de junio de 1940.

Por esa época, Frank Sinatra fue contratado por Tommy Dorsey para su orquesta. Además de aprender muchísimo, tanto de música como del negocio del espectáculo, junto a Dorsey grabó su primer disco, «I'll never smile again», que llegó al número uno de la famosa lista de éxitos Billboard. Con Dorsey, Sinatra grabó varios discos más y comenzó a saborear la popularidad, pero las desavenencias entre ellos propiciaron que el cantante abandonase la banda en 1942 con una estricta cláusula de rescisión que le otorgaba a Dorsey el 43% de los beneficios de Frank de por vida, un yugo del que Sinatra se deshizo años después.

A finales de 1942, «La Voz», como ya se le apodaba, participó como estrella invitada en un espectáculo de la orquesta de Benny Goodman en el Teatro Paramount de Nueva York y descubrió que se había convertido en el ídolo de la juventud, sobre todo, de las quinceañeras, que lo perseguían y asediaban de una manera inusual para la época.

En apenas un año, su fama se disparó: fichó por la Columbia Records para la música y por la RKO para el cine, fue portada de la revista «Life» y empezó a cobrar un millón de dólares al año. En 1944, el mismo año en el que nació su segundo hijo, Frank Jr., comenzó a emitirse por radio el programa «The Frank Sinatra's Show», que estaría en antena 14 años. Había debutado en el cine en 1941 con «Las Vegas nights», pero no tuvo éxito hasta tres años después, cuando hizo con Gene Kelly la exitosa «Levando anclas». Su vida profesional no podía ser mejor, pero Frank y Nancy pasaban por una grave crisis. Mujeriego empedernido, el cantante no ocultaba sus romances con toda mujer que se le pusiera a tiro. Nancy, con la que en 1948 tuvo a su tercera hija, Tina, sufría en silencio las juergas de su díscolo cónyuge, pero sabía que siempre regresaba a casa. Hasta que un día se cruzó en la vida del cantante la escultural Ava Gardner. Aunque a la bellísima actriz Sinatra le pareció un tipo «arrogante, engreído y prepotente», no tardaron en iniciar una relación apasionadamente violenta.

Ava Gardner, un amor apasionado y violento

Aquella vez, Sinatra no volvió con con Nancy y el 7 de diciembre de 1951, tras obtener el divorcio pese a la negativa inicial de su mujer, el cantante se casó con Ava. La relación se convirtió en un amor loco: tanto podían pasarse días enteros encerrados en la habitación como gritarse como salvajes. A los celos enfermizos de Frank se añadió la rotunda negativa de la actriz a ser madre. Tras abortar en dos ocasiones, la pareja se divorció en 1957 coincidiendo con el momento más bajo de la carrera de Sinatra. Sus películas no gustaban y sus canciones se habían quedado antiguas. Cuando expiró su contrato con Columbia Records, nadie quiso ficharle.

En 1953, Sinatra se obsesionó por conseguir un papel en la película de Fred Zinnemann «De aquí a la eternidad» y lo consiguió. Su actuación le valió el Oscar al Mejor Actor Secundario. En los dos siguientes años protagonizó 11 películas y estuvo nominado como mejor actor por «El hombre del brazo de oro» (1955). Fichó por Capitol Records, que relanzó su carrera, y la cadena ABC, lo contrató para conducir el televisivo «The Frank Sinatra's show».

En esa época el cantante fraguó su amistad con otros artistas como Sammy Davis Jr., Dean Martin, Peter Lawford y Joey Bishop con los que formó la «Rat Pack» («pandilla de ratas», nombre con el que la actriz Lauren Bacall bautizó al grupo de juerguistas. Además de con Bacall (con la que estuvo a punto de casarse), se le relacionó en esa época con Judy Garland, Kim Novak, Lana Turner, Marilyn Maxwell, Marlene Dietrich y Zsa Zsa Gabor, entre otras.

Cansado de luchar contra los productores de Capitol Records, que, según su criterio, le imponían unas canciones y una forma de grabar que no le gustaban, consiguió anular el contrato y creó su propia productora: «Reprise» e inició una exitosa carrera como empresario. En los años 60 ya era millonario gracias a sus cuatro compañías discográficas, sus productoras de cine y televisión, sus acciones en la radio, sus inversiones inmobiliarias y sus negocios de juego en Las Vegas y el Lago Tahoe. Entre sus producciones se cuentan la gala de investidura de John F. Kennedy, en 1961, o el mítico programa televisivo en el que actuó con Elvis Presley, que cobró 100.000 dólares por 10 minutos de actuación.

Relaciones con Marilyn Monroe y con la Mafia

En la década de los años 60, a Sinatra se le relacionó con Marilyn Monroe y Juliet Prowse, una bailarina de 26 años con quien anunció que iba a casarse, aunque luego el compromiso se suspendió. Pero había otras «relaciones» que preocupaban más a la justicia y, en 1963, tuvo que testificar ante el Consejo de Control del Juego del Estado de Nevada, que había presentado cargos contra él por haber alojado en uno de sus hoteles al mafioso Sam Giancana. Sinatra decidió renunciar a su licencia de juego y a los beneficios de sus casinos de Las Vegas. A finales de ese mismo año, se llevó otro enorme susto cuando tres hombres secuestraron a su hijo. Se lo devolvieron 54 horas después, sano y salvo.

Matrimonio fugaz con la jovencísima Mia Farrow

A punto de cumplir los 50 años, Frank conoció a la actriz Mia Farrow, de 19, y en julio de 1966, la pareja se casó. Sin embargo, el matrimonio se rompió a los 13 meses cuando, al parecer, él quiso prohibirle que participara en la película «La semilla del diablo».

A finales de los 60, Sinatra empezó a padecer la enfermedad de Dupuytren, una disminución del tejido muscular de la mano derecha por la que necesitó ser operado en 1970. Ese mismo año, la Comisión Investigadora del Estado de Nueva Jersey volvió a interrogarle en relación a su posible vinculación con la Mafia, pero el cantante lo negó todo y, pocos meses después, aparecía como el principal apoyo de Ronald Reagan, candidato a gobernador de California. Seis años después, Sinatra era fotografiado a la salida de un concierto junto a rostros conocidos del crimen organizado, como Jimmy Fratianno o Carlo Gambino. Extremadamente leal con sus amigos, sus pasiones tenían que ver con el juego, la buena mesa, la ropa exquisita y el lujo.

En el terreno sentimental, Sinatra conoció en 1974 a la también actriz Barbara Marx, esposa del pequeño de los Hermanos Marx, con la que se casó dos años después. Vivieron una relación de altibajos, pero no se separaron. En los años 70, y sobre todo en los 80, «La Voz» recorrió el mundo con una gira de macroconciertos. A finales de la década, cuando rondaba los 75 años, su memoria empezó a fallar y las cataratas que tenía no le permitían ver bien las pantallas gigantes en las que su equipo le ponía las letras. En 1993, tras 10 años sin grabar un disco, «La Voz» se metió en el estudio para crear «Duets», un álbum de versiones  de su repertorio más popular interpretadas junto a otras estrellas como Bono, de U2, Julio Iglesias o Liza Minelli. El disco llegó a número uno de las listas. Luego, grabó «Duets II».

Tras recibir un Grammy a toda su carrera, el 25 de febrero de 1995 ofreció el postrer concierto de su vida. La última canción que cantó fue «Lo mejor está aún por llegar». Enfermo de cáncer, Sinatra sufrió un ataque al corazón que acabó con su vida el 14 de mayo. Murió en Los Ángeles, a los 82 años, dejando una herencia de más de 180 millones de euros que agravaría aún más la mala relación entre su esposa y sus hijos.