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miércoles, 7 de julio de 2021

Marqués de Sade: Escritor y filósofo francés

 


Donatien Alphonse François de Sade nació el 2 de junio de 1740. Fue el único hijo del matrimonio formado por Jean-Baptiste François Joseph de Sade, descendiente de una de las familias aristocráticas más antiguas de Francia, y de Marie Eleonore de Maille de Carman, también noble y emparentada con la dinastía Borbón. Vino al mundo en el palacio de los príncipes de Condé, en París, donde pasó los primeros años de su vida, ya que su madre era dama de compañía de la princesa. Tarea que dejó cuando el pequeño tenía 4 años para acompañar a su esposo en sus viajes diplomáticos, por lo que Donatien quedó a cargo de su abuela paterna en la Provenza. Por indicación de su progenitor, la educación del niño recayó en los monjes del monasterio benedictino de Saint-Léger d'Ebreuil, donde fue su tutor el abad Amblet. La figura de este religioso fue clave en la vida de Donatien. En 1750, el abad lo acompañó a París, ciudad en la que el menor se instaló con su padre después de que su madre decidiera ingresar en un convento. En la capital francesa, prosiguió su formación en el colegio jesuita Louis-le-Grand. Enseguida mostró gran interés por la lectura, el teatro y la pintura. El niño tenía gran facilidad para los idiomas y aprendió italiano y alemán.

Con 14 años, ingresó en la academia militar y, a los 16, entró en batalla, participando en varias batallas. Su valentía en el campo de batalla hizo que lo trasladaran al frente de Prusia. Gracias a su carrera militar, Donatien pudo viajar por toda Europa llegando hasta Constantinopla. En 1763, año del fin de la Guerra de los Siete Años, el joven regresó a París, donde su padre negoció su boda con Renèe-Pelagie Cordier de Launay de Montreuil, hija de una familia noble con gran influencia en la Corte. El joven accedió al matrimonio, que se formalizó el 17 de mayo de 1763 en la iglesia de Saint-Roch de París.

Arrestado y encarcelado por actos de libertinaje

Tras la boda, los Sade se instalaron en Normandía, en el castillo de Echauffour, propiedad de la familia de Renèe-Pelagie. Cinco meses después, Donatien realizó un viaje a París en el que acabó siendo arrestado por actos de libertinaje y pasó dos semanas en prisión. Meses después, se instaló con su esposa en la capital francesa, donde dirigió un teatro y actuó en varias obras. El joven recurrió de manera habitual al servicio de prostitutas y tuvo varias amantes, algunas compartidas con otros nobles porque no tenía suficiente dinero para pagárselas. De su licenciosa vida dio cuenta el inspector Marais, un policía encargado de investigar las intimidades menos respetables de la nobleza.

Padre de tres hijos y amante de su cuñada

En 1765, el aristócrata abandonó el domicilio conyugal para marcharse a su castillo de La Coste, en la Provenza, con una de sus amantes, la actriz Beauvoisin, a la que presentaba como su esposa. Tras la muerte de su padre, el 24 de enero de 1767, se convirtió en marqués de Sade. En agosto de ese año, nació su primer hijo, Louis-Marie. La paternidad no sólo no le hizo cambiar de costumbres, sino que aumentó su lista de amantes.

En abril de 1768, protagonizó un nuevo escándalo: contrató los servicios de una prostituta, Rose Keller, a la que ató e inflingió heridas en la espalda con un objeto cortante. El episodio, que le costó siete meses de cárcel, consternó a los franceses y fue comentado en otros países.

Al recuperar la libertad, el marqués y su esposa se instalaron en La Coste, donde nació su segundo hijo, Donatien-Claude, en junio de 1769. La familia se completó en 1771 con la llegada de una niña, Madeleine-Laure. En estos años, estuvo viviendo con ellos Anne-Prospère, hermana pequeña de Renèe-Pelagie que era monja, a la que Donatien sedujo e hizo su amante.

Durante un viaje a Marsella en 1772, el aristócrata y su criado realizaron una orgía con tres chicas, quienes, al día siguiente, presentaron un grave cuadro de vómitos. Donatien, que había huido a Italia con su cuñada, fue acusado de haberlas envenenado y sentenciado a muerte por sodomía y envenenamiento. Su suegra, cuya influencia cruzaba fronteras, logró que fuera encarcelado en tierras italianas, pero fue la esposa del marqués quien lo ayudó a escapar. Los hábitos "censurables" de su esposo eran aceptados por Renèe-Pelagie, quien, según algunos biógrafos de Sade, organizó diversas orgías para su marido en el castillo de La Coste. 

 De la Bastilla al manicomio de Charenton

Sabiendo que su madre estaba agonizando, el aristócrata viajó hasta París para visitarla en febrero de 1777. Allí, fue arrestado y confinado en la fortaleza de Vincennes, donde permaneció preso hasta 1784, año en que lo trasladaron a la Bastilla. Durante su encierro, pasó la mayor parte del tiempo escribiendo (dio forma a la novela "Las 120 jornadas de Sodoma o la escuela de libertinaje") y leyendo los libros que le pedía a su esposa.

Dos semanas antes de que la Revolución Francesa se iniciara con la toma de la Bastilla, en 1789, el marqués fue trasladado al manicomio de Charenton, del que salió en 1790 por orden de la Asamblea Revolucionaria. Tras el largo encierro, Donatien se había convertido en un hombre obeso, con dificultades para moverse, sin apenas vista y con los pulmones muy maltrechos. El aristócrata intentó reunirse con su esposa, pero, para su sorpresa, ésta había dejado París tras iniciar los trámites de separación.

Predecesor de Freud y de la psicopatología

Sin recursos económicos, sobrevivió como pudo hasta que se emparejó con la actriz Constance Quesnet. Sade participó en el proceso revolucionario, escribiendo discursos para actos muy significativos. En esos años, siguió escribiendo y consiguió que se imprimiera "Justine o los infortunios de la virtud", una novela con un alto contenido sexual y violento, motivo por el que fue encarcelado en 1801. Sus hijos lograron que lo llevaran de nuevo al manicomio de Charenton, donde siguió escribiendo piezas teatrales que representaba con otros internos. Allí murió, con 74 años, el 2 de diciembre de 1814.

Una vez fallecido, su obra fue prohibida por "infame", pero circuló clandestinamente durante el siglo XIX y la mitad del XX, influyendo en autores como Flaubert, Dostoyevsky, Rimbaud o Apollinaire, quien la rescató del ostracismo calificándolo como "el espíritu más libre que jamás ha existido". André Breton, por su parte, lo consideró "el auténtico predecesor de Freud y de toda la psicopatología moderna". La escritora Simone de Beauvoir dijo que Sade tuvo el mérito de "haber destapado lo que cada hombre oculta vergonzosamente". Su figura ha sido llevada al teatro y al cine. La última película es "Quills".

Durante años, sus descendientes se avergonzaron de su nombre, pero la actual generación -representada por los hermanos Hugues y Thibault de Sade-, reivindica el legado del noble y, a los dos siglos de su muerte, ha promovido la publicación de un libro sobre su polémico antepasado.


miércoles, 14 de abril de 2021

Simone de Beauvoir: Escritora francesa y feminista

 


Simone Lucie Ernestine Marie Bertrand de Beauvoir nació en París (Francia) el 9 de enero de 1908, en el seno de una familia burguesa con aspiraciones aristocráticas. Fue la primera hija del abogado Georges de Beauvoir y de su esposa, FranÇoise de Brasseur. La familia se completó con el nacimiento de Hélène. Con ideas extremadamente conservadoras, el padre se oponía al sufragio universal y a la República. La madre defendía valores tradicionales como el puritanismo, el rechazo del materialismo y la creencia de que la fe católica era el más firme puntal de la existencia.

De Montparnasse a un barrio más humilde

Por los desafortunados negocios en que se embarcó el padre, en 1919, los Beauvoir se encontraron en la ruina y tuvieron que abandonar su cómodo domicilio en Montparnasse para instalarse en un piso oscuro, sin agua y sin ascensor de un barrio más humilde, en el que tuvieron que prescindir del servicio doméstico. El padre de Simone encontró trabajo como vendedor de publicidad de un periódico, pero su nueva -y baja- condición económica le dejó una huella de amargura, que acabó convirtiéndole en alcohólico y asiduo de los servicios de las prostitutas. Quizás para abstraerse de las cada vez más frecuentes broncas entre sus padres, Simone se convirtió en una lectora voraz y se inició en la escritura de la mano de su primo Jacques.

Conoció a Jean-Paul Sartre en la Sorbona

Hizo el bachillerato de Letras en la Institución Sainte Marie de Neuilly, donde las profesoras estaban más interesadas en enseñar a las alumnas cómo cazar un buen marido que a pensar por sí mismas. Pero Simone tenía una inteligencia tan privilegiada que le permitió superar aquellos limitados horizontes. En 1927, con solo 19 años, se licenció en Filosofía por la Sorbona, donde conoció a Jean-Paul Sartre, el hombre al que estaría unida toda su vida, aunque de una manera no convencional. "Sartre correspondía exactamente al compañero con el que yo había soñado desde los 15 años. Era el doble en quien encontraba, incandescentes, todas mis manías. Simplemente podía compartirlo todo con él", escribió en uno de sus libros autobiográficos. Éste, tras conocerla, comentó de ella: "Simpática, bonita, pero mal vestida". Era una "boutade", porque inmediatamente se rindió ante la fuerza avasalladora de la inteligencia y la capacidad de razonamiento de Beauvoir. Para entonces, Simone ya se había independizado de su familia. Se incorporó al círculo de Sartre, un intelectual extraordinario, pero sin renunciar a su independencia y a su libertad personal. "Solo enfrentándose a su soledad y a su independencia las mujeres pueden aprender a considerar el mundo como propio", escribió.

Entre 1941 y 1943, esta mujer a la que Sartre apodó "castor" dio clases en la Sorbona. Su carrera docente se vio truncada cuando se produjo la ocupación nazi de París. "Lamento que haya sido necesaria la guerra para hacerme comprender que vivía en el mundo y no fuera de él", escribió años después sobre el periodo de la ocupación alemana, años en que ella pese a considerarse una mujer "totalmente de izquierdas", no manifestó total indiferencia ante la barbarie de Hitler. Tampoco le importó la Guerra Civil española.

Ajena a la Resistencia francesa -aunque en algunas biografías se dice lo contrario- Beauvoir escribió en 1943 su primera novela, que con el título de "La invitada", abordaba la ideología existencialista de la libertad y la responsabilidad individual, dos temas que volverían a aflorar en obras como "La sangre de los otros" (1944) y "Los mandarines" (1954), que ganó el prestigioso Premio Goncourt.

"El segundo sexo", referente del feminismo

En 1945, acabada la guerra, Simone empezó a colaborar con Sartre en la revista "Les Temps Modernes", de la que el filósofo era fundador y director. Dos años después, Simone escribió el ensayo "Por una moral de la ambigüedad", en el que aseguraba que "el hombre es libre, pero su libertad solo es real y concreta en la medida en que está comprometida, es decir, solo si tiende hacia un objetivo y trata de realizar algún cambio en el mundo". Fue en la revista "Les Temps Modernes" donde esta mujer excepcional publicó los primeros capítulos de "El segundo sexo", que saldría a la venta como ensayo en 1949, convirtiéndose en piedra angular del movimiento feminista. El libro, dividido en cuatro partes, es una brillante reflexión todavía hoy vigente sobre las influencias históricas y psicológicas que determinan la condición femenina. De esta obra, que empieza con un "no se nace mujer, llega una a serlo", se vendieron 22.000 ejemplares en una semana y Simone de Beauvoir alcanzó una gran popularidad, al tiempo que se convirtió en destinataria de feroces críticas que la tildaban de neurótica, frígida, frustrada y amargada. En cualquier caso, la obra marcó un antes y un después en la historia del feminismo. Muchas de esas páginas las escribió en el Flore o el Deux Magots, sus cafés favoritos, y de los pocos lugares caldeados en París en la dura posguerra.

En 1947, Simone viajó a EEUU para dar unas conferencias y, en Chicago, conoció al escritor Nelson Algren, con el que inició una relación amorosa que duraría hasta 1964, pero que no motivó su ruptura con Sartre. Durante toda su vida, estos dos amantes que nunca vivieron juntos y se trataron siempre de usted, mantuvieron "amores contingentes" mientras consideraban que el suyo era un "amor necesario". En muchas ocasiones, Beauvoir había declarado que su idea de la vida le impedía soportar el mundo si no tenía a personas a las que admirar: Sartre lo era y, en ese sentido, le profesó una lealtad profunda que duró toda su vida. Tras la ruptura con Algren, Simone conoció al comunista Claude Lanzmann, 17 años menos que ella. Tampoco esta relación afectó a su unión con Sartre, con el que formaba pareja como embajadores intelectuales de la izquierda por todo el mundo, apoyando los regímenes comunistas frente al imperialismo norteamericano.

A los 48 años, Simone empezó a escribir su autobiografía, "Memorias de una joven formal", que tendría su continuidad con otras tres entregas: "La fuerza de la edad" (1960), "La fuerza de las cosas" (1963) y "Final de cuentas" (1972), libros que la convirtieron en referente para millones de mujeres, que veían en ella a alguien que había sabido mantener el compromiso con sus propias ideas. Sin embargo, alguno de los estudiosos de la escritora apunta ahora que no siempre mantuvo esa supuesta coherencia.

Cuidó de Sartre hasta la muerte del filósofo

En 1970, Simone de Beauvoir publicó "La vejez", un ensayo sobre cómo los ancianos se habían convertido en una nueva clase de marginados. Tras aquel libro, la escritora se dedicó a cuidar de Sartre, para entonces ya muy enfermo, hasta que el filósofo falleció el 15 de abril de 1980. Un año después, publicó "La ceremonia del adiós", homenaje a su compañero muerto, pero también una descripción pormenorizada de su decadencia física por culpa del abuso del alcohol y las drogas.

El 14 de abril de 1986, ocho horas antes de que se cumpliera el sexto aniversario del fallecimiento de Sartre, moría Simone de Beauvoir. La escritora recibió sepultura en la misma tumba del cementerio de Montparnasse donde descansaba el filósofo. Como en el caso de éste, Beauvoir es actualmente una figura mundial, más respetada en EEUU que en la propia Francia. En el aniversario del centenario de su nacimiento aparecieron diversos libros sobre ella, uno de ellos escrito por Sylvie Le Bon de Beauvoir, a la que la escritora convirtió en su hija adoptiva en el último tramo de su vida.