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domingo, 21 de noviembre de 2021

Barack Obama: Primer Presidente negro de la Casa Blanca

 


Los antepasados de Barack Obama fueron familias trabajadoras. Su abuelo materno, Stanley Dunham, se ganaba la vida en los pozos petrolíferos de Kansas y luego se alistó en el Ejército, mientras que su abuela, Madelyn, trabajaba en una fábrica de bombarderos. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, un programa gubernamental les permitió mudarse a Hawai donde se establecieron. Tuvieron una hija, Stanley Ann Dunham -la madre de Obama-, que estudió Antropología en la Universidad de Hawai, donde conoció al padre de Obama, llamado Barack.

Nacido en Kenia en el seno de una familia de pastores, este joven de gran inteligencia y mejor oratoria obtuvo una beca para poder estudiar. "Acudía a la escuela local y destacó como una gran promesa por lo que logró una beca para ir a Nairobi", ha explicado el propio Barack Obama hijo. Tras la independencia de Kenia, el nuevo Gobierno le envió a estudiar  a EEUU para adquirir conocimientos que ayudasen a modernizar su país. Tras dejar atrás a Kezia, su primera mujer -que estaba embarazada del segundo hijo de la pareja-, la beca lo llevó hasta la Universidad de Hawai. Allí, en una clase de ruso, conoció a Ann, quien, con sólo 18 años, se casó con él desafiando a una sociedad donde el matrimonio interracial estaba proscrito en 22 estados.

El 4 de agosto de 1961 nació Barack Hussein Obama en Honolulú, capital de las islas Hawai. Barack significa en suahili -lengua materna de su padre- "el que ha sido bendecido", pero enseguida empezaron a llamarle "Barry" y su segundo nombre -Hussein- fue olvidado, especialmente cuando entró en política.

Sus padres se separaron cuando tenía 3 años

Pero el matrimonio de sus padres duró poco. Ann y Barack se separaron cuando el niño tenía 3 años y, al poco, se divorciaron. El padre regresó a Kenia y apenas volvió a ver a su hijo. Murió en accidente de tráfico en 1982, tras dos matrimonios, varios hijos más y habiendo visto frustrada su carrera política. Ann, que siempre habló a Barack bien de su padre, se volvió a casar, esta vez con el indonesio Lolo Soetoro, y tuvo una hija, Maya. Obama ha comentado muchas veces lo peculiar de su familia: siete hermanos kenianos por parte de padre, una hermana indonesia por parte de madre -casada con un chino canadiense-, aparte de su abuela Madelyn, blanca como la leche. "Si nos reuniéramos, pareceríamos las Naciones Unidas", ha dicho.

En 1967, cuando Obama cumplió los 6 años, toda la familia se trasladó a Yakarta, la capital de Indonesia. Durante cuatro años estudió en las escuelas locales hasta que su madre decidió que siguiera sus estudios en EEUU y, con 10 años, le envió a vivir con la abuela, Madelyn, a quien Barack ha considerado siempre "una de las personas más importantes de mi vida". Ann se volvió a Hawai al año siguiente pero, al poco, regresó a Indonesia donde murió de cáncer en 1995. No haber pasado con ella los últimos días de su vida es, para Obama, uno de los mayores errores de su vida. Por eso, cuando su abuela enfermó de gravedad, no dudó en interrumpir su campaña para visitarla.

Estudiante de Ciencias Políticas en Nueva York

Tras acabar el bachillerato, siguió estudios en Los Ángeles durante dos años, donde desarrolló una gran afición por el baloncesto aunque no llegó a destacar por su habilidad con la pelota. Por el contrario, Obama se había revelado como un magnífico estudiante y, con 20 años, llegó a Nueva York, transferido a la Universidad de Columbia, donde se licenciaría en Ciencias Políticas en 1983. Su paso por la ciudad de los rascacielos no fue especialmente festivo y siempre ha hablado de Nueva York como un entorno hostil, por donde vagaba en solitario sin amigos ni conocidos. "Pasé aquellos años en la biblioteca. No me relacionaba. Vivía como un monje", ha explicado. Recién licenciado, encontró trabajo como consultor en la empresa Business International Corporation, lo que, de repente, le llevó a tener "una secretaria, un despacho y dinero en la cuenta". Cuando todo parecía apuntar a que Obama sería un joven tiburón de los negocios, en 1985, un anuncio en las páginas del diario "The New York Times" cambió el curso de su vida. Lo había puesto Gerald Kellman, un asistente social que trabajaba con personas desempleadas por la grave crisis de la siderurgia en Illinois e Indiana. Muchos de estos afectados vivían en el South Side de Chicago, un barrio considerado junto con el Harlem neoyorquino, la capital negra de EEUU. Como su equipo era sobre todo blanco, Kellman quería contratar a un negro. Cuando se vio con Barack, "en lugar de entrevistarle yo, fue él quien me entrevistó a mí", ha dicho Kellman de aquel joven entusiasta y magnético, a la búsqueda de su identidad Kellman le preguntó: "Qué es lo que más te enfada en el mundo" y él respondió: "La injusticia".

Jeremiah A. Wright, su mentor político

Aunque el sueldo era bajo, aceptó aquel empleo que le iba a permitir contactar con la crudeza de unos prejuicios raciales que él, negro educado en un amable entorno blanco, no había vivido. Se instaló en Chicago, ciudad donde encontró dos cosas fundamentales en su vida: primero a su mentor durante años -Jeremiah A. Wright, un pastor de la iglesia Trinity United con un discurso brillante y radical sobre el orgullo de ser negro- y, segundo, su vocación política. Para dar curso a esta segunda, a finales de 1988 -tras dejar el trabajo social y viajar en verano a Kenia para conocer a su familia paterna (allí le hicieron la famosa foto vestido con el traje típico somalí que a punto estuvo de costarle la carrera política)-, Obama se matriculó en la Facultad de Derecho de la prestigiosa Universidad de Harvard, donde le esperaba una carrera académica llena de éxitos. Convencido de que había que cambiar el mundo cambiando las leyes que lo regían, Obama fue el primer afroamericano elegido presidente de la prestigiosa revista "Harvard Law Review". En 1991, se graduó magna cum laude con el título de doctor en Jurisprudencia y volvió a Chicago para trabajar brevemente en Project Vote, una organización cuya finalidad era que el mayor número de personas se registrase para votar en las elecciones presidenciales de 1992. El equipo de Obama consiguió algo inaudito: que 150.000 votantes se dieran de alta, la mayoría negros.

Michelle, la jefa de la que se enamoró

Ese mismo año, en el mes de octubre, Obama contrajo matrimonio con la mujer de su vida: Michelle La Vaughn Robinson. Nacida en 1964 en un barrio obrero de Chicago en una familia de extracción humilde, Michelle había llegado a licenciarse en Sociología por la refinada Universidad de Princeton -donde los negros no eran nada bien vistos- y como abogada en Harvard. Alta, elegante y muy inteligente, se había convertido en una importante ejecutiva de la firma de abogados Sidley & Austin. Allí fue donde Barack la conoció. En el bufete de abogados, Michelle se encargó de dirigir a un becario hawaino llamado Barack Obama. La primera vez que lo vio, a Michelle le pareció solo "un tipo negro con un buen pico". Pero fue precisamente la labia del joven, que se enamoró de ella en cuanto la vio, lo que acabó conquistándola. Pero a Obama le costó que su jefa aceptara salir con él. Durante más de un mes estuvo insistiéndole para que le acompañase a las reuniones que tenía en las comunidades pobres. Ella, pese a que también había hecho trabajo social, se estuvo negando sistemáticamente hasta que se rindió y aceptó ir con él al cine para ver la película "Haz lo que debas", de Spike Lee, que trata sobre la violencia racial en un barrio neoyorkino. Fue el inicio de un gran amor.

"Me robó el corazón la manera en que es capaz de conectar con la gente", ha reconocido Michelle, que cuando aceptó casarse con Obama no podía sospechar ni remotamente que aquella decisión la llevaría, casi dos décadas después, a ser candidata a "primera dama" de la nación. "Nos complementamos como pareja, amigos y amantes - ha declarado esta mujer a la que Barack llama 'mi roca'-. Lo que más me gusta es tenerlo a mi lado, tanto para ver cómo me regala una sonrisa, cómo cautiva a su público o habla con personas mayores en una residencia".

Un libro de memorias que ha sido "best-seller"

Tras instalar su hogar en un apartamento cercano al Hyde Park de Chicago, la pareja tuvo a sus dos hijas: Malia Ann y Sasha, de 10 y 7 años, respectivamente. Tres años después, en 1995, Barack Obama daba clases de Derecho Constitucional en la Universidad y concluyó su primer libro: "Sueños de mi padre". Planteado inicialmente como una reflexión sobre las relaciones raciales, acabó convirtiéndose en unas memorias personales. Fue, y sigue siendo, un éxito de ventas que permitió a la familia Obama, junto al elevado sueldo de Michelle (durante mucho tiempo ella ganó bastante más dinero que su marido), vivir con holgura y comprarse una enorme casa de estilo georgiano en el mismo South Side de Chicago. Pese a su dedicación a la política, Obama ha seguido con su carrera literaria, escribiendo un segundo libro: "La audacia de la esperanza".

En lo personal, una de sus grandes aficiones sigue siendo el baloncesto y cada mañana acude a la cancha para entrenarse. Aunque alto y delgado (1.87 de altura y entre 77 y 80 kilos de peso), dicen de él que es un buen comedor -eso sí, un tanto quisquilloso- y él mismo explica que le encanta tomarse unas cervezas en el bar con los amigos. Le gusta escuchar música con su Mp3, en el que lleva canciones de Stevie Wonder, Bob Dylan y Bruce Springteen (el primer famoso que apoyó decididamente su candidatura), así como leyendas del jazz como Miles Davis o John Coltrane.

Como miembro del Partido Demócrata, siempre se ha mostrado especialmente sensible con los temas de los derechos humanos y el racismo, aunque no ha hecho bandera de su "negritud", que es más bien un mestizaje. Desde 1996, cuando inició su carrera política en el Senado de Illinois y durante los ocho años siguientes, luchó por incluir en la agenda de los políticos asuntos como la reforma de la asistencia médica, la pobreza, el crimen y el medio ambiente, así como el de la transparencia en la oscura financiación de las campañas electorales de Illinois. Junto a otros senadores, trabajó en la promulgación de 823 leyes, entre ellas la que creaba un grupo de agentes que investigaba si algunas de las detenciones de la policía de Chicago obedecían a motivos raciales. Con el tiempo, fue perdiendo su inicial imagen de político radical (se distanció hasta la ruptura de Jeremiah Wright) para adoptar un estilo más conservador y conciliador.

En el año 2004, Obama se convirtió en el senador más joven de EEUU al ser elegido para ser representante por Illinois en la Cámara Alta. En la convención demócrata de ese año había dejado claro que era partidario de abolir la pena de muerte, criticó abiertamente la política de Bush en la guerra de Irak y pronunció una frase que le hizo muy popular en su país: "No existe una América conservadora y otra liberal; sólo existen los Estados Unidos de América", reclamando la unidad de todos los americanos en su diversidad. En el Senado defendió el uso de la ética para impedir la corrupción, el empleo de energías alternativas y la introducción de automóviles eléctricos, abogó por la reducción de tropas en Irak y luchó por los derechos de los veteranos de esta guerra y de la de Afganistán.

El 16 de enero del 2007 anunció que se presentaba como candidato a las primarias demócratas para las elecciones presidenciales del 2008. Tras cinco meses de batalla con un "peso pesado" de su partido (la veterana senadora Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill Clinton) se aseguró el número de delegados necesario para ser proclamado candidato de su partido. Se convirtió, así, en el rival de John McCain -el blanco representante republicano- en los comicios nacionales que mayor repercusión tienen en el mundo, tanto en lo mediático como en lo político.

Meticuloso, nada modesto y muy inteligente

Apoyado por un nutrido grupo de celebridades (desde George Clooney a Steven Spielberg, pasando por Jennifer López o Robert de Niro), el primer aspirante negro a ocupar la Casa Blanca parece haber conectado con el deseo de cambio de muchos de los estadounidenses. Meticuloso, nada modesto, con una mente rapidísima que aprende a toda velocidad y con un estilo personal muy "kennediano", Obama derrocha un carisma que ha seducido a millones de personas, incluidos algunos republicanos.

En 2008 Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos de América.

El 9 de octubre de 2009, el líder del Comité Nobel Thorbjørn Jagland anunció que el Premio Nobel de la Paz había sido otorgado al presidente Barack Obama «por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos» destacándose por su «visión de un mundo sin armas nucleares».

Barack Obama recibió el Collar del Rey Abdul Aziz de Arabia Saudita en 2009 y la Medalla Presidencial de Distinción (Israel)

El 6 de noviembre de 2012 Obama consiguió ser reelegido como presidente de los Estados Unidos para un segundo mandato.Contradiciendo todos los pronósticos y las encuestas previas, según las cuales entre ambos candidatos existía un empate técnico, logró una diferencia holgada de un 30 % en el número de delegados, 303 de Obama frente a 206 de Romney, y dos puntos porcentuales de ventaja (casi tres millones) en el recuento de voto popular, 50 % frente a 48 %.


lunes, 24 de mayo de 2021

Benazir Bhutto: Primera mujer dirigente de un país musulmán

 


Los Bhutto son una dinastía política familiar al estilo de los Gandhi, en la India, o los Kennedy, de EEUU. El padre de Benazir Bhutto, Zulfikar Ali Bhutto, fue primer ministro de Pakistán en los años 70. Perteneciente a una rica familia de terratenientes con un estilo de vida feudal, se casó con Begur Nusrat. Benazir nació en Karachi el 21 de junio de 1953 y fue la mayor de cuatro hermanos. Cursó sus estudios primarios en varios colegios cristianos de su ciudad natal hasta que su padre, que deseaba que su hija siguiera las enseñanzas occidentales, la envió a EEUU. Allí estuvo hasta 1973, graduándose en Ciencias Políticas por la prestigiosa Universidad de Harvard. Luego viajó a Oxford (Inglaterra), donde estudió Filosofía, Ciencias Políticas y Economía.

Por aquel entonces su padre ya era presidente y después, fue primer ministro, de la República Islámica de Pakistán. Había sido el primer dirigente elegido en unas elecciones democráticas desde la creación del país, en 1947, cuando se segregó de la India. Derrocado por un golpe militar en 1977, fue juzgado y condenado a muerte acusado de conspiración para asesinar a un oponente político. Benazir regresó a su país en 1979 para luchar por la libertad de su padre y la democracia, pero fue detenida y encarcelada. Condenada a cinco años de prisión, pasó la mayor parte de este tiempo en celdas de aislamiento en unas condiciones que ella calificó de "extremadamente duras". Se dice que el fuerte y decidido carácter de Benazir se forjó en aquellos años de prisión y después de ver como ejecutaban a su padre en la horca en la ciudad de Rawalpindi, la misma en que ella moriría, en atentado, el 27 de diciembre del 2007.

Dos de sus hermanos murieron asesinados

En 1984, ella y su familia fueron obligados a exiliarse en Londres. Allí reorganizaron el partido que lideraba su padre, el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), de carácter socialdemócrata. Pero la saga familiar de los Bhutto estaba predestinada a morir en trágicas y misteriosas circunstancias. Durante aquel primer exilio el hermano menor de Benazir, Shahnawaz, fue hallado muerto en extrañas circunstancias, a los 27 años, en su apartamento de la Riviera francesa. El joven, también políticamente activo, era el más moderado de la familia: su asesinato nunca se aclaró, pero las crónicas de la época comentaban que había sido envenenado. Su otro hermano, Murtaza, llegó a ser uno de los líderes del partido. Tras la caída de su padre, se refugió en la por entonces comunista Afganistán desde donde lanzó una campaña, incluso armada, contra el gobierno militar de Pakistán. Murtaza se convirtió, de hecho, en rival político de su hermana y llegó a ganar las elecciones en el exilio en 1993. Volvió a su país como diputado provincial, pero, en 1996, fue asesinado a tiros en misteriosas circunstancias en una emboscada de la policía pakistaní. Actualmente, sólo sobrevive uno de los cuatro hermanos, Sanam, que no se ha dedicado a la política.

En el poder, a los 35 años


En 1985, después de que se levantara la ley marcial, Benazir pudo regresar a su país. Allí vio que las multitudes acudían en masa a sus mítines. Tres años después, el general golpista que había derrocado a su padre murió en un misterioso accidente de aviación. Se convocaron elecciones generales, que el partido de Benazir ganó justito pero lo suficiente para que ella se convirtiera, a los 35 años de edad, en la primera mujer dirigente de un país musulmán.


Benazir era una mujer inteligente y culta, autora de varios libros de carácter político. Su enérgico carácter era calificado, a veces, de arrogante. También era una mujer muy atractiva, siempre bajo el tradicional velo musulmán que llevaba con una elegancia innata y que la convirtió en un personaje glamuroso de la época. Pero su gran error, al menos desde el punto de vista político, fue casarse. El 18 de diciembre de 1987, al poco de ser nombrada primera ministra, Benazir se desposó con el hombre de negocios Asif Alí Zardari, en lo que era un matrimonio concertado. La pareja tuvo un hijo, Bilawal, y dos niñas, Bakhtar y Aseefa.


El problema surgió cuando aún no habían pasado ni dos años de su nombramiento. Su marido, que ocupaba altos cargos en la Administración pública, fue acusado de corrupción y los partidos religiosos, que no podían soportar que una mujer estuviera al frente del gobierno, aprovecharon para acusarla de despotismo e ineficacia política. Benazir dimitió de su cargo. Reelegida primera ministra en las elecciones de 1993, dejó el cargo tres años después, acusada nuevamente de corrupción, al igual que su marido, que entonces ocupaba la cartera de Inversiones.


Su marido estuvo ocho años en prisión


Pese a negar los cargos, Zardari ingresó en prisión, donde pasó ocho años. Ninguno de los 18 casos de corrupción de los que se le acusaba fue nunca probado y, finalmente, quedó libre bajo fianza en el 2004. Pero la sospecha de criminalidad y de haber acumulado una fortuna de más de mil millones de dólares fue la ruina política del matrimonio. El marido de Benazir tenía dos campos de jugar al polo, el deporte nacional, 47 caballerizas y nadie se explicaba cómo habían podido comprar una propiedad valorada en 4 millones de dólares en el Reino Unido con unos ingresos anuales de 25.000 dólares. Sin embargo, ninguna de las acusaciones contra Benazir pudo ser nunca probada. Aunque fue condenada en 1999 por no presentarse a uno de los juicios, el Tribunal Supremo de Pakistán revocó esa sentencia al demostrarse que el juez había sido presionado para condenarla por los ayudantes del entonces primer ministro, Nawaz Sharif. Tras su segunda salida del poder cayó prácticamente en el olvido, ya que se la relacionaba con malos gobiernos y casos de corrupción. Benazir se exilió voluntariamente en 1998 viviendo entre Londres y Dubai junto a sus tres hijos y pudo reencontrarse con su marido cuando fue puesto en libertad en el 2004.


El regreso de Bhutto a Pakistán en octubre del 2007 se enmarcaba dentro de un proceso de tímida democratización del país. Su carácter pro occidental pretendía establecer un cierto equilibrio de fuerzas en uno de los países más convulsos del planeta. El general presidente, Pervez Musharraf, quiso que regresara para gobernar juntos y apaciguar a los sectores que exigían el regreso a la democracia en unas elecciones que deberían celebrarse en enero.


Un atentado del que salió ilesa

Benazir aceptó, en un principio, la propuesta electoral, pero, nada más llegar, y tras sufrir un atentado del que salió ilesa el primer día de su vuelta, dejó bien claro que no sería un títere del presidente. Nadie dudaba de que iba a ser, por tercera vez, la primera ministra de Pakistán. Pero el disparo de un suicida -que luego hizo explosionar la carga que llevaba adherida a su cuerpo- acabó con la vida de esta mujer de 54 años el 27 de diciembre del 2007, después de un mitin en Rawalpindi, cerca de la capital, Islamabad. La dirigente pakistaní recibió sepultura en el mausoleo familiar de su provincia natal, mientras el país se convulsionaba por el magnicidio. "En Pakistán nací y en Pakistán moriré", había dicho en una entrevista "la predestinada", como la llamaban en su país. Bilawal, su hijo, que antepuso el apellido Bhutto al de su padre, Zardari, fue elegido su sucesor en la presidencia del partido de Benazir para que la dinastía política familiar pudiera seguir.