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domingo, 16 de mayo de 2021

Maribel Verdú: Popular actriz española

 


María Isabel Verdú Rollán nació el 2 de octubre de 1970 en Madrid. Fue la primera de las tres hijas de Gregorio, un vendedor de coches e Isabel, ama de casa y modelo ocasional. El 2 de noviembre de 1975, pocos días antes de que Francisco Franco muriera, nacieron sus hermanas gemelas, Carlota y Marina. "En mi familia fui la primera nieta, la primera sobrina, la primera hija. De repente, nacieron mis hermanas y toda la atención se desvió hacia ellas", ha desvelado la actriz en "Maribel Verdú", biografía escrita por la periodista Nuria Vidal y editada por Plaza & Janés. Pero, por suerte, Bel, como la llaman en casa, superó pronto sus celos. Estudió en el Colegio Santo Ángel de la Guardia, donde habían estudiado su madre, sus tías y su abuela. Eso motivó que, como sus padres vivían a las afueras de Madrid, Maribel se fuera a vivir a casa de sus abuelos, que estaba al lado del cole. La rigidez de su abuelo, militar, se contrarrestaba con la dulzura de su abuela. Estudiante poco aplicada pero artista precoz, en diciembre de 1978 "se subió al escenario de su colegio para representar "Los habladores", uno de los "Entremeses" de Cervantes, dirigido ¡por ella misma! a sus 8 añitos", sigue explicando el libro. Ávida lectora de clásicos de la literatura española y espectadora de las series que entonces hacían furor -le gustaba especialmente "Los ángeles de Charlie"-, la adolescente Maribel Verdú soñaba con ser maniquí, como su madre. Con sólo 13 años, Maribel empezó como modelo publicitaria y, tras protagonizar varios anuncios, le dieron un papel en "El crimen del capitán Sánchez", episodio de "La huella del crimen" dirigido por Vicente Aranda.

Primer desnudo en el cine a los 14 años

Su debut en la gran pantalla se produjo al año siguiente, con "El sueño de Tánger", de Ricardo Franco, en la que compartió cartel con Fabio Testi y donde, pese a su juventud, dio cuenta de su aplomo ante las cámaras, ya que hizo su primer desnudo. "Con 14 años, no sólo era virgen, sino que no había tenido ningún novio. Yo lo he hecho todo antes en el cine que en la vida", ha explicado, añadiendo que "Ricardo me sacó cosas que ni yo misma sabía que tenía dentro". El fallecido realizador la volvió a dirigir en "La buena estrella" y se convirtió en uno de sus mejores amigos en el mundo del cine.

Tras dejar la escuela a los 15 años, Maribel Verdú tuvo un pequeño papel como niña-prostituta en "El orden cómico", de Álvaro Forqué, pero su primera interpretación de calado fue la de una yonqui en "27 horas" (1986), de Montxo Armendáriz. Ese mismo año, intervino en "El año de las luces", película sobre la Guerra Civil española donde trabó dos de las grandes amistades de su vida: el director Fernando Trueba y el actor Jorge Sanz. De éste último siempre ha dicho que es su "hermano del alma. Nunca le gusté y eso fue fantástico porque hemos podido ser amigos de verdad". Gracias a la película "La estanquera de Vallecas" (1987), de Eloy de la Iglesia, Maribel se convirtió en una de las actrices jóvenes con más tirón de la época. Durante el rodaje tuvo muy buena relación con la actriz Emma Penella, que le dio un sabio consejo: "Cuando estés trabajando con otra actriz piensa que eres mucho mejor... que eres Meryl Streep. Tienes que pensar que eres la única, la mejor, porque si no, te comen". Para entonces, había ganado popularidad gracias a series como "Segunda enseñanza" (1985) o "Turno de oficio" (1986). Un año después, durante la grabación de "Soldadito español" (1988), surgió el amor entre la actriz y el director Antonio Giménez Rico, que tenía 50 años. Al principio, la diferencia de edad no fue un problema, pero, poco a poco, acabaron por distanciarse. Rompieron, pero siguieron conservando una buena amistad. Dos años más tarde, se la relacionó con el tenista Emilio Sánchez Vicario, si bien ninguno de los dos lo confirmó oficialmente.

El duro golpe de la muerte de su abuela

"Amantes" (1991), que coprotagonizó con Jorge Sanz y Victoria Abril bajo dirección de Vicente Aranda, se convirtió en el filme más importante de su primera etapa cinematográfica, pero su rodaje coincidió con uno de los peores golpes de su vida, ya que falleció su abuela Isabel, lo que le supuso el "primer encuentro con la muerte. Me aterra hablar de ella. Me dio mucha pena que mi abuela no llegara a ver esta película. Se fue pensando que yo daba los besos en el cine a través del cristal. Que me besaran no lo llevaba bien".


En el plano sentimental, Maribel vivió seis años con el cámara Pablo Hernández, del que decía que se había "convertido en la persona más estable de mi vida y espero que dure mucho tiempo". Pero no fue así, ya que la actriz se enamoró del productor Pedro Larrañaga, al que conocía por la estrecha relación que siempre ha tenido con Amparo Larrañaga y Luis Merlo, y los padres de estos, Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo. "Yo siempre había pensado que no quería hijos ni casarme, pero surgió. Pedro me lo pidió y me hizo ilusión", por lo que en 1999 se convirtió en esposa de Pedro Larrañaga. Aunque claudicó a la idea de casarse, no lo hizo a la de tener hijos. Paradójicamente, el verano del 2011 se convirtió en abuela, ya que Carlos, el hijo que Larrañaga tuvo a los 17 años, fue padre. "Me hace ilusión, lo llevo muy bien. Es muy lindo", ha explicado en su biografía esta mujer vitalista, que asegura que el pesimismo hay que dejarlo para tiempos mejores.


Tras ser nominada al Goya por primera vez por su trabajo en "Amantes", Maribel participó en "Belle Époque", de Trueba, que se alzó con el Oscar a la mejor película extranjera en 1992. Aquel éxito hizo pensar que Verdú se convertiría en una de las estrellas del cine internacional, pero no fue así, si bien en la década de los 90 esta mujer alegre, práctica y obsesionada con la limpieza y la puntualidad, vivió un momento de gran popularidad en España gracias a la serie "Canguros" (1994 y 1997). Aunque sus actuaciones en el teatro y el cine eran cada vez más espaciadas, estuvo en filmes de calidad como "La celestina" (1996), de Gerardo Vera; "Carreteras secundarias" (1997) de E. Martínez Lázaro; "Frontera sur" (1998), de G. Herrero; "Goya en Burdeos" (1999), de Carlos Saura o "El portero" (2000), de Gonzalo Suárez, entre otros.


Una segunda época dorada en América Latina


Con el cambio de siglo, Maribel Verdú vivió una segunda época dorada haciendo películas en América latina, la primera de las cuales fue "Y tu mamá también", del mexicano Alfonso Cuarón, que tuvo una excelente acogida de público y crítica. Pero sería "El laberinto del fauno", (2006), una coproducción hispanoamericana dirigida por Guillermo del Toro, el éxito más rotundo de esta prolífica etapa, ya que se convirtió en el filme rodado en castellano más taquillero de la historia. Maribel obtuvo en México el Premio Ariel a la mejor actriz por su papel de Mercedes. Nominada de nuevo al Goya por esta película, el premio español se le seguía resistiendo. Lo consiguió dos años después por "Siete mesas de billar francés", de Gracia Querejeta.


"No me iría a Hollywood por nada del mundo"


Fuerte y vulnerable al mismo tiempo, Verdú ha trabajado con la mayoría de los mejores directores de cine españoles, con la excepción de pedro Almodóvar, pero eso, dice, "jamás me ha quitado el sueño". Como tampoco se lo quita Hollywood. "Por nada del mundo me trasladaría a vivir allí. Mi felicidad personal está por encima de todo, el trabajo viene después". Respetuosa con el medio ambiente, defensora de la causa saharaui y admiradora del movimiento 15-M, ha cedido su imagen para campañas de adopción de galgos o contra la violencia de género. Mala cocinera, el bocadillo de leche condensada y rodajas de plátano es uno de sus mejores recuerdos de la infancia. "Me lo daban cuando era buena, y cuando me portaba mal, lo que más odio del mundo, que es el membrillo", ha explicado esta mujer que, si sólo pudiera comer una cosa, elegiría "queso, pan y vino tinto". Imagen de Yves Saint Laurent, reconoce que se cuida yendo al gimnasio y usando "muchas cremas y potingues". El interés que siempre ha tenido por la medicina le llevó a entrar como socia en el hospital Xanit Internacional, en Benalmádena (Málaga), donde estuvo ingresado su suegro.


Tras un tiempo en el que los directores y productores parecían haberse olvidado de ella, la actriz madrileña, que el pasado 2 de octubre cumplió los 43 años, vuelve a estar presente en el panorama cinematográfico español. En este momento saborea la excelente acogida de "Blancanieves" película en blanco y negro y muda del director bilbaíno Pablo Berger, por la que recibió un Goya como mejor actriz de reparto, y que fue escogida como candidata española para los Oscar.

        


miércoles, 12 de mayo de 2021

Jane Fonda: Activista y actriz ganadora de dos Oscar

 


Jane Seymour Fonda nació el el 21 de diciembre de 1957 en Nueva York. Fue la primogénita del actor Henry Fonda y de su segunda esposa, Frances Seymour, perteneciente a una familia de la alta sociedad norteamericana y que ya tenía una hija, Pan Brokaw de un anterior matrimonio. A los pocos meses del nacimiento de Jane, la familia se trasladó a Los Ángeles, donde Henry Fonda empezaba una prolífica carrera cinematográfica que le llevaría a convertirse en leyenda del Séptimo Arte. Los Fonda vivieron en una gran casa en Beverly Hills, en la que la pequeña -una niña hermosa, tímida y juguetona a la que apodaban "lady Jane"- recibía los arrumacos de estrellas como Greta Garbo, Judy Garland, James Stewart o Ginger Rogers. Tras nacer su hermano Peter, en 1940, toda la familia se trasladó a una enorme granja en las colinas de Santa Mónica, donde había establos y huerto.

Su madre se suicidó

A pesar de vivir en un aparente cuento de hadas, la infancia de Jane estuvo marcada por la falta de afecto. Henry empalmaba una película con otra y nunca le demostró cariño, mientras que  su madre se preocupaba más por los actos sociales que por sus hijos. Aquello marcó profundamente a la futura actriz, que décadas más tarde afirmó que, "si un padre y una madre que te mimen y te digan 'te quiero', resulta muy difícil llegar a quererse uno mismo. Mi padre era un héroe para los que les gustaba el cine, pero a casa no traía aquel espíritu. Su trabajo solo nos dio problemas y desavenencias, jamás la felicidad. Y mi madre siempre  estuvo desequilibrada con grandes depresiones". La situación familiar se hizo insostenible. Henry pidió el divorcio, lo que fue un durísimo mazazo para el delicado equilibrio psíquico de la madre. La internaron en un sanatorio y el 25 de abril de 1950 se quitó la vida cortándose el cuello con una cuchilla de afeitar. A Jane y Peter, que se fueron a vivir con su abuela materna, les dijeron que Frances había muerto de un ataque al corazón, pero, años más tarde, descubrieron por la prensa lo que había pasado.

Graves problemas de bulimia y anorexia

Tras estudiar en la Brentwood School y en la Emma Willard School, ingresó en un internado donde empezaron sus trastornos alimenticios. Quería ser una chica guapa y delgada para atraer a los chicos. Esos problemas derivaron en una bulimia grave, alternada con períodos de anorexia, que mantuvo en secreto durante más de veinte años.

Adolescente poco brillante en sus estudios, trabajó en dos películas junto a su padre. A instancias de éste, que estaba en contra de que Jane siguiera sus pasos profesionales, ingresó en el elitista Vassar's College y se especializó en música y pintura, lo que la llevó a trasladarse a París para continuar su formación. Pero, al poco tiempo, regresó a casa con la firme intención de dedicarse a la interpretación. Influida por una amiga, la actriz Susan Strasberg, en 1956 se matriculó en el célebre Actor's Studio, de Nueva York. Para pagarse las clases, trabajó como modelo, siendo muy cotizada.

Tras intervenir en varias  obras teatrales, en 1959, el director Joshua Logan, que era su padrino, la contrató para su primera película: "Me casaré contigo", que protagonizó junto a Anthony Perkins. Durante el rodaje se le disparó la bulimia, tuvo episodios de sonambulismo, de miedo a los hombres y problemas de identidad. En esa época descubrió el ballet, al que se hizo "adicta" porque le permitía controlar y cambiar la forma de su cuerpo. Hasta que empezó con el "Programa de Gimnasia de Jane Fonda", en 1978, practicaba ballet en cualquier parte del mundo donde estuviera. Tras su primer gran éxito con "Un domingo en Nueva York" (1963), el director francés Roger Vadin, descubridor de la actriz Brigitte Bardot, la llamó para protagonizar "Juegos de amor a la francesa". Durante el rodaje surgió el amor y se casaron en 1965. A partir de ahí, Jane alternó el cine francés con el americano. Tuvo un gran éxito con "Descalzos por el parque" (1967), junto a Robert Redford, y, al año siguiente, estrenó "Barbarella", que la convirtió en "sex symbol" de la época. Apodada la "Bardot americana", en 1968 tuvo a su primera hija, Vanessa. Tras el Mayo francés y un iniciático viaje a la India tomó  conciencia política, una faceta que nunca ha abandonado.

Por su trabajo en la excepcional "Danzad, danzad, malditos" (1969), de Sidney Pollack, recibió su primera candidatura al Oscar, pero su relación con Vadim se iba desmoronando. Sus colaboraciones profesionales no tenían éxito y, a veces, complacía a su marido realizando tríos sexuales. "Nunca me obligó a nada, sabía lo que estaba haciendo, pero sentía que si no lo hacía, Vadim me dejaría. Pensaba que, sin él, no existiría", confiesa descarnadamente en su biografía, "Jane Fonda. Memorias" ("Temas de hoy"), publicada hace unos años.

Oscar por "Klute" y boda con Tom Hayden

En 1970 la pareja se separó, Jane dejó a Vanessa al cuidado de su padre y se metió de lleno en temas sociales. Tras ganar el Oscar a la Mejor Actriz por "Klute" (1971), en cuyo rodaje se enamoró de Donald Sutherland, se convirtió en uno de los personajes famosos que se manifestaba contra la guerra de Vietnam: apoyó a los norvietnamitas, denunció la actuación de los soldados americanos y viajó al país asiático. Fue acusada de "traidora" y la apodaron "Hanoi Jane". Además, se convirtió en feminista radical, luchó contra la marginación de indios y negros, fue detenida en cinco ocasiones y el FBI le abrió un expediente. Les llevó a juicio, que ganó al demostrar que habían atentado contra sus derechos civiles. En 1973, se casó con Tom Hayden, un radical de origen apache que comulgaba con sus mismas ideas. Seis meses después nació su segundo hijo, Troy Garity. Durante los años 70 intervino en filmes tan conocidos como "El pájaro azul" (1976), "Julia" (1977) -que le valió otra nominación al Oscar por su interpretación de la escritora Lillian Hellman-, "El regreso" (1978), junto a John Voight, con la que ganó su segunda estatuilla, y "El síndrome de China" (1979), apología contra las centrales nucleares que le valió una tercera nominación al más preciado premio de Hollywood.

Después de muchos años distanciados, a principios de los 80 se produjo la reconciliación definitiva con su padre, entonces ya muy enfermo. Su nueva relación quedó plasmada en una gran película: "En el estanque dorado" (1981), en una de cuyas escenas se dijeron por primera vez "te quiero". Aquella interpretación le valió a Henry Fonda el Oscar al Mejor Actor, que no pudo recoger porque falleció al año siguiente víctima del cáncer.

El aerobic la convirtió en multimillonaria

Para superar sus problemas de autoestima, Jane encontró su tabla de salvación en el aerobic, ideó un programa de televisión con ejercicios, comercializó libros y vídeos, que son, hasta la fecha, los más vendidos de la historia de su especialidad. Aquello la convirtió en multimillonaria. Durante los 80, Fonda intervino en "Agnes de Dios" (1985), "A la mañana siguiente" (1986) -un trabajo por el que fue nuevamente nominada al Oscar- "Gringo viejo" (1989), con un entrañable y veteranísimo Gregory Peck, y "Cartas a Iris" (1989). junto a Robert de Niro, con la que decidió retirarse de la interpretación.

Tercera boda con el presidente de la CNN

Para entonces, se había separado de Tom y, en 1990, consiguió el divorcio. Cuando se hizo pública la noticia, recibió una llamada de Ted Turner, propietario de la cadena de televisión estadounidense CNN, que la invitó a salir. "No estoy con ánimos, llámame en tres meses", le contestó, pero el magnate de la comunicación insistió hasta derrotar las resistencias de la actriz. El 21 de diciembre de 1991, día de su 54º cumpleaños, Jane y Ted se casaron en Atlanta y ella asumió el papel de devota esposa. "Siempre estuve tan desesperada por complacer a los hombres de mi vida que me volví completamente desapegada de mi yo auténtico", explicó en una ocasión. Aunque descubrió, al poco tiempo, que su marido tenía una amante, la pareja no se rompió. Por su parte, el empresario seguía anclado en una parte de su pasado, ya que su padre también se había suicidado y seguía sin superarlo. En sus múltiples apariciones públicas ofrecían la imagen de pareja feliz, pero Jane seguía sin sentirse una mujer completa y, a pesar de disfrutar de aviones privados, mansiones de ensueño y trajes de alta costura, decidió divorciarse en abril del 2001.

Sola de nuevo, y sin intención de volver a ponerse el anillo de casada, la actriz reside en Atlanta, donde disfruta de la compañía de sus dos nietos: Malcolm y Viva. En los últimos años se dedica a la filantropía y el activismo, colabora en la prevención de los embarazos en adolescentes, la educación sexual y el desarrollo del concepto de resilencia (capacidad para sobreponerse a las circunstancias adversas que experimentan algunas personas siendo niños). Abrió el "Jane Fonda Center for Adolescent Reproductive Health" en la universidad de Emory.

En el 2005, tras casi veinte años retirada, aceptó un papel en "Una suegra de cuidado", y "Georgia Rule". En septiembre del año 2007, la entonces princesa Letizia le entregó un premio de la fundación "Save the Children" por su defensa de los derechos de la infancia.

En los últimos años Jane Fonda ha incrementado su presencia en el cine. Encarnó a Nancy Reagan en The Butler (El mayordomo), participó en la comedia This Is Where I Leave You (Ahí os quedáis) y también ha tenido un papel en la multipremiada Youth (La juventud) de Paolo Sorrentino, codeándose con Michael Caine y Harvey Keitel.

En 2019, comenzó unos "Fire Drill Fridays", donde se dedicaba a protestar frente al Capitolio de los Estados Unidos para intentar evitar lo peor de la crisis climática. Por ello, ha sido arrestada cuatro viernes seguidos.


domingo, 14 de marzo de 2021

Liza Minnelli: La estrella de "Cabaret"

 


Liza May Minnelli nació el 12 de marzo de 1946 en Hollywood. Fue la única hija del matrimonio formado por Judy Garland, actriz y cantante, y el segundo de sus cinco maridos, el director  Vincente Minnelli. Eso propició que Liza creciera en los estudios de la Metro Goldwin Mayer, donde sus padres trabajaban. Con tan solo 3 años, apareció por primera vez en el cine en "In the good Old Summertime", protagonizada por Judy y Van Johnson y, a los 8, bailó en Broadway con su madre. Empezó a tomar clases de baile  con el coreógrafo Nico Charisse y admiraba profundamente a Fred Astaire y a Gene Kelly. Sin embargo, Liza quería ser patinadora de hielo, porque la respuesta del público era más inmediata mientras que los rodajes de cine le parecían muy aburridos. Su vocación le llegó a los 13 años, cuando quedó fascinada por el teatro de Broadway.

En 1951, sus padres se divorciaron y, un año más tarde Judy se casó con Sydney Luft, padre de sus hijos Lorna y Joel, y Vincente hizo lo propio con Georgette Magnani, con quien tuvo  Cristiana Nina.

Una madre neurótica y un padre soñador

De su niñez, Liza recuerda que "crecí en la meca del cine, al igual que otras decenas de hijos de estrellas, y no me sentía especial en comparación con otros niños, ya que no conocía otra realidad". Sobre sus padres siempre ha dicho que "mi madre era una artista muy neurótica, bastante estricta y siempre me decía lo que tenía que hacer o llevar. En el fondo era amable y amorosa, pero prefería ir a casa de papá, una persona muy calmada que me colmaba de felicidad. Mamá me dio el empuje, pero papá alimentó mis sueños".

A los 16 años, la joven Liza dejó la escuela, se marchó de casa y, en contra de la opinión de sus progenitores, se trasladó a Nueva York con la firme intención de ser una actriz reconocida. Su primer éxito lo logró en 1963 con "Best food forward", que estuvo siete meses en cartelera y dio título a su primer disco. Un año después, Judy invitó a su hija a su célebre "show" del London Palladium, estableciéndose una relación de tira y afloja entre ambas. Tal y como recordó posteriormente en una entrevista a "The New York Times", "mamá se dio cuenta de que era buena... Hubo momentos en los que me sonreía e instantes después se convertía en una leona que protegía el escenario como si alguien le estuviera invadiendo el territorio". Durante esos conciertos, Liza conoció a Peter Allen, un protegido de Judy que se convertiría en su primer marido en 1967. A los 19 años, Liza Minnelli empezó a saborear las mieles del éxito ganando su primer Tony -el Oscar teatral- por la obra "Flora the red menace", en 1967 intervino en su primera película, "Charlie Bubbles" y, a los 23, consiguió su primera nominación al Oscar por "The Sterile Cuckoo" (1969). Ese mismo año su madre falleció tras un largo calvario de inestabilidades psíquicas y adicciones a las drogas y el alcohol, siendo una sobredosis de barbitúricos lo que acabó con su vida. Liza, que siempre se caracterizó por su carácter optimista, se sumió en una depresión.

Un Oscar a los 23 años

Pero, como suele decirse, el espectáculo debe continuar y, en 1970, realizó su primer especial en televisión para la NBC "Liza", y salió de gira con sus números. Tras superar un duro "casting", fue la elegida para protagonizar "Cabaret" de Bob Fosse, que la catapultó a la fama internacional. Recibió el aplauso del público, la crítica la elevó a lo más alto y fue galardonada con los mas reputados premios por su interpretación, entre ellos, el Oscar, el Globo de Oro, el British Academy Award y el Entertainer of the Year de la American Guild of Variety Artists.

La década de los setenta fue una de las más fructíferas en su vida. Grabó más de una decena de discos, participó en varios programas e intervino en siete películas, entre ellas "New York, New York" (1977), junto a Robert de Niro, en la que popularizó la canción del mismo nombre, que luego interpretaría Sinatra, su querido mentor durante los primeros años de Liza en la Gran Manzana.

No pudo ser madre, lo que la marcó de por vida

En 1972, la actriz se divorció de Peter y, dos años más tarde se casó con Jack Haley Jr., productor y director, cuyo padre interpretaba al Hombre de Hojalata en "El mago de Oz" junto a Judy Garland. Durante ese matrimonio, Liza tuvo un aborto en el quinto mes de gestación -posteriormente tuvo dos más-, un hecho que la marcó de por vida. En esa época, se dejó ver asiduamente por la célebre discoteca "Studio 54" de Nueva York, junto a Andy Warhol, Elizabeth Taylor, Salvador Dalí o Bianca Jagger, viviendo las noches más alocadas de su vida. En 1976, protagonizó "Nina", la última película de su padre, que falleció 10 años después. Recién estrenada la década de los 80, Liza se divorció de Jack para, unos meses más tarde, casarse con el escultor Marc Gero.

A partir de ese momento, su vida entró en una espiral autodestructiva. Rodó la película "Arthur", grabó el disco "Live at Carnegie Hall", realizó una gira internacional y ganó otro Tony, pero a pesar de su éxito o, a causa de él, su vida personal estaba fuera de control. Como su madre, comenzó a abusar del alcohol y de ciertos  fármacos, mostrándose cada vez más agresiva, olvidadiza y huraña. En 1984, ingresó en la clínica de rehabilitación Betty Ford -donde era asidua su gran amiga Elizabeth Taylor- y, durante varios meses se sometió a una intensa terapia. En 1985, resurgió de sus cenizas y consiguió su segundo Globo de Oro por el telefilme "A time to live". Sin embargo, a pesar de este renacer, sus nuevas películas tuvieron poco éxito y se fue  refugiando en la televisión apareciendo en algunas series o documentales.

Sufrió una encefalitis

En 1988, realizó un exitoso tour mundial junto a Frank Sinatra y Sammy Davis Jr llamado "The ultimate event", y, un año después, los Pet Shop Boys produjeron su disco "Results". En 1990, recibió un Grammy en reconocimiento a toda su carrera y, al año siguiente, se divorció de su tercer marido. Cinco años  más tarde sustituyó a Julie Andrews en Broadway en el musical "Víctor o Victoria" y parecía que había encarrilado su vida, pero volvió a ser ingresada  para rehabilitarse  de sus adicciones. A los 54 años, sufrió una encefalitis aguda que a punto estuvo de postrarla en una silla de ruedas para siempre. "Soy una persona extremadamente optimista. Amo la vida y me niego a estar en esta situación", confesó. Sus ejercicios y sus clases de baile diarios, así como su gran fortaleza la ayudaron a resurgir nuevamente. Y, una vez más, se volvió a casar, esta vez, con el productor David Gest, teniendo como padrinos a Elizabeth Taylor y Michael Jackson. Pero los problemas entre el matrimonio no tardaron en surgir y, un año después, en el 2003, se separaron. A lo largo de su complicado divorcio, que duró cuatro años, David exigió a su mujer una compensación de seis millones de euros tras acusarla de agresión cuando estaba borracha. Finalmente, la actriz y cantante obtuvo el divorcio en el 2007. Durante su visita a España, en el 2007, comentó con gracia sobre sus adicciones que "muchas estrellas jóvenes de hoy en día están fuera de control por sus continuos abusos de las drogas y el alcohol y eso les hace ser glamurosas. Si ir a una clínica de rehabilitación está de moda, yo soy la más glamurosa del mundo".

Con más de cuarenta años de exitosa carrera, Liza es una auténtica superviviente. Tiene dos implantes de cadera, la han operado tres veces de las rodillas, recae continuamente en sus problemas con el alcohol y sale victoriosa de las rehabilitaciones. Es una de las pocas actrices que tiene en su haber un Oscar, un Grammy, un Emmy, dos Globos de Oro y tres Tony y la única cuyos padres también tuvieron su Oscar. Es una estrella nacida de dos estrellas.