Mostrando entradas con la etiqueta España. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta España. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de octubre de 2021

Augusto Algueró: Músico y compositor de grandes éxitos

 


Augusto Algueró Dasca nació en Barcelona el 23 de febrero de 1934. Hijo y nieto de músicos, su abuelo Manuel acompañó a la cupletista Raquel Meller y su padre, Augusto, fue un compositor muy reconocido en los años 30, en la época de esplendor del jazz. Pese a que su padre no le inculcó su pasión por el arte musical, Augusto simultaneó el colegio con las clases en el Conservatorio de Música de Barcelona y, en el año 1950, a los 16 años, ganó el Premio Virtuosismo de Piano. "Nunca me consideré un prodigio porque lo que sentía es que me tenían esclavizado con los estudios y no me dejaban jugar al fútbol ni salir a la calle", confesaba en su madurez.

A esa edad compuso su primera banda sonora para la película "La brigada criminal" y poco después, siempre a instancias de su padre, se matriculó en Medicina, pero en el tercer año plantó la carrera para dedicarse en cuerpo y alma a la música. "Mi padre fue muy duro conmigo. Tenía la frustración de que no me licenciara como médico. Lo intenté, pero era incompatible con mi vocación creadora. Con el tiempo, mi padre se convirtió en mi primer fan", recordaba.

Eclipsado por la belleza de Carmen Sevilla

Convertido en un joven de buena planta que tenía mucho éxito entre las mujeres, Algueró compuso las canciones que Joselito cantó en "El ruiseñor en las cumbres" (1958). Más tarde, firmó la música de películas como "Cabriola", "Marisol, rumbo a Río", "Tómbola", "Las chicas de la Cruz Roja" o "La fierecilla domada". Fue precisamente este filme, protagonizado por Carmen Sevilla y Alberto Closas, el que cambiaría su vida. Durante el rodaje quedó eclipsado por la belleza de la actriz andaluza, pero la atracción no llegó a cuajar y no volvieron a verse hasta un tiempo después, cuando coincidieron en Italia. Allí la relación no pareció empezar muy bien porque el músico le dio plantón a la actriz, pero finalmente forjaron una buena amistad que se convirtió en amor y que les llevó a casarse, el 23 de febrero de 1961, en la basílica del Pilar de Zaragoza. Su boda fue uno de los acontecimientos más importantes de su época ya que más de 30.000 personas acudieron hasta el templo zaragozano para ver un enlace que se filmó para el NO-DO.

Poco después, compuso la canción "Estando contigo", que interpretó Conchita Bautista en la que fue la primera participación de España en el Festival de Eurovisión, concurso que ganaría la cantante Salomé en 1969, con el tema "Vivo cantando", con música de Algueró. El compositor volvería a repetir la experiencia eurovisiva en 1971, con "Amanece", compuesta en colaboración con Ramón Arcusa y que cantó Jaime Morey.

Su hijo, apadrinado por Marisol y el Cordobés


En 1962, creó para Marisol una de sus canciones más conocidas, "Tómbola". Se dice que escribió el tema en tan sólo una mañana, mientras se encontraba de gira con Carmen Sevilla por Hispanoamérica agobiado por las amenazas del productor de las artista, Manuel Goyanes. Sintiéndose entre la espada y la pared, Algueró pidió que le subieran un piano a la habitación del hotel y, en apenas unas horas, se pulió el encargo.


El 3 de julio de 1964 nació el único hijo de la pareja, Augusto, que tuvo como padrinos a Marisol y Manuel Benítez, "el Cordobés", y que se convirtió en el mayor tesoro de la pareja después de que la artista sufriera dos abortos en los años posteriores a dar a luz. "Nunca cambié los pañales de mi hijo, siempre he sido muy peculiar en este aspecto y las cacas de los niños no me gustan, aunque sean de mi hijo", solía confesar.


En 1965, con la letra de "La chica ye-yé" convirtió a Conchita Velasco -con la que desde entonces siempre mantuvo una estrecha amistad- en una figura de la canción de la noche a la mañana. "Compuse esa canción para el final de una película. Nadie se esperaba el éxito que tuvo, ni siquiera yo mismo", explicó en una ocasión, reconociendo que en su carrera tuvieron tanta importancia sus propios méritos como la suerte. En 1969, fue el responsable del primer éxito de Nino Bravo con "Te quiero, te quiero", una canción que se convirtió en un "hit" en la voz del cantante valenciano, que también obtuvo un exitazo con otra de sus composiciones, "Noelia". De Nino solía decir que "sólo cantaba bien cuando había comido fabada. Si no, tenía problemas de afinación, pese a su voz fantástica. Era un problema fisiológico".


Una separación matrimonial que fue sonada


También en 1969 vio la luz "Penélope". "Ese tema lo compuse en la editorial de mi padre. En un principio era una versión instrumental, pero después Joan Manuel Serrat, que era amigo mío, lo escuchó y me pidió permiso para escribir la letra", explicó de un tema que ganó aquel año el Festival de Río de Janeiro.


Pese a que Augusto y Carmen formaban una de las parejas más populares de aquellos años, el talante conquistador del compositor terminó por resquebrajar el matrimonio. Tras mantener un romance con Bárbara Rey, se dijo que la gota que colmó el vaso fue su desliz con Blanca Estrada. Al parecer, Carmen ya no aguantó más la situación, Algueró dejó el domicilio conyugal y la pareja se separó en 1975. "En aquel tiempo separarse de Carmen Sevilla era algo así como ultrajar la bandera nacional", admitiría en una entrevista poco antes de fallecer. Durante muchos años, el compositor y la actriz dejaron de hablarse, pero el tiempo limó las asperezas. Once años después de su separación firmaron el divorcio y el 3 de abril de 1986, Augusto se casó con la atractiva Natividad Benito, familiarmente llamada "Nacha", que ha sido su compañera hasta sus últimos días. "Mi vida sin ella sería un caos. No me atrevo a pensar siquiera lo que hoy sería de mí sin ella y desde que la conocí, todas las demás mujeres han perdido interés para mí. Nacha es muy especial y junto a ella he encontrado la verdadera felicidad", afirmaba. Consciente de haber sido un compositor todoterreno que había logrado el reconocimiento internacional, Augusto decidió aminorar su ritmo de trabajo y se fue a vivir a Torremolinos (Málaga), cerca del mar, una de sus pasiones.


Más de 200 bandas sonoras de películas


El monumental trabajo de Algueró ha quedado plasmado en más de 1.500 obras registradas en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Compuso más de 200 bandas sonoras para cine -su última colaboración fue para "Torrente, el brazo tonto de la ley"-, música para programas de televisión, musicales de teatro como "Mamá quiero ser artista" y acompañó con su orquesta a cantantes de primera fila. En 1996, recibió la Medalla de Oro del Centenario del Cine Español y, posteriormente, en el 2005, el Premio de Honor de la Academia de la Música. Seguía trabajando cuando una parada cardiorrespiratoria acabó con su vida, mientras dormía, el 16 de enero del 2011.

        

 


miércoles, 11 de agosto de 2021

Carlos Larrañaga: Popular actor español

 


Carlos Larrañaga Ladrón de Guevara nació en Barcelona el 11 de marzo de 1937. Fue hijo de la gran actriz María Fernanda Ladrón de Guevara, casada en segundas nupcias con el actor y médico Pedro Larrañaga. Su hermana, Amparo Rivelles, era hija del primer matrimonio de su madre con el actor Rafael Rivelles. Con sólo 4 años, Carlos debutó en "Alma de Dios", y, a los 9, intervino en "Serenata española", protagonizada por su hermana. Debido a las largas giras de sus progenitores, pasó parte de su infancia en Cuba. A los 13 años dejó los estudios para dedicarse al teatro y, en 1950, rodó "Pequeñeces", un clásico del cine español protagonizado por Aurora Bautista y Jorge Mistral. "Orgullo y pasión" (1957) le abrió las puertas grandes del cine español tras haber trabajado junto a Sofía Loren, Frank Sinatra y Cary Grant quien, según dicen, quedó perdidamente enamorado de la belleza del actor, de cuyo perfil decía que era el más perfecto y helénico que había visto jamás. "Sufrí acoso, pero no derribo", aseguró décadas más tarde.

Padre de su primer hijo con una bailarina

Durante esa época tuvo una breve relación con una bailarina sevillana, Isabel Raya, que meses después le comunicó que había dado a luz un hijo suyo: Juan Carlos, familiarmente llamado Kako. "Mi madre y yo nos hicimos cargo del bebé y, como los dos estábamos rodando, le llevamos a un centro de pediatría en Navacerrada donde le cuidó Mimi, un ama tan agradable que nos la llevamos a casa", contó en una ocasión.

Tras un corto noviazgo, Carlos contrajo matrimonio el 26 de julio de 1959 con María Luisa Merlo con la que tuvo tres hijos más: Amparo (1963), Pedro (1965) y Luis (1966). El matrimonio creó una compañía teatral con el propósito de pasar más tiempo juntos, pero tras representar "Vidas privadas", en 1970, se produjo su primera separación y la disolución de su compañía. A pesar de que se reconciliaron a las pocas semanas y en 1973 obtuvieron un gran éxito con la serie "La pareja a través de la historia", su relación estaba tocada y en 1975 se separaron definitivamente, aunque María Luisa siempre ha sido para Larrañaga una de las mujeres más importantes de su vida. "Le tengo un gran cariño, la respeto y no puedo ni quiero borrarla de mi vida. Conservo un maravilloso recuerdo de ella", asegura.

Su fracaso matrimonial coincidió con el luto por la muerte de su madre. "Mi vida tiene dos partes: antes y después de su muerte", ha dicho siempre. Pero el amor volvió pronto a su vida y, en los ensayos de la obra "La gata sobre el tejado de zinc", se enamoró de la actriz y guionista Ana Diosdado. "Lo nuestro fue un flechazo. Nos gustamos desde el primer momento".

Boda en Londres con Ana Diosdado


El 14 de abril de 1979 contrajeron matrimonio civil en Londres y cuatro años después -cuando ya hubo ley de divorcio en España- volvieron a casarse en Toledo. El inicio de esta nueva unión coincidió con su retirada de los escenarios durante siete años, aunque Carlos no dejó de trabajar, ya que protagonizó algunas de las series más famosas de TVE como "Los gozos y las sombras" (1982), "Goya" (1984) y "Tristeza de amor" (1985) con Alfredo Landa, "uno de mis mejores amigos y uno de los grandes actores de todos los tiempos".


En lo personal, Carlos era feliz. Sus hijos habían continuado con la saga artística, aunque por diferentes caminos. Kako se dedicaba a temas técnicos, Pedro -actual marido de Maribel Verdú- es productor y Amparo y Luis son actores. "Todos ellos son maravillosos, me dan ganas de vivir, he respetado siempre sus decisiones y sólo me dan alegrías". La plenitud familiar llegó en 1982, cuando se convirtió en abuelo a los 45 años, ya que Pedro fue padre de su hijo Carlos Javier y Amparo tuvo a Ismael Vicente. "Me encanta que me llamen abuelo y ejerzo el papel a la antigua usanza. No me preocupa envejecer, asumo el paso del tiempo con dignidad y jamás me sometería a una operación de cirugía estética", confesaba en esa época.


Junto a Alberto Closas y Arturo Fernández se convirtió en el galán de referencia del cine español -se dice que se acostaba con la mayoría de sus compañeras de rodaje-, pero Carlos asegura que la etiqueta de hombre guapo ha sido como un lastre y, según él, "he sido una víctima de las mujeres hombriegas". A principios de los 80, se definía como un cazador arrepentido, "ya que cada vez me da más pena matar a un animal", pero ha seguido cultivando "hobbies" como fumar, pescar, pintar o leer.


Nostálgico de las tablas, en 1986 reanudó su romance con el teatro con "¿Qué tal, cariño?", que se prolongó ininterrumpidamente hasta 1990, año en el que empezó a trabajar en "Farmacia de guardia" (1991 - 1995), una de las series más exitosas en la historia de la televisión (algunos de sus capítulos los vieron más de 11 millones de personas) y por la que ganó dos TP de Oro. Durante esa época, Carlos explicaba riéndose de uno de sus nietos: "No le preocupa ponerse enfermo porque sabe que su abuelo tiene una farmacia".


Un tercer matrimonio que acabó ante el juez


Al poco de divorciarse de Ana Diosdado en 1999, Carlos volvió a sus andadas amatorias y conquistó a Pilar Velázquez, su compañera en la obra "Todas las mujeres de Jack". Aquel romance duró unos meses y tras la ruptura, llegó otra actriz, la canaria Isabel Prinz, de la que dijo: "Sólo le pido lealtad, amor y paciencia", algo que no debió ofrecerle porque la relación también fue breve. La siguiente en caer rendida a sus encantos fue María Teresa Ortiz Bau, directora de comunicación de la Fundación Wintherthür, con la que se casó por lo civil en un cigarral toledano el 13 de noviembre del 2000. Ambos prodigaban su amor a los cuatro vientos, se les veía contentos y felices en los numerosos actos públicos a los que asistían y todo parecía indicar que lo suyo iba a ser eterno hasta que, en el 2004, estalló el escándalo: María Teresa se enteró a través de una exclusiva vendida a una revista por su marido -condecorado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el 2002- que su matrimonio se había acabado. Algunas fuentes aseguraban entonces que María Teresa había sido estafada por su marido, que se había quedado con una importante cantidad de dinero. Las desavenencias entre ellos llegaron hasta los tribunales, ante los que María Teresa lo acusó de ser un maltratador. "No la maltraté y la jueza me dio la razón", se defendió el actor, que curó sus heridas al lado de Sarah Glattstein, entonces directora de la revista "Cosmopolitan". Una relación que, al parecer, simultaneaba con otra secreta con María Durán, quien llegó a conservar en su móvil montones de mensajes románticos del tipo: "No tengas miedo, mi amor. Todo saldrá bien. Te quiero. Duerme tranquila". La actriz aseguró que Larrañaga "me repetía constantemente que estaba enamorado de mí y que no quería estar con nadie más que conmigo". Sin embargo, al final, no fue ni la una ni la otra. En octubre de 2006, el actor volvió a la primera página de actualidad porque su primogénito, Kako, le acusó públicamente de unos supuestos malos tratos cuando era pequeño y por su boda -la cuarta- con Ana Escribano, una actriz 38 años más joven que le hizo nuevamente padre tras el nacimiento de una niña llamada Paula. Sin embargo, en el 2010 llegó el divorcio: "Han sido cuatro años de una locura maravillosa", declaró, poco antes de poner punto final a su historia.


Un ictus y la operación de urgencia de un cáncer

Carlos sufrió un ictus que estuvo a punto de costarle la vida y por el que tuvo que pasar hasta en cinco ocasiones por el quirófano. Cuando preparaba su regreso a los escenarios con la obra "Quizás, quizás", un grave problema de salud le volvió a apartar de la vida pública: fue ingresado para ser operado de un tumor en la vías urinarias en el Xanit Hospital Internacional de Benalmádena (Málaga). El 20 de agosto de 2012 fue ingresado de urgencia en la UCI del Hospital Xanit Internacional de Benalmádena, a causa de una descompensación cardíaca. Carlos Larrañaga falleció la tarde del 30 de agosto de 2012, tras no poder superar dichas complicaciones cardíacas.

 


lunes, 19 de julio de 2021

Amparo Muñoz: Actriz y ex "Miss Universo"

 


Amparo Muñoz Quesada nació en la localidad malagueña de Vélez-Málaga el 21 de junio de 1954. Fue la primogénita de los seis hijos del matrimonio formado por Manuel Muñoz, profesor de Carpintería Metálica, y Juana Quesada, ama de casa. Hasta los 7 años, la criaron sus padrinos, que no habían tenido descendencia y se ofrecieron a hacerse cargo de la niña para descargar de trabajo a su madre, que tuvo los primeros tres embarazos muy seguidos.

Durante su adolescencia, fue testigo de una grave crisis en la relación de sus progenitores. "Papá siempre fue muy independiente, muy de ir por libre, sobre todo cuando los hijos éramos pequeños. Con tanto ir y venir, cuando yo tenía 12 o 13 años, el matrimonio de mis padres se tambaleó. Por primera vez en mi vida, comprobé lo delgada que puede ser una pared cuando dos personas están discutiendo en el dormitorio de al lado", relató en su libro de memorias, que tituló "La vida es el precio". Tras un ultimátum de la propia Amparo, su padre cambió de actitud y se volcó en la vida familiar.

Dejó los estudios muy joven para, con unos cursos de taquigrafía y mecanografía, emplearse como auxiliar administrativa en el diario "Sur". En el verano de 1973, cuando tenía 19 años, el director del rotativo la llamó a su despacho para hacerle un ofrecimiento que la sorprendió: quería que se presentara a la elección de "Miss Costa del Sol", concurso de belleza del que era promotor. Pese a la oposición de sus padres, aceptó y ganó el certamen. Poco antes, había roto con Antonio su novio desde los 14 años.

Máximo Valverde, su primer amor famoso

Tras conseguir su primer título de belleza, ganó también el concurso de "Miss España". "Al día siguiente decenas de periodistas se agolpaban en el aeropuerto. Me temblaban las piernas. Era una niña. No había salido nunca sola de mi casa. Las preguntas eran ingenuas, absurdas: ¿cuál es tu color favorito? ¿qué te gusta comer? Los "flashes" me desconcertaban. Me sentía desorientada, perdida...", recordaba de esa experiencia. Al poco de ser elegida la mujer más guapa de España, el productor José Luis Dibildos le hizo su primera oferta para ser actriz, un trabajo que le atraía muchísimo. Debutó ante las cámaras en "Vida conyugal sana", película a la que le siguieron otros títulos de cine de destape como "Tocata y fuga de Lolita", "Sensualidad" o "Clara es el precio". En el ambiente cinematográfico, conoció al actor Máximo Valverde, que se convirtió en su novio.

Unas medidas perfectas

En Enero de 1974, participó en el certamen de "Miss Europa 1973", donde proclamarse Segunda Dama de Honor le permitió representar a España en "Miss Universo", concurso que se celebró aquel mismo verano en Filipinas. Pese a sus extraordinarios ojos verdes y sus medidas perfectas (90-60-90), Amparo no estaba entre las favoritas y le sorprendió alzarse con el cetro. "El presentador imprimió mucho suspense a la proclamación. Durante esos segundos, dejé la mente en blanco. Al oír el nombre y la ovación, pensé que la ganadora había sido la galesa. Me adelanté hacia ella para cogerle el ramo de flores y volver al grupo, pero me detuvieron los abrazos del resto. En ese momento, comprendí que era la nueva "Miss Universo", declaró.

El título incluía un férreo contrato que la obligaba a viajar por todo el mundo para participar en todos los actos publicitarios que quisiera la organización, cuyos responsables redactaron una nueva biografía de Amparo porque consideraban la suya poco atractiva para una "miss". El ritmo de trabajo era tan agotador que la joven se desmayó en un par de eventos. Los  médicos le recomendaron reposo, pero apenas si la dejaron descansar un par de días. Tras seis meses de reinado, se sentía tan manipulada que decidió renunciar al título. A pesar de que la amenazaron con hundirla profesionalmente por incumplir su contrato, Amparo siguió con su carrera cinematográfica en España. Y fue en 1976, rodando "La otra alcoba", cuando conoció al cantautor vasco Patxi Andión, por el que se sintió atraída desde que interpretaron la primera escena de amor. "Me quedé prendada de aquella mezcla de deseo y sentimiento que no tenía nada que ver con los besos que había recibido hasta ese momento", declaró. Se enamoraron y se marcharon a vivir juntos. A los tres meses, se casaron por la Iglesia el 16 de mayo de 1976 en la navarresa ermita de Andión, tierra natal del novio.

Apenas un mes después de su boda, Amparo supo que estaba encinta. Se trataba de un embarazo extrauterino y el ginecólogo le recomendó que hiciera reposo, pero, a pesar de las precauciones, perdió el bebé a los cuatro meses. Sumida en una profunda depresión, Amparo, de 22 años, no encontró en su marido el consuelo y el respaldo que esperaba y las discusiones empezaron a ser frecuentes. "Siempre me decía que yo no era una buena actriz y que lo único que buscaban los directores de mí era mi físico, que saliera en pelotas", relató en sus memorias.

Un corto matrimonio con Patxi Andión

Su decisión de volver a trabajar en el cine, a lo que se oponía Patxi, agravó la crisis en su matrimonio y, un año y medio después de haber pasado por el altar, la pareja decidió separarse, aunque no se divorciarían hasta 1983. Tras su separación, Amparo pasó por un bache económico, del que salió gracias al dinero que ganó por posar desnuda para "Interviú". Por aquel entonces, empezó una relación sentimental con el director y productor Elías Querejeta, quien le facilitó su intervención en títulos de importancia como "Mamá cumple cien años", de Carlos Saura, o "Dedicatoria", de Jaime Chávarri, actuaciones que llamaron la atención de otros directores, tanto en España como en México. Rodando allí "El tahúr" tuvo un romance con el actor mexicano Tomi Farkas, lo que supuso su ruptura con Querejeta. Tras otra aventura con un piloto, se quedó embarazada, pero abortó. De regreso a Madrid, en 1981, un día recibió la visita de Flavio Labarca, un empresario chileno al que había conocido en una fiesta en México. "Quién iba a sospechar que un hombre tan atento, tan cariñoso, tan diferente a los que había conocido hasta entonces me haría descender hasta el abismo", declaró. En un viaje a Venecia, Labarca le propuso probar heroína mezclada con cocaína. Amparo lo hizo por curiosidad, pero no tardó en habituarse y la droga empezó a cambiarle el carácter y la vida. En Filipinas, donde fijó durante algunos años su residencia, tuvo problemas con la justicia cuando la denunciaron por haber agredido físicamente a la jefa de producción de una película en la que trabajaba porque ésta había llamado "calvo" a Flavio. La condenaron a cuatro años de prisión, que no cumplió porque ya no se encontraba en el país. Poco después de ese incidente, en 1983, viajó con Labarca a Bali donde se casaron por el rito balinés, unión sin validez en España. La estabilidad conyugal sólo duró unos meses y el "matrimonio" se separó en 1984.

Aunque ella siempre negó que hubiera sido adicta a las drogas, sí reconoció que era consumidora de heroína, sustancia que le ayudaba a sobrellevar la profunda soledad que sentía en la década de los 80. Por aquel entonces, vivió un tierno idilio con Antonio Flores, al que conoció rodando "El balcón abierto". Sus padres la llevaron a Málaga para que se desenganchara, pero volvió a recaer a su vuelta al trabajo. En 1987, fue detenida en Barcelona -rodaba "Vidas privadas"- comprando heroína en una redada antidroga. "Mi suerte estaba echada. Droga y Amparo Muñoz empezaron a ser dos términos estrechamente relacionados", aseguró.

En 1990, se rumoreó que la ex "miss" estaba al borde de la muerte en un hospital madrileño a causa del sida. Ella misma se encargó de desmentir que estuviera enferma, pero algunos medios apuntaron que toda la historia podía haber sido un montaje impulsado para cobrar por aparecer en el programa "La máquina de la verdad". Este episodio la afectó profundamente y, para superarlo, fue vital el papel de su pareja Víctor Rubio, al que había conocido unos meses antes. "Me proporcionó no sólo cariño y comprensión: levantó un muro que me defendió de todos los ataques que, sin merecer, empecé a recibir", afirmó.

Vendió la exclusiva de su tercera boda

En la primavera de 1991, Amparo sufrió una pancreatitis aguda y la factura del hospital subió más de un millón de pesetas (6.000 euros). Como no tenía dinero para hacerle frente, decidió vender la exclusiva de su boda con Víctor. Pero tanto su tercer marido como ella consumían droga, por lo que las discusiones entre la pareja eran tan habituales como violentas. Otro punto de desencuentro fue que Víctor no trabajaba y Amparo tenía que acarrear con todos los gastos. Para salir a flote, se deshizo de gran parte de los inmuebles que había ido adquiriendo a lo largo de su carrera. Pero la convivencia se hizo insostenible y, en 1993, el matrimonio se separó.

Tras pasar una larga temporada en la Costa Brava, donde aseguró que había dejado de consumir droga, Amparo Muñoz retomó su faceta de actriz en 1996 con las películas "Licántropo", de Paul Naschy, y "Familia", de Fernando León de Aranoa. En 1998, a los 43 años, inició una relación sentimental con el fotógrafo Daniel Tortajada, 19 años más joven, con el que convivió hasta principios del 2001 cuando los mareos y las sucesivas migrañas que padecía le hicieron sospechar que sufría una enfermedad grave. Los médicos le confirmaron que tenía un tumor cerebral y una malformación arterial en las proximidades del cerebelo y que podía morir en cualquier momento. Pese al riesgo que suponía la intervención, en el 2003 decidió operarse. La recuperación fue lenta y con muchas complicaciones.

En el 2005, con 51 años, tras publicar sus memorias se retiró a vivir a Málaga, donde permaneció alejada de los medios de comunicación. Una de sus últimas entrevistas fue en el programa de "La noria", en el que se la vio ya bastante deteriorada. A principios del año 2011 se tomaron una imágenes suyas en las que se apreciaba que debía caminar con ayuda y que se expresaba con bastante dificultad. Aunque no hubo ninguna información al respecto, los síntomas indicaban que podría haberse producido una recaída en la enfermedad. Alejada de las cámaras que tantas veces habían captado su excepcional belleza, Amparo Muñoz murió a los 56 años el 27 de febrero en su casa malagueña. Siete años antes había pronunciado una frase que resultó premonitoria: "Salí de casa con 18 años y volví, enferma, a morir entre los míos".


miércoles, 16 de junio de 2021

Emilia Pardo Bazán: Gran escritora y periodista gallega

 


Emilia Pardo Bazán y de la Rúa nació el 16 de septiembre de 1851 en A Coruña. Fue hija única de José Pardo Bazán y Mosquera y de Amalia de la Rúa Figueroa y Somoza, un matrimonio noble de talante liberal, propietario de un caserío en Sanxenxo y del pazo de Meirás. Aleccionada por sus padres, Emilia se aficionó a la lectura desde muy pequeña gracias a la imponente biblioteca familiar. A los 8 años, escribió sus primeros versos y, a los 15, su primer cuento, "Un matrimonio del siglo XIX", que sería el primero de los 600 que publicaría a lo largo de su vida.

Don José Pardo Bazán era abogado y político, por lo que pasaban los inviernos en Madrid, donde Emilia completó su educación en un elegante colegio francés. Su carácter rebelde y feminista empezó a mostrarse a los 12 años cuando jugaba indistintamente con juguetes de niño o de niña y se negaba a recibir las típicas clases de música y piano.

Tenía solo 16 años cuando se casó con José Quiroga, un estudiante de Derecho cuatro años mayor que ella y perteneciente a una familia pudiente venida a menos de Carballino (Ourense). La boda se celebró en la capilla del pazo de Meirás el 10 de julio de 1868, un año que Emilia definió como clave en su vida: "Me vestí de largo, me casé y estalló la Revolución". Tras el enlace, la pareja se instaló en Madrid, donde también vivía su padre. Pero éste, que había sido carlista, tuvo graves discrepancias con los nuevos gobernantes de la Revolución Liberal y, en 1873 decidió abandonar España junto al joven matrimonio. En aquel viaje a caballo entre el autoexilio y el turismo cultural pasaron largas temporadas en Francia, Gran Bretaña, Italia y Alemania. Emilia aprendió inglés y alemán, sin profesor, para poder leer en el idioma original a los principales autores de cada país que recorría.

Madre de tres hijos: Jaime, Blanca y Carmen

En 1876, nació su primer hijo, Jaime, a quien le dedicaría su único libro de poemas. En 1879, llegó Blanca, su segunda hija, justo antes de publicar su primera novela, "Pascual López, autobiografía de un estudiante de medicina", que no era su género preferido. En 1881 nació su tercer hijo, Carmen. Enérgica, poco femenina al uso y amante de la polémica, al año siguiente empezó a escribir una serie de artículos que se reunieron posteriormente en un libro titulado "La cuestión palpitante". Trataba temas tabú como el alcoholismo, la prostitución, el incesto, la defensa del amor libre o la educación como camino para la liberación de la mujer. Su publicación fue un escándalo de tal magnitud que su marido le exigió que se retractara de sus ideas y dejara de escribir. La respuesta de Emilia fue enviar a su esposo a freír espárragos y, dos años después se separó de él. Nunca llegó a divorciarse por sus convicciones católicas, pero, por si a alguien le había quedado dudas de las causas de la ruptura, aquel mismo año publicó "La ama joven", libro sobre las crisis matrimoniales. Sus hijos se quedaron con ella, viviendo a caballo entre Madrid y A Coruña.

"Los pazos de Ulloa", su obra maestra

"Los pazos de Ulloa", su obra maestra, se publicó en 1886. Era su quinta novela y en ella describió con toda rudeza la decadencia de la aristocracia gallega. Empeñada en "vivir de mi trabajo", lo lograría con creces. Prácticamente, escribiría un libro por año además de dirigir y colaborar en diferentes revistas y periódicos de la época con artículos de viajes, ensayos y cuentos. También escribió obras de teatro y, en 1906, estrenó en Madrid la obra "Verdad y cuesta abajo", aunque con poco éxito.

Emilia nunca había estado realmente enamorada de su marido y el suyo había sido un matrimonio de conveniencia. Viajaba mucho sola, estuvo de corresponsal en Roma y París para el periódico "El Imparcial" y pronto empezó a tener relaciones extramatrimoniales con otros escritores populares de la época. Por su lecho pasaron desde Blasco Ibáñez a los, por entonces jóvenes, Lázaro Galdiano y Narcís Oller. Emilia, que no era agraciada físicamente, estaba en boca de toda la sociedad coruñesa con comentarios "a veces muy descarnados y, en más de una ocasión, llegarían al marido miradas burlonas y conmiserativas, comentarios en voz baja que cuestionaban su honor y hasta su virilidad", escribe Eva Acosta en su libro "La luz de la batalla" (Ed. Lumen), una reciente biografía sobre la autora gallega. José Quiroga se dedicó a la política y llegó a ser presidente del Círculo de Artesanos, pero nunca pasó de ser el marido consorte de esa mujer de personalidad arrolladora. Murió en 1912 en su pueblo natal.

Benito Pérez Galdós, el gran amor de su vida


El gran y verdadero amor de Emilia fue Benito Pérez Galdós, nueve años mayor que ella y que nunca se llegó a casar. Ambos se convirtieron en ardorosos amantes, primero en encuentros clandestinos, después en un viaje secreto por media Europa que acabaría reflejándose en sus respectivas obras literarias. Su relación, basada en la mutua admiración, duró 20 años, aunque durante este tiempo ambos tuvieron otros amantes esporádicos.


Condesa, asesora de educación y catedrática


En 1890, murió el padre de Emilia, al que ella adoraba y del que heredó el título de condesa de Pardo Bazán si bien no lo usaría hasta 1908, cuando el rey Alfonso XII se lo entregó por su méritos literarios y su reconocida labor cultural y social. En 1910, fue nombrada consejera del Ministerio de Instrucción Pública y, posteriormente, catedrática de Literatura Contemporánea en la Universidad Central, siendo la primera mujer en ocupar estos cargos aunque, tal y como era la sociedad de aquella época, acabó dando clases a un solo alumno. Otra de sus muchas espinas clavadas fue que nunca consiguió entrar en la Real Academia Española. Sus colegas de profesión se negaron, hasta en tres ocasiones, a admitir a una mujer en la institución y, menos aún, con su feminismo militante: "No sirven para nada unas leyes que permiten a la mujer estudiar una carrera y luego no ejercerla", argumentó ella con toda la razón. De hechono sería hasta 1978 cuando una mujer pudiera sentarse en un sillón de la academia encargada de "fijar y dar esplendor" a la lengua castellana. Y ello, pese a que fue, junto a Benito Pérez Galdós, José María de Pereda y Leopoldo Alas "Clarín", la escritora más leída de la época. Los dos últimos la despreciaban. Clarín no podía soportar que le compararan intelectualmente con una mujer -y que ella vendiera más libros que él- y la llegó a llamar "esa puta" en una carta a Galdós. También Pereda se refería a la obra de Emilia como "pornográfica", y tanto los partidos políticos como la Iglesia se escandalizaban por sus obras y por su conducta ante los hombres, que calificaban de inmoral y promiscua.


Enterrada en la cripta de la Concepción de Madrid


Su madre, doña Amalia, falleció en 1915. Ella se había encargado siempre de la administración y gestión de la casa para que su hija se dedicara en cuerpo y alma a la literatura. Emilia no le sobrevivió mucho. Padecía diabetes y una complicación acabó con su vida el 12 de mayo de 1921 cuando, a los 70 años, seguía escribiendo con el mismo ímpetu que puso en sus primeros poemas de adolescente. El día fue considerado "duelo de estado", siendo enterrada en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid. Dejó 41 novelas, siete dramas, cientos de ensayos, casi 600 cuentos... y dos libros de cocina.

        


domingo, 13 de junio de 2021

Ángel Cristo: Uno de los mejores domadores de circo

 


Ángel Cristo Dordid nació el 17 de octubre de 1943 en Ayamonte (Huelva). Fue uno de los dos hijos del trapecista griego Christophol Cristo Papadópulos y de la contorsionista Margarita Dordid, quien era conocida artísticamente como "la pequeña Carolina". A pesar de que descendía de varias generaciones circenses procedentes de Grecia y Alejandría, sus progenitores eran muy humildes y el pequeño Ángel pasó toda su infancia y parte de la adolescencia en la Casa Cuna de Ayamonte, un centro de acogida de menores en situación de desamparo. Con el paso de los años. la situación económica de la familia se fue estabilizando con lo que sus padres volvieron a hacerse cargo de él y Ángel comenzó a vivir en el circo, donde, en vez de interesarse por las cabriolas de sus padres, empezó a desarrollar una vocación de más riesgo: la de domador de fieras.

Se casó a los 22 años con una famosa trapecista

A los 17 años le surgió una gran oportunidad cuando el domador titular del circo tuvo que ausentarse por problemas personales. Como no quería preocupar a sus padres, Ángel comenzó a ensayar varios números con los leones en secreto, pero, cuando estaba a punto de debutar, el espectáculo se suspendió porque un fuerte vendaval se llevó la carpa del circo, aunque no la ilusión del joven, que siguió preparándose. El negocio marchaba tan bien que el invierno lo aprovechaban para viajar por el mundo fichando a nuevos artistas y tomando ideas de los números que veían en circos extranjeros. En 1964, durante una de esas escapadas a París, su padre contrató a las hermanas Tantons, Renata e Irene, las más famosas trapecistas del mundo, que por aquel entonces cobraban la friolera de 3.500 pesetas diarias.

Como la temporada aún no había comenzado, Ángel también se trasladó a la capital francesa para comprar unos leones y en una de sus salidas nocturnas se fijó en una atractiva joven morena: "Me impresionó desde el primer momento en que la vi, me enamoré a primera vista y puedo decir que fue realmente un flechazo. Era muy bella y enormemente simpática", confesaría años después el domador. Cuando llegó el momento de las presentaciones, Ángel casi se cae de la silla al descubrir que aquella joven era Renata. Su reencuentro en España no pudo ir mejor, se convirtieron en grandes amigos, salían a cenar después de las actuaciones, se explicaban confidencias e incluso pasaban algunas noches juntos en una de las caravanas. Aquella amistad se transformó en amor y se fueron a vivir juntos, provocando el gran escándalo en el circo.

Renunció a una oferta millonaria por amor

Tras casarse, en 1966, justamente el mismo día que cumplía 23 años, Ángel Cristo debutó como domador profesional en solitario y su sueño se hizo realidad. Poco después decidió marcharse del circo familiar y montar el suyo propio con las 123.000 pesetas que había logrado ahorrar y una carpa vieja que le sobraba a su padre. Poco a poco las cosas le empezaron a ir bien, pudo comprar una carpa nueva y, en 1970, se convirtió en un empresario de éxito al adquirir un pequeño circo que con el tiempo se denominó "El Circo Ruso", que llegó a tener más de 300 empleados. Convertido también en uno de los mejores domadores españoles, Ángel recibió una oferta fabulosa con un cheque en blanco para irse al Ringling Bros Circus de Estados Unidos, donde podría amasar éxito y fortuna, pero Renata no quiso cruzar el charco y Ángel renunció a su sueño por ella. Sus hazañas con los tigres, leones y otras fieras eran tan conocidas que en seguida le empezaron a llamar del extranjero, especialmente de Lisboa, donde conoció y entabló cierta amistad con los condes de Barcelona, que por aquel entonces estaban exiliados en Estoril.

Uno de los animales atacó a la madre del Rey

Con ellos vivió una de las anécdotas más sonadas de su vida, como él mismo recordaba, "quedaron tan encantados con la función, que doña María de la Mercedes me pidió venir a uno de los ensayos. Cuando llegó, vio que le daba de comer a una cachorra y me dijo: 'Ángel, ¿puedo hacer lo mismo que tú?'. Yo me quedé atónito, le expliqué que sobre todo no le diera la espalda a los animales y que estuviera tranquila porque en seguida notan el miedo. Entró en la jaula, le dio de comer al bebé y disfrutó tanto del momento que, de repente, se dio la vuelta para explicar su experiencia a unos amigos. Fue ahí cuando el animal se lanzó sobre ella y la tiró al suelo. Afortunadamente, sólo se hizo un rasguño, pero yo estuve tan preocupado durante tantos días que el mismísimo don Juan tuvo que venir a verme para tranquilizarme". Algunos de los ilustres visitantes de su circo fueron don Alfonso de Borbón junto con sus dos hijos pequeños o Salvador Dalí, que reservó tres palcos para ver el espectáculo en Barcelona sin que nadie le molestara. A pesar de aquella excentricidad, Dalí se mostró muy amable con Ángel, llegándole a dedicar el libro "Dalí de Gala" con un dibujo hecho a plumilla donde aparecía el domador vestido de romano acompañado de la siguiente dedicatoria: "Para Ángel Cristo, digno domador del emperador Trajano. Salvador Dalí".

La vida no le podía ir mejor hasta que, de repente, su felicidad quedó ensombrecida por la enfermedad de su mujer. A Renata le habían diagnosticado un cáncer de matriz y le daban pocas esperanzas. Ángel descubrió que en Estocolmo estaban los mejores especialistas del mundo para tratarla y, sin dudarlo, recurrió a la ayuda de Alfonso de Borbón, pues, en aquel momento era embajador de España en Suecia. Cuando parecía que Renata se había curado, volvió a tener una recaída y los especialistas descubrieron que había desarrollado metástasis en los huesos. Volvieron a ingresarla en Basilea (Suiza), pero no se pudo hacer nada por ella y, en marzo de 1979, falleció dejando a Ángel desconsolado.

En aquellos delicados años tras la muerte de  Franco, en los que España empezaba a abrirse, una mujer de gran belleza acaparaba el centro de atención. Se llamaba Bárbara rey, la ex "Miss España" 1970 que se había convertido en una de las principales actrices del destape, por lo tanto, una de las mujeres más deseadas del momento.

Bárbara dejó su exitosa carrera para unirse a él en el circo

Ángel seguía hundido tras la muerte de Renata, pero una noche decidió que era el momento de empezar a distraerse y, vestido de riguroso negro, acudió a la sala Lido de Madrid. Era noviembre de 1979 y, por aquella época, allí triunfaba Bárbara, que estaba en boca de todos gracias a un número en el que salía desnuda dentro de una enorme copa de champán. Tras el "show", la actriz y el domador se conocieron, congeniaron de inmediato y se enamoraron perdidamente. Todo fue muy rápido y, aunque hubo mucha gente que pensaba que no pegaban -sobre todo porque Bárbara había seducido a hombres tan importantes como Paquirri, Alain Delon, Espartaco Santoni o Fabio Testi-, la actriz cayó rendida ante el menudo domador.

"Me enamoré de Ángel como una quinceañera y no me importó dejarlo todo para estar con él. Sentí que había encontrado al hombre junto a quien hacer realidad mi sueño de casarme, formar una familia y ser feliz", escribiría la artista años más tarde. Y así fue, porque dos meses después de conocerse, el 12 de enero de 1980, contrajeron matrimonio en Valencia y a los cuatro meses de casarse, Bárbara debutó como domadora de elefantes. El número de asistentes al circo aumentó considerablemente, porque todos querían ver de cerca a una de las musas del destape subida a un elefante y, gracias a ello, el matrimonio logró acumular una gran fortuna. Se compraron una mansión en La Moraleja -luego se la vendieron a Jesús Gil-, Ángel le regaló lujosas pieles y joyas a su esposa, en su caravana tenían hasta candelabros de plata y varias organizaciones benéficas recibieron donaciones millonarias de su parte, por las que el domador fue premiado con la Medalla de Oro de Unicef.

Los celos de Ángel acabaron con su amor

Durante esa época, Ángel sufrió el ataque de un león llamado Tarzán que le destrozó los hombros y la axila derecha y Bárbara dejó momentáneamente el espectáculo para dar a luz a su primer hijo, Ángel, el 10 de enero de 1981. A pesar de esta gran alegría, de que Cristo se había convertido en uno de los mejores domadores del mundo -recibiendo la Medalla de Oro en el festival Internacional del Circo de 1982- y de que su popularidad incluso lo había llevado a protagonizar una película, "El Cid Cabreador", empezaron a surgir los primeros problemas en el matrimonio ya que, a causa de los celos y de la desconfianza de Ángel por el pasado de Bárbara, la llegó a acusar de serle infiel con Pedro Ruiz y de ser una derrochadora. El 5 de julio de 1983 la familia se amplió con la llegada de Sofía, que trajo al hogar un poco de calma. Los cuatro posaban radiantes en todas las revistas y eran la viva estampa de la felicidad. Ángel sonreía y saboreaba una nueva etapa de prosperidad, pero no todo era de color de rosa.

En noviembre de 1986, fue ingresado por una intoxicación tras el incendio del Circo Ruso en San Sebastián que provocó un aumento en sus deudas. El declive de su situación económica unido a sus constantes ataques de  celos, conllevó un cambió de carácter radical que obligó a Bárbara a soportar situaciones muy violentas porque estaba muy enamorada.

Finalmente se separaron en 1988 y, al año siguiente, el domador protagonizó un bochornoso escándalo al acudir con una pistola al bingo donde se encontraba su ex mujer en compañía de otro hombre. Ángel intentaba enderezar su vida, pero en 1990 sufrió uno de los percances más graves de su carrera cuando un tigre y tres leones le fracturaron seis costillas y le produjeron heridas graves en el tronco, el cuello y las extremidades. Al domador le consoló su novia de entonces, Berta Cilleruelo, pero tras pasar por el quirófano, le quedaron secuelas irreversibles que, con el tiempo, se convirtieron en una gran dificultad para andar, una espalda encorvada y fuertes dolores en las articulaciones. Su padre, Christophol Cristo, poco antes de morir en 1991, declaró a una revista que "Bárbara Rey ha destrozado a mi hijo. El juego para ella es una enfermedad incurable, se ha gastado más de 100 millones", a lo que la hermana de Ángel, Cristina, añadió unos años después "ella es la culpable de lo que le pasa a mi hermano".

Empezó a acumular deudas y denuncias

La vida del domador empezaba a entrar en barrena. Sus problemas profesionales se agravaron cuando en 1991 fue denunciado por un supuesto maltrato a sus animales y en 1994 por utilizar a un bebé y dos niños en un número con elefantes, por lo que fue condenado a pagar una multa de dos millones de pesetas. Además, rompió su relación sentimental con la trapecista Angélica, con quien estuvo entre 1992 y 1995, y todo ello supuso demasiada presión para un hombre débil, que poco después tuvo que ser ingresado en un hospital gaditano por una importante ingesta de barbitúricos. Un mes después, sufrió un grave accidente de coche en Osuna y, en 1998, le embargaron su circo. Peleado con su familia, arruinado y enfermo, Cristo descubrió que su vida interesaba y que contarla en televisión podía ser muy productivo, poniendo en marcha un auténtico circo mediático, nunca mejor dicho, en el que no faltó el cruce de insultos y acusaciones con una Bárbara que también se prestó al juego.

Pagaba sus vicios criticando a su familia en TV

Ya no había marcha atrás y, después de divorciarse de Bárbara rey en 1998, la cosa no hizo sino empeorar. Tras varios romances fugaces con Maira Rivera, Iris Galán o Ana Rivera, en el 2000, la Comunidad de Madrid le impuso una multa de más de 2.000 euros por infracción de la ley de protección de animales y, para exigir la devolución de su circo y de sus fieras, inició una huelga de hambre, que algunos  tacharon de pantomima.

En medio de una fuerte depresión, argumentaba que "el cariño del público es lo que me ha dado fuerza y moral para seguir adelante". Sus apariciones en televisión mostraban a un Ángel muy deteriorado, que balbuceaba y casi no podía caminar. Era un secreto a voces, pero los rumores sobre su adicción a la cocaína no se confirmaron hasta el 2003, cuando fue ingresado en un centro de rehabilitación de Córdoba. Su novia, Circe Roque, que ha estado a su lado hasta sus últimos días, intentó ayudarle en todo lo que pudo, pero las recaídas fueron constantes.

Por su parte, Ángel seguía pagándose los vicios a base de hablar mal de su familia en televisión. Sus hijos ya no le hablaban, se sentía abandonado y no se cansaba de soltar perlas como que "a mis hijos les tira demasiado el monedero", "yo ya no tengo familia" o "con el apoyo de mi familia nunca hubiera caído en este infierno de la droga". Bárbara no lo toleraba y se defendía en los platós con titulares igual de aplastantes: "Es muy fuerte decirlo, pero mis hijos no han tenido nunca un padre"; "fui maltratada durante mi matrimonio"; "Ángel Cristo me chantajea" o "si se encuentra en este estado es porque no se deja ayudar". En el periplo de acusaciones, Ángel amenazó a su ex mujer con enviarla a la cárcel por un supuesto delito cometido, la acusó de intentar hundirle y matarle y de haber mantenido una relación con un hombre muy influyente de nuestro país. Pero lo más duro de todo fue cuando su hija Sofía confesó públicamente que, siendo menor de edad, su padre la obligó a ir a comprarle droga en la calle. En el 2004, Cristo ingresó de gravedad en un hospital de Sabadell (Barcelona) por una perforación duodenal severa y a su lado estuvieron Bárbara y sus hijos, pero, tras su recuperación, los insultos y las amenazas volvieron a salir a la luz mientras Ángel intentaba conseguir un puesto de trabajo en algún circo.

No pudo estrenar su último espectáculo


A trancas y barrancas lo encontraba, pero sus fuertes dolores le impedían lidiar con las fieras, se ausentaba del trabajo, se deprimía y volvía a las andadas. Los últimos meses de su vida los pasó en una casa prefabricada de 35 metros cuadrados y cuando se le ofrecía una nueva esperanza para volver a actuar, un paro cardíaco acabó con su vida en Alcorcón (Madrid) el 4 de mayo de 2010. Bárbara y sus hijos acudieron a su lado, aunque ya no llegaron a tiempo de verlo con vida y, entre lágrimas, la actriz declaró: "Ha sido el hombre que más me ha amado y también el que más daño me ha hecho. Mi único consuelo es que ahora está en paz". Ya se sabe, los amores más queridos son los más reñidos.

        



martes, 1 de junio de 2021

Fernando Fernán Gómez: Actor, director, escritor y académico de la lengua

 


Fernando Fernández Gómez nació el 21 de agosto de 1921 en Lima (Perú), aunque fue inscrito a los siete. días en el registro civil de Buenos Aires (Argentina), nacionalidad que conservó hasta 1984, año en que consiguió la española. Fue hijo natural de la actriz Carola Fernández Gómez (aunque usaba el apellido artístico de Fernán Gómez), que se  encontraba de gira por Latinoamérica con la compañía de María Guerrero cuando dio a luz al que sería su único hijo. Con pocos meses de edad, Fernando embarcó con su abuela, Carola Gómez, rumbo a España y se instalaron en Madrid a la espera de que volviera la madre del pequeño. En los primeros, vivieron en pensiones o compartiendo habitación con otras familias hasta que la situación económica les permitió instalarse en un pequeño piso de alquiler de la calle Álvarez de Castro.

Su abuela. Carola, referente de su infancia

Allí creció Fernando, con su abuela como gran referente. "Para mí, era la ternura, el calor, la compañía", escribió el propio Fernán Gómez en su libro de memorias, "El tiempo amarillo", publicado en 1990. De la mano de su abuela aplaudió la proclamación de la República, cuando él tenía 10 años, mientras que su madre, monárquica, veía con preocupación la llegada del nuevo régimen. Estudiante en los Hermanos Maristas, este polifacético artista tuvo una infancia en la que su madre y su abuela se "esforzaban en que me pareciera natural el hecho de no tener padre y yo me esforzaba en que ellas no se dieran cuenta de que yo no me daba cuenta de que aquello no era normal", escribía. Hizo sus pinitos como actor en el colegio y, a los 16 años, cuando su abuela opinaba que tenía que tener "un oficio limpio" mientras su madre replicaba que "obrero, de ninguna manera", empezó a estudiar declamación en la Escuela de Actores de la CNT. Para entonces era un lector compulsivo, que tenía "Los Miserables", de Víctor Hugo como libro predilecto. Finalizada la guerra, y tras un breve paso por Filosofía y Letras, entró de meritorio en una compañía de teatro. Su primer actuación fue de comparsa en el teatro Pavón y, en su primera función, con una compañía de vodeviles, en el teatro Eslava, el miedo le impidió pronunciar las dos frases de su papel. Pero el dramaturgo Enrique Jardiel Poncela supo apreciar lo que valía y le dio un papel en "Los ladrones somos gente honrada". "La obra había sido un gran éxito; mi actuación mereció muchos comentarios, pero en las críticas que aparecieron al día siguiente del estreno no había ni una mención destacada para mí. (...) Más adelante sí tuve una mención elogiosa en una crítica, porque Jardiel Poncela le pidió al crítico Alfredo Marquerie el favor de que me mencionara", escribía Fernán Gómez en sus memorias. Y es que aquel pelirrojo larguirucho y delgadísimo tenía prisa por encontrarse con su destino: el de ser uno de los actores más importantes que ha habido en España. No era solo una cuestión de vanidad ni de necesidad de reconocimiento, sino que había razones sentimentales: se había enamorado de María Dolores Pradera, entonces una joven actriz que aún no había empezado cu carrera como cantante, y quería casarse.

6000 pesetas por su primer papel en cine

En 1943, estaba actuando en "Los habitantes de la casa deshabitada", de Jardiel Poncela, cuando recibió una oferta de Cifesa: 6000 pesetas por tres meses del rodaje en "Cristina Guzmán", una película de Gonzalo Delgrás. Como en el teatro ganaba 20 pesetas diarias, no dudó en aceptarlo. Aquel mismo año participó en ocho películas más, convirtiéndose en lo que se llamaba galán cómico debido a su rostro excéntrico y a su vozarrón inconfundible. Su recién iniciada carrera cinematográfica, que simultaneó con la radio y el doblaje de películas, le permitió contraer matrimonio con María Dolores el 29 de agosto de 1945. "Quiero tener 11 hijos, por lo menos, para formar un equipo de fútbol", decía entonces. Su prole, sin embargo, quedó reducida a dos hijos: Elena y Fernando. 

Celos artísticos y dos caracteres muy fuertes

En 1947, "Botón de ancla", uno de los grandes éxitos del cine español de posguerra con el Dúo Dinámico como protagonistas, le dio popularidad. El éxito llamaba a su puerta mientras su estabilidad conyugal se rompía. Al parecer, los celos profesionales y la fortísima personalidad de ambos provocaron que, doce años después de la boda, la pareja se separase.

Años antes, su papel de joven calavera en "Balarrasa" había confirmado la popularidad de este artista que, a lo largo de su carrera, participó en casi 200 películas. Actor en el Instituto Italiano de Cultura, donde se montaban obras de dramaturgos comprometidos y se organizaban las primeras proyecciones de películas del neorrealismo italiano, el cine que había entonces Fernán Gómez era más bien "alimenticio". Los productores le llamaban para personajes intrascendentes en películas insulsas, salvo honrosas excepciones como "Esa pareja feliz" (una joya del neorrealismo a la española firmada por Bardem y Berlanga), "La ironía del miedo", o "El soltero". En 1952, Fernán Gómez hizo su debut tras la cámara, codirigiendo con Luis María Delgado su primera película, "Manicomio". Al año siguiente, ya solo realizó la segunda: "El mensaje". También en aquella época se inició como director teatral con "La vida en un bloc", obra que le deparó un gran éxito. Al poco, creó su propia compañía.

En 1957, Fernán Gómez se unió sentimental y profesionalmente a la argentina Analía Gadé. Juntos obtuvieron gran popularidad protagonizando comedias producidas por José Luis Dibildos como "La vida por delante", "La vida alrededor" o "Solo para hombres", con guión y dirección de Fernando. Excelente escritor, la publicación en 1961 de su primera novela "El vendedor de naranjas", cuyo protagonista era un guionista pluriempleado, fue acogida con escaso interés por el público, lo que le llevó a aparcar esa faceta hasta los años 80, cuando resurgió con fuerza el novelista que llevaba dentro con títulos tan apreciados, entre otros, como "El viaje a ninguna parte", "El mal amor", "El ascensor de los borrachos" u "Oro y hambre", una relectura de la novela picaresca medieval. También probó suerte con la poesía y ejerció como articulista de prensa.

"El extraño viaje", su obra maestra

En 1963, firmó la carta de protesta contra las torturas a los mineros de Asturias y, a partir de entonces, quedó marcado como "rojo" con las inevitables secuelas negativas laborales. Pero, más que comunista, era un espíritu libre, bohemio y libertario. Al año siguiente, dirigió "El extraño viaje", una extraordinaria comedia negra ambientada en la sociedad rural franquista, que muchos consideran la mejor de las 25 películas de su filmografía como director. En 1968, su popularidad se afianzó con su interpretación en televisión de "El pícaro".

Fue precisamente a finales de los años 60 cuando conoció a la actriz catalana Emma Cohen, de 22 años, que ha sido la mujer de su vida y de la que ha dicho en ocasiones que le rescató del "desastre sentimental" en el que se encontraba. Así debió ser, porque el inicio de su convivencia con Cohen, en 1970, coincidió con la etapa más fructífera de su trayectoria profesional.

Numerosos premios

Requerido por excelentes directores de la época como Jaime de Armiñán, Carlos Saura, Víctor Erice, Josefina Molina, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez, Pedro Olea o Fernando Trueba, Fernán Gómez dejó su impronta de genial intérprete en películas como "Ana y los lobos", "El amor del capitán Brando", "El espíritu de la colmena", "Pim, pam, pum, fuego" o "Mamá cumple cien años", entre otras muchas. "El anacoreta", de Juan Estelrich, le permitió ganar en 1976 el Oso de Plata al mejor actor en la Berlinale. Un premio al que siguieron muchos más: siete Goyas, tres "osos" berlineses, Premio Nacional de Cinematografía, Premio Nacional de Teatro. Premio Donostia, Premio Príncipe de Asturias de las Artes y la "parte" que le corresponde del Oscar que ganó Fernando Trueba por la coral "Belle époque". En 1978, ganó el Premio Lope de Vega por "Las bicicletas son para el verano", una obra escrita y dirigida por él que fue todo un fenómeno teatral. Un mundo del que decidió retirarse en 1985, decisión que mantendría salvo contadas excepciones, como en el año 2004 cuando estrenó "Morir cuerdo y vivir loco", una aproximación melancólica al Quijote, personaje por el que sentía debilidad. Hombre de verbo rotundo, no tenía ningún empacho en proclamar que le molestaba la presencia del público en los teatros. "No me gusta que la gente me mire mientras trabajo", decía. También aseguraba que no escogía las películas en las que intervenía. Solo ponía algunas condiciones para aceptarlas: tener fechas libres, que le pagaran su sueldo, que no hubiera escenas de riesgo físico y que no tuviera que montar a caballo, cantar ni tocar un instrumento. Y nada de improvisaciones. "Y, si no, que me paguen como guionista", afirmaba. En los 80 se asomó a la tele con "Los ladrones van a la oficina", y "Mambrú se fue a la guerra", "La lengua de las mariposas" o "El abuelo" fueron algunas de las películas de los 90. De timidez casi enfermiza, le divertía cultivar la que él llamaba su "natural antipatía". Famoso se hizo el estentóreo "¡Váyase usted a la mierda!" que le soltó a un admirador pesado que intentaba conseguir un autógrafo. Pero, pese a la fama de cascarrabias malhumorado y al celo huraño con que preservaba su vida privada, sus amigos lo retratan como un excelente conversador, un pensador original y una persona tan cálida y educada que parecía salido de otro siglo. Él se definía como un hombre de pocas palabras y amante de la lectura. "Más que culto, hice un buen bachillerato", decía con sorna este hombre que copiaba a Einstein para exclamar: "No soy feliz, ni falta que hace". Polifacético en lo artístico, reconocía no saber conducir, ni nadar, ni montar en bici. Le apasionaba el whisky, el flamenco y el tango y odiaba hablar por teléfono.

Boda de un académico

En el 2000, se casó con Emma Cohen al poco de pronunciar su discurso de entrada en la Real Academia de la Lengua, donde ocupaba el sillón B. Ese mismo año. mientras rodaba "Lázaro de Tormes", le ingresaron por un cáncer. Restablecido de su enfermedad, siguió trabajando. "Mia Sarah", de Gustavo Ron, ha sido la última aparición en la pantalla grande de este actor genial e irrepetible. Galardonado con un premio otorgado por sus compañeros de profesión -para los que ha sido un maestro-, el actor fue ingresado a finales de octubre de 2007 en el hospital de La Paz, de Madrid. El 19 de noviembre fue ingresado en el área de oncología para ser tratado de una neumonía. Falleció el miércoles 21 de noviembre a los 86 años de edad, acompañado por su mujer y sus dos hijos.


domingo, 16 de mayo de 2021

Maribel Verdú: Popular actriz española

 


María Isabel Verdú Rollán nació el 2 de octubre de 1970 en Madrid. Fue la primera de las tres hijas de Gregorio, un vendedor de coches e Isabel, ama de casa y modelo ocasional. El 2 de noviembre de 1975, pocos días antes de que Francisco Franco muriera, nacieron sus hermanas gemelas, Carlota y Marina. "En mi familia fui la primera nieta, la primera sobrina, la primera hija. De repente, nacieron mis hermanas y toda la atención se desvió hacia ellas", ha desvelado la actriz en "Maribel Verdú", biografía escrita por la periodista Nuria Vidal y editada por Plaza & Janés. Pero, por suerte, Bel, como la llaman en casa, superó pronto sus celos. Estudió en el Colegio Santo Ángel de la Guardia, donde habían estudiado su madre, sus tías y su abuela. Eso motivó que, como sus padres vivían a las afueras de Madrid, Maribel se fuera a vivir a casa de sus abuelos, que estaba al lado del cole. La rigidez de su abuelo, militar, se contrarrestaba con la dulzura de su abuela. Estudiante poco aplicada pero artista precoz, en diciembre de 1978 "se subió al escenario de su colegio para representar "Los habladores", uno de los "Entremeses" de Cervantes, dirigido ¡por ella misma! a sus 8 añitos", sigue explicando el libro. Ávida lectora de clásicos de la literatura española y espectadora de las series que entonces hacían furor -le gustaba especialmente "Los ángeles de Charlie"-, la adolescente Maribel Verdú soñaba con ser maniquí, como su madre. Con sólo 13 años, Maribel empezó como modelo publicitaria y, tras protagonizar varios anuncios, le dieron un papel en "El crimen del capitán Sánchez", episodio de "La huella del crimen" dirigido por Vicente Aranda.

Primer desnudo en el cine a los 14 años

Su debut en la gran pantalla se produjo al año siguiente, con "El sueño de Tánger", de Ricardo Franco, en la que compartió cartel con Fabio Testi y donde, pese a su juventud, dio cuenta de su aplomo ante las cámaras, ya que hizo su primer desnudo. "Con 14 años, no sólo era virgen, sino que no había tenido ningún novio. Yo lo he hecho todo antes en el cine que en la vida", ha explicado, añadiendo que "Ricardo me sacó cosas que ni yo misma sabía que tenía dentro". El fallecido realizador la volvió a dirigir en "La buena estrella" y se convirtió en uno de sus mejores amigos en el mundo del cine.

Tras dejar la escuela a los 15 años, Maribel Verdú tuvo un pequeño papel como niña-prostituta en "El orden cómico", de Álvaro Forqué, pero su primera interpretación de calado fue la de una yonqui en "27 horas" (1986), de Montxo Armendáriz. Ese mismo año, intervino en "El año de las luces", película sobre la Guerra Civil española donde trabó dos de las grandes amistades de su vida: el director Fernando Trueba y el actor Jorge Sanz. De éste último siempre ha dicho que es su "hermano del alma. Nunca le gusté y eso fue fantástico porque hemos podido ser amigos de verdad". Gracias a la película "La estanquera de Vallecas" (1987), de Eloy de la Iglesia, Maribel se convirtió en una de las actrices jóvenes con más tirón de la época. Durante el rodaje tuvo muy buena relación con la actriz Emma Penella, que le dio un sabio consejo: "Cuando estés trabajando con otra actriz piensa que eres mucho mejor... que eres Meryl Streep. Tienes que pensar que eres la única, la mejor, porque si no, te comen". Para entonces, había ganado popularidad gracias a series como "Segunda enseñanza" (1985) o "Turno de oficio" (1986). Un año después, durante la grabación de "Soldadito español" (1988), surgió el amor entre la actriz y el director Antonio Giménez Rico, que tenía 50 años. Al principio, la diferencia de edad no fue un problema, pero, poco a poco, acabaron por distanciarse. Rompieron, pero siguieron conservando una buena amistad. Dos años más tarde, se la relacionó con el tenista Emilio Sánchez Vicario, si bien ninguno de los dos lo confirmó oficialmente.

El duro golpe de la muerte de su abuela

"Amantes" (1991), que coprotagonizó con Jorge Sanz y Victoria Abril bajo dirección de Vicente Aranda, se convirtió en el filme más importante de su primera etapa cinematográfica, pero su rodaje coincidió con uno de los peores golpes de su vida, ya que falleció su abuela Isabel, lo que le supuso el "primer encuentro con la muerte. Me aterra hablar de ella. Me dio mucha pena que mi abuela no llegara a ver esta película. Se fue pensando que yo daba los besos en el cine a través del cristal. Que me besaran no lo llevaba bien".


En el plano sentimental, Maribel vivió seis años con el cámara Pablo Hernández, del que decía que se había "convertido en la persona más estable de mi vida y espero que dure mucho tiempo". Pero no fue así, ya que la actriz se enamoró del productor Pedro Larrañaga, al que conocía por la estrecha relación que siempre ha tenido con Amparo Larrañaga y Luis Merlo, y los padres de estos, Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo. "Yo siempre había pensado que no quería hijos ni casarme, pero surgió. Pedro me lo pidió y me hizo ilusión", por lo que en 1999 se convirtió en esposa de Pedro Larrañaga. Aunque claudicó a la idea de casarse, no lo hizo a la de tener hijos. Paradójicamente, el verano del 2011 se convirtió en abuela, ya que Carlos, el hijo que Larrañaga tuvo a los 17 años, fue padre. "Me hace ilusión, lo llevo muy bien. Es muy lindo", ha explicado en su biografía esta mujer vitalista, que asegura que el pesimismo hay que dejarlo para tiempos mejores.


Tras ser nominada al Goya por primera vez por su trabajo en "Amantes", Maribel participó en "Belle Époque", de Trueba, que se alzó con el Oscar a la mejor película extranjera en 1992. Aquel éxito hizo pensar que Verdú se convertiría en una de las estrellas del cine internacional, pero no fue así, si bien en la década de los 90 esta mujer alegre, práctica y obsesionada con la limpieza y la puntualidad, vivió un momento de gran popularidad en España gracias a la serie "Canguros" (1994 y 1997). Aunque sus actuaciones en el teatro y el cine eran cada vez más espaciadas, estuvo en filmes de calidad como "La celestina" (1996), de Gerardo Vera; "Carreteras secundarias" (1997) de E. Martínez Lázaro; "Frontera sur" (1998), de G. Herrero; "Goya en Burdeos" (1999), de Carlos Saura o "El portero" (2000), de Gonzalo Suárez, entre otros.


Una segunda época dorada en América Latina


Con el cambio de siglo, Maribel Verdú vivió una segunda época dorada haciendo películas en América latina, la primera de las cuales fue "Y tu mamá también", del mexicano Alfonso Cuarón, que tuvo una excelente acogida de público y crítica. Pero sería "El laberinto del fauno", (2006), una coproducción hispanoamericana dirigida por Guillermo del Toro, el éxito más rotundo de esta prolífica etapa, ya que se convirtió en el filme rodado en castellano más taquillero de la historia. Maribel obtuvo en México el Premio Ariel a la mejor actriz por su papel de Mercedes. Nominada de nuevo al Goya por esta película, el premio español se le seguía resistiendo. Lo consiguió dos años después por "Siete mesas de billar francés", de Gracia Querejeta.


"No me iría a Hollywood por nada del mundo"


Fuerte y vulnerable al mismo tiempo, Verdú ha trabajado con la mayoría de los mejores directores de cine españoles, con la excepción de pedro Almodóvar, pero eso, dice, "jamás me ha quitado el sueño". Como tampoco se lo quita Hollywood. "Por nada del mundo me trasladaría a vivir allí. Mi felicidad personal está por encima de todo, el trabajo viene después". Respetuosa con el medio ambiente, defensora de la causa saharaui y admiradora del movimiento 15-M, ha cedido su imagen para campañas de adopción de galgos o contra la violencia de género. Mala cocinera, el bocadillo de leche condensada y rodajas de plátano es uno de sus mejores recuerdos de la infancia. "Me lo daban cuando era buena, y cuando me portaba mal, lo que más odio del mundo, que es el membrillo", ha explicado esta mujer que, si sólo pudiera comer una cosa, elegiría "queso, pan y vino tinto". Imagen de Yves Saint Laurent, reconoce que se cuida yendo al gimnasio y usando "muchas cremas y potingues". El interés que siempre ha tenido por la medicina le llevó a entrar como socia en el hospital Xanit Internacional, en Benalmádena (Málaga), donde estuvo ingresado su suegro.


Tras un tiempo en el que los directores y productores parecían haberse olvidado de ella, la actriz madrileña, que el pasado 2 de octubre cumplió los 43 años, vuelve a estar presente en el panorama cinematográfico español. En este momento saborea la excelente acogida de "Blancanieves" película en blanco y negro y muda del director bilbaíno Pablo Berger, por la que recibió un Goya como mejor actriz de reparto, y que fue escogida como candidata española para los Oscar.

        


miércoles, 7 de abril de 2021

Alberto Contador: Primer español ganador del Tour, el Giro y la Vuelta

 


Alberto Contador Velasco nació el 6 de diciembre de 1982 en el hospital Doce de Octubre, de Madrid, aunque siempre ha residido en Pinto, localidad del extrarradio de la capital española a la que sus padres emigraron en 1978 desde Barcarrota (Badajoz). Hijo de Francisco y Paqui, fue el tercero de cuatro hermanos (Francisco Javier, Alicia y Raúl, que tiene parálisis cerebral). Desde pequeño mostró gran afición por los animales, en especial los pájaros. Cuando llegaba del colegio, salía al balcón de su casa y, con un silbido, acudían gran cantidad de palomas a las que daba de comer en la mano. Moreno, flaco e inquieto, Alberto fue, según su madre, un perfecto "trasto" de niño. "Metía los dedos en los enchufes", explicaba en una entrevista, en la que también explicaba que una vez se cayó de cabeza desde la litera que compartía con su hermano Fran cuatro años mayor. "Mira, Fran, me han cosido la cabeza con hilo", le dijo, con una sonrisa de oreja a oreja, cuando regresaron del hospital. De niño jugaba al fútbol y practicaba el atletismo, pero fue el ciclismo lo que acabó enganchándole. Cuando a Fran le regalaron una bicicleta nueva por aprobar la selectividad, heredó una vieja, una Orbea, "el hierro", ya descatalogada.

Sin dinero para comprar una buena bicicleta

Un día, con 15 años, Alberto se empeñó en acompañar a Fran, que pertenecía a un club ciclista de Pinto. Vestido con chándal y a los pedales de aquella bici roñosa, aquel adolescente larguirucho no sólo no se quedó atrás, sino que dejó tirado a todo el grupo cuando llegaron a la cuesta de Frascuelo. "Paco, tienes que meter a Alberto en un equipo. No es normal lo de este chico", le dijo un ciclista de aquel pelotón al padre de Alberto Contador. La precaria economía de la familia no daba para una bici de marca, pero le prestaron una en la Unión Ciclista de Pinto, donde Alberto empezó a salir a pedalear con chicos de su categoría, cadetes. Si primera carrera fue en 1998, en Torrelaguna (Madrid). Tras verle subir el puerto de El Atazar, le apodaron "el Pantani".

Al año siguiente, pasó a juveniles y, un año después, en el 2000, fichó por el Real Velo Club Portillo. La primera carrera que corrió ese año fue el Trofeo Iberdrola, en Zamora. Alberto había entrenado mucho y un tío suyo, Abelardo, le había regalado una bicicleta de primer nivel. Pero, en mitad de la carrera, en una fuerte bajada, se cayó. Contusionado y con dos dientes rotos, se lo llevaron al hospital. Más que los golpes, lo que le dolió fue que se hubiera partido el cuadro de la bicicleta. El incidente le dejó muy afectado porque pensó que se había truncado su sueño de ser ciclista. Por suerte, no fue así. Fruto de esa caída, cogió miedo a las bajadas y las hacía tan frenadas que estuvo a punto de no ser seleccionado para participar en el Campeonato de España.

Tiene dos placas de titanio en el cerebro

Dotado de un cuerpo con músculos de acero, pelvis estrecha y sin un gramo de grasa innecesaria, los que lo conocen aseguran que Alberto Contador es un hombre que posee una extraordinaria confianza en sí mismo. Su lema es "querer es poder" y lo cumple a rajatabla. Ambicioso, competitivo, obstinado y con una cabeza privilegiada, Contador consigue todo aquello que se propone gracias a una meticulosa preparación física y un control absoluto de la carrera.

En su segundo año en juveniles llegaron sus primeras victorias, especializándose en los premios de montaña. En el 2002, venció en el Campeonato de España de contrarreloj sub-23. Al año siguiente debutó como profesional con el equipo ONCE-Eroski, con el que empezó a competir -y a ganar- en el extranjero.

Contador tenía un futuro prometedor cuando llegó uno de los episodios más difíciles de su vida. El 12 de mayo del 2004, cuando competía en la primera etapa de la Vuelta a Asturias, se le pusieron los ojos en blanco y empezó a tener convulsiones, lo que le provocó una aparatosa caída. La intervención del médico de la prueba, Santiago Zubizarreta, impidió que el ciclista se asfixiara tragándose su propia lengua. Una semana después, en su casa, Contador sufrió una crisis similar a la de Asturias y fue trasladado al hospital Ramón y Cajal, donde le diagnosticaron un cavernoma localizado en el lóbulo frontal del cerebro. "Un pequeño desliz en la operación podría haberle condenado a la paraplejia, el mutismo o un estado de confusión mental permanente", explicó Aurora Martínez Rodrigo, la neurocirujana que dirigió una intervención que le ha dejado al ciclista dos placas de titanio en el cráneo. Mientras se recuperaba, arropado por su familia y su novia, Macarena Pescador, releyó "Mi vuelta a la vida", biografía de su ídolo, Lance Armstrong quien, tras vencer un cáncer testicular, ha ganado siete veces el Tour (victorias de las que fue desposeído en el 2012 por doping).

Totalmente recuperado, cogió la bici con más ganas que nunca. Volvió a la competición -tiene la manía de santiguarse tres veces antes de empezar una carrera- en enero del 2005 con el Tour Down Under, de Australia y, en marzo, ganó la Setmana Catalana. Tres meses más tarde, tuvo que abandonar el Criterium Dauphiné Liberé al cortarse dos dedos con los radios delanteros de la rueda de su bici. Pero pudo debutar en el Tour.

Su nombre apareció en la "Operación Puerto"

Su nombre apareció incluido -como testigo- en el sumario de la denominada "Operación Puerto", puesta en marcha por la Guardia Civil en mayo del 2006 para esclarecer la red de dopaje en el ciclismo, en la que sí estuvieron implicados Manolo Sáiz, director de su equipo -el Liberty-Würth- y el médico Eufemiano Fuentes, quien dijo públicamente no conocer a Contador ni haberle facilitado ninguno de sus productos. Tras el escándalo, el equipo quedó excluido de participar en el Tour de Francia 2006, prueba que Contador ganaría al año siguiente -tras fichar por el Discovery Channel- convirtiéndose en el quinto español (tras Federico Martín Bahamontes, Luis Ocaña, Perico Delgado Y Miguel Indurain) que ha logrado tal proeza. Al poco de su triunfo y tras las acusaciones surgidas en la prensa francesa, Contador leyó un comunicado público en el que se reafirmaba en su compromiso contra el dopaje y aseguraba haber jugado siempre limpio.

En octubre del 2007 fichó por el equipo Astana, lo que le impidió defender su título de ganador del Tour, ya que la organización del evento decidió vetar al equipo kazajo para la edición del 2008. Ese año, corrió y ganó el Giro de Italia, participó en las Olimpiadas de Pekín y el 21 de septiembre, tras ganar la Vuelta a España, entró en el exclusivo club de los mitos que han ganados las tres grandes carreras por etapas (Vuelta a España, Giro de Italia y Tour de Francia): Jacques Anquetil, Felice Gimondi, Bernard Hinault y Eddy Merckx. En el año 2009 ganó el Campeonato de España contrarreloj y ganó su segundo Tour de Francia, acabando el año como líder del UCI World Ranking.

En marzo del 2010 ganó la París-Niza y en julio su tercer Tour de Francia. Sin embargo, en septiembre se hizo pública la presencia de clembuterol en una muestra de orina de Contador obtenida el 21 de julio, durante la segunda jornada de descanso del Tour. Contador fue suspendido de forma provisional por la UCI en noviembre, y, finalmente, tras innumerables prórrogas, el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) le impuso una sanción de 2 años, y le desposeyó del Tour de Francia del 2010, no pudiendo volver a competir hasta el 6 de agosto de 2012.

Contador reapareció a lo grande, ganando la Vuelta a España de 2012.