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lunes, 2 de agosto de 2021

Andre Agassi: Ídolo del tenis mundial

 


Andre Agassi nació el 29 de abril de 1970 en Las Vegas (Nevada, EEUU). Fue el cuarto y último hijo del ex boxeador iraní de origen armenio Emmanuel Agassian, que emigró a Chicago en 1952 con el propósito de hacerse un nombre en el mundo del boxeo. Sin embargo, en su debut en el Madison Square Garden recibió tal paliza que dejó ese deporte. Para ganarse la vida, trabajó como acomodador en un teatro de la ciudad y luego, en 1962, se fue a Las Vegas como empleado de un casino. Al año siguiente, el que ya se hacía llamar Mike Agassi, se casó con la norteamericana Elizabeth Williams e inició una meteórica ascensión social, convirtiéndose en promotor de espectáculos. La prosperidad le permitió poder realizar uno de sus sueños: que uno de sus hijos fuera campeón de tenis, deporte que había aprendido a jugar en Teherán. Lo intentó con los tres mayores (Rita, Tina y Phillip), pero ninguno destacaba.

Una pelota y una raqueta sobre la cuna

Con el menor, Andre, fue diferente. "En cuanto abrió los ojos sujeté al techo una raqueta de tenis y até una pelota a la raqueta, de forma que colgara directamente sobre la cuna. Cada vez que pasaba por allí golpeaba suavemente la pelota para hacerla oscilar arriba y abajo. De este modo, desarrollé su capacidad para seguir la pelota con la vista. Más tarde, cuando lo pudimos sentar en una trona, corté una paleta de pimpón a lo largo, para que fuera más ligera, y la sujeté a su mano con cinta adhesiva. Después, metí un poco de agua en un globo para que tuviera algo de peso y me dediqué a empujarlo hacia Andre para que aprendiera a relacionar tiempo y movimiento, o sea, para desarrollar su sentido del ritmo", explicaba Mike Agassi. A los dos años, cuando ya caminaba, le regaló su primera raqueta, con la que empezaron a jugar en la pista que tenían en el jardín de la casa. A los 4 años, Andre era un tenista precoz. En su cuarto aniversario jugó 15 minutos con Jimmy Connors, que entonces tenía 22 años, y, antes de cumplir los 12, se había enfrentado con media docena de profesionales, entre ellos Björn Borg, su ídolo junto a Connors y John McEnroe.

Su cuñado pulió con técnica su gran potencia

Con su hermano Phillip como inseparable compañero, la boda de su hermana Tina, en 1979, con el ex campeón tenista Pancho González fue determinante: su cuñado pulió los defectos de su tenis potente, pero sin técnica. En 1984, cuando ya estaba matriculado en la escuela Mike Bollettieri -una institución forjadora de campeones como Mónica Seles-, Agassi era el cuarto mejor jugador menor de 14 años. Ese mismo año acababa de superar el síndrome de Osgood Schlater: una dolencia que afecta a la articulación de la rodilla. Pero el camino para alcanzar la ansiada cima ha sido largo y con altibajos, quizás demasiados para el que, a los 15 años y sin haber acabado el bachillerato, debutó profesionalmente como el niño prodigio del tenis. Efectivamente, poseía unas cualidades innatas para jugar con la raqueta, pero lo verdaderamente significativo fue que su juego -atípico, agresivo y espectacular- despertó un circuito tenístico en decadencia. Agassi se movía sobre la pista como si jugase encima de una mesa de pimpón, con una única idea en su cabeza: pegarle a la bola más rápido, más fuerte y más colocada, buscando los ángulos y las diagonales que antes nadie se había atrevido a probar y que después empezaron a ser enseñadas en las academias de tenis. Caprichoso, impaciente y ávido de títulos, conmocionó las pistas. Primero se afeitó la cabeza, después se dejó crecer la melena a lo mohicano, luego se decidió por una permanente con mechas y el pelo largo hasta los hombros. Durante un torneo disputado en Florida apareció sobre la cancha vestido con vaqueros rotos, los labios pintados y raya en el ojo. La "agassimanía" prendió entre los jóvenes de todo el mundo para alegría de las multinacionales del sector tenístico. Maniático e imprevisible, seguía una dieta a base de hamburguesas y pizzas, aunque no probaba el alcohol, no fumaba y completaba su entrenamiento con la práctica del golf, el footing y el windsurf. Paralelamente a su fama, se consolidó su ascensión en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP): tras su entrada en el circuito profesional se clasificó en el puesto número 618. Al año siguiente, fue el 91; en 1987, alcanzó su primer éxito profesional (Itaparica-Brasil) y cerró la lista de los 25 primeros. En 1988, fue, junto con el sueco Mats Wilander y el alemán Boris Becker, el tenista que más torneos ganó, acabando en quinto lugar, con unas ganancias superiores a los 85 millones de las antiguas pesetas. Pero el número uno se le resistía y, aunque congregaba masas en sus partidos, perdió las finales   de Roland Garros (1990 y 1991) y el Open de EEUU (1990). Sin darse cuenta, se quedó descolgado del pelotón de cabeza del tenis mundial. En cinco años descendió desde el tercer puesto hasta el 32, aunque en ese período maldito conquistó su primer torneo de Grand Slam, Wimbledon (1992)

Enamorado de la actriz Brooke Shields

Decepcionado por los resultados adversos, Agassi llegó a plantearse la retirada, pero, finalmente, optó por modificar cosas de su entorno: se operó una lesión en la muñeca, cambió de entrenador y creó su propia empresa de "managering" (Agassi Enterprises), dirigida por su hermano. La relación con la actriz Brooke Shields también pareció jugar a su favor y, en agosto de 1994, ganó el Open de EEUU, su segundo Grand Slam, así como el torneo "indoor" de París. Ese año lo cerró en la segunda posición de la ATP, por detrás de Pete Sampras. La remontada había iniciado y, al año siguiente, tras lograr el Open de Australia, se alzó como el número uno. En 1996, ganó la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Un año después, el 20 de abril de 1997, el tenista, que ya no lucía su melena sino una cabeza completamente rapada, se casó con Brooke Shields en una iglesia de California. Pero el matrimonio no funcionó y, dos años más tarde, la pareja encaró un divorcio multimillonario y difícil, ya que habían acumulado juntos una fortuna de más de 7.000 millones de euros. Aficionado a coleccionar coches deportivos de colores chillones y a ver películas de acción, Agassi se entregó en cuerpo y alma al tenis durante un año, 1999, en el que ganó el Roland Garros y el Abierto de EEUU y volvió a quedar número 1 de la ATP.

La magia se prolongó hasta enero de 2000, cuando ganó el Open de Australia, pero se rompió durante los siguientes 12 meses, en los que sus derrotas, la ausencia de títulos, su edad y la noticia de que su madre y hermana Tina sufrían cáncer de mama parecieron anunciar el principio del fin de su carrera.

Boda con Steffi Graff y padre de dos hijos

Pero Agassi, cual ave fénix, volvió a resurgir de sus cenizas. Con el australiano Darren Chaill como nuevo entrenador, sumó su octavo "grande" el 26 de enero de 2003 al derrotar en la final de Australia al alemán Rainer Schuettler. Aquel año, cortó la temporada antes de lo previsto, alegando que estaba a punto de ser padre por primera vez. Agassi se casó con la ex tenista alemana Steffi Graff (retirada de las pistas en 1999) el 23 de octubre de 2001 y, tres días después, nació el niño, Jaden Gil. El segundo hijo, una niña llamada Jaz Elle, llegó al mundo el 3 de octubre de 2003. 

El 24 de junio de 2006, tras 21 años de presencia en el tenis profesional de élite, anunció su retiro. Agassi pierde el 3 de septiembre de 2006 en la tercera ronda ante el desconocido alemán Benjamin Becker por 5-7 7-6 4-6 5-7 luego de soportar tremendos dolores de espalda durante los últimos meses que requerían de cortisona para aliviarlos. En su partido de segunda ronda venció al Nº8 del mundo Marcos Baghdatis, a pesar de sufrir dolores severos en su espalda que tras finalizado el partido lo obligaron a acostarse en el piso al no poder esperar la llegada del transporte en pie. La gente llenó el estadio Arthur Ashe en cada una de sus presentaciones y lo alentó a viva voz, generando un clima parecido al de una Copa Davis en los partidos de Agassi. Luego de su derrota ante Benjamin Becker, comenzó a llorar mientras el público lo ovacionó de pie por varios minutos. Así dijo adiós uno de los tenistas más importantes de todos los tiempos.