viernes, 4 de febrero de 2022

Harrison Ford: El "héroe" de Hollywood

 



Harrison Ford nació el 13 de julio de 1942 en Chicago. Su padre, Christopher Ford, fue un ex actor y publicista de origen católico-irlandés y su madre, Dora Nidelman, una ex actriz radiofónica de origen judeo-ruso. Su infancia transcurrió en el seno de una familia de clase media, sin ninguna ostentación.

Aficionado al cine junto con su hermano, Terence

De pequeño le encantaba escuchar las historias de su abuelo, un ex comediante de vodevil y, junto a su hermano Terence iba mucho al cine, siendo "Bambi, de Walt Disney, la primera película que le marcó. Este "hobby" aumentó a medida que empezó a salir con chicas ya que "las salas de cine eran los mejores lugares para ir con ellas, eran oscuras, baratas y pasábamos buenos momentos", explicó, una vez convertido en estrella. En la escuela fue un alumno normal y corriente y, a diferencia del resto de sus compañeros, jamás perteneció a ninguna pandilla, no se metía en problemas y era un chico muy educado.

Solitario, introvertido y tímido con las chicas

Aquella personalidad solitaria e introvertida le marcó durante algunos años, hasta que se inscribió en los Boy Scouts de América, donde participó en todo tipo de actividades. En el instituto prosiguió con su carácter reservado, a duras penas hablaba con las chicas, pero poco a poco se fue abriendo y participando en la asociación de alumnos, acudía a las clases de gimnasia, al Club del Ferrocarril y, de tanto en tanto, ejercía como locutor en la emisora de de la escuela. Tras graduarse en 1960, a los 18 años, se matriculó en Literatura Inglesa y Filosofía en Ripon, una pequeña universidad de Wisconsin. "Era una persona muy perezosa, me costaba abrir un libro, siempre tenía la sensación de estar al borde del fracaso y carecía de ambición. No me interesaba nada lo que enseñaban", así que, al no sacar adelante su tesis sobre el dramaturgo Edward Albee, abandonó la universidad pocas semanas antes de su graduación. Sin embargo, no todo fue tan negativo, ya que durante sus estudios se enamoró de su compañera Mary Marquardt: "Éramos dos jovenes alocados, en aquel momento creíamos que no había ningún problema en la vida que un chico y una chica sinceramente enamorados no pudieran solucionar", decía de esa época. Tras dejar los estudios y pese a su timidez, se matriculó en un curso de arte dramático. Le daba terror enfrentarse al público, pero le fue pillando el tranquillo a la actuación y ésta se convirtió en su pasión. En esa época se sacó el carnet de conducir y, debido a su poca experiencia, tuvo un accidente de coche que le dejó una cicatriz en la barbilla que nunca se arregló con cirugía estética. Tras casarse con Mary en 1964, dejaron Wisconsin para instalarse en Los Ángeles, en busca de una nueva oportunidad.

Camarero, vendedor de yates y ebanista

En aquella época había miles de actores buscando su primera oportunidad, así que Harrison, para llegar a final de mes, tuvo que trabajar como camarero, vendedor de yates, pizzero, aprendiz de contable en unos grandes almacenes y ebanista. Tras intervenir en una modesta producción local, le gestionaron una entrevista con un cazatalentos de los estudios Columbia y consiguió un contrato de siete años por 150 dólares semanales. Su primera película fue "Ladrón y amante" (1966), a la que siguieron otras con papeles insignificantes. En 1967, enfadado, rescindió su contrato y entró en la nómina de la Universal. Empezó a intervenir en series tan populares como "El virginiano" o "Kung Fu", pero las cosas no marcharon como el esperaba y se planteó dejar de ser actor para mantener debidamente a sus dos hijos, Benjamín (nacido en 1968) y Williard (1969). Dedicó gran parte de su tiempo a estudiar carpintería y le llovieron un montón de ofertas. "Siempre he tenido una gran habilidad con las manos y me alegré enormemente cuando el músico Sergio Mendes me llamó para que le reconvirtiera un antiguo garaje en un estudio de grabación. A partir de ese momento me llamaron muchísimas personas para que arreglara su casa y empecé a ganar mucho más dinero como carpintero que como actor", ha admitido. Entre esos clientes y amigos estaba un director de cine llamado Fred Roos, que no dudó en poner su nombre entre las decenas de aspirantes a participar en "American Graffiti" (1973), realizada por un entonces desconocido director llamado George Lucas, con el que entabló una sólida amistad. Una de las anécdotas más divertidas de su carrera ocurrió en esa época, "ya que la actriz Sally Kellerman me contrató para que hiciera unas reformas en su casa, pero me llamó Lucas para incorporarme al rodaje y no fui a casa de Sally. Cuando me la encontré años después me dijo que todavía estaba esperando a que fuera a hacerle aquella reparación. No sé, tal vez me anime algún día...".

"American Graffiti", su primer gran éxito

Para sorpresa de todos , "American Graffiti" se convirtió en un gran éxito y la carrera de Harrison empezó a despegar. Compró una casa más grande  y confortable para su familia, con la que salía a comer a orillas del Pacífico y, de tanto en tanto, montaban excursiones los fines de semana. Sin embargo, meses después las ofertas empezaron a escasear, tenía la moral por los suelos y pensó en volver a la carpintería. Por fortuna, la suerte volvió a cruzarse en su camino. Lucas estaba preparando una película de ciencia ficción, "La guerra de las galaxias. Episodio IV. Una nueva esperanza" (1977), pero uno de los actores tuvo un accidente de coche y llamó a su amigo Harrison para dar vida al capitán Han Solo.

Éxito profesional y crisis de su matrimonio

Este personaje le reportó 650.000 dólares y fue su plataforma a la fama, ya que la película se convirtió en objeto de culto en todo el mundo. Sin embargo, su éxito profesional coincidió con una gran crisis en su matrimonio, que terminó en divorcio en 1979. "Ninguno de los dos tuvo la culpa de la separación y nos empezamos a preocupar por nuestros hijos, ya que no queríamos que sufrieran", ha explicado. Tras protagonizar "La guerra de las galaxias. Episodio V. El imperio contraataca", Steven Spielberg le llamó para hacer de Indiana Jones en "En busca del arca perdida" (1981), que aún sigue siendo una de las películas más taquilleras de la historia. Aquel papel (al que había renunciado Tom Selleck porque tenía que protagonizar la serie "Magnum") le cambió la vida en dos sentidos: por un lado, se convirtió en la estrella más grande de todos los tiempos y Spielberg le presentó a su futura mujer, Melissa Mathison, guionista de "E.T.". La pareja se casó en marzo de 1983 y, en palabras del actor, "aquella unión era perfecta ya que los dos nos dedicábamos al mundo del cine y podíamos entender todos nuestros problemas". Junto a ella encontró nuevamente la estabilidad sentimental. No les gustaba frecuentar las fiestas y se compraron una gran mansión cerca de Hollywood a donde invitaban a sus amigos. Tras hacer "Blade Runner" (1982), protagonizó "La guerra de las galaxias, episodio VI. El retorno del Jedi" (1983), al año siguiente "Indiana Jones y el templo maldito" y, en 1985, "Único testigo", que le valió su primera nominación al Oscar. En 1987, nació su tercer hijo, Malcolm y, a los cuatro años, su hija Georgia.

El nombre de Ford empezó a cotizar bien alto y, siendo consciente  de que varias de sus películas estaban entre las más taquilleras de la historia, exigió un aumento de salario. Así, en poco más de 20 años, había pasado de ganar 150 dólares semanales a cobrar 12 millones y medio de dólares por "Presunto inocente" (1990), 22 millones por "Air Force One" (1997) o un millón de dólares por minuto por "K-19" (2002). Es decir, 25 millones de dólares más un 20% de la recaudación de taquilla.

Unido a la joven actriz Calista Flockhart

En el 2003, anunció que protagonizaría la última entrega del superhéroe de aventuras Indiana Jones y, al año siguiente, después de 21 años de matrimonio, se separó de Melissa. El acuerdo de divorcio fue multimillonario y, a pesar del dolor de esta decisión, enseguida encontró consuelo en Calista Flockhart, protagonista de Ally McBeal y 22 años más joven que el actor. En los últimos años, la pareja pasea por todo el mundo su amor y, según se ha comentado, tiene intención de adoptar al hijo  de ésta, Liam. "Calista no solo está criando un hijo de 5 años, sino también otro de 65. No es que me sienta así, pero ella piensa que todavía lo soy. Es una mujer excepcional, con ella estoy pasando algunos de los mejores momentos de mi vida y me encantaría trabajar con ella porque es una actriz de gran talento", confesaba el autor que se considera un hombre normal y corriente. En lo político es un demócrata acérrimo y un luchador incansable por la conservación del medio ambiente.

Un rancho, aviones, helicópteros y motos

Aunque hace más de dos décadas, 1998, fue elegido por la revista "People" el hombre vivo más sexy del mundo, sigue siendo bastante tímido, es muy celoso de su vida privada, le enloquece jugar con sus nietos y no le gusta la ostentación. Gran parte de su fortuna la ha invertido en la compra de propiedades inmobiliarias, entre ellas, un rancho de 3,2 kilómetros cuadrados en Jackson (Wyoming), valorado en 30 millones de euros y que considera como su hogar. Cede cerca de la mitad de sus tierras al Jackson Hole Land Trust con fines de conservación de la naturaleza. Obtuvo su licencia de piloto privado en 1996 y extendió su práctica, más tarde, al pilotaje de hidroaviones monomotor y de helicópteros. Posee media docena de aviones y varios helicópteros que pilota él mismo y con los que ayuda en tareas de rescate. El 23 de octubre de 1999 fue víctima de un accidente de helicóptero durante un vuelo de entrenamiento de rutina sobrevolando el lago Piru, cerca de Santa Clarita en California. Durante una práctica de autorrotación, pierde altitud y se estrella violentamente contra el suelo. Ni él, ni su instructor resultan heridos de gravedad. Durante una entrevista televisiva en el programa Inside the Actor's Studio le preguntaron sobre el suceso, y él respondió simplemente: «Lo rompí». Tiene una flota de coches de lujo de coleccionista, unas cuantas Harley Davidson con las que se pierde por las carreteras de su país, una impresionante bodega de carísimos vinos y una colección de arte del siglo XIX valorada en 12 millones de euros.

En 2008 se estrenó en todo el mundo "Indiana Jones y el reino de la calavera de Cristal -con Cate Blanchett y John Hurt y dirigida por Steven Spielberg- en la que el héroe tiene la misión de encontrar un cráneo de cristal y evitar que caiga en manos de agentes soviéticos que quieren utilizarlo con fines siniestros.  

Crossing Over, se estrenó en marzo de 2009; en ella desempeña el papel del juez Max Brogan y comparte protagonismo con Ray Liotta y Ashley Judd. Este filme nos muestra a inmigrantes de diferentes nacionalidades que se esfuerzan en conseguir un estatus legal en Los Ángeles. Trata sobre las fronteras, la falsificación de documentos, el asilo, la naturalización y el choque de culturas.

En 2020 protagoniza The Call of the Wild, película de aventuras que combina imagen real y animación por computadora basada en la novela de 1903 del mismo título escrita por Jack London.

El oficio de actor, según él, no es nada más que un simple «curro» y que no tiene vocación de hacer feliz al espectador sino más bien ayudarlo a ser más altruista.

Contrariamente a sus comienzos, cuando reprochaba a los productores que no le permitían expresarse lo suficiente, él se califica de «servidor de la historia» e interpreta lo que se le dice. No se considera a sí mismo como una estrella, sino como alguien que tuvo mucha suerte al inicio de su carrera y todavía más para estar siempre en lo alto de la cartelera.

Contrariamente a la opinión que Ford tiene de sí mismo, el realizador Mike Nichols manifestó que le consideraba como «el Ferrari de los actores».

Lauren Bacall: Mito del cine

 


Betty Joan Perske nació el 16 de septiembre de 1924 en Nueva York. Fue la única hija del matrimonio de inmigrantes judíos de clase media formado por William. vendedor, y Natalie, secretaria. Sus padres se divorciaron cuando Betty tenía 5 años, por lo que la pequeña se fue a vivir con su madre a un moderno apartamento del barrio de Harlem. Después, el contacto con su padre desapareció por completo y madre e hija se mudaron a otro lugar más confortable en Manhattan.

Fascinada por las estrellas de Hollywood

Betty jamás sufrió privaciones económicas, pero tampoco tuvo posibilidad de caprichos. Estudió en el internado para niñas Highland Manor, donde practicó deportes como la natación, el baloncesto o el béisbol. Poco después se matriculó en la escuela de secundaria Julia Richmand High School y los domingos por la mañana acudía a la New York School of the Theatre. El teatro y las estrellas del cine le fascinaban y su admiración por Bette Davis la llevó a matricularse en la American Academy of Dramatic Arts, debutando en Broadway en 1942.

Su primera gran desilusión llegó cuando la American Academy no le concedió una beca para seguir estudiando y Betty tuvo que dejar sus estudios para buscar trabajo. Encontró empleo como acomodadora en un cine al tiempo que entraba en la agencia de modelos de Harry Conmover. Con 174 cm de altura, pelo largo y rubio, facciones angulosas y mirada penetrante, sus rasgos no pasaron desapercibidos. Apareció en la portada de la revista Harper's Bazaar y captó la atención de la esposa de Howard Hawks, que convenció a su marido para que la contratara como protagonista femenina de su película "Tener o no tener" (1944), en la que diría una de las frases más conocidas de la historia del cine: "Conmigo no tienes que fingir. No tienes que decir nada. Si me necesitas, silba. Sabes silbar ¿no? Solo tienes que juntar los labios y soplar. Y acudiré a tu llamada". En el rodaje conoció a Humphrey Bogart. Pese a su fama de hombre duro y juerguista, Betty -a la que habían puesto el nombre artístico de Lauren Bacall- supo llevarle a su terreno. Ambos se enamoraron, pero tuvieron que  mantener su relación de forma clandestina, ya que el actor seguía casado con su tercera esposa, Mayo Methot. Finalmente, consiguió el divorcio y, pese a la diferencia de edad -Lauren tenía 21 años y Bogart 44- se casaron en 1945. A partir de entonces, formaron una de las parejas cinematográficas más glamourosas. Juntos protagonizaron otros tres clásicos del cine negro: "El sueño eterno" (1946), "La senda tenebrosa" (1947) y "Cayo Largo" (1948). "Bogie era muy fuerte, amable, sentimental y romántico. Tenía un fuerte carácter, un gran sentido del honor y no toleraba las mentiras. Reunía todas las cualidades que le gustaban a mi madre en un hombre. No tuvimos un matrimonio perfecto, discutíamos, él bebía y cuando me casé yo era una cría, no tenía experiencia con los hombres, pero le amaba", afirma la actriz siempre que le preguntan por su marido. Con él tuvo dos hijos: Steve, nacido en 1949, y una niña, Leslie, en 1952, que sería el ojito derecho del famoso actor. La familia se mudó a una enorme mansión, donde pudieron ejercer de padres amorosos -apenas acudían a las fiestas de Hollywood- y cuidarse de la marcha de sus carreras.

Una comedia junto a la sexy Marilyn Monroe

En 1953, Lauren Bacall aceptó trabajar en su primera comedia, "Cómo casarse con un millonario", junto a la sex symbol del momento, Marilyn Monroe. Pero, cuando estaba en la cúspide de su carrera y se sentía más enamorada que nunca de Bogart, el actor falleció en 1957 a consecuencia de un cáncer de garganta. Tras incinerar sus restos mortales, intentó esparcir las cenizas de su esposo en el océano desde su velero, el "Santana", pero en aquel momento las leyes lo prohibían y fue enterrado en Forest Lawn, el mismo cementerio donde ahora descansa Michael Jackson. Para superar la tristeza se volcó en el trabajo y vivió un romance con Frank Sinatra: "Empecé a sentirme como una adolescente frívola, necesitaba sus llamadas, quería verle. mitigaba mi soledad, pero sabía que era imposible un futuro sólido con él porque era muy mujeriego". Tras cuatro años de viudez se casó con el también actor Jason Robards, un bebedor empedernido que le trajo un sin fin de problemas, pero al que adoraba cuando estaba sobrio y con quien tuvo a su último hijo, Sam, en 1961.

Vecina de John Lennon en el edificio Dakota

Hizo realidad su sueño de trabajar con Paul Newman en "Harper, investigador privado" (1966) y con Ingrid Bergman en "Asesinato en el Orient Express" (1974). Por aquel entonces ya se había divorciado de Jason y vivía lujosamente en un gran apartamento en el célebre edificio Dakota, lugar en el que unos años más tarde asesinarían a John Lennon. "Yo estaba en casa y oí un ruido extraño, pensé que un coche había tenido un problema, pero luego me enteré de que le habían disparado. Fue algo terrible y conmovedor", confesaría la actriz años después a una amiga.

A lo largo de su vida, Lauren Bacall, que tiene fama de tacaña, siempre ha hecho gala de su templanza, de su fuerte personalidad y de mantener una prudencial distancia de sus admiradores. Cansada cada vez más de buscar papeles interesantes para el cine, la actriz seleccionaba con cuidado sus guiones y, cuando no trabajaba, disfrutaba de la compañía de sus nietos o asistía a fiestas sociales. En 1997 obtuvo su primera candidatura al Oscar por "El amor tiene dos caras", pero Juliette Binoche le arrebató la codiciada estatuilla y las cámaras de televisión certificaron la gran decepción de Lauren. A pesar de ello, se sentía reconocida en lo profesional, porque años antes había ganado dos premios Tony -prestigioso galardón teatral- por las obras "Aplauso" (1970) -durante las representaciones se enamoró de Len Cariou- y "La mujer del año" (1981). Con el paso de los años se volvió mucho más crítica y no soportaba el comportamiento de las estrellas: "Están más preocupadas por la cirugía estética y por el modelito que usarán en la alfombra roja que por trabajar con esfuerzo y demostrar que tienen talento y que valen. Me parece patético".

Durante el rodaje de "Dogville" (2003) trabajó junto a Nicole Kidman, que se encontraba muy deprimida por su entonces reciente ruptura con Tom Cruise. Lauren la consoló. "Este chico está medio loco. La había dejado por Penélope Cruz o alguna   estupidez así y me cuesta entender el comportamiento que tiene en los últimos años. Es inapropiado, vulgar e inaceptable utilizar tu vida privada para vender algo".

Autora de dos libros autobiográficos

Su nieta le convenció para ir al cine a ver "Crepúsculo", diciéndole que era la mejor película de vampiros del cine. Al acabar, comentó: "Quería pegarle con un zapato en la cabeza, pero no quiero que después escriba un libro sobre mí (sonríe). Acto seguido le regalé el dvd de "Nosferatu", la obra maestra de Murnau y le dije: "Eso sí que es un film de vampiros". Ha plasmado su vida de mito de Hollywood en dos autobiografías, "por mí misma" (1978) y "Ahora" (1994).

Lauren Bacall seguía siendo considerada como un mito del cine clásico y con 88 años participó en filmes, siendo el último The Walker, el cual fue presentado en el Festival de Cine de Berlín.

Fue premiada con un Óscar honorífico a su carrera en 2009.

La mañana del 12 de agosto de 2014 a los 89 años, fallece en su casa como consecuencia de un derrame cerebral.


lunes, 17 de enero de 2022

David Bowie: Artista camaleónico e icono del pop

 


David Robert Jones nació el 8 de enero de 1947 en Brixton, distrito del sur de Londres. Su padre, Haywood Stenton Jones, era un relaciones públicas que ya tenía una hija, Annette, de un matrimonio anterior. En 1946, tras haber roto con su mujer, pero sin haberse divorciado, conoció a Margaret Mary Burns, una acomodadora de cine que también tenía otro hijo, Terry. La pareja se casó a los ocho meses del nacimiento de David.

Hasta los 6 años, estudió en la Stockwell Infants School y, en 1953, después de que la familia se mudara a un barrio cercano —Bromley—, fue alumno de la Burnt Junior Scholl, de cuyo coro formaba parte y donde destacó por su manera de bailar. «Sorprendente», según sus profesores, para un niño de su edad. A los 9 años, su vida cambió cuando su padre le regaló una colección de discos de artistas como The Platters, Fats Domino, Little Richard y Elvis Presley. El impacto que le produjo éste último fue enorme, como si hubiera «escuchado a Dios»,
explicó años más tarde, todavía impresionado por «el enorme poder de la música». A los 12 años, después de que su hermano le hubiera introducido en el jazz, sus padres le regalaron un saxofón, uno de los muchos instrumentos que aprendería a tocar.

En 1962, vivió un grave incidente. En una pelea por una chica con uno de sus mejores amigos, George Underwood, éste le propinó un puñetazo, con tan mala suerte que el anillo que llevaba impactó en su ojo izquierdo. Estuvo a punto de perder la visión de ese ojo, pero, tras una operación y cuatro meses de hospitalización, se lo salvaron, aunque la pupila le quedó permanentemente dilatada, dándole un aspecto muy característico a sus ojos, que parecen de distinto color.

A los 15 años, formó su primera banda, la Konrads, entre cuyos componentes estaba Underwood, con el que mantuvo la amistad. Sería la primera formación de una larga lista —David Jones and The King Bees, Manish Boy y Lower Third— con las que intentó hacerse un espacio en el mundo de la música, tras decirles a sus padres que dejaba los estudios. La suerte se le mostró esquiva hasta que, en 1966, conoció a Ken Pitt, un mánager que le consiguió su primer contrato en solitario y le sugirió que cambiara de nombre, ya que había otro artista llamado Davy Jones, el líder de The Monkees. Adoptó el apellido Bowie en honor a un personaje del filme «El Álamo», Jim Bowie.

«Space Oddity», su primer single de éxito

Pitt y él vivían en la misma casa y surgieron rumores de que mantenían una relación. El mánager lo negó, pero una vez comentó que «a David le gustaba quitarse la ropa y sentarse en el suelo con las piernas cruzadas rodeado de altavoces o andar desnudo por el piso». Su primer disco de larga duración, «David Bowie» (1967), no tuvo éxito comercial, pero llamó la atención de Lindsay Kemp. El prestigioso mimo y coreógrafo le enseñó al músico, según explicó el propio Kemp, a «exteriorizarse más a sí mismo. Le permití liberar su ángel y demonio interiores». Se rumoreó que fueron amantes y debieron serlo, aunque, al mismo tiempo, Bowie se emparejó con Hermione Farthingale, guitarra de una de sus bandas. En 1969, Bowie logró su primer éxito con «Space Oddity», un single sobre un astronauta que salió cinco días antes de que el Apolo XI llegara a la Luna y fue el tema que usó la BBC para cubrir el alunizaje, encaramándose en la lista de los más vendidos.

Un año antes, en 1968, había conocido a Angie Barnett, una actriz y modelo que se sintió inmediatamente atraída por el cantante. «Era muy guapo, hermoso, con una cara de ángel rodeada de rizos. Y, encima, era un semental», aseguró tiempo después. La noche antes de su boda, en marzo de 1970, compartieron cama con un amigo, actividad que practicaron durante toda su relación, acostándose  indistintamente  con hombres y mujeres. Al año siguiente, tuvieron a su único hijo en común, Duncan Zowie. Angela fue un puntal decisivo en la carrera del artista, quien escogía la ropa, asesoraba cómo moverse en el escenario e incluso le animó a potenciar su «look» andrógino. Su esposa también cuidó del hermano de Bowie, aquejado de esquizofrenia, enfermedad que aterraba al artista. Ambiguo por antonomasia, Bowie iba a encontrar en ese rasgo de su personalidad su característica como artista. En 1971, sorprendió a los críticos musicales de EEUU durante la promoción de «The Man Who Sold the World» dando las entrevistas con el vestido de mujer que lucía en la portada de ese disco. Pero su gran momento llegó el 6 de julio de 1972, cuando intervino en «Top of the Pops», un programa de la BBC de enorme audiencia. Hacía sólo cinco años que se había legalizado la homosexualidad en Gran Bretaña y apenas seis días de la celebración de la primera marcha del Orgullo Gay en Londres, cuando Bowie salió por la tele convertido en Ziggy Stardust, interpretando el tema «Starman», del álbum «The rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars», editado un mes antes. Y estalló el escándalo ante la visión de aquel supuesto extraterrestre bisexual que proclamaba haber venido para salvar al mundo. Bowie había construido el que durante unos años fue su álter ego mezclando a Vince Taylor —un roquero que decía ser el evangelista Mateo—, las «drags queen» de Andy Warhol y la estética de «La naranja mecánica». El resultado fue un ser delgadísimo, maquillado al estilo del teatro japonés, vestido con apretados y coloridos monos y unas aparatosas botas de plataforma. Una imagen tan rompedora en lo visual que se convirtió en referencia del «glam-rock», un movimiento musical que intentaba aunar las esencias del pop con la contundencia del punk y que marcó la música de artistas contemporáneos y de muchos venideros. Pero, conforme acumulaba polémicas con sus apariciones, Ziggy empezaba a «comerse» a Bowie. El extremado abuso de alcohol, drogas y sexo que el artista hizo esos años ayudaron a que la personalidad del cantante se viera muy afectada. «Ziggy no me dejó solo durante años. Entonces fue cuando todo empezó a ir peor», reconocería más tarde. Hasta que, en 1973, tras una gira llena de escándalos como cuando simuló una felación al guitarrista Michael Ronson, Bowie decidió deshacerse del personaje antes de que el extraterrestre de pelo panocha acabase con él.

Vivió el infierno de la cocaína y el alcohol

«Muerto» Ziggy, Bowie se fue a EEUU y, con su capacidad camaleónica para transformarse, dio el primero de los muchos giros que efectuaría en el transcurso de su carrera. Grabó con John Lennon el tema «Fame» (1975), en una época de descenso a los infiernos: aumentó el consumo de drogas, no dormía, apenas se alimentaba de leche y empezaba a obsesionarse con el ocultismo y el nazismo. Decía que el demonio vivía en su piscina y que «Hitler fue una de las primeras estrellas del rock. Fíjate en algunas de sus apariciones y mira cómo se mueve. Era tan bueno como Jagger». Años después admitió que sus abusos le habían pasado factura. «Tengo agujeros increíbles en mi memoria, por ello cuando estoy en un concierto necesito leer las letras de mis canciones», decía. En 1976, se mudó a Suiza para concentrarse en la música y allí empezó a dedicar parte de su gran fortuna a coleccionar arte contemporáneo. Aunque más enganchado a las drogas que nunca, siguió sacando discos. Afortunadamente, en 1976, decidió trasladarse a Berlín para desintoxicarse. En la capital alemana compartió piso con Iggy Pop, para quien escribió la letra y la música de su disco debut «The idiot». Desde allí lanzó su conocida «Berlin Trilogy».

Tras dejar Alemania, Bowie y Angie se divorciaron en 1980. Uno de los motivos de la ruptura fue el romance que, según se dice, Bowie tuvo con Jagger. Tras una dura batalla judicial, el juez dio la custodia del hijo al cantante, quien se refería a su exesposa como «la mujer que más he odiado en mi vida». En esa nueva década su estilo fue más discreto y reposado, con grandes éxitos como «Let's dance», «Modern Love» y «China Girl». En el teatro destacó con la obra «El hombre elefante» y, en el cine, ha intervenido en filmes como «El ansia», «Feliz Navidad, Mr. Lawrence», «Principiantes», «Dentro del laberinto» y «Zoolander», entre otras. En 1989, abandonó su carrera como solista para formar el cuarteto de pop rock Tin Machine, experimento que duró un par de años.

Casado con la bella modelo somalí Imán

En 1990, tras dos años de relación con la bailarina Melissa Hurley, su peluquero le montó una cita a ciegas con otra clienta, la exótica modelo somalí Imán, 10 años más joven que él y de la que se enamoró a primera vista. «Aquella misma noche empecé a pensar en el nombre de nuestros futuros hijos», confesaría años después, asegurando también que «menos mal que la conocí cuando tenía encarrilados mis pasos. Antes llevaba una vida de auténtica locura». Dos años después de iniciar su convivencia, el cantante le propuso matrimonio mientras navegaban por el Sena. Se casaron en abril de 1992 y, desde entonces, no ha vuelto a probar las drogas. En agosto del 2000 nació su primera y única hija en común, Alexandria Zahra, a la que llaman Lexi. La ex modelo tiene otra hija de una unión anterior, Zulekha, de 35 años.

Rechazó la Orden del Imperio Británico

Tras la publicación, en el 2003, de «Reality», su último álbum hasta la fecha, el cantante se negó a ser condecorado como comandante de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II: «No me he pasado la vida trabajando para eso», aunque si aceptó ser galardonado por el Gobierno francés. Al año siguiente, interrumpió su gira por un infarto y, desde entonces, decidió tomarse la vida de forma relajada. En el 2006, recibió el Grammy por toda su carrera.

Con mansiones en Londres, Beverly Hills y Bahamas, Bowie vive en su lujoso apartamento de Nueva York con su mujer y su hija. Su matrimonio con Imán sigue igual de sólido que al principio. «El nuestro es un amor de los que surgen una vez cada millón de años», asegura un hombre que su esposa define como «un caballero de los pies a la cabeza». Aunque retirado de los escenarios, el cantante apareció en noviembre del 2007 en un episodio especial de la serie de dibujos animados «Bob Esponja»; ha acompañado a músicos muy famosos en actuaciones puntuales, como Lou Reed; intervino en la película «El truco final», de Christopher Nolan; se le ha visto en alguna que otra fiesta y acudió al estreno de «Moon» (2009), la película de ciencia ficción de su hijo, Duncan, quien, quizás por los excesos de su padre, ni bebe ni fuma ni ha probado las drogas y hace del anonimato, militancia.

A principios de octubre de 2015, saltó la noticia de que Bowie había grabado, por primera vez en veinte años, una canción para la serie de televisión «The Last Panthers». Unas semanas después, John Giddings, su agente, aseguraba a un medio que Bowie no volvería a actuar nunca más. A finales del mismo mes, el propio David anunció en su página web el lanzamiento de su nuevo álbum de estudio, Blackstar, que coincidiría con su cumpleaños, el 8 de enero de 2016.

El 10 de enero de 2016, dos días después de su 69 cumpleaños y la publicación de Blackstar, murió de un cáncer de hígado en su apartamento de Nueva York. Se le había diagnosticado dieciocho meses antes, pero no lo había hecho público. El director de teatro belga Ivo van Hove, quien había trabajado con el cantante en el musical Off-Broadway Lazarus, explicó que Bowie no pudo asistir a los ensayos debido a la enfermedad. Comentó que Bowie siguió trabajando durante el proceso de la misma.


viernes, 14 de enero de 2022

Frida Kahlo: Gran pintora mexicana

 


Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, México. Tercera de las cuatro hijas del fotógrafo judío de origen húngaro-alemán Wilhelm Kahlo y de la española Matilde Calderón, su madre estaba demasiado enferma para cuidar de ella y Frida fue amamantada por una nodriza india. Sus problemas de salud empezaron a los 6 años, cuando una poliomielitis le dejó secuelas físicas en la pierna y pie derechos. En su convalecencia creó a una amiga imaginaria, de la que habló en su diario para explicar el autorretrato doble "Las dos Fridas" (1939). 

Un devastador accidente que cambió su vida

Tras cursar estudios primarios en el Colegio Alemán, donde sus compañeros la apodaron cruelmente pata de palo, fue una de las primeras 35 chicas que admitieron en la Escuela Nacional Preparatoria, el mejor instituto de enseñanza secundaria del país en el que estudiaban 2.000 alumnos. Allí se unió al grupo de izquierdas los Cachuchas, cuyo líder, Alejandro Gómez, sería su primer amor.

A los 17 años, su padre le enseñó a revelar, retocar y colorear fotografías, conocimientos que después le serían muy útiles para pintar. El talento artístico que empezaba a demostrar entonces llamó la atención de un amigo de su padre, Fernando Fernández, que la contrató como aprendiz para copiar grabados, y todo iba razonablemente bien hasta que, el 17 de septiembre de 1925, un terrible accidente cambió radicalmente su vida. Frida se dirigía a la escuela con su novio, cuando el autobús en el que viajaban fue embestido por un tranvía. Una barra de hierro que le atravesó el cuerpo quebró su columna vertebral por tres partes y la hirió en las costillas, la clavícula y el pubis. Durante los nueve meses siguientes estuvo postrada en la cama, inmovilizada por un corsé de escayola. Para mitigar el aburrimiento, empezó a pintar gracias al caballete que su madre hizo adaptar a su cama. Primero experimentó con acuarelas y luego se pasó al óleo, técnica con la que realizó su primer trabajo: "Autorretrato con traje de terciopelo". La obra fue un regalo para su novio quien, poco después, la abandonaría, asegurando que Frida le había sido infiel antes del accidente. La ruptura añadiría un nuevo dolor a los muchos que siempre le acompañarían, pero que ella supo lidiar y proyectándolos en una producción artística que la convertiría en la pintora más destacada del arte mexicano.

Diego Rivera, el gran amor de su vida

Cuatro años después del terrible accidente, cuando era militante de la Joven Liga Comunista, conoció a Diego Rivera, un pintor de murales de gran prestigio. Pese a las grandes diferencias que había entre ellos (el artista tenía 42 años, medía 1,86 y pesaba 136 kilos mientras que Frida tenía 22 años, no pasaba de 1,60 y su peso era de sólo 45 kilos), iniciaron una relación amorosa que desembocó en boda el 21 de agosto de 1929 y que convirtió a Frida en la tercera esposa de Rivera. La madre de la pintora no veía con buenos ojos aquel matrimonio, que definió como la unión de "un elefante y una paloma". Más cauto y práctico, el padre de Kahlo veía que Rivera podía aportarle a su hija la estabilidad económica necesaria para afrontar un futuro incierto por las secuelas de la treintena de operaciones quirúrgicas a las que se había sometido desde el accidente. Instalada con su marido en la casa de Coyoacán que la había visto nacer, Frida empezó a construir el personaje que iba a encandilar a millones de personas por su punto étnico, salvaje y, al mismo tiempo, refinado. Vestía las faldas largas y las enaguas con puntillas de las indias tehuanas; trenzaba su cabellera de pelo negrísimo con diferentes objetos y se adornaba con collares, anillos y aretes.

Un año después de la boda, tras haber sufrido un primer aborto, el matrimonio se trasladó a San Francisco (EEUU), donde Rivera tenía el encargo de un mural. Después se instalaron en Nueva York, convirtiéndose en centro de atracción de la intelectualidad. De allí pasarían a Detroit, donde la pintora volvió a quedarse embarazada. Supervisada por el doctor Leo Eloesser, que sería su consejero médico durante el resto de sus días, Frida perdió el bebé en el tercer mes de embarazo. En 1934, tras su tercer y último aborto, la pintora presionó a su marido para volver a México. Instalados en la casa que Rivera hizo construir en San Ángel en la periferia del DF, los Rivera se convirtieron en el pilar de la vida cultural y artística de la capital mexicana. Pero Diego, que era un hombre caprichoso y estaba gobernado por sus apetitos, convirtió la convivencia en un infierno.

La infidelidad de Diego Rivera con su hermana

Todo empeoró entre ellos cuando Frida cayó en una fuerte depresión porque tuvieron que amputarle varios dedos del pie derecho. La pintora pasaba por alto los numerosos lances amorosos de su marido (ella también los tuvo con hombres, mujeres e incluso con algunas de las amantes de Diego), pero no pudo tolerar que se hubiera acostado con su propia hermana y confidente, Cristina. Dejó el domicilio conyugal e inició una apasionada relación con el escultor americano Isamu Noguchi, con el que tuvo que romper porque Rivera los amenazó con una pistola.

En 1936, Frida reanudó sus actividades políticas, prestando apoyo a los republicanos españoles y pidiéndole al presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, asilo político para León Trotsky, al que acogió en su casa y con el que mantuvo una relación más romántica que carnal. También fue anfitriona de André Bretón. El padre del surrealismo quiso incluirla en esa tendencia artística, pero ella decía que lo que pintaba no eran sueños, sino su propia realidad. "Pinto autorretratos porque estoy sola muy a menudo y porque soy la persona que mejor conozco", afirmaba la artista que hizo su primera exposición en Nueva York en 1939. Poco después, tuvo una muestra en París, siendo la primera mexicana que exponía en el Louvre. Para entonces, vivía sola en la casa de sus padres, en Coyoacán, y los dolores de la espalda eran más insoportables que nunca. Intentaba mitigarlos pintando a todas horas. En 1940, durante un viaje a San Diego (EEUU) se reconcilió con Rivera y se casaron por segunda vez, pero con las condiciones de Frida: no tendrían relaciones sexuales y él no la mantendría económicamente.

En 1943, cuando sus cuadros empezaban a ser muy cotizados y ella vivía una temporada muy tranquila, empezó a dar clases de pintura en el Antiguo Colegio de Escultura, donde animaba a sus estudiantes a buscar inspiración en la vida diaria mexicana y en el folclore del país, sin seguir los modelos europeos. Pasados unos meses su salud se deterioró y se vio obligada a usar un corsé de acero, pero mantuvo las clases en su casa.

Alcohol, pastillas y una silla de ruedas

A finales de los años 40, su estado empeoró mucho y tuvo que someterse a ocho complicadas operaciones de columna que la minaron física y mentalmente. Uno de sus autorretratos más famosos de esa época fue "La columna rota" (1944). Mientras ella sufría, su marido escandalizaba a todos paseándose del brazo de la gran diva del cine mexicano, María Félix. Los amantes rompieron, pero el carácter de Frida se agrió, volviéndose violenta y depresiva. Reducida en su movilidad, se desplazaba en silla de ruedas, empezó a beber mucho y se hizo adicta a las drogas y fármacos que le aliviaban los dolores. En 1953, se montó la primera exposición en solitario de sus trabajos en México, a la que llegó en ambulancia. Pocos meses después, tuvieron que amputarle la pierna derecha que se le había gangrenado.

El 13 de julio de 1954, Frida Kahlo falleció en su casa de Coyoacán, convertida años después en museo y donde reposan en un jarrón precolombino las cenizas de la pintora. Nunca se supo si murió por una embolia pulmonar o por las numerosas pastillas que, según su enfermera, faltaban de un tubo de somníferos. 


miércoles, 12 de enero de 2022

Doris Lessing: Una de las grandes escritoras del siglo XX

 


Doris May Tayler nació el 22 de octubre de 1919 en Kermanshash (Irán, antigua Persia), Fue la primera hija de una pareja marcada por la I Guerra Mundial, en la que el padre, Alfred Cook Tayler, perdió una pierna, y la madre, Emily Maude McVeagh, al verdadero amor de su vida. Con el paso de los años, Doris describió a sus padres como "ese tipo de ingleses que creían que Dios había designado al Imperio británico para dominar el mundo". A los seis años, ella, sus padres y su hermano Henry emigraron al sur de Rodesia (la actual Zimbabue), atraídos por la promesa de la abundancia. La realidad fue muy diferente: la tierra que consiguió el padre era poco productiva y la granja estaba en un lugar remoto. A golpe de fracasos, quiebras y enfermedades, el padre se sumió en una amargura de la que sólo salía cuando recordaba sus días en el campo de batalla. La madre, por su parte, intentaba mantener vivos los ecos de la grandiosidad de su juventud en la Inglaterra victorina.

Marcada por su madre, una mujer muy estricta

Uno de los recuerdos de infancia de Doris era la imagen de sus padres sentados delante de la casa, en medio de una nube de tabaco y de resentimiento, encadenados el uno al otro por una vida de desilusiones y escasez. "No, no seré como ellos", se repetía una y otra vez. Le encantaba caminar por el bosque, ayudar en las tareas de la granja y leer los libros que su madre se hacía traer de Londres. La aspiración de ésta. amante de la música, era que Doris aprendiera a tocar algún instrumento, pero la pasión de la niña era la escritura. "Tengo la impresión de haber escrito desde siempre", ha comentado. Hipersensible y rebelde -la apodaban "tigresa"-, Doris quedó marcada por su madre, una mujer muy estricta -tanto como luego lo ha sido la propia escritora- con la que estableció complejas relaciones de amor y odio. Su infancia en la África colonizada la puso en contacto con los crueles fenómenos sociales que se convertirían en elementos recurrentes de sus futuras novelas: la discriminación racial, la pobreza, las crudas desigualdades sociales sobre las que se sustentan los poderes que rigen el mundo y el dominio de los fuertes sobre los débiles.

A los 14 años dejó la escuela, pero ella siguió leyendo con voracidad. Dos años después, Doris se puso a trabajar en una central telefónica en Salisbury, una ciudad a cien kilómetros de la granja de sus padres. Tres años después, se casó con Frank Wisdom, un funcionario 10 años mayor que ella con el que tuvo dos hijos: John y Jean. En esa época, pasaba con facilidad del té de la tarde a las primeras copas de la noche y en ese ambiente conoció a muchos intelectuales europeos con los que adquirió conciencia política. Uno de ellos fue Gottfried Lessing, un refugiado alemán que la "convirtió" al comunismo y con el que se casó en 1945, dos años después de haberse divorciado de su primer marido. Con Lessing, del que adoptaría el apellido para su carrera artística, tuvo otro hijo: Peter. Aquel segundo matrimonio tampoco fue bien y, en 1949, firmaron el divorcio.

Dejó a su dos hijos mayores en Rodesia

Ese mismo año, antes de cumplir los 30 años, se embarcó en un buque que navegaba hacia Inglaterra. Dejaba atrás dos maridos, a sus dos hijos mayores (algo que le ha hecho sentir culpable toda la vida) y se llevó sólo al más pequeño, una maleta con libros y ropa, 100 libras esterlinas y el manuscrito de su primera novela "Canta la hierba". Aquella extraordinaria narración, ambientada en una granja de Rodesia, que mostraba la ambigua, estrecha y letal relación entre una dama blanca y su criado negro fue muy bien recibida en los ambientes literarios. El Londres de la posguerra era un lugar difícil para una madre sola, pero enseguida contactó con escritores y artistas bohemios que frecuentaban los clubs del Soho. "El ambiente era muy atractivo, con gente maravillosa e ingeniosa. Podría haber estado en estos lugares todas las tardes, pero eso me hubiera hundido. Tenía una responsabilidad ineludible: no podía salir de noche, no podía permitirme pagar una canguro. Gracias a Dios", escribió. Su siguiente novela, "Marta Quest" (1958) fue un éxito y primera de las cinco obras de la serie "los hijos de la violencia": "Un casamiento convencional", "Al final de la tormenta", "Cerco de tierra" y "La ciudad de las cuatro puertas".

"El cuaderno dorado", una "biblia" feminista

Socialmente comprometida, Lessing militó tres años en el Partido Comunista británico, del que se salió en 1956, tras la invasión de Hungría, "cayendo como los demás en una profunda desconfianza hacia el mundo". Le indignó también que un partido "revolucionario" se reprodujeran los modelos de desigualdad de sexos. El drama de las militantes comunistas fue uno de los temas de "El cuaderno dorado", libro que, en 1960, se convertiría -pese  a la propia autora- en una de las "biblias" del emergente movimiento feminista. Pero el libro que le dio fama más allá de las fronteras del Reino Unido era mucho más que un texto de convicciones feministas. Novela escrita con la estructura de un complejo diario femenino, es la reflexión de una mujer que se interroga sobre los nuevos modelos sociales y sobre las exigencias y las contradicciones del amor, El libro recibió el Premio Médicis a la mejor novela extranjera y ha sido considerado una de las obras fundamentales de la literatura inglesa de los años 60 y 70. Durante esas décadas siguió interrogándose sobre la vida y la política con novelas como "Un hombre y dos mujeres", "En busca de un inglés", "Instrucciones para un descenso al infierno" o "El último verano de Mrs. Brown". También es autora de magníficos cuentos en los que, como en sus novelas, recrea temas como el miedo, la muerte, el dolor, el amor, el odio, la solidaridad... A partir de 1975, Lessing abordó el género de la ficción científica, a través del que construyó una alegoría del mundo sometido a la amenaza de la guerra nuclear.

En los años 80, esta mujer de inteligencia privilegiada, verbo apasionado y fama de mal carácter comenzó una lenta aproximación a la secta sufí y, tres años más tarde, ya bendecida por la fama y para probar la desidia del mundo editorial, envió a su editor dos novelas con el seudónimo de Jane Somers. Tanto "El diario de una buena vecina" como "Si la vejez pudiera" fueron rechazadas y publicadas en otra editorial con absoluta indiferencia de la crítica. En 1987, publicó "La buena terrorista", descripción de la vida cotidiana de una muchacha londinense que se integra en un grupo terrorista. 

Amante de los gatos, antipática y cocinera

Autora de una cuarentena de obras, ha escrito varios trabajos sobre gatos -unos animales a los que adora-, piezas teatrales y su autobiografía: "Dentro de mí" y "Un paseo por la sombra". En el 2001, esta mujer con tanta fama de huraña como de buena cocinera recibió el Premio Príncipe de Asturias, uno de los muchos galardones que le han concedido. Eterna candidata al Nobel de Literatura, en octubre de 2007 la Academia Sueca le otorgaba el codiciado premio "por su épica narrativa de la experiencia femenina". "No sé a qué se refieren con eso. Los hombres y las mujeres no son tan diferentes", aseguró, comentando con sarcasmo que le habían dado el premio porque "estoy muy mayor". A los 87 años, con su hijo Peter inválido y abuela de dos nietas que vivían en Sudáfrica, entregó una novela a su agente sobre sus padres, "Alfred y Emily". "Podría ser la última", dijo quien necesitaba de la escritura como del aire que respiraba.

Su salud se deterioró tras sufrir varios derrames cerebrales, de forma que no pudo ya viajar, y falleció en Londres el 17 de noviembre de 2013 a los 94 años.