Mostrando entradas con la etiqueta Pintor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pintor. Mostrar todas las entradas

lunes, 3 de enero de 2022

Antoni Tàpies: Uno de los grandes pintores contemporáneos

 


Antoni Tàpies i Puig nació el 13 de diciembre de 1923 en Barcelona en el seno de una familia burguesa, catalanista y culta. Su padre, Josep Tàpies Mestres, era un prestigioso abogado y su madre, María Puig Guerra, pertenecía a una familia de libreros y editores. Desde su más tierna infancia estuvo influenciado por la actividad política de su abuelo y por las personalidades de la cultura y el republicanismo catalanista más importantes del momento.

Tifus, fiebre de Malta y enfermo del corazón

Entre el 1926 y el 1932, pasó por varias escuelas de Barcelona, donde estudió primaria y, al igual que sus hermanos, enfermó de tifus. Tras el estallido de la Guerra Civil española, prosiguió sus estudios en el Liceo Práctico de Barcelona mientras, en sus horas libres, aprendía a pintar y dibujar de forma autodidacta. Gracias a la revista catalana "D'Ací i d'Allà", en la que había reproducciones de artistas de la talla de Picasso, Kandinsky o Miró, empezó a familiarizarse con el arte contemporàneo. Sus estudios de bachillerato se vieron interrumpidos por unas fiebres de Malta y un grave problema de corazón. "Fue uno de los golpes más duros de mi vida, me dieron casi por muerto y me llegaron a dar los últimos sacramentos", explicó en una ocasión. Se recuperó, aunque al poco tiempo sufrió una enfermedad pulmonar que le obligó a guardar reposo durante dos años en varios sanatorios. A los 21 años, ya restablecido y a instancias de su padre, empezó Derecho en la Universidad de Barcelona, donde hizo amistad con el poeta Jaime Gil de Biedma y el político y exdirector de RTVE Alberto Oliart. Pero, debido al influjo del poeta y crítico de arte Josep M. Junoy dejó la carrera y se dedicó al arte. Impresionado por la guerra y el lanzamiento de la bomba atómica, las primeras obras que realizó datan de 1946. Al año siguiente, descubrió en el cartón el soporte material más adecuado para su temperamento "porque su color es anónimo y como material permite la violencia. Podía rascarlo, frotarlo, destrozarlo y, al mismo tiempo, hacerlo vivir". Centró su interés en la tierra, la materia, el polvo y las partículas, que se convirtieron en los materiales que le gustaba emplear, ajenos a la expresión plástica academicista. En aquellos años conoció a las personalidades que más influencia tendrían en su obra: Dalí, Miró y el poeta Joan Brossa, con el que fundó la revista "Dau al Set", elemento fundamental en el aperturismo en el mundo del arte. En esos momentos sus dibujos mostraban su fascinación por el esoterismo, el jazz, los sueños o el simbolismo.

Artista abstracto con un estilo inconfundible

En 1950, hizo su primera exposición en solitario en Barcelona y se marchó a París becado por el Instituto Francés. En la capital gala conoció a Picasso y se familiarizó con el cubismo, el marxismo, el existencialismo y las vanguardias del momento, que le llevaron a convertirse en artista abstracto, con un estilo tan propio que resultó inconfundible desde el principio. En 1952, participó en la prestigiosa Bienal de Venecia y realizó varias muestras individuales. Especialmente importante fue la de Nueva York, en la galería de Martha Jackson, que se convertiría en su marchante americana hasta el fallecimiento de ésta. Al año siguiente, Tàpies usó una técnica llamada "mixtura" en la que mezclaba polvo de mármol con pintura al óleo con el objetivo de resaltar el carácter matérico de su obra. "Negro con macha roja" (1954) es uno de los cuadros hechos así.

El artista utilizó elementos tan diversos a lo largo de su carrera artística como la caligrafía, los signos y símbolos pertenecientes a su universo interior relacionados con la muerte o la sexualidad. Así, eran habituales en él el círculo ("Óvalo blanco", 1957), el cuadrado ("Puerta gris", 1958), el triángulo ("Forma triangular sobre gris", 1961) y, sobre todo, la cruz -latina, griega, en aspa o en forma de T, asociada a la inicial de su apellido-, que simbolizaba la meditación o el límite del conocimiento humano frente a la naturaleza o el espíritu.

Artista comprometido con la lucha social

A principios de los 50, se convirtió en el precursor de lo que los críticos llamaron "muros", al buscar la expresividad en los materiales más que en las formas y el color, y al usar en los cuadros tierras, incisiones o "collages". Nunca olvidó su compromiso social y en todas sus obras se plasmaban sus inquietudes nacionalistas, poéticas, políticas e intimistas.

Culto, reservado y apasionado por Oriente, en 1954 se casó con Teresa Barba, con la que tuvo 3 hijos: Antoni, Clara y Miquel. Uno de los elementos más representativos de su arte -la silla- surgió de un sueño de Teresa. "Me contó con emoción que había soñado que estaba sentada en una silla, que aparecía como elevada y suspendida en el espacio y a sus pies observaba briznas de paja, desperdicios y objetos rotos. Aquella imagen tan sencilla la plasmé en seguida en un cuadro", explicó sobre esta mujer fundamental en su vida y su obra, cuya etapa más importante fue a finales de los 50 y principios de los 60. De entonces es la obra más cara del pintor: "Blanc amb signe vermellós", de 1963, vendida por 1.14 millones de euros.

A principios de los 60 se compró una antigua masía en Campins, en el Montseny, donde instaló un taller, que simultaneaba con un gran espacio en su casa barcelonesa de Sant Gervasi. Antifranquista a ultranza y defensor del catalán -no renunció al acento abierto de la "a" de su apellido ni a ser Antoni-, firmó numerosos manifiestos y participó en muchas manifestaciones y actos contra el régimen de Franco. De semblante serio y distante, aunque tenía un gran sentido del humor, no tenía reparos en confesar que "me gusta ensuciarme cuando trabajo. Voy con el clima, con el buen tiempo. Cuando llega la primavera siento ganas de pintar. En verano puedo trabajar casi desnudo, me levantó muy temprano, trabajo en pijama y levanto mucho polvo. En otoño hago los encargos que tengo pendientes y en invierno, hiberno". Su gama cromática fue desde el colorido neutro con predominio de grises, negros, blancos y ocres, hasta tonos más vivos como amarillos, azules, rojos, naranjas y rosas. Artista polifacético, ha trabajado en pintura, escultura, serigrafía, tapices y mosaicos. Entre sus obras más representativas figuran "Homenaje a Picasso" (1990), "Nocturno y Gesto" (1995) y el cartel del centenario del Fútbol Club Barcelona (1999). Influido por el budismo, llegó a decir que "conocer el dolor hace que sus efectos atenúen y mejore la calidad de vida". Uno de los golpes más duros como artista se produjo en 1992 cuando el Museo Nacional de Arte de Cataluña le encargó una escultura. Tàpies propuso un calcetín roto de 18 metros de largo, pero la maqueta de la obra fue rechazada. Sin embargo, no renunció a ella y hace unos años instaló una versión más pequeña -sólo 2.75 metros- en la Fundació Tàpies -creada en 1990- donde comparte protagonismo con otra obra polémica, "Núvol i cadira", ubicada en el tejado de su sede.

Ni capilla ardiente, ni funeral ni homenajes

Los Reyes le otorgaron en el 2010 el título de marqués de Tàpies a este hombre que, a lo largo de su vida, ha obtenido los galardones más prestigiosos del mundo y cuya producción artística -cifrada en unas 8.000 piezas- está repartida por más de 100 museos y figura en las más prestigiosas colecciones privadas. Con la salud muy deteriorada a causa de dolencias cardíacas, intestinales y de la vista, su última aparición pública fue a finales de 2011 en la inauguración de la que sería su postrera exposición en la galería de su hijo. Tras una cortísima agonía, Antoni Tàpies falleció el pasado 6 de febrero de 2012 en su casa. Tenía 88 años y con su muerte se perdía uno de los más grandes artistas contemporáneos. Por expreso deseo de su familia y pese a que los elogios hacia el artista se extendieron por todo el planeta, no se instaló capilla ardiente, ni hubo funeral ni ningún otro tipo de homenaje institucional. Sólo se abrieron las puertas de la Fundació para que, quien quisiera, firmara en el libro de condolencias, llamamiento al que respondieron, con emoción contenida, miles de barceloneses.