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jueves, 16 de diciembre de 2021

Blake Edwards: Genio de la comedia cinematográfica

 


William Blake Crump nació el 26 de julio de 1922 en Tulsa, Oklahoma (EEUU). Fue el único hijo del escritor Donald Crump y de su esposa, Lillian, una millonaria y filántropa norteamericana que pidió el divorcio a los cuatro años del nacimiento del pequeño. Poco después, Lillian contrajo segundas nupcias con Jack Edwards, un ex actor, escritor y asistente de producción que adoptó al pequeño Blake y que fue el responsable de meterle el gusanillo del cine en el cuerpo.

De hecho, su abuelastro fue J. Gordon Edwards, un director legendario en Hollywood que trabajó para los estudios Fox en la época del cine mudo. De pequeño, Blake correteaba y jugaba entre los decorados de Hollywood y tenía como compañeros de escuela a niños que eran hijos de otras grandes estrellas del cine. Tras graduarse en el Beverly Hills High School se enroló en el ejército durante la II Guerra Mundial y, posteriormente, se matriculó en Literatura en la Universidad de Los Ángeles, carrera que nunca terminó porque probó suerte en el mundo del espectáculo.

Compañero de piso del actor Mickey Rooney

Sus comienzos se produjeron cuando una de sus novias de juventud le pidió que echara un vistazo a un guión que estaba escribiendo para la radio. Para sorpresa de la chica, Blake lo rehizo de cabo a rabo, pero el director de la emisora quedó tan contento que le propuso convertirse en su agente y Blake empezó a escribir guiones policiacos y de aventuras para la radio y la televisión. Como el dinero escaseaba, compartió durante un tiempo un apartamento con el legendario actor Mickey Rooney, pero pronto empezó a ganarse bastante bien la vida porque debutó como actor, en 1942, con la película "Diez héroes de West Point". Se dedicó a esta profesión durante seis años, trabajando a las órdenes de directores tan prestigiosos como William Wyler, Otto Preminger o John Ford, entre otros.

A finales de los años 40 empezó a escribir guiones para distintos directores hasta convertirse en la mano derecha de Richard Quine, con el que trabajó en "Mi hermana Elena" (1954). Durante el rodaje de la película se casó con la actriz Patricia Walker, con la que tuvo a sus dos hijos mayores, la actriz Jennifer Edwards (1957) y el director Geoffrey Edwards (1959).

En 1955, dirigió su primera película, "Bring your smile along", pero tendrían que pasar seis años más hasta crear una de sus obras maestras -"Desayuno con diamantes"-, que convirtió en mito a Audrey Hepburn por su papel de Holly Golightly. Entre las curiosidades del filme, cabe destacar que, al principio, Marilyn Monroe tenía que ser la protagonista por expreso deseo del autor, Truman Capote, pero el director optó por Audrey. En la novela, Holly era bisexual, pero al contratar a Hepburn se obvió ese matiz en la película. Por otra parte, la mítica canción "Moon River", compuesta por Henry Mancini, fue escrita expresamente para Audrey que no sabía cantar, de ahí que la escena de la guitarra fuera casi eliminada, pero gracias al empeño de la actriz se mantuvo en la película, convirtiéndose en una de las escenas míticas de un filme en el que aparecía José Luis de Vilallonga como el prometido brasileño de la protagonista.

La dramática "Días de vino y rosas" y la hilarante "El guateque"

"Desayuno con diamantes" catapultó a Blake Edwars como genio de la comedia elegante y sofisticada, estilo que abandonó temporalmente para adentrarse con maestría en el drama con "Días de vino y rosas" (1962), por el que ganó la Concha de Plata al mejor director en el Festival de Cine de San Sebastián, y cuyos protagonistas, Lee Remick y Jack Lemmon, obtuvieron los dos Oscar a la mejor interpretación. En 1965, dirigió la disparatada comedia "La carrera del siglo" con Tony Curtis y Nathalie Wood, y, tres años después, rescató del anonimato a Peter Sellers para protagonizar "El guateque", uno de sus trabajos más memorables. Con Sellers volvió a contar en seis ocasiones más para dar vida al disparatado inspector Clouseau en la popularísima serie de películas de "La pantera rosa" (1963).

Entre Sellers y Edwards se estableció una relación que rozaba lo patológico, tal y como el director relataría posteriormente: "Peter no era un excéntrico. Oía voces, hablaba con Dios y tenía conversaciones diarias con su madre muerta. Eso es locura". Durante su vida, Blake fue un hombre discreto, sociable, algo tímido y fiel a sus amigos como, por ejemplo, Henry Mancini, compositor con el que colaboró durante más de tres décadas y que le hizo alguna de las bandas sonoras más memorables de la historia del cine. En las múltiples fiestas a las que acudía en Hollywood conoció a Julie Andrews, la actriz inglesa que se hizo famosa por dar vida a Mary Poppins, pero la cosa no pasó de ahí porque ambos estaban entonces casados. En 1967, tras su divorcio de Patricia, Blake necesitó la ayuda de un psicoterapeuta, que se quedó lívido cuando le oyó decir que Julie era "tan dulce que debe tener violetas entre sus piernas". Aquel comentario le hizo tanta gracia a la actriz, que le envió un ramo de violetas e iniciaron un romance, que concluyó en matrimonio en 1969. Julie aportó a esta unión una hija previa, Emma Walton. Tras la boda, la actriz se convirtió en la gran musa del realizador, trabajando juntos en ocho ocasiones: "Darling Lili" (1970), "10, la mujer perfecta" (1979), "S.O.B." (1981) o "Víctor o Victoria" (1982), por la que consiguió su única candidatura al Oscar, aunque al mejor guión. Curiosamente, "10, la mujer perfecta" fue el taquillero lanzamiento que convirtió en mito sexual a Bo Derek, si bien la actriz desaprovechó esa gran oportunidad al elegir después papeles mediocres.

Durante su matrimonio con Julie Andrews la pareja no pudo tener hijos biológicos, pero adoptaron a dos niñas vietnamitas: Amy (1974) y Joanna (1975), que se convirtieron en la gran alegría de la familia. El director, que las quería mucho, llegó a comentar que, sin ellas, su vida "no tendría mucho sentido, son mi mayor apoyo, mi sentido de la vida y mis mayores críticas. Además, me han ayudado a soportar un poco mejor el síndrome de fatiga crónica", una enfermedad que Edwards padeció durante más de 15 años y que plasmó en el documental "I remember me".

Un Óscar honorífico a toda su carrera

En los 80 y los 90, dirigió productos de escasa calidad como "Cita a ciegas" (1987) o "Una rubia muy dudosa" (1991), hasta que, en el 2004, decidió poner punto final a su carrera con "El hijo de la Pantera Rosa", en la que el cómico italiano Roberto Benigni recuperó el papel de Sellers. Ese mismo año, cuando ya estaba un tanto achacoso, se le concedió un Oscar honorífico por toda su carrera. Desde entonces, apareció poquísimas veces en público. Prefería quedarse en casa, dando rienda suelta a su vena sarcástica con viejos amigos de la época dorada de Hollywood o disfrutando de la compañía de Julia Andrews, su gran amor durante algo más de 40 años.

El 15 de diciembre del 2010, Blake Edwards falleció a los 88 años por complicaciones de una neumonía en Santa Mónica (California), acompañado por sus cuatro hijos y su mujer, Julie, quien declaró: "Fue el hombre más excepcional que he conocido y fue mi compañero. Lo vamos a extrañar más de lo que se pueda decir y estará para siempre en nuestros corazones".



jueves, 9 de diciembre de 2021

Betty Ford: Exprimera dama de EEUU

 


Elizabeth Anne Bloomer Warren Ford nació el 8 de abril de 1918 en Chicago (EEUU). Su padre, William Stephenson Bloomer, era un viajante comercial y su madre, Hortense Neahr, heredera de una familia dedicada a la fabricación de muebles. Menor de tres hermanos, cuando tenía 2 años la familia se instaló en Grand Rapids (Michigan), lugar que ella siempre consideró su hogar.

Una carrera truncada como bailarina

Con 11 años empezó a hacer de modelo -cobraba 3 dólares el pase- para pagarse las clases de ballet, y, mientras estudiaba en el instituto, abrió una escuela de danza, en la que enseñaba a bailar foxtrot y vals. Aquello le ayudó a superar la muerte de su padre por envenenamiento de monóxido de carbono cuando arreglaba el coche en el garaje, un suceso que nunca se supo si fue accidente o suicidio.

En 1940, se trasladó a Nueva York y empezó a estudiar danza con la bailarina y coreógrafa Martha Graham. Paralelamente, trabajó como modelo, desfilando para varios grandes almacenes. Llegó a bailar en el Carnegie Hall, pero su madre se opuso enérgicamente a que siguiera su carrera y la obligó a volver a casa. De regreso a Grand Rapids, fue coordinadora de modas para unos grandes almacenes y profesora de danza de niños sordomudos y ciegos. En su tiempo libre practicaba deportes como el hockey o el fútbol americano pero, tras algunos problemas de salud, se cambió al golf, el esquí y el tenis. En 1942, se casó con un amigo de la infancia, William C. Warren, un vendedor de seguros con el que se mudó en repetidas ocasiones de ciudad, pero en 1947 la pareja se rompió debido al alcoholismo de él. Unos meses antes de divorciarse, Betty había conocido a través de unos amigos comunes a un joven abogado y "marine" condecorado durante la II Guerra Mundial llamado Gerald Ford. Jerry, como lo apodaban, empezaba entonces su carrera política postulándose como republicano en la Cámara de Representantes. Betty y Jerry se acabaron enamorando, pero, al no estar seguro él de cómo reaccionarían los votantes al saber que quería casarse con una bailarina divorciada, pospuso la boda hasta que la candidatura se hizo oficial. Tras ser nominado como representante republicano, Gerald y Betty se casaron el 15 de octubre de 1948. La anécdota del enlace la protagonizó el novio al llegar tarde a la ceremonia y con los zapatos sucios porque estaba ya en plena campaña electoral.

A los dos meses de la boda, Gerald fue elegido congresista -cargo que ejercería durante 25 años consecutivos- y él y Betty se convirtieron en uno de los matrimonios más relevantes de la vida social de Washington. La familia se construyó una casa en Alexandria, a las afueras de la capital, y un apartamente en Vail (Colorado), estación de esquí en la que disfrutaban de las vacaciones de invierno con sus cuatro hijos: Michael Gerald (1950), John Gardner (1952), Steven Meigs (1956) y Susan Elizabeth (1957).

Buscó refugio en el alcohol y las pastillas

Pero no tardaron en llegar los problemas. Por motivos laborales, Jerry se pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa y Betty se vio desbordada por las labores domésticas y la crianza de los hijos. Como mujer de congresista, tenía además que acudir a numerosos actos sociales, cenas solidarias y eventos oficiales. Todo aquel estrés le produjo problemas musculares, que le llevaron a tomar calmantes y tranquilizantes. Pero el consumo de estos fármacos se intensificó, hasta el extremo de convertirse en adicción. Una adicción a la que se sumó el alcohol, que se convirtió en su refugio contra la soledad. Betty silenció todos aquellos problemas para no perjudicar a su marido que, en 1973, después de la renuncia de Spiro Agnew, se convirtió en vicepresidente del país. Al poco, el 9 de agosto de 1974, Nixon dimitió por el escándalo Watergate y Ford se convirtió en el 38º presidente de los EEUU y en el primero que llegaba a la Casa Blanca sin haber sido elegido en unas elecciones.

A diferencia de otras primeras damas "decorativas", durante los 896 días que Gerald Ford estuvo en las Casa Blanca, Betty se ganó el apelativo de "Primera Dama Combatiente" por su activa defensa de sus ideales, algunos contrarios al ideario del partido de su marido: firme defensora del aborto, batalló para que la Enmienda por la Igualdad de Derechos fuera incluida en la Constitución; estaba a favor de las relaciones prematrimoniales, de la legalización de la marihuana y de la defensa de los derechos civiles, en especial de los homosexuales. Sus feministas puntos de vista sacaban de quicio a los republicanos más retrógrados. Mujer abierta y divertida, en una ocasión aseguró que le habían preguntado "casi de todo, menos cuántas veces tenemos sexo el presidente y yo y, si me lo hubieran preguntado, habría contestado: 'Tan a menudo como nos es posible'". Era tan franca y directa que, cuando alguien le dijo que por qué había ocultado su anterior matrimonio, Betty exclamó: "Nunca lo he hecho. Simplemente, nadie me lo había preguntado".

Sometida a una mastectomía por un cáncer

Cuando el demócrata Jimmy Carter venció a su marido en noviembre de 1976, Betty dio a conocer el secreto mejor guardado de su vida: pocas semanas después de convertirse en primera dama se había tenido que someter a una mastectomía y, durante dos años, recibió quimioterapia. Aquella confesión pública animó a que millones de mujeres se animaran a ir a hospitales a someterse a revisiones. "Fue una experiencia dura, pero lo hice para que a otras mujeres no les ocurriera lo que a mí. Mi marido fue el primero en darme ánimos y me dijo: 'No te preocupes, cariño. Si ya no puedes llevar trajes escotados por delante, siempre puedes llevar los escotes a la espalda'. Y tenía razón".

En 1978, sus hijos y su marido le dijeron que no podían seguir contemplando, impasibles, cómo se iba destruyendo día a día a causa de sus adicciones. "Te queremos demasiado para dejarte morir de esta manera", le dijeron. Aquellas palabras obraron efecto y Betty admitió su adicción, ingresó en el Long Beach Naval Hospital y cuatro años más tarde creó la fundación Betty Ford Center, que, hasta la fecha, ha ayudado a millones de personas a desintoxicarse, entre ellos Liza Minelli, Lindsay Lohan, Robert Downey Jr. y Elizabeth Taylor, quien estando en la clínica, en 1988, conoció a Larry Fortensky, con el que se casó. "En el centro tratamos a todas las personas por igual, da lo mismo que seas famoso o no. Tienes que lavar tu ropa, limpiar tu cuarto, hacer ciertos trabajos en beneficio de la comunidad o compartir la habitación con un extraño", explicaba hace unos años.

Una activa vida pública

Tras abandonar Washington, Betty y Jerry se mudaron a California, concretamente a Rancho Mirage, una zona residencial de Palm Springs, donde Betty continuó llevando una activa vida pública. Dio numerosas conferencias, prestó su nombre a varias organizaciones de ayuda social, continuó con sus ideales feministas, apoyó los derechos de los más desvalidos, publicó libros sobre desintoxicación y una autobiografía. Humilde, siempre tuvo muy claro el papel que le tocó vivir: "He sido una mujer corriente que fue llamada a escena en una época extraordinaria. Yo no fui una mujer diferente, una vez llegué a la Casa Blanca, de lo que había sido antes. Sólo por un accidente de la historia llegué a ser una persona interesante". En diciembre del 2006, falleció Gerald Ford y, desde entonces, por su delicado estado de salud, Betty apenas salía de su casa. El 8 de julio del 2011 falleció, a los 93 años, en su casa de Rancho Mirage, siendo una de las primeras damas más longevas, por detrás de Bess Truman y Lady Bird Johnson.


domingo, 21 de noviembre de 2021

Baltasar Garzón: Exmagistrado y abogado

 


Baltasar Garzón Real nació el 26 de octubre de 1955, en Torres (Jaén), localidad que tiene una calle con su nombre. Fue el segundo de los cinco hijos del agricultor y empleado de gasolinera Ildefonso Garzón y, desde los 11 años, estudió en el seminario, hasta que, a los 16, dejó los estudios eclesiásticos. "Yo pedí entrar en el seminario en contra de la voluntad de mis padres. Quería ser misionero porque los relatos de un sacerdote que nos visitaba me parecían fantásticos", recuerda Garzón. Se trasladó con sus padres y hermanos a Sevilla, donde estudió Derecho, pese a que en su familia no había ninguna tradición jurídica, licenciándose en 1979. "En COU, el padre de un compañero nos habló sobre las salidas de la carrera de Derecho. A mí, aquello se me quedó grabado. Me gustaba la idea de ser juez", explica. Tras ganar las oposiciones, inició su carrera judicial el 13 de febrero de 1981 en el juzgado de Valverde del Camino (Huelva)

La operación Nécora, golpe al narcotráfico

Unos meses antes, en noviembre de 1980, había contraído matrimonio con Rosario Molina, una profesora de ciencias de secundaria de la que se había enamorado a los 16 años y con la que ha tenido tres hijos: María, Baltasar y Aurora. Tras pasar por juzgados como el de Villacarrillo (Jaén) y Almería, el 29 de enero de 1988 tomó posesión como magistrado del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional.

A partir de los 90, su nombre empezó a aparecer en los medios de comunicación a causa de las operaciones contra el tráfico de drogas en Galicia, que puso en marcha. Fue la época de la operación Nécora, que en 1990 desarticuló la organización criminal de Laureano Oubiña, y de la operación Pitón, que llevó a la detención del "clan de los Charlines". En 1993, Garzón dejó la judicatura para presentarse a las elecciones como independiente del PSOE. Según Loretta Napoleoni, autora del libro "Garzón, la hora de la verdad" (Ed. Principal de los libros), "acusado el PSOE de corrupción, fichar a Garzón ayudó a González a ganar la elecciones. Él, entre ingenuo y soberbio, creyó que Felipe le haría ministro", pero le ofrecieron el cargo de delegado para el Plan Nacional sobre Drogas. Humillado, Garzón dejó la política y volvió a la Audiencia Nacional. Allí, algunos creen que como venganza, instruyó el caso de los GAL, que sentó en el banquillo a altos cargos del PSOE. Según su hija mayor, María, autora del libro "Suprema injusticia" (Ed. Planeta), donde reivindica la figura de su padre, "cuando estaba investigando ese caso, por venganza, alguien mató a nuestro perro". Garzón siguió con su carrera judicial y, a finales de los 90, su nombre empezó a cobrar fama internacional por perseguir los crímenes contra la humanidad de las dictaduras latinoamericanas.

El juez que imputó a Augusto Pinochet

El 10 de octubre de 1998, dictó una orden de detención contra Augusto Pinochet, que estaba en Londres, por la muerte y tortura de ciudadanos españoles durante su mandato. El proceso contra el dictador chileno duró 16 meses, hasta que la Cámara de los Lores británica resolvió que no gozaba de inmunidad y podía ser juzgado.

El que ya era conocido con el sobrenombre de "juez estrella" también se ocupó de desarticular el entramado de ETA y su entorno en el 2002, mientras que, al año siguiente, se enfrentó al terrorismo islámico pidiendo la detención de Osama Bin Laden. "Mi padre es un idealista. Cree en la justicia internacional. Si ve una injusticia sobre la que nadie hace nada, él tiene que actuar. Su obsesión ha sido perseguir delitos con independencia de dónde ocurran", dice su hija María. Desde otros sectores, lo califican como un hombre sin miedo, que no se frena ante nada, pero que es demasiado individualista, vanidoso y poco generoso en reconocer el trabajo de los fiscales de sus casos.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica presentó en el 2006 una denuncia por la desaparición de miles de personas durante la Guerra Civil y el franquismo ante el juez Baltasar Garzón. A pesar de la oposición de la Fiscalía, tomó la decisión, en septiembre del 2008, de pedir información sobre el número de desaparecidos a la administración del Estado. Aquello hizo que el sindicato ultraderechista Manos Limpias presentara en el 2009 una querella contra él, acusándole de prevaricación. El pleno extraordinario del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) decidió, en mayo del 2010, suspenderle cautelarmente en sus funciones, después de que el magistrado del Tribunal Supremo Luciano Varela acordara la apertura de juicio oral por ese caso. Sin embargo, el 27 de febrero del 2012, Garzón fue absuelto.

La trama de la Gürtel acabó con su carrera

Poco importó esa resolución, porque tres semanas antes, el 9 de febrero, el Tribunal Supremo le había condenado por otro caso a la pena de "11 años de inhabilitación especial para el cargo de juez o magistrado". Y es que al mismo tiempo que en el 2010 fue suspendido por su investigación sobre crímenes del franquismo, se admitió a trámite otra querella contra el magistrado, que había empezado a investigar una trama de corrupción que operaba en Madrid, Valencia y la Costa del Sol, conocida como el caso Gürtel. La denuncia era por el hecho de que había ordenado grabar las conversaciones de los imputados con sus abogados. Así, lo que no habían logrado ni las amenazas del GAL, ni las organizaciones criminales, ni otros grupos poderosos lo consiguió la corrupción política: acabar con su carrera judicial de 31 años.

Defensor de Assange

Desde su inhabilitación, Garzón se estableció en Buenos Aires y fue nombrado asesor de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento argentino, labor que ha compaginado con otros servicios a gobiernos de la zona, como asesor en la misión de apoyo al proceso de paz de Colombia. También en el 2012, después de abrir su propio bufete de abogados en Madrid, aceptó su primer gran caso mediático: defender a Julian Assange, creador del portal WikiLeaks, acusado de violación. En marzo del 2013, la revista mexicana "Quién" se hizo eco del rumor de que el exjuez mantenía un "affaire" con Cristina Fernández, presidenta de Argentina. Como padre, Garzón sabe que no ha podido dedicarse tanto a sus hijos como le hubiera gustado, pero los conoce muy bien. "María, la mayor, se parece a mí porque es emprendedora e hiperactiva. Baltasar es reflexivo como yo y tenemos el mismo sentido del humor. Y Aurora es inconformista", explica el magistrado, un hombre que adora la ópera, el flamenco de Camarón y la música clásica, y es un entusiasta culé. Además de su profesión, siempre ha encontrado tiempo para colaborar con causas solidarias, practicar deporte (famosas han sido sus participaciones en el anual partido contra la droga), hacer rafting y submarinismo y leer novela histórica, poesía y ensayo. No obstante, reconoce que "por mi vocación, he dejado muchas cosas, como tocar el piano. Algún día me encantaría corregir esta frustración".


Barack Obama: Primer Presidente negro de la Casa Blanca

 


Los antepasados de Barack Obama fueron familias trabajadoras. Su abuelo materno, Stanley Dunham, se ganaba la vida en los pozos petrolíferos de Kansas y luego se alistó en el Ejército, mientras que su abuela, Madelyn, trabajaba en una fábrica de bombarderos. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, un programa gubernamental les permitió mudarse a Hawai donde se establecieron. Tuvieron una hija, Stanley Ann Dunham -la madre de Obama-, que estudió Antropología en la Universidad de Hawai, donde conoció al padre de Obama, llamado Barack.

Nacido en Kenia en el seno de una familia de pastores, este joven de gran inteligencia y mejor oratoria obtuvo una beca para poder estudiar. "Acudía a la escuela local y destacó como una gran promesa por lo que logró una beca para ir a Nairobi", ha explicado el propio Barack Obama hijo. Tras la independencia de Kenia, el nuevo Gobierno le envió a estudiar  a EEUU para adquirir conocimientos que ayudasen a modernizar su país. Tras dejar atrás a Kezia, su primera mujer -que estaba embarazada del segundo hijo de la pareja-, la beca lo llevó hasta la Universidad de Hawai. Allí, en una clase de ruso, conoció a Ann, quien, con sólo 18 años, se casó con él desafiando a una sociedad donde el matrimonio interracial estaba proscrito en 22 estados.

El 4 de agosto de 1961 nació Barack Hussein Obama en Honolulú, capital de las islas Hawai. Barack significa en suahili -lengua materna de su padre- "el que ha sido bendecido", pero enseguida empezaron a llamarle "Barry" y su segundo nombre -Hussein- fue olvidado, especialmente cuando entró en política.

Sus padres se separaron cuando tenía 3 años

Pero el matrimonio de sus padres duró poco. Ann y Barack se separaron cuando el niño tenía 3 años y, al poco, se divorciaron. El padre regresó a Kenia y apenas volvió a ver a su hijo. Murió en accidente de tráfico en 1982, tras dos matrimonios, varios hijos más y habiendo visto frustrada su carrera política. Ann, que siempre habló a Barack bien de su padre, se volvió a casar, esta vez con el indonesio Lolo Soetoro, y tuvo una hija, Maya. Obama ha comentado muchas veces lo peculiar de su familia: siete hermanos kenianos por parte de padre, una hermana indonesia por parte de madre -casada con un chino canadiense-, aparte de su abuela Madelyn, blanca como la leche. "Si nos reuniéramos, pareceríamos las Naciones Unidas", ha dicho.

En 1967, cuando Obama cumplió los 6 años, toda la familia se trasladó a Yakarta, la capital de Indonesia. Durante cuatro años estudió en las escuelas locales hasta que su madre decidió que siguiera sus estudios en EEUU y, con 10 años, le envió a vivir con la abuela, Madelyn, a quien Barack ha considerado siempre "una de las personas más importantes de mi vida". Ann se volvió a Hawai al año siguiente pero, al poco, regresó a Indonesia donde murió de cáncer en 1995. No haber pasado con ella los últimos días de su vida es, para Obama, uno de los mayores errores de su vida. Por eso, cuando su abuela enfermó de gravedad, no dudó en interrumpir su campaña para visitarla.

Estudiante de Ciencias Políticas en Nueva York

Tras acabar el bachillerato, siguió estudios en Los Ángeles durante dos años, donde desarrolló una gran afición por el baloncesto aunque no llegó a destacar por su habilidad con la pelota. Por el contrario, Obama se había revelado como un magnífico estudiante y, con 20 años, llegó a Nueva York, transferido a la Universidad de Columbia, donde se licenciaría en Ciencias Políticas en 1983. Su paso por la ciudad de los rascacielos no fue especialmente festivo y siempre ha hablado de Nueva York como un entorno hostil, por donde vagaba en solitario sin amigos ni conocidos. "Pasé aquellos años en la biblioteca. No me relacionaba. Vivía como un monje", ha explicado. Recién licenciado, encontró trabajo como consultor en la empresa Business International Corporation, lo que, de repente, le llevó a tener "una secretaria, un despacho y dinero en la cuenta". Cuando todo parecía apuntar a que Obama sería un joven tiburón de los negocios, en 1985, un anuncio en las páginas del diario "The New York Times" cambió el curso de su vida. Lo había puesto Gerald Kellman, un asistente social que trabajaba con personas desempleadas por la grave crisis de la siderurgia en Illinois e Indiana. Muchos de estos afectados vivían en el South Side de Chicago, un barrio considerado junto con el Harlem neoyorquino, la capital negra de EEUU. Como su equipo era sobre todo blanco, Kellman quería contratar a un negro. Cuando se vio con Barack, "en lugar de entrevistarle yo, fue él quien me entrevistó a mí", ha dicho Kellman de aquel joven entusiasta y magnético, a la búsqueda de su identidad Kellman le preguntó: "Qué es lo que más te enfada en el mundo" y él respondió: "La injusticia".

Jeremiah A. Wright, su mentor político

Aunque el sueldo era bajo, aceptó aquel empleo que le iba a permitir contactar con la crudeza de unos prejuicios raciales que él, negro educado en un amable entorno blanco, no había vivido. Se instaló en Chicago, ciudad donde encontró dos cosas fundamentales en su vida: primero a su mentor durante años -Jeremiah A. Wright, un pastor de la iglesia Trinity United con un discurso brillante y radical sobre el orgullo de ser negro- y, segundo, su vocación política. Para dar curso a esta segunda, a finales de 1988 -tras dejar el trabajo social y viajar en verano a Kenia para conocer a su familia paterna (allí le hicieron la famosa foto vestido con el traje típico somalí que a punto estuvo de costarle la carrera política)-, Obama se matriculó en la Facultad de Derecho de la prestigiosa Universidad de Harvard, donde le esperaba una carrera académica llena de éxitos. Convencido de que había que cambiar el mundo cambiando las leyes que lo regían, Obama fue el primer afroamericano elegido presidente de la prestigiosa revista "Harvard Law Review". En 1991, se graduó magna cum laude con el título de doctor en Jurisprudencia y volvió a Chicago para trabajar brevemente en Project Vote, una organización cuya finalidad era que el mayor número de personas se registrase para votar en las elecciones presidenciales de 1992. El equipo de Obama consiguió algo inaudito: que 150.000 votantes se dieran de alta, la mayoría negros.

Michelle, la jefa de la que se enamoró

Ese mismo año, en el mes de octubre, Obama contrajo matrimonio con la mujer de su vida: Michelle La Vaughn Robinson. Nacida en 1964 en un barrio obrero de Chicago en una familia de extracción humilde, Michelle había llegado a licenciarse en Sociología por la refinada Universidad de Princeton -donde los negros no eran nada bien vistos- y como abogada en Harvard. Alta, elegante y muy inteligente, se había convertido en una importante ejecutiva de la firma de abogados Sidley & Austin. Allí fue donde Barack la conoció. En el bufete de abogados, Michelle se encargó de dirigir a un becario hawaino llamado Barack Obama. La primera vez que lo vio, a Michelle le pareció solo "un tipo negro con un buen pico". Pero fue precisamente la labia del joven, que se enamoró de ella en cuanto la vio, lo que acabó conquistándola. Pero a Obama le costó que su jefa aceptara salir con él. Durante más de un mes estuvo insistiéndole para que le acompañase a las reuniones que tenía en las comunidades pobres. Ella, pese a que también había hecho trabajo social, se estuvo negando sistemáticamente hasta que se rindió y aceptó ir con él al cine para ver la película "Haz lo que debas", de Spike Lee, que trata sobre la violencia racial en un barrio neoyorkino. Fue el inicio de un gran amor.

"Me robó el corazón la manera en que es capaz de conectar con la gente", ha reconocido Michelle, que cuando aceptó casarse con Obama no podía sospechar ni remotamente que aquella decisión la llevaría, casi dos décadas después, a ser candidata a "primera dama" de la nación. "Nos complementamos como pareja, amigos y amantes - ha declarado esta mujer a la que Barack llama 'mi roca'-. Lo que más me gusta es tenerlo a mi lado, tanto para ver cómo me regala una sonrisa, cómo cautiva a su público o habla con personas mayores en una residencia".

Un libro de memorias que ha sido "best-seller"

Tras instalar su hogar en un apartamento cercano al Hyde Park de Chicago, la pareja tuvo a sus dos hijas: Malia Ann y Sasha, de 10 y 7 años, respectivamente. Tres años después, en 1995, Barack Obama daba clases de Derecho Constitucional en la Universidad y concluyó su primer libro: "Sueños de mi padre". Planteado inicialmente como una reflexión sobre las relaciones raciales, acabó convirtiéndose en unas memorias personales. Fue, y sigue siendo, un éxito de ventas que permitió a la familia Obama, junto al elevado sueldo de Michelle (durante mucho tiempo ella ganó bastante más dinero que su marido), vivir con holgura y comprarse una enorme casa de estilo georgiano en el mismo South Side de Chicago. Pese a su dedicación a la política, Obama ha seguido con su carrera literaria, escribiendo un segundo libro: "La audacia de la esperanza".

En lo personal, una de sus grandes aficiones sigue siendo el baloncesto y cada mañana acude a la cancha para entrenarse. Aunque alto y delgado (1.87 de altura y entre 77 y 80 kilos de peso), dicen de él que es un buen comedor -eso sí, un tanto quisquilloso- y él mismo explica que le encanta tomarse unas cervezas en el bar con los amigos. Le gusta escuchar música con su Mp3, en el que lleva canciones de Stevie Wonder, Bob Dylan y Bruce Springteen (el primer famoso que apoyó decididamente su candidatura), así como leyendas del jazz como Miles Davis o John Coltrane.

Como miembro del Partido Demócrata, siempre se ha mostrado especialmente sensible con los temas de los derechos humanos y el racismo, aunque no ha hecho bandera de su "negritud", que es más bien un mestizaje. Desde 1996, cuando inició su carrera política en el Senado de Illinois y durante los ocho años siguientes, luchó por incluir en la agenda de los políticos asuntos como la reforma de la asistencia médica, la pobreza, el crimen y el medio ambiente, así como el de la transparencia en la oscura financiación de las campañas electorales de Illinois. Junto a otros senadores, trabajó en la promulgación de 823 leyes, entre ellas la que creaba un grupo de agentes que investigaba si algunas de las detenciones de la policía de Chicago obedecían a motivos raciales. Con el tiempo, fue perdiendo su inicial imagen de político radical (se distanció hasta la ruptura de Jeremiah Wright) para adoptar un estilo más conservador y conciliador.

En el año 2004, Obama se convirtió en el senador más joven de EEUU al ser elegido para ser representante por Illinois en la Cámara Alta. En la convención demócrata de ese año había dejado claro que era partidario de abolir la pena de muerte, criticó abiertamente la política de Bush en la guerra de Irak y pronunció una frase que le hizo muy popular en su país: "No existe una América conservadora y otra liberal; sólo existen los Estados Unidos de América", reclamando la unidad de todos los americanos en su diversidad. En el Senado defendió el uso de la ética para impedir la corrupción, el empleo de energías alternativas y la introducción de automóviles eléctricos, abogó por la reducción de tropas en Irak y luchó por los derechos de los veteranos de esta guerra y de la de Afganistán.

El 16 de enero del 2007 anunció que se presentaba como candidato a las primarias demócratas para las elecciones presidenciales del 2008. Tras cinco meses de batalla con un "peso pesado" de su partido (la veterana senadora Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill Clinton) se aseguró el número de delegados necesario para ser proclamado candidato de su partido. Se convirtió, así, en el rival de John McCain -el blanco representante republicano- en los comicios nacionales que mayor repercusión tienen en el mundo, tanto en lo mediático como en lo político.

Meticuloso, nada modesto y muy inteligente

Apoyado por un nutrido grupo de celebridades (desde George Clooney a Steven Spielberg, pasando por Jennifer López o Robert de Niro), el primer aspirante negro a ocupar la Casa Blanca parece haber conectado con el deseo de cambio de muchos de los estadounidenses. Meticuloso, nada modesto, con una mente rapidísima que aprende a toda velocidad y con un estilo personal muy "kennediano", Obama derrocha un carisma que ha seducido a millones de personas, incluidos algunos republicanos.

En 2008 Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos de América.

El 9 de octubre de 2009, el líder del Comité Nobel Thorbjørn Jagland anunció que el Premio Nobel de la Paz había sido otorgado al presidente Barack Obama «por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos» destacándose por su «visión de un mundo sin armas nucleares».

Barack Obama recibió el Collar del Rey Abdul Aziz de Arabia Saudita en 2009 y la Medalla Presidencial de Distinción (Israel)

El 6 de noviembre de 2012 Obama consiguió ser reelegido como presidente de los Estados Unidos para un segundo mandato.Contradiciendo todos los pronósticos y las encuestas previas, según las cuales entre ambos candidatos existía un empate técnico, logró una diferencia holgada de un 30 % en el número de delegados, 303 de Obama frente a 206 de Romney, y dos puntos porcentuales de ventaja (casi tres millones) en el recuento de voto popular, 50 % frente a 48 %.


jueves, 14 de octubre de 2021

Bud Spencer: El "duro" del "spaghetti western"

 


Carlo Pedersoli nació el 31 de octubre de 1929 en Nápoles. Fue el primero de los dos hijos de Alessandro, propietario de una industria que trabajaba el hierro, y Rosa, una ama de casa, que, según el actor, era "muy dulce, pero se transformaba en un sargento cuando mi hermana, Vera, y yo nos portábamos mal". La familia no conoció apuros económicos hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los bombarderos destruyeron la fábrica y, arruinados, los Pedersoli emigraron a Roma en 1940. "En pocos meses pasé de ser heredero de una fortuna a comer el queso y el pan negro del racionamiento", recordaba en una entrevista. Pese a las estrecheces, padre e hijo se inscribieron en una sociedad deportiva para practicar su deporte favorito: la natación. Acabada la guerra, el patriarca decidió probar suerte en América, y la familia se instaló en Brasil, donde puso una tienda que vendía bidones de gasolina.

En 1948, la familia volvió a Roma y Carlo cursó un año de la carrera de Química para después pasarse a Derecho. El joven, que seguía entrenando diariamente en la piscina, participó en el Campeonato de Italia de 1950, obteniendo la medalla de oro en los 100 metros libres y convirtiéndose en el primer italiano que nadó esa distancia en menos de un minuto. Su carrera deportiva estuvo llena de éxitos y fue olímpico en dos ocasiones: en Helsinki, en 1952, y en Melbourne, en 1956.

Un waterpolista que fue extra en "Quo Vadis?"

También practicó el waterpolo y entró, ocasionalmente, en alguna convocatoria de la selección. En 1954, fue campeón de la Liga italiana con el Lazio. Entre competición y competición, probó suerte en el cine y, en 1951, hizo una pequeña aparición en "Quo Vadis?". Contra todo pronóstico, en 1957, Carlo abandonó el deporte. "Con poco más de 20 años era un campeón con unas perspectivas de futuro brillantes y un físico que gustaba a las chicas, pero no me sentía satisfecho. Parecía que todo había llegado por casualidad, sin que yo hubiera podido tomar parte activa", aseguraba.

Con la intención de encontrarse a sí mismo viajó hasta Caracas (Venezuela) donde trabajó en diversas canteras. Tras dos años en este país y con más dinero en el bolsillo que cuando llegó, regresó a Italia. Allí retomó la relación que ya tenía antes de marcharse con María Amado, con la que contrajo matrimonio en febrero de 1960. "Nos casamos en una pequeña iglesia romana, María estaba bellísima y yo me sentía seguro de haber hecho la elección correcta", recuerda el actor, que ha tenido tres hijos con ella: Giuseppe (1961), Cristina (1962) y Diamante (1972).

Compositor de melodías para anuncios


Durante la década de los 60, trabajó componiendo melodías para anuncios publicitarios hasta que, en 1967, recibió una llamada que le cambiaría por completo la vida y también el nombre. El director Giuseppe Colizzi, viejo amigo suyo, preparaba una película y le propuso ser el protagonista. Se trataba de un "spaghetti western" (nombre que designa al género de películas del Oeste hechas en Italia) titulado "Dios perdona... yo no". Para trabajar en ella tuvo que aprender a montar a caballo y a hablar inglés... en sólo tres meses. Fue entonces cuando Carlo Pedersoli se convirtió en Bud Spencer, su nombre artístico. Eligió el apellido en honor a su admirado Spencer Tracy, mientras que el nombre surgió de su marca de cerveza favorita, Budweiser. El el filme, compartía protagonismo con otro italiano, Mario Ginotti (Terence Hill de nombre artístico), con quien interpretaría más de 15 títulos que él ha calificado de películas "de tiros y peleas".


Su contundente físico y su 1.94 de estatura le llevaron a encarnar una y otra vez al bonachón capaz de ganar cualquier pelea con la fuerza de sus puños. "Le llamaban Trinidad" fue uno de los éxitos más sonados del tándem de actores, y en Italia logró imponerse en taquilla a todo un clásico de la época: "El último tango en París".


Piloto de aviación


Durante los años 70, Spencer rodó una película casi cada año, pero todavía tuvo tiempo de sacarse el título de piloto. "Mi ilusión de siempre fue volar. Así que me saqué el título de piloto civil de helicópteros, después el de aviones y, más tarde, el de reactores", ha relatado.


La buena relación con Terence Hill fue más allá de la pantalla y los actores se convirtieron en excelentes amigos. Bud Spencer estuvo al lado de su compañero cuando éste perdió en accidente de coche a su hijo Ross, de 17 años. Para intentar sacar a su amigo de la depresión, le propuso interpretar una nueva película juntos. "Y en Nochebuena... ¡Se armó el Belén!" (dirigida por Terence Hill en 1994) los reunió tras nueve años en que ambos habían desarrollado carreras artísticas por separado.


En solitario, Bud Spencer rodó una treintena de filmes que alternó con apariciones en series televisivas. Desde finales de los 90, ha frenado su ritmo de trabajo, aunque sigue en activo y, por ejemplo, en nuestro país se emitió en el 2009 un anuncio para una entidad bancaria, "Bancaja", con un estilo que recuerda a las películas grabadas en la década de los 70 con Terence Hill.


Este hombre, que no se considera un actor, "sino un hombre que hace películas. Me dan envidia los buenos intérpretes como Marlon Brando o Robert Redford", aún interpreta con más de 80 años.


Dos de sus hijos también se dedican profesionalmente al mundo del cine. Giuseppe es director y productor, mientras que Diamante, que ha adoptado el nombre de Diamy Spencer, es actriz y coincidió con su padre en dos películas.


Una línea aérea que compró el Vaticano

Su pasión por la aviación y los ingresos obtenidos a lo largo de su vida profesional, le permitieron crear, en 1981, la compañía aérea de carga Mistral Air, que en el 2007 fue comprada por el Vaticano para ofrecer a los fieles viajes a lugares santos como Lourdes, Fátima o Santiago de Compostela. El polifacético actor también quiso probar suerte como político y, en 2005, se presentó a las elecciones regionales de su país como miembro de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, a quien conocía desde mucho antes. "He hecho una veintena de películas con él", comentó Bud Spencer en referencia al mandatario, propietario de la productora Medusa Films. No consiguió el escaño y no volvió a presentarse.

Entrenador de natación

Con casi 80 años, Bud Spencer retomó el interés por el deporte acuático, y se sacó el título de entrenador de natación y waterpolo. Dos años antes, en el 2007, la Federación Italiana de Natación le había otorgado el 'Caimán de Oro', como reconocimiento a su carrera deportiva.

Y en el 2010 recibió, junto a Terence Hill, el premio 'David de Donatello' por su trayectoria artística.

Falleció en su casa en Roma a las 18:15 del lunes 27 de junio de 2016. Según declaró su hijo Giuseppe Pedersoli, su última palabra fue «Gracias».

        

 


lunes, 12 de julio de 2021

Bette Davis: Una de las mejores "malas" de Hollywood


Ruth Elizabeth Davis nació el 5 de abril de 1908 en Lowell, Massachussets (EEUU). Fue la primogénita de Harlow Morrell Davis, abogado, y Ruthie Augusta Favor, ama de casa. Su nacimiento no fue motivo de alegría para su padre, que, al saber del embarazo de su mujer, le pidió que abortara para poder prosperar en su carrera laboral. El hecho de que su progenitor nunca la hubiera querido marcó el carácter de Ruth, para quien la vida fue siempre una carrera de obstáculos. En 1909, nació su hermana Bárbara, a la que llamaban Bobbie. Betty, que cambiaría su apelativo familiar por Bette tras la lectura de la novela de Balzac "La cousine Bette", fue una niña tímida y asustadiza, de frente abombada, nariz pequeña y dientes desiguales.

Cuando tenía siete años sus padres se divorciaron y su madre, que era una mujer de carácter, decidió, en 1921, trasladarse con sus hijas a Nueva York donde al principio salió adelante trabajando como maestra de una residencia femenina. Mientras las dos niñas estudiaban en un internado, estudió fotografía y montó su propio estudio. En la escuela, Bette fue una alumna brillante y perfeccionista. A los ocho años había visto su primera película, una sentimental cinta protagonizada por Mary Pickford, que despertó su fascinación por el cine. También le encantaban los cuentos de los Hermanos Grimm, las novelas de Louise May Alcott y los romances históricos.

Estudiante de arte dramático y danza

Estudio arte dramático en la Academia Cushing, donde conoció al que luego sería su primer marido, Harmon Nelson, y actuó en producciones escolares, compañías de repertorio estivales y grupos semiprofesionales. Tras ser rechazado su ingreso en la prestigiosa escuela teatral de Eva LeGallienne por tener "una actitud fría y poco sincera", estudió danza con Martha Graham y asistió a las clases de John Murray Andreson's Acting Dramatic School. George Cukor, el que años más tarde sería uno de los más destacados directores de la época dorada de Hollywood, le ofreció su primer papel pagado, debutó en Broadway en 1929 y, en una de sus funciones, un cazatalentos de la Universal le propuso hacer una prueba para el cine. Así un frío día invernal de 1930, Bette y su madre llegaron a Los Ángeles en tren. No vieron a nadie en el andén aunque, según ella misma explicó años más tarde, "había alguien del estudio esperándonos en la estación, pero se fue de allí porque no vio a nadie con aspecto de actriz". Los inicios de su carrera cinematográfica fueron en la Universal, compañía que la contrató tras someterla a una segunda prueba de cámara, y, en 1931, debutó con "Bad sister". Cinco películas después, la contrató la Warner Brothers.

Una boda, dos Oscar y un romance con Wyler

En 1932, año en que se casó con Harmon Nelson, la actriz se decía a sí misma que "si Hollywood no funciona, estoy preparada para ser la mejor secretaria del mundo". Pero funcionó. Más de veinte filmes después, obtuvo excelentes críticas por "Cautivos del deseo" (1934) y, al año siguiente, ganó su primer Oscar por "Peligrosa". Tuvieron que pasar otras 12 películas para que ganara de nuevo el Oscar a la Mejor Actriz por "Jezabel" (1938), donde compartía protagonismo con Henry Fonda. Durante el rodaje mantuvo una relación amorosa con el director, William Wyler, al que describió como "el hombre causante de mi perfecta felicidad". Se adoraban de una forma pasional. Bette le insistía en que se casaran, pero él le daba largas y la ruptura llegó de una forma inesperada: Wyler le envió una carta en la que le pedía que se casara con él, advirtiéndole de que, si no le respondía en 24 horas, se casaría con otra. Davis tardó una semana en abrir la misiva y la relación se rompió. Eso no fue óbice para que trabajaran de nuevo juntos en una película que, ironías del destino, se llamó "La carta". Al poco, Bette se emparejó con el multimillonario Howard Hughes y su marido, cansado de sus aventuras, presentó el divorcio alegando "comportamiento lascivo y ademanes crueles". Por su parte, ella aseguró: "No sé por qué me casé con Ham. Era un hombre blando, sin carácter. Supongo que, en aquellos momentos, necesitaba estabilidad sentimental".

"La cantina de Hollywood" con Cary Grant

Cansada de los papeles flojos e insulsos que le daba la Warner, dejó colgados a estos estudios para irse a Inglaterra, pero aquello le costó un juicio que perdió y tuvo que volver a EEUU, donde le rebajaron el sueldo y tuvo que aceptar todo lo que le proponían. En 1940, se casó con Arthur Farnsworth y, junto a Cary Grant, montó "La cantina de Hollywood", un bar por el que tanto pasaban las estrellas como los militares. A lo largo de la década de los 40 hizo algunos de sus trabajos más prestigiosos como "La loba" o "El señor Skffington" y, en 1945, dos años después de haber enviudado ya que su segundo marido falleció de un infarto, se casó por tercera vez con el ex boxeador William Grant Sherry, con el que, en 1947, tuvo a su hija Bárbara Dee Bee. Tras su maternidad, volvió al cine para protagonizar la película de Mankiewicz "Eva al desnudo", que le proporcionó una nominación al Oscar por su excelente interpretación y un nuevo marido, ya que se enamoró del actor Gary Merrill. Se casaron en el verano de 1950 y, durante su relación, adoptaron dos hijos: una niña, Margot, que sufría retraso mental, y un niño, Michael. Pero, la vida familiar nunca fue el fuerte de esta mujer que ha sido, para muchos, la mejor "mala" de la historia del cine y, para otros, una de las grandes estrellas de la etapa dorada de Hollywood. Dotada de una mirada magnética, su imagen de mujer fría, colérica, neurótica y egocéntrica le acompañó durante toda su carrera. No por casualidad, desde luego.

Tras una nueva etapa de teatro en Broadway, Frank Capra la recuperó para Hollywood con "Un gangster para un milagro" (1961), cuyo rodaje fue un infierno por las peleas entre Davis y Glenn Ford. Al parecer, éste había declarado que él había aconsejado la contratación de Bette en agradecimiento a la oportunidad que ella le había brindado años atrás. Lejos del agradecimiento, la reacción de la actriz fue tan fulminante como acerada: "¿Quién es ese hijo de perra que se ha atrevido a decir que ha ayudado a que me llamasen de nuevo? ¡Ese tío de mierda no me hubiera ayudado ni a salir de una cloaca! ¡Jamás debí volver a Hollywood!"

Duelo real y escénico con Joan Crawford

Al año siguiente, junto a la diva Joan Crawford, Bette protagonizó "¿Qué fue de Baby Jane?", en cuyo rodaje se vivieron algunos de los enfrentamientos más famosos de la historia del cine. Ambas actrices demostraron su carácter. En la escena donde Davis golpeaba a Crawford, los golpes fueron tan fuertes que a Joan le tuvieron que dar puntos. En la secuencia que la Davis arrastraba a la Crawford, ésta última puso pesas en sus bolsillos para que la Bette se dañara la espalda. Lo más divertido fue cuando Bette colocó una máquina dispensadora de Coca-Cola en el "set" para enojar a Joan, ya que su esposo era un alto ejecutivo de Pepsi. En lo verbal, la cosa no fue mejor, ya que la Davis le dedicó frases como "No la mearía aunque estuviese ardiendo en llamas" o "ha dormido con todas las estrellas masculinas de la MGM, menos con Lassie".

Aunque la truculenta composición que hizo en aquella película la había convertido de nuevo en una de las actrices mejor pagadas del cine americano, su carrera empezó a tocar fondo y, con su vitriólico humor, publicó un anuncio en la revista "Variety" con el siguiente texto: "Se ofrece actriz con treinta años de experiencia en el cine y dos Oscar. Capaz de moverse y más afable de lo que dicen los rumores. Madre de tres hijos y divorciada. Desea empleo estable en Hollywood". Pero no hubo suerte para una actriz 10 veces nominada al Oscar que, por su intensidad y amaneramiento, siempre se imponía a sus personajes, y su carrera entró en un imparable declive.

Nueve últimas películas

Entre 1965 y 1989, año de su muerte, sólo intervino en nueve películas, la mayoría de muy baja calidad y que aceptó para poder mantener a sus hijos y a su hermana, ingresada en un hospital mental. En los años 80, los múltiples avatares de su vida privada quedaron al descubierto en un libro -"My mother's keeper"- publicado por su hija Bárbara, que no dejaba a la actriz muy bien parada y que provocó que la desheredara. Davis publicó, después, una biografía que tituló "Esto y aquello".

En 1983, mientras rodaba el episodio piloto de la serie "Hotel", la operaron de un cáncer de mama y tuvo cuatro embolias que le causaron parálisis en el lado derecho de la cara, en el brazo izquierdo y dificultad para hablar. Tras una dura rehabilitación, intervino en "Las ballenas de agosto" (1987) junto a la leyenda del cine mudo Lillian Gish y, cuando ya creía que todo el mundo se había olvidado de ella, acudió muy enferma, en septiembre de 1989, al Festival Internacional de Cine de San Sebastián donde le otorgaron el Premio Donostia por toda su trayectoria. En su discurso de agradecimiento, dijo emocionada: "Ustedes me han devuelto la vida". Pero le quedaba muy poca. El 6 de octubre cuando estaba a punto de volver a Los Ángeles, tuvo que ser internada en un hospital de Neuilly (París) en el que falleció a consecuencia del cáncer que se le había vuelto a reproducir. En su epitafio hizo inscribir: "Lo hizo del modo más difícil". Por el centenario de su nacimiento, Correos de EEUU sacó una edición limitada de sellos con su efigie.


 

lunes, 24 de mayo de 2021

Benazir Bhutto: Primera mujer dirigente de un país musulmán

 


Los Bhutto son una dinastía política familiar al estilo de los Gandhi, en la India, o los Kennedy, de EEUU. El padre de Benazir Bhutto, Zulfikar Ali Bhutto, fue primer ministro de Pakistán en los años 70. Perteneciente a una rica familia de terratenientes con un estilo de vida feudal, se casó con Begur Nusrat. Benazir nació en Karachi el 21 de junio de 1953 y fue la mayor de cuatro hermanos. Cursó sus estudios primarios en varios colegios cristianos de su ciudad natal hasta que su padre, que deseaba que su hija siguiera las enseñanzas occidentales, la envió a EEUU. Allí estuvo hasta 1973, graduándose en Ciencias Políticas por la prestigiosa Universidad de Harvard. Luego viajó a Oxford (Inglaterra), donde estudió Filosofía, Ciencias Políticas y Economía.

Por aquel entonces su padre ya era presidente y después, fue primer ministro, de la República Islámica de Pakistán. Había sido el primer dirigente elegido en unas elecciones democráticas desde la creación del país, en 1947, cuando se segregó de la India. Derrocado por un golpe militar en 1977, fue juzgado y condenado a muerte acusado de conspiración para asesinar a un oponente político. Benazir regresó a su país en 1979 para luchar por la libertad de su padre y la democracia, pero fue detenida y encarcelada. Condenada a cinco años de prisión, pasó la mayor parte de este tiempo en celdas de aislamiento en unas condiciones que ella calificó de "extremadamente duras". Se dice que el fuerte y decidido carácter de Benazir se forjó en aquellos años de prisión y después de ver como ejecutaban a su padre en la horca en la ciudad de Rawalpindi, la misma en que ella moriría, en atentado, el 27 de diciembre del 2007.

Dos de sus hermanos murieron asesinados

En 1984, ella y su familia fueron obligados a exiliarse en Londres. Allí reorganizaron el partido que lideraba su padre, el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), de carácter socialdemócrata. Pero la saga familiar de los Bhutto estaba predestinada a morir en trágicas y misteriosas circunstancias. Durante aquel primer exilio el hermano menor de Benazir, Shahnawaz, fue hallado muerto en extrañas circunstancias, a los 27 años, en su apartamento de la Riviera francesa. El joven, también políticamente activo, era el más moderado de la familia: su asesinato nunca se aclaró, pero las crónicas de la época comentaban que había sido envenenado. Su otro hermano, Murtaza, llegó a ser uno de los líderes del partido. Tras la caída de su padre, se refugió en la por entonces comunista Afganistán desde donde lanzó una campaña, incluso armada, contra el gobierno militar de Pakistán. Murtaza se convirtió, de hecho, en rival político de su hermana y llegó a ganar las elecciones en el exilio en 1993. Volvió a su país como diputado provincial, pero, en 1996, fue asesinado a tiros en misteriosas circunstancias en una emboscada de la policía pakistaní. Actualmente, sólo sobrevive uno de los cuatro hermanos, Sanam, que no se ha dedicado a la política.

En el poder, a los 35 años


En 1985, después de que se levantara la ley marcial, Benazir pudo regresar a su país. Allí vio que las multitudes acudían en masa a sus mítines. Tres años después, el general golpista que había derrocado a su padre murió en un misterioso accidente de aviación. Se convocaron elecciones generales, que el partido de Benazir ganó justito pero lo suficiente para que ella se convirtiera, a los 35 años de edad, en la primera mujer dirigente de un país musulmán.


Benazir era una mujer inteligente y culta, autora de varios libros de carácter político. Su enérgico carácter era calificado, a veces, de arrogante. También era una mujer muy atractiva, siempre bajo el tradicional velo musulmán que llevaba con una elegancia innata y que la convirtió en un personaje glamuroso de la época. Pero su gran error, al menos desde el punto de vista político, fue casarse. El 18 de diciembre de 1987, al poco de ser nombrada primera ministra, Benazir se desposó con el hombre de negocios Asif Alí Zardari, en lo que era un matrimonio concertado. La pareja tuvo un hijo, Bilawal, y dos niñas, Bakhtar y Aseefa.


El problema surgió cuando aún no habían pasado ni dos años de su nombramiento. Su marido, que ocupaba altos cargos en la Administración pública, fue acusado de corrupción y los partidos religiosos, que no podían soportar que una mujer estuviera al frente del gobierno, aprovecharon para acusarla de despotismo e ineficacia política. Benazir dimitió de su cargo. Reelegida primera ministra en las elecciones de 1993, dejó el cargo tres años después, acusada nuevamente de corrupción, al igual que su marido, que entonces ocupaba la cartera de Inversiones.


Su marido estuvo ocho años en prisión


Pese a negar los cargos, Zardari ingresó en prisión, donde pasó ocho años. Ninguno de los 18 casos de corrupción de los que se le acusaba fue nunca probado y, finalmente, quedó libre bajo fianza en el 2004. Pero la sospecha de criminalidad y de haber acumulado una fortuna de más de mil millones de dólares fue la ruina política del matrimonio. El marido de Benazir tenía dos campos de jugar al polo, el deporte nacional, 47 caballerizas y nadie se explicaba cómo habían podido comprar una propiedad valorada en 4 millones de dólares en el Reino Unido con unos ingresos anuales de 25.000 dólares. Sin embargo, ninguna de las acusaciones contra Benazir pudo ser nunca probada. Aunque fue condenada en 1999 por no presentarse a uno de los juicios, el Tribunal Supremo de Pakistán revocó esa sentencia al demostrarse que el juez había sido presionado para condenarla por los ayudantes del entonces primer ministro, Nawaz Sharif. Tras su segunda salida del poder cayó prácticamente en el olvido, ya que se la relacionaba con malos gobiernos y casos de corrupción. Benazir se exilió voluntariamente en 1998 viviendo entre Londres y Dubai junto a sus tres hijos y pudo reencontrarse con su marido cuando fue puesto en libertad en el 2004.


El regreso de Bhutto a Pakistán en octubre del 2007 se enmarcaba dentro de un proceso de tímida democratización del país. Su carácter pro occidental pretendía establecer un cierto equilibrio de fuerzas en uno de los países más convulsos del planeta. El general presidente, Pervez Musharraf, quiso que regresara para gobernar juntos y apaciguar a los sectores que exigían el regreso a la democracia en unas elecciones que deberían celebrarse en enero.


Un atentado del que salió ilesa

Benazir aceptó, en un principio, la propuesta electoral, pero, nada más llegar, y tras sufrir un atentado del que salió ilesa el primer día de su vuelta, dejó bien claro que no sería un títere del presidente. Nadie dudaba de que iba a ser, por tercera vez, la primera ministra de Pakistán. Pero el disparo de un suicida -que luego hizo explosionar la carga que llevaba adherida a su cuerpo- acabó con la vida de esta mujer de 54 años el 27 de diciembre del 2007, después de un mitin en Rawalpindi, cerca de la capital, Islamabad. La dirigente pakistaní recibió sepultura en el mausoleo familiar de su provincia natal, mientras el país se convulsionaba por el magnicidio. "En Pakistán nací y en Pakistán moriré", había dicho en una entrevista "la predestinada", como la llamaban en su país. Bilawal, su hijo, que antepuso el apellido Bhutto al de su padre, Zardari, fue elegido su sucesor en la presidencia del partido de Benazir para que la dinastía política familiar pudiera seguir.

 


lunes, 19 de abril de 2021

Bebo Valdés: Leyenda de la música cubana

 


Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro nació el 9 de octubre de 1918 en Quivicán, cerca de La Habana (Cuba). Fue el mayor de los seis hijos (cinco niños y una niña) que tuvieron sus padres, Emilio Valdés, contable del ayuntamiento, y Caridad Amaro costurera. Bebo -como lo apodaban en su casa- tuvo una infancia feliz pese a la precaria situación en que quedó la familia -a la que también pertenecían un tío y una tía y dos niños de los que la madre cuidaba como propios pese a no tener lazos de sangre- cuando el padre perdió su empleo. "Nosotros vendíamos churros y cualquier cosa por la calle para ayudar en casa. Cuando no había para comer mi madre me decía: 'A ti que te gusta la calle...' y me daba un cuchillo sin punta para que fuese a coger caña o mangos. Y, a veces, íbamos a cazar pajaritos y comíamos con eso. Pero yo era feliz y eso no me lo quita nadie", explicaba el músico de su infancia en una entrevista.

Tras cursar los estudios primarios, Bebo tuvo que dejar la escuela. Tampoco aquello perturbó su vida. "Todos mis hermanos y yo éramos felices. Para mí, que me faltara alguna cosa era normal", explica en el libro "Bebo de Cuba", de Mats Lundahl (Editorial RBA), que se publicó coincidiendo con el 90 aniversario del artista.

La familia compró un piano con la lotería

En la familia de Bebo no había tradición musical, aunque a sus padres les gustaba la música y él creció oyendo las canciones que cantaba su madre. El primer instrumento que tocó fueron las maracas, pero aprendió a tocar la pianola gracias a la hija de una amiga rica de su madre. Moraima, que así se llamaba la chica, iba dos días por semana a casa de Bebo para darle unas clases que los Valdés nunca le pagaron porque no tenían dinero. Con los cinco pesos que la madre de Bebo ganó en la lotería, la familia pudo comprar un cochambroso piano al que el chico dedicaba todo el tiempo. El pianista Armando Valdespí, tras oírlo tocar, le dijo a su madre: "Haga todo lo posible para que el muchacho estudie [música]. Tiene unas cualidades increíbles y una mano izquierda... divina".

Tras completar su formación musical en el Conservatorio Municipal de La Habana, Bebo empezó a conjugar las bases técnicas clásicas con los ritmos populares y el jazz. Su primera gran orquesta fue la Happy Happy de Ulacia, en la que entró en 1938 y estuvo hasta 1943, año en que consiguió un trabajo en Radio Mil Diez, "donde hice arreglos afrocubanos y bailables", cuenta. En esa época tocaba también en las academias de baile por un peso al día para mantener a su familia. Dos años antes, precisamente el 9 de octubre de 1941, había nacido su primer hijo, Jesús -más conocido como Chucho y que es también un excelente pianista-, de su relación con Pilar González, con la que no llegó a casarse pero con la que tuvo dos hijos más: Raúl, en 1943 y Mayra Caridad, en 1956.

Diez años actuando en el mítico Tropicana

En 1945, se unió a la conocida orquesta del trompetista Julio Cueva, para la que compuso el mambo "La rareza del siglo", que fue su primer éxito. Cuatro años más tarde viajó a Haití para tocar el piano con la orquesta del saxofonista Issa El Saieh. Su estancia fue corta pero dejó una impronta imborrable en su música. En 1948, ya de vuelta a Cuba, Bebo se sumó a la orquesta de Armando Romeu para tocar en el Tropicana, el famoso cabaret que vivía su mejor momento y donde estaría una década. "Fueron los mejores 10 años de mi vida", asegura este hombre al que en Cuba apodaban "El Caballón" por su gran altura y complexión. Allí conoció a Nat King Cole y, en 1952, el productor Norman Graz le encargó la grabación de la primera descarga de jazz cubano para satisfacer el interés que esa música despertaba en Nueva York.

Durante la década de los 50, Valdés -creador de un nuevo ritmo, el batanga, que gustó al público pero no tuvo éxito comercial-, se hizo muy popular en Cuba con sus singulares interpretaciones de ritmos bailables y sus colaboraciones con músicos tan legendarios como Israel López "Cachao", Benny Moré, Mario Bauzá o el pianista y compositor Ernesto Lecuona, que es el músico al que Valdés más ha respetado y admirado.

En 1952, inició una relación con una mujer, Noemí, con la que en 1954 tuvo una hija, Míriam. Un año después, la pareja tuvo otro hijo, Ramón. "Seguía viviendo con Pilar, pero ella sabía bien algo de esto porque yo solía estar fuera tres días y no volvía. Fue un problema para mí [...] porque tenía muchos gastos. Lo digo con franqueza. Yo fui un poco cabrón cuando era joven. No soy santo", decía el músico que suavizaba su condición de mujeriego empedernido asegurando que asumió la paternidad de todos los hijos que tuvo.

En 1959, año del triunfo de la revolución de Fidel Castro, Bebo Valdés dirigía la orquesta Sabor de Cuba, con un jovencísimo y brillante Chucho al piano. Pero Valdés se negaba a acatar las directrices del nuevo régimen cubano y en secreto preparó su huida. El 26 de octubre de 1960, con el pretexto de una actuación en México, el pianista abandonó la isla en compañía del cantante Rolando Laserie. "Yo fui uno de los primeros músicos que se fueron de Cuba. Fue difícil pero inevitable". Tras un par de años con el cantante chileno Lucho Gatica, se integró en la Lecuona Cuban Boys, grupo con el que, tras pasar por España, llegó a Suecia el 17 de abril de 1963. Los habían contratado en el parque de atracciones Gröna Lund.

Enamorado de una joven sueca de 18 años

Allí, en una de sus actuaciones, el músico conoció a Rose Marie Pehrson, una bella joven de 18 años de la que se enamoró. Pese a la diferencia de edad y de raza que era escandalosa para la época, se casaron el 1 de diciembre de 1963 y tuvieron dos hijos: Raymond y Rickard. Su vida se había estabilizado en lo personal, pero los años 60 fueron un calvario para Bebo en lo profesional. Tenía que empezar de nuevo su carrera, pero en el ambiente musical sueco de la época no había sitio para su música. Así, durante años y para mantener a sus familias, Valdés tocó en hoteles, cruceros y escuelas de ballet. Incluso llegó a plantearse dejar la música para trabajar de taxista o conductor de autobús. En 1978, después de 18 años sin verse, Bebo se reencontró con su hijo Chucho en Nueva York. El músico tardó 30 en ver a Mayra y 36 en volver a ver a Míriam y Raúl. Con Ramón, que vive en Nueva York, no tiene contacto.

Rescatado por Paquito D'Rivera y Trueba

Por suerte, la vida de ostracismo que llevaba en Suecia finalizó cuando, en 1994, el cubano Paquito D'Rivera lo llamó para grabar el disco "Bebo Rides Again". Cinco años después -ya jubilado- Fernando Trueba fue a buscarle para la película "Calle 54". Su estrecha amistad con el realizador español ha hecho posible tres películas y ocho discos, entre ellas "Lágrimas negras" (un éxito mundial junto al cantaor flamenco Diego "El cigala" que les valió el Grammy latino), "Bebo de Cuba" o "bebo". Reconocido como uno de los grandes pianistas del jazz actual, Bebo ha disfrutado en los últimos años del aplauso del público y la crítica. Instalado desde el 2005 con su esposa en Benalmádena (Málaga), sin haber vuelto todavía a Cuba y ya con cuatro bisnietos, con más de 90 años y en plena actividad profesional, enamorado de su mujer y con el firme propósito de "tocar hasta que me muera".

Falleció en Estocolmo (Suecia) el 22 de marzo de 2013.


jueves, 18 de marzo de 2021

Belén Ordóñez: Hermana de Carmina Ordóñez

 


Ana Belén Ordóñez González nació en Madrid el 29 de junio de 1956 en el seno de una familia de raigambre torera. Fue la segunda hija del gran matador de toros Antonio Ordóñez y de Carmen González Lucas, hermana de Luis Miguel Dominguín. Trece meses antes había nacido su única hermana, Carmina Ordóñez, que con el tiempo llegaría a ser una de las "reinas de corazones" de la prensa rosa. Sus primeros años transcurrieron entre la capital y la finca Valcargado en Medina Sidonia (Cádiz), donde disfrutaron de una feliz infancia, con más mimos que rigor. Allí, era habitual que sus padres recibieran las visitas de personajes del cine y la literatura como Anthony Quinn, Ernest Hemingway u Orson Welles. Belén y "mi Carmen", como a ella le gustaba llamar a su hermana, estudiaron en el selecto Liceo Francés de Madrid, con amigas como Charo Vega -hija de Gitanillo de Triana- o Lolita Flores. Ambas crecieron muy unidas y sin sombra de celos. "Mi padre solía decirme que Carmen era guapa y yo, atractiva", aseguraba Belén, aunque era consciente que la belleza de su hermana acaparaba las miradas de los chicos en las fiestas, "y si se me acercaba alguno era para decirme que se la presentara", le confesó sin rencor a Pilar Eyre. Tan unidas estaban que incluso se enamoraron, por primera vez, del mismo chico: Manolito Lapique.

Casada con el nieto de Juan Belmonte

Un día, en su casa, Belén se fijó en Juan Carlos Beca, nieto del legendario Juan Belmonte y apoderado de Francisco Rivera, "Paquirri", y le dijo a su madre que se casaría con él. Efectivamente, en 1975, dos años después de la boda de Carmina con Paquirri, Belén, con 18 años, se convirtió en esposa de Beca, pero el matrimonio duró poco. "Carmen llevaba siete años casada, y yo cuatro, cuando nos dimos cuenta de que nunca habíamos vivido independientes. O con nuestros padres o con nuestros maridos. Queríamos salir más, reírnos más, no tener que dar explicaciones a nadie", explicaba Belén en "Recuerdos", su autobiografía. Las dos se separaron en 1979, con apenas tres meses de diferencia. Carmina tenía dos hijos -Francisco y Cayetano-, mientras que Belén no había sido madre.

Independizadas de las ataduras del matrimonio, se convirtieron en parte esencial de la vida de Marbella, encadenando una juerga tras otra, y en habituales de la romería del Rocío, donde el fervor religioso camina de la mano de la jarana. Tan sólo frenó un poco su desmelene la terrible noticia de que su madre estaba enferma de cáncer. El año 1982 le trajo un hombre decisivo en su vida, Francisco, "Curro", Ruiz Wagner, el gran amor de su vida. "Cuando le vi me quedé anonadada. Era guapísimo, muy alto y muy rubio, con cara de ángel", escribiría años después recordando el flechazo. Semanas más tarde, el 29 de agosto, recibió una dolorosísima estocada: la muerte de su madre. "Sin ella, estábamos todos a la deriva. Era el imán que nos aglutinaba. Perdimos la brújula que guiaba y orientaba nuestras vidas", decía. Por suerte, tenía a Curro a su lado, con el que el 15 de julio de 1983 fue madre de su única hija, Belén.

Pero debía estar escrito que la vida de Belén no sería fácil y la fatalidad volvió a cebarse en ella: mientras su hermana se casaba con el cantante Julián Contreras en Miami, ella tenía que afrontar que Curro tenía un linfoma de Hodking en un estadio tan avanzado que acabó con su vida el 5 de mayo de 1984, sin llegar a casarse. Apenas cuatro meses después, Paquirri moría en Pozoblanco y empezaba la guerra entre los Rivera, los Pantoja y los Ordóñez. A esa disputa se añadió la que las dos hermanas mantenían con Pilar Lezcano, segunda mujer de su padre. "Había buena relación entre las hijas y yo al principio", ha explicado Pilar, "pero las cosas cambiaron cuando vieron que iba en serio, aunque hasta cierto punto porque, cuando llegaba mayo, me dejaban las dos a sus hijos hasta septiembre. En el fondo, creo que eran celos".

Por aquel entonces, Belén creyó reencontrar el amor en la persona de José Luis Cobo Terán, un novillero ecuatoriano con el que se casó en Quito a finales de 1986. La unión duró apenas tres meses, porque Belén, que aseguró haber sido víctima de malos tratos, volvió a Madrid con su hija, instalándose en la casa que su hermana tenía en la urbanización de La Moraleja.

Tres años después, Carmina se fue con su marido y su hijo Julián a Marrakech, con la intención de sobrellevar el disgusto que le había dado su hijo Fran debutando como torero en 1991, y Belén se fue con ellos. Pero el segundo matrimonio de "la divina" empezó a hacer aguas, y en 1994 la pareja se divorció. Belén volvió a ser su apoyo y juntas pasaban agradables veladas en Sevilla, veraneaban en Marbella y volvían a la feria de Abril y al Rocío, "donde Carmen conoció a su peor y más despiadado enemigo, Ernesto Neyra". Se casaron en 1997 y Carmina, como Belén, recibió también malos tratos, según ella misma reveló.

La recortada herencia del maestro Ordóñez

La familia se tiñó de luto en diciembre de 1998 con la muerte, también por cáncer, de Antonio Ordóñez, fallecido pocos días después de que Fran se hubiera casado con Eugenia Martínez de Irujo. Pero el dolor por la muerte del padre se convirtió en decepción cuando se abrió el testamento. Conocedor de la facilidad de sus hijas para malgastar su patrimonio -habían dilapidado la herencia de su madre en un abrir y cerrar de ojos-, Ordóñez dispuso que Carmen y Belén recibieran sólo la legítima, es decir, una tercera parte de su fortuna. A la mayor le correspondieron 120 millones de las antiguas pesetas y, a la pequeña, un piso junto a la Maestranza y un local. Esto enfrentó a las hermanas, porque Carmina creía que el valor del inmueble era mayor a lo que ella había recibido. El grueso de la herencia fue para los nietos del torero y su viuda, a la que las Ordóñez no volvieron a dirigir la palabra.

La pérdida del padre sumió a Belén en una profunda tristeza de la que intentaba salir mediante el alcohol y la cocaína, una adicción que confesaría ella misma en un plató de televisión, y que la llevó a tener que pasar varias veces por una clínica de desintoxicación en los siguientes años. Pero no sólo las drogas le daban problemas. En enero de 1999, Belén viajó a Houston para tratarse un cáncer linfático del que, afortunadamente, se recuperó con la ayuda, incondicional, de su familia.

Nuevo y terrible golpe: la muerte de su hermana

Mientras la relación con su hija pasaba por altibajos, Belén inició un romance con el bailarín Fernando Solano, que tampoco duró mucho, decepción a la que se añadió, en el 2002, una nueva pérdida: la muerte de Elena Linaza, la tata que había cuidado de las dos hermanas desde niñas. En medio de su tristeza, Belén estaba preocupada porque su adorada hermana había entrado en una espiral sin fondo de adicciones y venta de exclusivas sobre sus desdichas. Una dinámica que acabó en tragedia: el 23 de julio del 2004 encontraron el cuerpo sin vida de Carmen, de 49 años, en la bañera de su casa.

Tras la muerte de su hermana, Belén se hundió en una profunda depresión, que hizo mella en su ya delicada salud, dañada por un segundo cáncer de útero y ovarios. "Me falta mi mitad. Carmen era mi mitad y yo la mitad suya. A veces deseo irme con ella, pero sé que debo ser fuerte", admitía en su libro de memorias. "Discutíamos muchas veces, pero no podíamos vivir la una sin la otra. Ni contigo ni sin ti, pero éramos distintas", aseguraba. Sus sobrinos, que la llamaban "Titi", se convirtieron en sus "hijos" y estuvieron pendientes de Belén, que se derrumbaba por momentos. Especial soporte le dio Fran, cuando en marzo del 2009, se difundió el rumor de que había tocado fondo, las deudas se le acumulaban y vivía de la caridad de los amigos. "Estoy cansada y harta de todos estos comentarios. Ni estoy en la indigencia, ni arruinada, ni maltrecha", le confesó a Beatriz Cortázar. Afectada por un enfisema pulmonar, su fragilidad pareció extremarse: más delgada, más triste, más desanimada. "He perdido a siete seres muy queridos en los últimos años y, sin embargo, yo era la primera que estaba en la lista", declaró esta mujer que ha estado muchas veces al borde de la muerte. Aunque conectada a una bombona de oxígeno, seguía fumando a escondidas y el agravamiento de su depresión la llevó a ser ingresada a una unidad psiquiátrica en febrero del 2012. Desahuciada en abril, salió adelante, pero menos suerte tuvo la madrugada del 3 de agosto, cuando, al poco de cumplirse los ocho años de la muerte de su hermana, cerró los ojos para siempre esta buena y frágil mujer que vivió a la sombra de su mediática hermana y bajo el peso de su apellido. Tenía 56 años.